Traducido del ruso para Rebelión por Josafat s. Comín |
De acuerdo con lo que establece el reglamento, el parlamento asume sus funciones, tras el informe del presidente del Tribunal Constitucional de la república, D.Pulbere, sobre los resultados de las elecciones, y la consiguiente ratificación de las actas de diputado. Sin embargo, el diputado más veterano del nuevo parlamento, representante del Partido Comunista de la República de Moldavia, I. Kalin, encargado por ley de conducir la primera sesión, no pudo, durante la mayor parte del tiempo ceder la palabra al ponente. El motivo fue, que la alianza de partidos liberales “Por la integración europea”, que obtuvo una ligera ventaja en el parlamento (53 votos contra los 48 de los comunistas), enseguida sometió a votación un nuevo orden del día, sobre la formación de la mayoría parlamentaria. Se consiguió mantener la legalidad, pero por poco tiempo.
El PCRM solicitó posponer para la sesión del 4 de septiembre la cuestión de la creación de grupos parlamentarios. La petición era ajustada a la ley. Durante ese plazo el Partido Comunista tenía la intención de mantener contactos para tratar el tema de la candidatura del nuevo presidente. Después de que I.Kalin anunciase el aplazamiento de la sesión hasta el día 4 de septiembre, los comunistas abandonaron el salón de plenos. Sin embargo, los representantes de la alianza liberal continuaron la deliberación y eligieron al nuevo presidente del congreso. El elegido fue Mihai Ghimpu, líder del Partido Liberal, quien convocó la siguiente sesión para el 2 de septiembre.
De este modo, la primera sesión parlamentaria arrojó como resultado 2 posibles variantes del desarrollo de los acontecimientos. La diferencia entre ellas consiste en que una de las variantes es legal (la propuesta de los comunistas), y la otra ilegal. Los comunistas no tardaron en anunciar que recurrirán ante los tribunales la elección del nuevo presidente del parlamento.
Todo parece indicar, que la crisis política en Moldavia lejos de solucionarse con la celebración de las elecciones anticipadas, no hace sino agravarse. Y por cuanto la alianza liberal -sin el respaldo de los comunistas- no tiene los votos necesarios para elegir a su candidato a presidente, único facultado para resolver la elección de primer ministro, lo más probable es que Moldavia esté condenada a convocar nuevas elecciones anticipadas. Por ley, solo podrían celebrase a principios del año que viene, y hasta ese momento las obligaciones de presidente seguirían siendo desempeñadas por Vladimir Voronin, y las de primer ministro por Zinaida Grechanaya. Hasta fin de año, el parlamento seguirá trabajando, aunque dudo mucho que ese trabajo pueda ser calificado como fructífero.
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