Elecciones legislativas en Grecia
El desgobierno griego abona el crecimiento de la extrema derecha
En plena campaña en Grecia, la inmigración se ha convertido en una cuestión candente, pero únicamente como reclamo electoralista para tratar de captar votos entre los ciudadanos más desideologizados y atemorizados por las consecuencias de la profunda crisis que atraviesa el país.
El Gobierno se
ha apuntado al discurso populista, incursionando por el campo de la
xenofobia, mediante los mensajes del ministro de Protección Ciudadana,
el socialista Mijalis Jrisojoidis, que igual propone «limpiar Atenas» de
la inmigración, que tilda a esta de «bomba de relojería para la salud
pública», cuando no acusa directamente a los extranjeros de
delincuentes.
En algunos barrios de la capital, donde la
población inmigrante es muy numerosa y las condiciones de vida cada vez
más duras, han comenzado a proliferar grupos fascistas que se ofrecen a
los vecinos para tareas de protección, al tiempo que mantienen
atemorizados a los inmigrantes a los que se acusa de robar y traficar
con droga.
«Al amparo de la crisis, y aprovechando las tensiones
sociales, la extrema derecha está introduciendo sus proclamas racistas
que calan en un buen número de personas», explica Jristos Plumidis,
vecino del barrio de Agios Pantelimonas. «Pero hay demasiado cinismo e
hipocresía, pues muchos de los que se quejan por la presencia de
inmigrantes -añade-, les alquilan pisos pequeños y en mal estado donde
viven hacinados».
Agios Pantelimonas es, precisamente, uno de los
baluartes del partido fascista Jrisi Avgi (Amanecer Dorado), al que los
sondeos de opinión conceden un preocupante incremento en su intención
de voto lo que podría permitirle superar el umbral del 3% necesario para
entrar en el Parlamento. Su presencia en la zona es palpable: pintadas,
carteles, pegatinas... Pero también lo es su respaldo social. En
declaraciones realizadas a Efe, Ilyas Panayotaros, portavoz y candidato a
diputado por este partido, aseguró que sus militantes «participan
junto a otros ciudadanos en los grupos de autodefensa. (los inmigrantes)
Nos han invadido y nos quitan los trabajos. Si conseguimos el poder,
deportaremos a todos inmediatamente y sellaremos de nuevo las fronteras
con minas, vallas eléctricas y más guardias».
El 17 de marzo un
fuerte contingente policial impidió que unos 2.000 manifestantes,
convocados por organizaciones antifascistas y de derechos humanos,
llegarán hasta la plaza del barrio. Allí unos 50 miembros de Jrisi Avgi,
junto a algunos vecinos los esperaban mientras otro pequeño grupo
patrullaba las calles.
Renacer del fascismo
Fundado
en 1993 por el ex oficial de las unidades especiales del Ejército
Nikolaos Mijaloliakos, Jrisi Avgi mantiene vínculos con otros
movimientos neonazis a nivel europeo y, según las denuncias de varios
diarios y diputados griegos, con elementos de la Junta Militar depuesta
en 1974 e incluso con grupos dentro de la actual Policía. Mijaloliakos,
condenado a un año de prisión por tenencia ilegal de armas y explosivos
en 1979, tiene además vínculos familiares en la cúpula del Ejército y en
la judicatura y es concejal del Consejo Municipal de Atenas, tras las
elecciones locales de 2010.
El partido, que se define como
nacionalsocialista y defiende la supremacía de la raza blanca y de la
nación griega, «cuenta con una fuerte presencia en el seno del cuerpo de
la Policía -señala a GARA el jurista Yiannis Rachiotis-, que es en la
actualidad una institución más fuerte y numerosa que el Ejército». Según
los datos facilitados por este abogado, el ratio de policías por cada
100.000 habitantes sería en estos momentos de 1.000, una cifra muy alta
que se ha doblado desde 2009 y que triplica a la media de la Unión
Europea. «Muchos mandos del Ejército fueron juzgados tras la dictadura
de la Junta Militar y por ello perdió gran parte de su poder, pero la
Policía nunca fue depurada y ha llegado a convertirse en un peligroso
reducto de la extrema derecha», advierte Rachiotis.
Hasta ahora
el apoyo electoral recibido por Jrisi Avgi había sido mínimo: 23.500
votos en las elecciones europeas de 2009 (un 0,46%) y algo más de 19.000
en las generales del mismo año (0,29%). Pero en las municipales de 2010
llegó a obtener un 5,29% de los sufragios en Atenas y de cara a las
legislativas del próximo domingo, 6 de mayo, podrían hacerse con una
decena de escaños en el Parlamento.
Un expediente de violencia
El
partido cuenta con un negro historial, iniciado por algunos de sus
militantes en la guerra de Bosnia-Herzegovina donde participaron en la
matanza de 8.000 bosnios musulmanes según denunció el diario
«Eleftherotipia» en marzo de 2011. Además, han sido numerosas las
detenciones de sus miembros por agresiones a inmigrantes, izquierdistas y
los intentos de asesinato de un profesor universitario y dos
estudiantes. En muchos casos se ha documentado la participación de
policías de paisano en sus batidas racistas, así como la permisividad de
los tribunales a la hora de juzgar.
El endurecimiento de las
políticas neoliberales impuestas desde Bruselas no solo ha empeorado las
condiciones de vida de todos los ciudadanos, sino que ha favorecido el
auge de organizaciones fascistas y, consecuentemente, el aumento de las
agresiones racistas. De acuerdo con el estudio realizado durante tres
meses en el centro de Atenas por el Comité de Derechos Humanos de
Grecia, el ACNUR y más de una docena de organizaciones sociales, los
ataques violentos contra inmigrantes provienen en su inmensa mayoría de
bandas organizadas y no de individuos aislados.
De los 63
incidentes documentados entre octubre y diciembre del pasado año, 51
fueron realizados por grupos de asaltantes. De ellos, en 18 casos los
agresores fueron identificados como miembros de la organización de
extrema derecha y en otros 18 las víctimas denunciaron haber sido
atacadas por policías. Un total de 43 personas sufrieron heridas, 10 de
las cuales tuvieron que ser hospitalizadas.
Los incidentes se
registraron en las zonas del centro de Agios Pantelimonas, Omonia y la
Plaza de Attikis. Las áreas donde más sube el apoyo a Jrysi Avgi.
Campos de concentración
En
el terreno electoral, quien más parece estar sufriendo este acoso es la
formación ultranacionalista Alerta Popular Ortodoxa (LAOS) de Yorgos
Karatzaferis. De tener 15 diputados y haber formado parte de la
coalición de Gobierno, podría quedar fuera del Parlamento tras las
próximas elecciones.
Desde sus inicios en 2000, LAOS fue el
referente de la extrema derecha y el sentimiento nacionalista más
reaccionario. Con el tiempo, Karatzaferis ha ido moderando y adecuando
su discurso populista a la consecución de objetivos electorales. En este
sentido, su abandono del Gobierno, para tratar de frenar la caída que
le auguraban los sondeos, no ha servido para mejorar el sombrío futuro
que parece aguardarle. Tampoco su propuesta contra la inmigración,
basada en la salida de Grecia de la zona Schengen y la entrega de
documentos de viaje a los extranjeros «sin papeles» para que puedan ir a
los países más ricos de la UE.
A su vez, los partidos que
componen la coalición de Gobierno están tratando de recabar votos a su
derecha, en vista de la sangría que ee avizora por su flanco izquierdo.
Su plan contra la inmigración se centra en la creación, en los próximos
dos años, de 30 centros de detención para inmigrantes, como paso previo a
su deportación. El ya citado ministro de Protección Ciudadana, Mijalis
Jrisojoidis, consideró hace unos días que, de ese modo, demostraban «no
estar dando falsas promesas a las comunidades locales y que vamos a
resolver el problema de la inmigración», afirmando ante los gobernadores
de nueve regiones del país, a los que pidió su colaboración, que debían
unirse para hacer frente a lo que describió como «un problema
nacional». Las autoridades locales, sin embargo, se mostraron reacias a
que esos campos de prisioneros sean ubicados en sus territorios y en
algunos municipios ya han tenido lugar serias protestas de rechazo a tal
pretensión.
El anuncio tampoco convenció ni a los partidos de
extrema derecha ni a los de izquierda. Un comunicado realizado por el
Partido Comunista de Grecia (KKE) calificaba estos centros como «campos
de concentración para inmigrantes» y denunciaba que la iniciativa
gubernamental forma parte «de la ofensiva implacable más general contra
los derechos de los trabajadores griegos y extranjeros» para, de ese
modo, «acabar con las manifestaciones y las movilizaciones del
movimiento popular». Incluso el semanario liberal «Athens News» advertía
de que, si bien el plan constituye «una advertencia razonable» para
mantener a los inmigrantes lejos de las áreas donde tendrían lugar las
redadas, estas no constituían ninguna evidencia de lo que debía ser «una
política racional e integral sobre la inmigración».
Por su
parte, ONG como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han
denunciado en repetidas ocasiones las condiciones «infrahumanas» en que
se interna a los inmigrantes en Grecia. El KKE rechaza el
encarcelamiento masivo de personas «bajo condiciones de vida
inaceptables e insoportables, durante un período máximo de 18 meses, a
pesar de que la mayoría de ellos quieren ir a otros estados de la UE
pero permenecen atrapados en Grecia debido al Acuerdo de Schengen y al
Reglamento Dublín II». Se calcula que existe algo más de un millón de
personas en situación irregular viviendo en el país.
Arrestos masivos
Poco
después del anuncio ministerial, se pusieron en marcha redadas raciales
a gran escala en el centro de Atenas, llevadas a cabo por una unidad
especial de reciente creación compuesta por 200 agentes, a los que se
unirán otro millar de uniformados.
Los primeros tres días la
Policía realizó unas 2.000 detenciones, que contribuyeron a aglomerar
los ya masificados -y escasos- centros de detención, y de los que
periódicamente se les deja salir con una orden de dejar el país por sus
propios medios.
Fuente: Rebelion.org