martes, 31 de octubre de 2023

En Argentina se desarrolla nuevas vacunas contra enfermedades infecciosas




La Red Argentina de Vacunas de Interés Nacional para Enfermedades Infecciosas (RAVINEI) da sus primeros pasos con una buena noticia: en un artículo publicado en la revista NPJ Vaccines, parte de sus integrantes demostraron en animales la eficacia de su innovadora vacuna contra el SARS-CoV-2 (bautizada CoroVaxG.3-D.FR), que se basa en usar como vectores a adenovirus modificados por ingeniería genética.

Se trata de la misma plataforma que van a utilizar también para el desarrollo, en los próximos cuatro años, de otras vacunas de interés regional y mundial: una combinada contra COVID-19 e Influenza (inhalable), una contra chikungunya y otra contra fiebre amarilla (inyectables).

“Basados en la experiencia de más de 20 años de nuestro grupo en el uso de vectores adenovirales para terapia génica en cáncer, cuando irrumpió la pandemia nos enfocamos en adaptarlos para diseñar una vacuna que protegiera contra COVID-19. Así, avanzamos con una candidata que, tras ser testeada en animales de laboratorio, demostró que protege de la enfermedad severa, neutraliza al virus –incluso a la variante Ómicron BA.1– y evita su diseminación a otros órganos como el cerebro”, aseguró Sabrina Vinzón, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Terapia Molecular y Celular (LTMC) de la Fundación Instituto Leloir y autora principal del estudio recientemente publicado.

“Este trabajo nos ha permitido establecer una plataforma vacunal apta no sólo para COVID-19, sino también para otras enfermedades infecciosas, algo que se suma a nuestra investigación en cáncer”, agregó el investigador del CONICET Osvaldo Podhajcer, jefe del LTMC y coordinador de la RAVINEI, que está integrada por el grupo COVAC, que reúne a investigadores de la FIL, del Hospital Italiano de Buenos Aires y del ANLIS (Instituto Malbrán e Instituto Maiztegui, de Pergamino).

La Red Misionera de Vacunas para Enfermedades Infecciosas de Interés Provincial (REMIVIP), cuyo investigador responsable es Andrés Ruuth, del Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio), en Puerto Iguazú; y el grupo de Tecnología Farmacéutica y del Aerosol de la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPIQUI), que depende del CONICET y la Universidad Nacional del Sur (UNS), en Bahía Blanca, a cargo de María Verónica Ramírez-Rigo.

La RAVINEI fue uno de los 23 proyectos seleccionados por un grupo de expertos entre los 149 que se presentaron a una convocatoria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT) y surgió como una respuesta a la creciente amenaza que implican para la salud pública y las economías de todo el mundo las enfermedades virales zoonóticas (transmitidas de animales a seres humanos).

Esto quedó demostrado con la reciente pandemia provocada por SARS-CoV-2, el récord de casos y muertes producidas en nuestro país por el dengue este año y los brotes de mpox (viruela símica) registrados en 2022 en diferentes partes del mundo. A eso hay que agregarle el peligro que representan otras enfermedades infecciosas: sin ir más lejos, se estima que las epidemias anuales de gripe estacional provocadas por el virus de la influenza causan entre 3 y 5 millones de casos de enfermedad grave y entre 290.000 y 650.000 muertes en todo el mundo.

Lo que se viene

Desde la primera vacuna con la que contó la humanidad –para tratar la viruela, allá por 1796–, a lo largo de la historia surgieron nuevas tecnologías que dieron lugar a otros desarrollos exitosos: mientras las de primera generación apelaron al uso de virus atenuados o inactivados, las de segunda generación se basaron en utilizar partes específicas del germen (proteínas, por ejemplo) para disparar la inmunidad.

Pero la pandemia de COVID-19 impulsó una tercera generación de vacunas, que está basada principalmente en el uso de vectores virales (sobre todo adenovirus) y ARNm encapsulado.

“De las 11 vacunas aprobadas por la OMS para uso de emergencia contra el SARS-CoV-2, cinco son de tecnologías tradicionales, dos de ARN mensajero y cuatro de vectores adenovirales”, señaló Podhajcer.

Por su parte, María Verónica López, investigadora de CONICET en el LTMC, coautora principal del estudio publicado en NPJ Vaccines y miembro de COVAC, añadió: “Nuestra amplia experiencia en el uso de vectores adenovirales en cáncer muestra que éstos son fáciles de modificar genéticamente, se pueden fabricar de manera rápida y económica, son relativamente seguros e inmunogénicos en humanos y, lo que es muy importante, no requieren almacenamiento en cadena de ultra frío”.

Para el investigador de CONICET en el LTMC, Eduardo Cafferata, también coautor principal del estudio y miembro de COVAC, “eso los convierte en una plataforma ideal para una distribución equitativa global o para su almacenamiento”.

Es por eso que el grupo del LTMC se focalizó en esa tecnología para el desarrollo de CoroVaxG.3-D.FR, una vacuna inyectable contra COVID-19 que, según el artículo en NPJ Vaccines, usada como refuerzo “podría brindar una inmunización amplia y de larga duración contra algunas variantes del SARS-CoV-2, incluida Ómicron, y además sería una buena candidata para aquellas personas que todavía no recibieron ninguna dosis”.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hasta septiembre de este año apenas el 35,5% de la población de países de bajos ingresos había recibido al menos una dosis contra la enfermedad.

La RAVINEI busca seguir capitalizando el avance alcanzado y ahora se propone generar una vacuna inhalable y combinada contra SARS-CoV-2 e Influenza, dos diferencias con la vacuna ARVAC Cecilia Grierson, recientemente aprobada por la ANMAT contra el COVID-19. Además, avanzará con otras dos vacunas, en estos casos intramusculares, para fiebre amarilla y chikungunya.

Como los virus de la Influenza y del COVID-19 se transmiten a través de las vías respiratorias, no son pocos los esfuerzos por buscar generar inmunidad en la propia mucosa nasal. De hecho, ya se aprobaron al menos dos vacunas para COVID-19 intranasales en China e India y existen cerca de 100 en testeo, de las cuales 20 están en fases clínicas; además, hay estudios clínicos de fase 2 terminados con una vacuna inhalable para Influenza.

“En todos los casos se trata de vacunas basadas en vectores adenovirales. Aunque aún se necesitan más estudios para confirmar su eficacia y seguridad, el desarrollo de vacunas inhalables para COVID-19 e Influenza podría tener un gran impacto en la prevención de estas enfermedades y en la reducción de su propagación. Aspiramos a generar una respuesta inmune más amplia, efectiva y duradera, que dará la posibilidad de aumentar los intervalos de vacunación entre las dosis recomendados en la actualidad”, resaltó Podhajcer. Y añadió: “Esta necesidad es reconocida por expertos a nivel global y está comprobado que para vacunas inhalables nuestra plataforma de adenovirus es superior, incluso, a las de ARNm. Se considera que son el futuro de la nueva generación de vacunas inhalables”.

En cuanto a fiebre amarilla y chikungunya, si bien son enfermedades relevantes en la región, lo cierto es que a nivel mundial no son consideradas prioritarias. “En el caso de la primera, existe una vacuna desde la década del ‘40 pero al basarse en un virus atenuado presenta una serie de contraindicaciones que hacen que se desaconseje su administración a embarazadas y lactantes, personas inmunocomprometidas y aquellos con hipersensibilidad a las proteínas de huevo de pollo”, resaltó Vinzón, co-coordinadora de la RAVINEI. Y agregó: “Además, los grandes brotes se caracterizaron por problemas con la insuficiente oferta de vacunas, ya que los fabricantes dependen de procesos tradicionales lentos que les impiden aumentar la producción”.

Para chikungunya todavía no existen vacunas en el mercado ni tratamientos disponibles, pero según los expertos de la RAVINEI ya se ha demostrado que los vectores adenovirales constituyen una tecnología ventajosa para enfrentarlo.

“En base a toda la experiencia ganada por nuestro grupo en estos años, tenemos la convicción de que hemos logrado una plataforma acorde a las necesidades para generar vacunas innovadoras contra cuatro virus que son de alto impacto”, concluyó Podhajcer.

Del artículo publicado en NPJ Vaccines también participaron Paula Berguer, Ariadna Soto, Diego Viale, Jimena Afonso y Mauro Heitrich (FIL); los grupos dirigidos por Alexis Edelstein, Elsa Baumeister y Andrea Pontoriero, donde participaron también Luciana Vázquez, Leonora Nusblat, Ariel Vilardo, Martín Avaro, Estefanía Benedetti, Mara Russo y María Dattero (ANLIS-Malbrán); el grupo dirigido por Hugo Ortega junto a Eduardo Belotti y Natalia Salvetti (Centro de Medicina comparada de la Universidad del Litoral, Santa Fe); Alejandro Cristofalo y Lisandro Otero (Universidad Nacional de San Martín y Universidad Nacional de Río Cuarto); y Mauricio Carobene (UBA). Colaboración destacada: Maximilano Sánchez Lamas, de la start up Vaxinz.

La investigación fue financiada por la Agencia I+D+i, a través de un subsidio de Fonarsec y un PICT-O. (Agencia CyTA-Leloir).



El proyecto nuclear CAREM, en su “última milla”
La Comisión Nacional de Energía Atómica y la empresa Nucleoeléctrica, encargada de administrar las centrales nucleares del país, firmaron un acuerdo para la finalización y puesta en marcha del reactor modular.


El reactor modular CAREM, en su "última milla".


La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) firmaron un convenio marco de asistencia técnica para desarrollos vinculados al CAREM, el reactor modular pequeño que fue diseñado y está siendo construido en la Argentina. En el contexto de ese acuerdo, además se rubricó un primer contrato para que NA-SA provea servicios de apoyo al proyecto CAREM.

El proyecto ingresó en “la última milla” de su desarrollo tecnológico, una metáfora que se utiliza a nivel mundial para evaluar la madurez de cualquier proyecto que pretende avanzar desde el laboratorio a la ciencia aplicada.

El convenio marco fue firmado este miércoles por la presidenta de la CNEA Adriana Serquis y el presidente de NA-SA José Luis Antúnez. “Este acuerdo potencia las capacidades propias del proyecto CAREM, porque le suma las capacidades de NA-SA. La empresa estatal participará en la puesta en marcha, el entrenamiento de operadores y muchos otros aspectos que son necesarios para que este proyecto se convierta en realidad. Nos alegra mucho poder contar con la experiencia que tiene NA-SA por estar operando las centrales nucleares Atucha I y II y Embalse”, subrayó Serquis.

Acuerdo

Por su parte, Antúnez destacó: “Nucleoeléctrica Argentina nació de CNEA y este convenio tiene una gran relevancia, porque estamos ayudando a concretar algo que hubiera sido un sueño hace 50 años, que es el primer reactor diseñado y construido totalmente en la Argentina. Esta es la prueba de la madurez del sector nuclear argentino”.

El “Convenio Marco de Asistencia Técnica entre la CNEA y NASA”, que tendrá una duración de dos años prorrogables de común acuerdo, brinda el marco general para celebrar contratos en forma directa entre ambas instituciones para desarrollos vinculados al CAREM, dando cumplimiento a lo establecido por el artículo 17 de la Ley 26.566/2009.




En sus considerandos, el convenio indica que “la permanente interacción de los grupos de trabajo de la CNEA con los de NASA ha permitido desarrollar metodologías de trabajo ágil, económico y eficiente”, y que los resultados obtenidos de esa interacción representan beneficios para ambas partes, “tanto en la solución concreta de desafíos complejos como en la aplicación del conocimiento y generación de nuevas tecnologías, redundando en un uso más eficiente de los recursos del Estado Nacional”.

Estudios para poner en marcha el CAREM

Entre las tareas más relevantes que se podrán realizar en el marco de este acuerdo se incluyen: estudios, análisis y cálculos para el desarrollo de las Centrales CAREM; supervisión en las especialidades de ingeniería; redacción y revisión de documentación técnica, como por ejemplo especificaciones de equipamiento; armado de procedimientos; asesoramiento en medidas de control, buenas prácticas y lecciones aprendidas; análisis de riesgos y oportunidades; determinar necesidades de capacitación y eventualmente brindarlas, y asesoramiento en temas de licenciamiento.

Las principales áreas de impacto serán instrumentación y control, ingeniería mecánica, montaje electromecánico, pre-comisionado y comisionado, programación, protección radiológica, puesta en marcha y operación, simulaciones, sistema eléctrico y termohidráulica.

Este mismo miércoles, Antúnez y la gerenta de Área del Proyecto CAREM Sol Pedre, firmaron el primer contrato en el marco del convenio, para la provisión de “servicios de asistencia técnica en ingeniería para dar soporte a las previsiones de diseño, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de Centrales Nucleares CAREM”.

Última etapa

Este primer contrato estará coordinado por el ingeniero Ignacio de Arenaza gerente de Ingeniería del proyecto CAREM, y por el ingeniero Martín Cotignola, de la Unidad de Gestión de Proyectos Nucleares de NA-SA, que oficiarán de representantes técnicos.

El contrato abarca un amplio rango de tareas que el CAREM irá solicitando en la medida que la evolución del proyecto lo requiera. La idea es aprovechar y aprender de la experiencia que NA-SA ha ido recogiendo tanto en operación y mantenimiento de las centrales argentinas, como también en ingeniería durante los procesos de finalización y puesta en marcha de la central Atucha 2 y de extensión de vida de la central Embalse.

“Para nuestro proyecto, esto es un avance muy importante -aseguró el ingeniero de Arenaza-. Estamos fortaleciendo los vínculos institucionales con una utility que cuenta con una gran experiencia en cuestiones de operación y puesta en marcha de centrales nucleares, que son algunos de los principales ejes sobre los que nos puede transmitir conocimiento y asistencia técnica”.



domingo, 29 de octubre de 2023

Los “planetas fantasmas” que resultaron no existir
Algunas eran ideas plausibles que terminaron resultando erróneas, mientras que otras resultaron ridículas desde el principio.
por Stephen Luntz


¿Qué pasó con los "planetas fantasmas", los que alguna vez existieron y los que nunca existieron? Crédito de la imagen: The Light Lab/Shutterstock.com

Los antiguos conocían cinco planetas, objetos que se movían contra el fondo de las estrellas, sin contar el Sol y la Luna. Copérnico reveló que la Tierra era en realidad uno de ellos, diferenciada sólo por nuestra presencia aquí, pero se mantuvo la suposición de que esto era todo lo que había, dejando de lado a los cometas.

Luego, en 1781, William Herschell sorprendió a los astrónomos (y deleitó a generaciones de niños de 12 años) al descubrir Urano. De repente, la posibilidad de que hubiera más mundos por encontrar estaba en la agenda. Todos los que tenían un telescopio querían seguir los pasos de Hershell. Además del descubrimiento genuino de Neptuno, algunos comenzaron a ver, o a deducir erróneamente, mundos que no existían.

Vulcano

A diferencia de Urano, Neptuno no fue encontrado por casualidad. En cambio, los astrónomos notaron que el descubrimiento de Herschell no se ajustaba a la órbita esperada. En cambio, se movía como afectado por otra fuerza gravitacional además de Júpiter, Saturno y el Sol.

Después de haber ayudado a localizar a Neptuno calculando la ubicación donde debería estar dicho objeto, el matemático Urbain Le Verrier recurrió al otro objeto que aparentemente desafiaba las predicciones orbitales: Mercurio.

Le Verrier no fue el primero en argumentar que el movimiento de mayor aproximación de Mercurio al Sol podría ser causado por un planeta que orbita aún más cerca del Sol, pero lo hizo con más rigor y credibilidad. Naturalmente, un objeto así sería muy difícil de ver, ya que probablemente nunca aparecería en un cielo verdaderamente oscuro desde nuestra perspectiva, razonó Le Verrier, explicando por qué nadie lo había encontrado todavía. En 1859, Edmond Lescarbault afirmó haber visto un objeto transitando a través de la faz del Sol, como lo hacen Venus y Mercurio, lo que llevó a Le Verrier a declarar justificada su predicción y llamar al planeta "Vulcano".


Representación de 1846 del Sistema Solar interior, incluido el planeta inexistente Vulcano. Crédito de la imagen: Lith. de E. Jones & G.W. Newman - Biblioteca del Congreso

Sin embargo, búsquedas posteriores no lograron encontrarlo, a pesar de numerosos tránsitos reportados, y Einstein demostró que su existencia era innecesaria, ya que la deformación del espacio predicha por la Relatividad General podría tener el mismo efecto.

Sin embargo, no llores demasiado por Vulcano, al menos Star Trek le dio una especie de inmortalidad al usar el nombre del planeta natal de Spock. La categoría Vulcanoides ha sido reservada por la Unión Astronómica Internacional en caso de que se descubra algún asteroide con órbitas enteramente dentro de la de Mercurio.

Nibiru

Vulcano fue especulativo, pero parece ciencia sólida en comparación con Nibiru. Propuesto por primera vez por Zecharia Sitchin en 1976 como el hogar de los antiguos astronautas que ayudaron a las primeras civilizaciones a hacer todas las cosas que los historiadores de mediados del siglo XX no podían explicar, como la construcción de pirámides, Nibiru fue rápidamente desacreditado tanto por astrónomos como por historiadores.

Originalmente propuesto como pasando la mayor parte de su tiempo orbitando mucho más allá de Neptuno, Nibiru tuvo un breve resurgimiento hace unos 15 años cuando se conectó con ideas de que el mundo terminaría en 2012, basadas en interpretaciones erróneas del calendario maya. Algunos de los que se subieron al carro en ese momento, incluso publicaron fotografías en las redes sociales de un objeto que afirmaban ser Nibiru, lo colocaron entre la Tierra y el Sol, posiblemente incluso dentro de la órbita de Mercurio.

Nunca hubo la más mínima evidencia de Nibiru, pero las ventas de libros sobre él hicieron a Sitchin extremadamente rico. Sin duda, algunos de los que revivieron sus ideas también ganaron bastante dinero con sus seguidores crédulos, por lo que no fue del todo en vano.

Antichthon (Contra-Tierra)

Hay un lugar en el Sistema Solar aún más difícil de observar que la región cercana al Sol, del que al menos podemos vislumbrar durante los eclipses. Ese es el lado opuesto del Sol desde dondequiera que esté la Tierra. Hasta el desarrollo de las misiones espaciales, si hubiera habido un planeta que tardara un año en orbitar y estuviera ubicado a 180 grados de la Tierra, no lo habríamos sabido.

Nunca hubo ninguna razón para creer que existiera un planeta así. Después de todo, si alguno de los otros planetas tuviera una contraparte opuesta a ellos, lo veríamos. En cambio, lo único que hemos encontrado son los asteroides troyanos de Júpiter, que comparten su órbita 60 grados hacia adelante o hacia atrás, y algunos hacen lo mismo con la Tierra y otros planetas.

Sin embargo, la idea se propuso hace 2.500 años como parte de un modelo astronómico bastante extraño en el que la Tierra, el Sol y un planeta llamado Antichthon orbitaban alrededor de un "fuego central" que de alguna manera nadie había logrado detectar.

Después de Copérnico, la idea fue revivida por entusiastas de los OVNIs que buscaban una fuente de platillos voladores que no estuviera a una distancia improbable. Algunos escritores de ciencia ficción hicieron uso del concepto, sobre todo como la ubicación de la casa de Superman, Krypton.

Muchas sondas espaciales han visitado lugares que deberían permitirles ver Antichthon si existiera: como era de esperar, ninguna lo ha hecho.

Faetón

Si bien Vulcano, Nibiru y Antichton resultaron ser completamente imaginarios, otro "planeta fantasma" tiene un poco más de sustancia. Los astrónomos habían notado durante mucho tiempo un patrón en las órbitas de los planetas, en el que la distancia entre cada uno de ellos aproximadamente se duplicaba, aparte de una brecha entre Marte y Júpiter. Esto finalmente fue codificado en la Ley de Bode.

Un grupo que se hacía llamar Policía Celestial se propuso llenar el vacío encontrando un planeta desaparecido con un radio orbital aproximadamente 2,8 veces mayor que el de la Tierra. Fueron recompensados con el descubrimiento del planeta enano Ceres, casi perfectamente ubicado, pero decepcionantemente pequeño. Siguieron muchos otros asteroides, muchos de ellos con órbitas bastante similares a las de Ceres, pero aún más pequeñas.


Ambos hemisferios de Ceres vistos por la nave espacial Dawn. El miembro más grande del cinturón de asteroides, pero aún no es un planeta. Crédito de la imagen: NASA/JPL-Caltech/UC:A/MPS/DLR/IDA

Esto llevó a la idea de que alguna vez hubo un planeta en esta órbita, designado provisionalmente Phaëton, que había corrido algún destino desafortunado, posiblemente una advertencia a la Tierra.

Una vez más, la idea ha demostrado ser popular entre aquellos que no son demasiado aficionados a la evidencia y una premisa útil para los escritores de ciencia ficción.

Ahora sabemos que la gravedad de Júpiter impidió que se formara un planeta donde ahora se encuentra el cinturón de asteroides principal y, por lo tanto, Ceres, Vesta y el resto nunca formaron parte de un planeta común. Algo sorprendente, dada la cantidad de asteroides que hay en el cinturón, incluso si todos hubieran logrado combinarse, todavía habrían sido demasiado pequeños para contarlos como un planeta según las definiciones actuales.

Plutón

Aquí es inevitable la controversia, ya que muchas personas continúan resistiéndose al voto de 2006 de la Unión Astronómica Internacional para degradar a Plutón del estatus planetario. No tiene sentido repetir el debate aquí. 

Planeta X

Durante más de un siglo, se ha propuesto un planeta más allá de Neptuno, impulsado inicialmente por características inesperadas de la órbita del propio Neptuno, y luego por patrones en las órbitas de cometas y asteroides. Inicialmente se pensó que Plutón era lo que buscaban los astrónomos, pero pronto se reconoció que era demasiado pequeño.

Los tamaños y órbitas de los planetas propuestos han variado con el tiempo, desde objetos de masa similar a la de la Tierra hasta mundos gigantes mucho más alejados del Sol. Se propuso que una versión, Nemesis, tuviera una órbita de 26 millones de años. Existe una gran posibilidad de que al menos una de estas ideas sea real, pero es poco probable que todas lo sean, por lo que en algún lugar entre la mezcla es casi seguro que haya un fantasma, posiblemente varios.



jueves, 26 de octubre de 2023

Funcionarios estadounidenses y chinos se reúnen para discutir la seguridad espacial
por Jeff Foust


Objetos espaciales y desechos orbitales alrededor de la órbita terrestre. Crédito: Kayhan Space


Funcionarios estadounidenses y chinos se reunieron recientemente para discutir datos de conciencia situacional espacial (SSA), parte de esfuerzos más amplios de Estados Unidos para comprender mejor los sistemas nacionales SSA emergentes.

Sandra Magnus, ingeniera jefe del Sistema de Coordinación de Tráfico para el Espacio de la Oficina de Comercio Espacial, o TraCSS, dijo que el jefe de la oficina, Richard DalBello, se reunió con sus homólogos chinos al margen del Congreso Astronáutico Internacional en Bakú, Azerbaiyán, a principios de este mes. 

DalBello “recientemente tuvo muy buenas conversaciones con sus homólogos chinos en la reunión del IAC en Bakú”, dijo durante un panel de discusión en la conferencia ASCEND de la AIAA aquí el 23 de octubre, y luego afirmó que no tenía detalles sobre el fondo de las discusiones.

Esas conversaciones, dijo, estaban vinculadas a discusiones sobre la creación de una “red federada” de proveedores regionales de SSA, lo que requiere comprender qué datos tienen para ofrecer. "Uno de los cargos de la Oficina de Comercio Espacial es salir y comenzar a intentar dialogar con algunas de estas organizaciones y descubrir dónde está el terreno mutuo que podemos encontrar en el contexto de la seguridad" en términos de qué datos se pueden compartir y cómo.

"TraCSS visualiza el futuro de SSA como un sistema globalmente federado de proveedores con una serie de centros nacionales o regionales interconectados que proporcionen información y servicios de SSA a operadores de naves espaciales", dijo DalBello en una declaración a SpaceNews el 24 de octubre. "Los primeros pasos en implementar tal visión sería participar en un amplio diálogo internacional centrado en estándares y mejores prácticas, y este diálogo debería coordinarse con el trabajo en curso de las Naciones Unidas sobre la sostenibilidad a largo plazo”.

DalBello ha señalado anteriormente el desarrollo de otros sistemas nacionales de SSA. "No estamos solos en esto", dijo durante una sesión de la Conferencia AMOS en Hawaii en septiembre. Están surgiendo sistemas como el de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EU SST) para brindar servicios similares a los que ha estado ofreciendo el gobierno de Estados Unidos. Describió la SST de la UE como “la primera de lo que será una proliferación de sistemas internacionales de SSA”.

Un desafío de cooperar e intercambiar datos con otros sistemas nacionales SSA, dicen funcionarios de la industria, es correlacionar esos datos de una manera útil, particularmente cuando ofrecen diferentes posiciones de objetos espaciales. Esto va más allá de simples protocolos de intercambio de datos y abarca una comprensión más profunda de cómo se recopilan y analizan los datos de la SSA.

La reunión en el IAC, dijeron las fuentes, surgió de una visita a China de la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo, a finales de agosto. En una lectura de una reunión entre Raimondo y He Lifeng, viceprimer ministro de China, el Departamento de Comercio dijo que los dos discutieron temas que incluían el "comercio espacial", una aparente referencia al trabajo de la Oficina de Comercio Espacial en TraCSS ya que hay poca actividad espacial comercial entre ambos países. Las fuentes dijeron que no hay planes para reuniones adicionales.

Las comunicaciones entre Estados Unidos y China en materia de coordinación del tráfico espacial han sido limitadas en los últimos años. Los funcionarios estadounidenses se han quejado públicamente de que, si bien han proporcionado, como cortesía, advertencias conjuntas a China sobre acercamientos de objetos espaciales a naves espaciales tripuladas chinas, rara vez reciben un reconocimiento.

En diciembre de 2021, el gobierno chino presentó un mensaje diplomático conocido como nota verbal ante las Naciones Unidas, quejándose de que en dos ocasiones la nave espacial Starlink pasó cerca de la estación espacial Tiangong de China, creando lo que afirmó era un peligro para la seguridad de los vuelos espaciales. Estados Unidos respondió con su propia nota verbal en enero de 2022, diciendo que había llegado a la conclusión de que los acercamientos cercanos no representaban una amenaza para la seguridad de Tiangong.

China, en su nota, afirmó que se había puesto en contacto con funcionarios estadounidenses varias veces por correo electrónico pero nunca recibió respuesta. Estados Unidos respondió que “no tenía conocimiento de ningún contacto o intento de contacto por parte de China” sobre el incidente antes de que China presentara su nota verbal.



Con un aporte del Ministerio de Ciencia avanza el proyecto del satélite universitario de la UNLP
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación otorgó un subsidio extraordinario por la suma de 80 mil dólares destinados a cubrir parte del costo del servicio de lanzamiento a órbita del USAT I, un pequeño satélite desarrollado por el Centro Tecnológico Aeroespacial de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata.




La adquisición de este servicio permitirá el cumplimiento de la misión, la validación en órbita de todas las tecnologías desarrolladas y la generación de herencia de vuelo para todos los componentes utilizados. El resultado de este proyecto será el desarrollo de tecnología satelital propia para su uso en misiones de pequeños satélites, compatible con el estándar CubeSat.

El lanzamiento a órbita del USAT I que se llevará a cabo en Estados Unidos, y aún no tiene una fecha establecida, es una parte crítica del proyecto, ya que será lo que permita la validación en vuelo de las tecnologías desarrolladas.




El acto de entrega del subsidio fue encabezado por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus. Estuvieron presentes el presidente de la UNLP, Martín López Armengol y el decano de la Facultad de Ingeniería, Marcos Actis, entre otros funcionarios e investigadores.

Durante la actividad, el ministro Filmus felicitó y destacó la pasión del equipo de estudiantes, docentes e investigadores para llevar adelante este desarrollo propio y señaló: “Todos los temas que la UNLP toma tienen que ver no solo con el avance del conocimiento, sino también con una necesidad y preocupación por las necesidades concretas de las y los bonaerenses, como ser la economía popular, los temas relacionados con la vivienda, la vacuna, la ciencia y tecnología, y eso genera una cultura de trabajar para resolver los problemas de desarrollo territorial”.

El titular de Ciencia finalizó: “La Universidad de La Plata tiene una combinación excepcional entre publicaciones, desarrollo de investigación básica y este tipo de proyectos de tecnología aplicada que son muy competitivos, además de la preocupación por los problemas de su entorno”.




Por su parte, López Armengol felicitó a la Facultad de Ingeniería y valoró “la enorme trascendencia que tiene el desarrollo de este satélite para la Universidad de La Plata y para todo nuestro sistema científico. 

El USAT I es una clara muestra de la capacidad y el talento de nuestros estudiantes, docentes y profesionales formados en la Universidad Pública”.

El titular de la UNLP agradeció especialmente al ministro Filmus y remarcó que “para que este tipo de iniciativas se hagan realidad se requiere -además del conocimiento y la capacidad- de un Estado que acompañe y financie estos proyectos que resultan estratégicos para el desarrollo de nuestra nación”.

El USAT I es el primero de una serie de 5 CubeSat que tiene proyectado construir la Facultad de Ingeniería. En este caso, se trata de un CubeSat 3U, es decir, un pequeño satélite que mide 10 cm por 10 cm por 34 cm y pesa alrededor de 4 kilos.




El equipo que lleva adelante la iniciativa, conformado por investigadores del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y del grupo de Sistemas Electrónicos de Navegación y Telecomunicaciones (SENyT) del Departamento de Electrotecnia, recibió los componentes que van a formar parte del USAT I e iniciará próximamente el proceso de ensamblado.

La ingeniera Sonia Botta, coordinadora del proyecto, indicó que el subsidio será para afrontar parte de los gastos del lanzamiento, que se llevará a cabo a través de una empresa española cuyos cofundadores son argentinos. “UARX va a ser la encargada de gestionar el servicio de lanzamiento. Es decir, nos van a conseguir el huequito para que pongamos nuestro satélite en órbita”, graficó.




“La misión de este satélite será la demostración tecnológica de técnicas científicas utilizando GNSS para la observación de la Tierra. Estas técnicas que utilizan señales GNSS permiten realizar observaciones atmosféricas (presión, temperatura, humedad), según su orientación, u observaciones del suelo (por ejemplo, humedad, altimetría, rugosidad del suelo, vegetación)”, señaló Marcos Actis, decano de Ingeniería y director del CTA.

«Para UARX es un orgullo poder llevar a órbita el primer Cubesat Universitario Argentino. Estamos muy contentos de haber firmado un contrato con la Facultad de Ingeniería y de haber formado parte de sus revisiones técnicas. Estamos contagiados del gran entusiasmo de Sonia y su equipo en este proyecto”, expresó Andrés Villa, CTO y cofundador de UARX Space.

“A lo largo del año fuimos recibiendo los componentes de vuelo que ya están en sala limpia, listos para integrarse al satélite. Estos son los actuadores de Actitud, una rueda de reacción y tres barras magnéticas. Se trata de las piezas más importantes del satélite porque nos van a permitir cambiar entre los modos de adquisición de señal de datos, que son la radio-ocultación y la reflectometría”, explicó Botta.

La radio-ocultación GNSS (GNSS-RO) es una de las técnicas más utilizadas en estudios atmosféricos, tanto en la región neutra como en la ionósfera. En tanto la reflectometría GNSS (GNSS-R), que es una técnica más reciente, se puede emplear para estudiar la superficie terrestre. “Para poder alternar entre esos dos tenemos que poder cambiar de Actitud, y estos componentes nos van a permitir hacer eso”, señaló la ingeniera.




También recibieron los circuitos impresos. En este sentido, el grupo SENyT se encargó del diseño, construcción y prueba tanto de la placa electrónica para gestionar las comunicaciones entre el satélite y una estación terrena, como así también de sus respectivas antenas, que trabajan en banda S y en UHF.

Y ahora se encuentran en fabricación los módulos electrónicos que estiman la orientación del satélite a partir de sensores y permiten modificarla dentro de cierto rango de operación según sea conveniente para la toma de datos de la misión científica”, detalló el ingeniero Santiago Rodríguez, integrante del SENyT.

El ingeniero agregó que también se encuentra en fabricación la computadora del satélite, que es la encargada de supervisar y comandar la electrónica del satélite, como así también la carga útil, que será un receptor de GPS diseñado en la Facultad de Ingeniería orientado a navegación satelital.

«Nuestro receptor, además de resolver la ubicación del satélite en el espacio, permitirá obtener datos de señales de radio-ocultación y reflectometría. La primera utiliza señales GNSS para extraer información de la atmósfera, mientras que la otra, aprovecha los rebotes de dichas señales en la superficie terrestre para caracterizarla. Esta misión permitirá validar las cinco antenas del USAT I, las cuales fueron diseñadas, construidas y ya se encuentran probadas por el SENyT. También podremos evaluar en órbita el desempeño de nuestro receptor GNSS y los datos obtenidos para demostración de reflectometría y radio-ocultación».

Los módulos del nanosatélite ya están diseñados y se encuentran en construcción. “Hemos concluido la integración de dos módulos, el control de actitud o ADCS y el módulo de comunicaciones (COM) y comenzamos con el desarrollo y pruebas del software de vuelo en una plataforma de prueba y desarrollo que diseñamos denominada Flatsat”, mencionó el ingeniero.

El ingeniero Simón Lombardozzo, también integrante del SENyT, se refirió a la complejidad de trabajar con piezas que se usarán en el ámbito espacial. “No es como hacer una placa para una computadora. Se necesitan cuidados especiales y procedimientos detallados para el soldado y prueba de todos los componentes del satélite.”

Lombardozzo mencionó además que las antenas de comunicaciones que van arriba del satélite, que podrían comprarse, pero a un costo elevado, fueron diseñadas en la Facultad. “Hacerlas nosotros nos permitió generar trabajo, conocimiento e involucrar a los grupos”, detalló.




En este proyecto los integrantes del CTA se encargan de la parte mecánica, térmica y de gestión de sistemas, como así también del diseño del sistema eléctrico del satélite (baterías y distribución de potencia).

“Lo bueno de estos proyectos con CubeSat es que son relativamente de bajo costo y eso permite que los alumnos de 3ro, 4to y 5to año se sumen y puedan ver algo producido y funcionando. Para nosotros, como institución, es muy importante que los estudiantes adquieran experiencia. Al formar parte del proyecto, cada estudiante se involucra de manera práctica en un proyecto interdisciplinario de ingeniería, lo que enriquece su formación profesional complementando a la formación académica”, reflexionó Rodríguez.

El proyecto satélite universitario está integrado por ingenieras e ingenieros aeroespaciales, aeronáuticos, electromecánicos y electrónicos, entre otras especialidades. Además, cuentan con la colaboración de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y de la CONAE.



domingo, 22 de octubre de 2023

El astronauta que vivió en el zoológico de Córdoba
Fue el primero del país. No era humano, sino un mono caí de la selva misionera llamado Juan, que tras ser enviado al espacio en 1969 vivió sus últimos años en Córdoba.


FOTO: El "primer astronauta argentino" en llegar al espacio.


No fue un astronauta más, fue el primero del país. Pero además, otra característica lo distinguía del resto: no era humano, era un mono caí de la selva misionera llamado Juan, que tras ser enviado al espacio el 23 de diciembre de 1969 —cinco meses después de la llegada del hombre a la Luna— vivió sus últimos años en Córdoba.

En esos años, Argentina contaba con su agencia espacial, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (hoy Conae), y realizaba diversos proyectos espaciales.

A las 6.30 de aquel 23 de diciembre, el marco del proyecto Experiencia BIO, la agencia lanzó el cohete sonda Canopus II con el mono Juan como tripulante en un vuelo suborbital (no entró en órbita). El mismo duró ocho minutos y el cohete se elevó hasta casi 90 kilómetros, rozando el límite de la atmósfera terrestre con el espacio exterior.

El lanzamiento se realizó desde el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados de Chamical, La Rioja. Juan tenía un asiento especial en la punta del cohete, donde viajó sedado y cumplió exitosamente su misión. Tras su regreso a tierra firme, vivió dos años más en el zoológico de Córdoba, donde se convirtió en la principal atracción. El mono Juan tuvo un antecesor, pero que no llegó al espacio como él. Se trata de la rata Belisario, que en abril de 1967 voló en un cohete hasta 3 kilómetros de altura, lo suficiente como para convertir a Argentina en el cuarto país del mundo en experimentar con seres vivos en el lanzamiento de cohetes, después de Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia, según Diego Bagú, director del Planetario de la Ciudad de La Plata.



Fuente: cadena3.com

sábado, 21 de octubre de 2023

Naves que curvan el espacio: ¿una solución para viajar a otras estrellas?
Los físicos han especulado con la idea de arrugar el espacio para recorrer mayores distancias en menor tiempo.
por Javier Yanes


Una nave de la franquicia 'Star Trek'. (Paramount Pictures)


Decíamos que, salvo que en algún lugar cercano de nuestro Sistema Solar se esconda una enorme nave nodriza tipo crucero imperial, que se nos haya escapado y que dispare ovnis sin ton ni son —ahora fanis, de Fenómeno Anómalo No Identificado—, no parece posible que las luces y objetos que la gente dice ver en el cielo sean naves alienígenas. Los exoplanetas más cercanos están a más de 4 años luz. A una velocidad próxima a la de la luz, debido a la dilatación del tiempo formulada por la relatividad especial, los tripulantes del ovni podrían experimentar que para ellos solo han pasado unas horas; pero al regreso a su planeta, en el mejor de los casos, habrían pasado más de ocho años.

Decíamos también que los agujeros de gusano, el recurso habitual en películas de ciencia ficción como 2001, Contact o Interstellar, incluso si existieran y tuvieran un tamaño y una estabilidad como para poder atravesarlos sin morir en el intento, podrían reducir el viaje del ovni de unas horas a unos segundos para quienes tripulan la nave. Pero en su planeta habrían transcurrido también años (nota: aunque hay discusión sobre si el concepto de los agujeros de gusano implica necesariamente una dilatación del tiempo o no, y también se habla de utilizarlos como portales temporales, cálculos sobre posibles agujeros atravesables predicen una gravedad y una aceleración que impedirían escapar de ese efecto).

Claro que los agujeros de gusano tienen otra pega evidente: en el más que improbable caso de que existieran y fueran atravesables como se cuenta en las películas, una cosa sería para nosotros, los humanos, aventurarnos por uno de ellos con afán de exploración; y otra muy diferente que casualmente existiese ya una red prêt-à-porter de agujeros de gusano, como implicaría el hecho de que los presuntos ovnis vinieran a visitarnos regularmente, tal como presume la idea popular: línea 11, próxima estación, la Tierra.

Por ello, solo queda una opción: fabricar esa red o esos portales, como se sugería en Contact. Una posibilidad sería que el atajo en el universo no fuese algo preexistente y fijo, sino que lo crease la propia nave. Esta fue la idea que en 1994 propuso el físico mexicano Miguel Alcubierre, basándose en una de las posibles soluciones a las ecuaciones de campo de la relatividad general de Einstein, que relacionan la materia y la energía con la deformación del espacio-tiempo. Como decíamos, cada una de estas soluciones define un modelo matemático del universo llamado “métrica”, por lo que los físicos llaman a esto métrica de Alcubierre. Pero como fan de Star Trek, él llamó a su propuesta Warp Drive, o impulsor de curvatura, como llaman en esta franquicia al propulsor que deforma el espacio-tiempo.

El propulsor de Alcubierre

Imaginemos una alfombra, y una bola que se mueve sobre ella a una velocidad de 1 metro por segundo (m/s). Para recorrer 10 m sobre la alfombra, la bola tardaría 10 s. Supongamos que arrugamos la alfombra por delante de la bola, de modo que los 10 m quedan acortados a solo 1 m. Entonces la bola solo tardaría 1 s en recorrer esos 10 m. Pero la velocidad de la bola no ha aumentado, es la misma de antes: es el espacio el que se ha acortado, y es el destino el que se ha acercado.

Esto es algo parecido a lo que consigue el impulsor de Alcubierre: forma una burbuja que deforma el tejido del universo, contrayéndolo por delante y expandiéndolo por detrás, de modo que la nave situada dentro de la burbuja pueda llegar a su destino en menos tiempo de lo que tardaría la luz, pero sin violar el límite inviolable de la velocidad de la luz; como la bola, la nave no va más deprisa, sino que es el espacio el que hace el trabajo, acortándose.

El arrugado del espacio-tiempo ante la nave, el frente de la burbuja, podría avanzar más rápido que la luz porque no se trata de ningún objeto físico, sino del propio espacio-tiempo. Y, en cambio, la propia nave se mueve más despacio que la luz; de hecho, puede permanecer estática respecto a su burbuja. Un símil que suele utilizarse es el del surfista sobre la ola: la tabla no se propulsa, sino que aprovecha que es el frente de la ola el que avanza.

Lo cual tendría una inmensa ventaja: evitar la dilatación del tiempo. Dado que la nave viaja en su propia burbuja del espacio aislada del exterior, sin una fuerte gravedad, una alta energía o una gran velocidad respecto a su propio sistema de referencia, una hora de envejecimiento dentro de la nave sería la misma hora de envejecimiento en la Tierra. De modo que en este caso, sí, un ovni modelo Alcubierre podría venir a la Tierra desde su planeta, abducir algunos humanos y vacas y regresar al hogar a la hora de la cena.

La propuesta de Alcubierre fue tan novedosa y original que el suyo se convirtió en un trabajo fundacional que ha suscitado infinidad de estudios posteriores, incluyendo otras variedades de propulsores de curvatura. Pero, como siempre, hay obstáculos aparentemente insalvables. Naturalmente, Alcubierre solo pretendía plantear una ingeniosa solución teórica, pero él mismo admitía que es casi imposible que llegue a materializarse en algo real.

¿Energía negativa?

El primer obstáculo y más evidente: como en el caso de los agujeros de gusano, cuando Alcubierre introduce su espacio-tiempo en las ecuaciones de campo de Einstein, la materia-energía que se obtiene es negativa. Una cantidad de energía negativa inconcebiblemente enorme, que casi igualaría la energía de todo el universo. Pero la energía negativa no existe.

Una de las pegas es especialmente curiosa, y fácil de entender. Según lo dicho, la nave viaja en el interior de una burbuja de espacio deformado, aislada del exterior, sin posibilidad de interacción con el espacio normal circundante. Si el ovni de Alcubierre tuviera faros frontales, estos proyectarían la luz hacia delante, dado que la nave no se mueve deprisa dentro de su burbuja; pero como el frente de la burbuja sí avanza a velocidad superluminal, el chorro de luz de los faros se detendría sin alcanzarlo. El problema práctico del aislamiento de la burbuja es que, aunque la nave no requiriese propulsión propia —pensemos de nuevo en el surfista y la tabla—, haría falta una máquina para colocar la energía necesaria en el frente de la burbuja. Pero esa máquina no podría ir dentro de la nave, ya que no podría alcanzar el frente de la burbuja. Solo podría hacerse mediante otro dispositivo externo. El cual, a su vez, tendría que desplazarse también en una burbuja similar con otro propulsor de Alcubierre; es la pescadilla que se muerde la cola.

Para solventar este inconveniente, se ha propuesto que podría existir una infraestructura ya dispuesta que las naves pudiesen aprovechar, como unos raíles colocados en el camino; volvemos así a la idea de la red de metro alienígena. Pero entonces nos enfrentaríamos a otro serio obstáculo: la construcción de esa infraestructura solo podrían hacerla naves que se movieran dentro de los límites convencionales, es decir, a velocidades inferiores a la de la luz, con su dilatación del tiempo, etcétera. Tampoco parece muy práctico.

Pese a todo, no será porque no se está intentando. En el Centro Espacial Johnson de la NASA existe un laboratorio de física de propulsión avanzada llamado informalmente Eagleworks, y al que la agencia no da demasiada publicidad, pero que bajo la dirección del físico Harold “Sonny” White y con financiación del Pentágono (DARPA, la agencia de investigación de proyectos avanzados de Defensa) estudia cosas como el propulsor de curvatura. En 2021 White y sus colaboradores publicaron que habían conseguido accidentalmente crear una burbuja de Alcubierre en miniatura, a escala microscópica, circunvalando el requisito de la energía negativa.

De la teoría al mundo real

También en 2021, los físicos Alexey Bobrick y Gianni Martire publicaron un modelo físico general de propulsores de curvatura. Es decir, un intento de convertir la idea teórica, pero físicamente imposible, en algo compatible con la realidad. El resultado es más realista, lo cual no quiere decir que sea algo construible; por ejemplo, una nave de 10 metros con una masa igual a la de la Tierra. Pero puede recordar también a ese famoso meme sobre lo que alguien compra por internet y lo que recibe, ya que solo permite viajar a velocidades menores que la de la luz.

Lo que hacen Bobrick y Martire es eliminar cosas del modelo de Alcubierre que no son estrictamente imprescindibles: al prescindir de la velocidad superluminal, ya no hace falta energía negativa, o la cantidad es mucho menor. Para deformar el espacio-tiempo se utiliza un mecanismo real y conocido, un potentísimo campo gravitatorio (de ahí la nave que pesaría como todo un planeta). Y la nave necesitaría un propulsor. De un tipo que no existe.

Eso sí, la buena noticia es que las condiciones podrían ajustarse de modo que se evitara una dilatación sustancial del tiempo. Pero dado que las velocidades serían subluminales, aún seguiríamos hablando de viajes muy largos, demasiado como para prestar crédito a la idea de los ovnis. A no ser que algo se les haya escapado a los físicos, o mientras no aterrice una tripulación alienígena para hacerse selfies con nosotros, por el momento los ovnis seguirán en el pasillo 4, sección paranormal.



Fuente: 20minutos.es
China e India, las nuevas potencias emergentes del espacio, apuestan por el turismo espacial
El primer vuelo de prueba está programado para este 2023.


Vista de la Tierra desde el espacio (NASA)


China e India siguen tratando de ganar posiciones en su eterna carrera. Esta vez, las nuevas potencias emergentes en el espacio, India y China, no sólo han dado pasos destacados en la exploración, desde Marte a la Luna, sino que apuestan también por el desarrollo del turismo espacial a través de diversos proyectos.

India escribió el pasado agosto una página en la historial al convertirse en el primer país en aterrizar con éxito en polo sur de la Luna. China conoce la cara oculta de nuestro satélite, adónde llegó en 2019, además de estar presente en Marte con un rover y cuenta con su propia estación espacial.

Además, China, potencia emergente en la industria espacial, está en camino de viajes espaciales a pasajeros pagados a partir de 2025, liderados por la empresa respaldada por el gobierno, CAS Space.

Según Yang Yiqiang, fundador de CAS Space, se espera que los viajes suborbitales estén disponibles en tres años, permitiendo a los pasajeros experimentar la ingravidez durante 10 minutos a más de 100 km de altitud.

Los precios podrían oscilar entre 2 y 3 millones de yuanes (de 285.000 a 427.000 dólares), pero CAS Space busca hacerlos accesibles para la mayoría.

La empresa, que se escindió de la Academia de Ciencias de China, ha sido comparada con compañías como Blue Origin y SpaceX. El primer vuelo de prueba está programado para 2023.

Este esfuerzo se alinea con la ambición de China de convertirse en líder en el turismo espacial comercial para 2027, según Yang.

China ha experimentado un rápido crecimiento en la industria espacial comercial, con más de 370 empresas relacionadas con este sector registradas hasta el año pasado.

Además, la isla de Hainán, en el sur de China, está promoviendo otro tipo de turismo espacial, en este caso de desde Tierra, como parte de su estrategia para convertirse en la capital del sector en el país y con la mirada puesta en las personas que desean presenciar lanzamientos de cohetes y experimentar la emoción del espacio.

La llegada de India al polo sur de la Luna, con la nave Chandrayaan-2, allí donde los rusos habían fracasado sólo unos días antes, ha puesto aún más el foco es sus planes espaciales, en los que se incluye la apuesta por el desarrollo por el turismo espacial.

El país participa en dos proyectos piloto con miras a ofrecer viajes comerciales fuera de la Tierra en el futuro.

Así, presta las instalaciones para globos del Instituto Tata de Investigación Fundamental (TIFR), ubicado en la ciudad de Hyderabad, a la empresa española Halo Space, que se encuentra en fase de desarrollo de un proyecto para ofrecer vuelos comerciales a la estratosfera a partir de 2025.

Halo realizó el pasado 7 de diciembre su primer vuelo de prueba, en el que alcanzó los 37 kilómetros de altitud mediante un globo estratosférico que, a su vez, transportaba un prototipo a tamaño real de una cápsula no tripulada.

A su vez, la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO, en inglés) está diseñando un ambicioso prototipo para demostrar la capacidad de los vuelos espaciales tripulados, programada para finales del año que viene.

El proyecto Gaganyaan prevé lanzar a una tripulación de tres miembros a una órbita de 400 kilómetros «para una misión de tres días y su regreso sano y salvo a la Tierra, aterrizando en aguas del mar de la India», indica ISRO en su página web.

Las misiones de prueba, que serán no tripuladas, estipuladas hasta ahora incluyen vuelos de caída aérea, prueba de aborto de la misión en plataforma y vehículos de prueba.

Aunque este proyecto todavía no contempla el transporte de turistas al espacio, ISRO espera que el desarrollo de este tipo de misiones sirvan para «constituir componentes importantes para futuras actividades sostenidas de vuelos espaciales tripulados».



Fuente: eldebate.com
India se fija nuevas metas espaciales: una estación orbital para 2035 y un astronauta en la Luna para 2040
También anuncia nuevas misiones a Venus y Marte.


Recreación artística de la misión de Chandrayaan-3 en la Luna (Kindelán)


Dos meses después de alzarse como el primer país en llegar al polo sur lunar, la India se fijó esta semana nuevos objetivos espaciales con el envío del primer astronauta a la Luna para 2040, la construcción de una estación espacial que prevé estar lista para 2035 y nuevas misiones a los planetas vecinos Venus y Marte.

Aprovechando los últimos éxitos de su programa espacial, el primer ministro, Narendra Modi, «ordenó que la India ahora debería apuntar a objetivos nuevos y ambiciosos, incluida la creación de la 'Estación Bharatiya Antariksha' (Estación Espacial India) para 2035 y enviar al primer indio a la Luna para 2040», informó en un comunicado la Oficina del Primer Ministro.

Modi, que presidió esta mañana una reunión de alto nivel para evaluar el progreso de la ambiciosa misión tripulada al espacio, Gaganyaan, que realizará este sábado su primer vuelo de demostración, pidió trabajar también en una misión para enviar un orbitador a Venus y un aterrizador a Marte, precisó el escrito.

La misión Gaganyaan prevé la demostración de capacidad de vuelos espaciales tripulados, y prevé el lanzamiento en 2024 de una tripulación de tres miembros a una órbita a 400 km para una misión de tres días y su regreso sano y salvo a la Tierra.

Para materializar sus metas, el Departamento del Espacio desarrollará una hoja de ruta que abarcará «una serie de misiones Chandrayaan, el desarrollo de un vehículo de lanzamiento de próxima generación (NGLV), la construcción de una nueva plataforma de lanzamiento, la creación de laboratorios centrados en el ser humano y tecnologías asociadas», agregó el despacho de Modi.

Estas nuevas aspiraciones del país asiático en el espacio suceden al exitoso lanzamiento y alunizaje de la misión espacial no tripulada Chandrayaan-3, que puso durante 12 días (dos menos de los previstos por la agencia espacial india) a un explorador cerca del polo sur de la Luna, una cara nunca antes explorada del satélite de la Tierra, antes de dejar de ser operativo.

Tras este hito, que convirtió a la India en el cuarto país en lograr un alunizaje controlado en la superficie lunar, algo hasta ahora solo logrado por China, Estados Unidos, y la antigua Unión Soviética, la nación se lanzó en su primera misión para estudiar el Sol, Aditya-L1 (Sol, en sánscrito).



Fuente: eldebate.com

miércoles, 18 de octubre de 2023

El Gobierno firmó un convenio con Noruega para que la Armada Argentina adquiera 4 aeronaves P-3 Orion
La nueva flota de aviones militares serán destinados para aumentar la defensa y vigilancia de los mares argentinos.


Integrantes de la Aviación Naval serán capacitados para trasladar las aeronaves (X @JorgeTaiana)


El Gobierno Nacional firmó un convenio con el Reino de Noruega para concretar la compra de cuatro aeronaves P-3 C/N Orion que serán utilizadas por la Armada Argentina, con el fin maximizar las tareas de vigilancia y control sobre el territorio marítimo argentino. Por este motivo, varios integrantes de la Aviación Naval comenzaron un adiestramiento intensivo para dominar las naves.

El cierre del acuerdo comercial se realizó esta tarde en el buque museo Fragata ARA “Presidente Sarmiento”, en donde participaron el ministro de Defensa, Jorge Taiana, el Jefe de Estado Mayor General de la Armada, Almirante Julio Horacio Guardia, y el Director de la Agencia de Material de Defensa del Reino de Noruega, Magnus Hansvold.

Entre las autoridades navales e invitados especiales se encontraron presentes el Secretario General de la Armada, Contraalmirante Diego Suárez del Solar, el Director General de Material de la Armada, Contraalmirante Marcelo Calvete, el Comandante de la Aviación Naval, Comodoro de Marina Juan Alberto Alberto Mercatelli, y el Embajador de Noruega en Argentina, Halvor Sætre.

De acuerdo con la información oficial a la que tuvo acceso Infobae, el titular del Ministerio de Defensa destacó que la compra de esta flota se trataba de una “parte importante” de una política que se ha desarrollado para contar con “una mejor vigilancia y control de nuestros mares”.


Luego de que se aprobara la compra, los aviones serán dirigidos a la base de Trelew (X @JorgeTaiana)

En este sentido, Taiana expresó que dentro de las medidas destinadas a mejorar la defensa marítima se encontraba la creación del Comando Conjunto Marítimo el pasado 23 de febrero de 2021 por medio de la Resolución 244/2021, la instalación de su sede y la utilización de los patrulleros oceánicos OPV.

No obstante, el ministro remarcó: “Necesitábamos un avión de larga distancia de observación con base en Trelew y con eso damos un paso muy importante en defender nuestra soberanía, nuestros recursos y ser nosotros quienes garanticemos el control en nuestras aguas y en nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE)”.

La flota no solamente estará encargada de explorar la ZEE, sino que sus tareas de control se extenderán hasta la Antártida Argentina. Además, tendrán un especial énfasis en vigilar los recursos vivos y no vivos, las líneas de comunicación marítimas y cumplirán con las funciones de búsqueda y salvaguarda de la vida humana en el mar.

En cuanto a la capacidad de las aeronaves, el funcionario público señaló que “tienen una gran autonomía de vuelo y eso hace que sea muy útil para la vigilancia y el control de nuestro mar territorial, tarea que es muy importante para nosotros”. Además, acentuó que “estos aviones tienen la característica de servir para distintas funciones militares”, lo cual los volvería versátiles para ser utilizados en otras actividades, en caso de ser necesario.


Las negociaciones con Noruega comenzaron en marzo de este año (Gobierno Nacional)


Por su parte, el Almirante Guardia enfatizó que la flota de aeronaves “permiten una permanencia casi continua en lo que son nuestras áreas de interés gracias a su enorme autonomía, a los sistemas radares con los que cuenta y a algunos elementos técnicos que deseamos agregar mediante el desarrollo nacional”.

El convenio solventado con el Fondo Nacional para la Defensa (Fondef) fue producto de las negociaciones que se iniciaron en marzo de este año que incluyeron una visita técnica de ingenieros aeronáuticos e integrantes de la Agencia de Material de Defensa del Reino de Noruega al Comando de la Aviación Naval.

Por el momento, las naves se encuentran en los Estados Unidos, en donde un grupo de pilotos y mecánicos de la Aviación Naval realizan un adiestramiento intensivo en simuladores, con el objetivo de que conozcan el funcionamiento de los aviones y, así, poder trasladarlos al país.

Sumado a los cuatro aviones, el Ministerio de Defensa informó que la compra incluyó todos los sistemas de mantenimiento, accesorios y repuestos, bancos de prueba y componentes. No obstante, estos serán enviados desde Noruega hacia la Base Aeronaval Almirante Zar, ubicada en Trelew, provincia de Chubut.



Fuente: infobae.com

martes, 17 de octubre de 2023

El Comando Sur de Estados Unidos alertó por la base espacial china en Argentina
Laura Richardson, titular del grupo militar de Washington, se refirió a los riesgos de que Beijing controle la estación de vigilancia espacial de la Patagonia.


Laura Richardson general estadounidense | Agencia Afp


El Comando Sur de los Estados Unidos alertó sobre los riesgos de la presencia de la base de observación y vigilancia espacial que China construyó en la Patagonia, la cual está administrada por autoridades militares de Beijing sin permitir la supervisión de funcionarios argentinos.

Durante una entrevista con el Centro sobre el Poder Político y Militar (CMPP) de la Foundation for Defense of Democracies (FDD), la titular del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, se refirió a la "grave amenaza que la República Popular China representa para Estados Unidos" y su "campaña integral para promover los intereses del Partido Comunista Chino (PCC) y socavar a Estados Unidos".

El entrevistador, Bradley Bowman, de la FDD, se refirió a la infraestructura espacial en Argentina, haciendo mención al acuerdo por 50 años que el Estado argentino firmó con China para permitirle vigilar el espacio desde su base en Bajada del Agrio, Neuquén. También hizo referencia a los comentarios del senador demócrata Jack Reed, quien señaló en marzo pasado la existencia de una "red de estaciones de seguimiento especial en la región de Latinoamérica que probablemente estén haciendo algo más que seguimiento espacial".

"Lo que me preocupa es que, como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, parece que toda la inversión se destina a infraestructuras críticas, pero luego se puede utilizar para un doble uso", respondió la general y continuó: "Así que parece que se trata de empresas estatales controladas por el gobierno. Un gobierno comunista, por cierto, que no respeta los derechos humanos de su propio pueblo y no respetarán los derechos humanos de los países con los que trabajan".




En ese sentido, Richardson explicó que la base, cuyo control fue facilitado a China por sucesivos gobiernos argentinos, permitiría al régimen chino rastrear satélites y, en un escenario de guerra, destruir la infraestructura militar de países aliados en el espacio. Asimismo, señaló que China es el país líder en América Latina y en el hemisferio en la construcción de este tipo de infraestructuras, lo que la convierte en una nación con un gran poder militar y nuclear desde la Segunda Guerra Mundial.

Y agregó: "Así es como cuando nos fijamos en la infraestructura de habilitación espacial, la telemetría y el seguimiento, lo que llamamos sitios TTN, que son los sitios de vigilancia de objetos espaciales, el seguimiento de satélites para la República Popular China, pero también la capacidad de rastrear satélites de Estados Unidos, satélites de naciones asociadas, y posiblemente ser utilizado para apuntar a los satélites con el tiempo. Eso es preocupante".

Las advertencias sobre los puertos de agua profundas

Sumado a esto, la general también advirtió sobre la construcción de puertos de aguas profundas que China intenta imponer a varios países con problemas económicos y urgencias de deuda, así como las intenciones del país asiático de militarizar esas bases navales en el marco de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. "Es toda la infraestructura crítica. Y eso es lo que realmente me preocupa", subrayó Richardson.

"Nos fijamos en lo que parece ser la inversión a través de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. 22 de los 31 países del hemisferio la han firmado. Y yo diría que los países lo que realmente están buscando es ayuda económica. Usted tiene 28 democracias de ideas afines, democracias que tratan de cumplir para sus pueblos. Y nuestros líderes en el hemisferio están generalmente un solo mandato, un mandato de cuatro años. Trabajan con un cronómetro, no con un calendario. Y están tratando de hacer que las cosas sucedan muy, muy rápidamente en medio de la inseguridad y la inestabilidad", completó.



sábado, 14 de octubre de 2023

Interrupción comercial: el juego de guerra espacial expone el riesgo de una escalada peligrosa
La revisión posterior a la acción advierte que es probable que las hostilidades en el espacio se extiendan a otros dominios.
por Henry Sokolski


El satélite WorldView-3 de Maxar capturó esta imagen de 2020 del valle del río Galwan cerca de la disputada frontera entre India y China conocida como la Línea de Control Real. La imagen se centra en el Punto de Patrulla 14, donde China comenzó a construir tiendas de campaña y refugios antes de retirarlos en medio de un tenso enfrentamiento. Crédito: Oficina de noticias Maxar


El uso militar exitoso de Starlink por parte de Ucrania en su defensa contra Rusia se ha convertido en un ejemplo de la creciente dependencia militar de los sistemas espaciales comerciales entre las naciones. Sin embargo, el uso militar de los servicios espaciales comerciales podría crear tantos problemas como los que resuelve. La reciente cobertura mediática de la dependencia de Ucrania de Starlink desde que Rusia invadió ha planteado una pregunta inquietante: ¿Podrían los barones espaciales privados y las empresas espaciales comerciales controladas por el Estado (por ejemplo, Elon Musk y Jeff Bezos, OneWeb y Guo Wang/StarNet) apagar sistemas críticos, poniendo en peligro la seguridad de los estados mayores y menores?

Esta pregunta es sólo una de muchas. ¿Podría un ataque contra un sistema espacial comercial constituir un acto de guerra? ¿Podría derivar en una guerra nuclear total? ¿Qué pasa si el espacio es un dominio de guerra verdaderamente separado? Algunos argumentan que el espacio no es un dominio de guerra separado, sino simplemente un escenario para llevar a cabo operaciones de apoyo a la guerra terrestre, aérea y marítima. Los partidarios de este punto de vista insisten en que cualquier acción militar que se emprenda en el espacio debe permanecer en el espacio. ¿Tienen razón? ¿O es el espacio un ámbito en el que los enfrentamientos hostiles en órbita pueden catalizar aún más los enfrentamientos terrestres, marítimos o aéreos, así como provocar nuevas hostilidades en el espacio?

¿Deberían los gobiernos asumir la responsabilidad de defender los sistemas espaciales comerciales? ¿Cuándo, por qué y cómo deberían hacerlo? ¿Deberían los gobiernos remunerar a las empresas de sistemas espaciales comerciales si un adversario daña su sistema? ¿O los daños causados por los sistemas espaciales en tiempos de guerra deberían simplemente considerarse parte de la actividad empresarial, manejados como se hacen otros riesgos: con regulaciones nacionales ligeras y seguros privados? ¿Cómo deberían los gobiernos facilitar dicha regulación, si es que lo hacen? ¿Existe una línea clara entre las operaciones de guerra y en tiempo de paz en el espacio? ¿Qué pasa si un actor no estatal utiliza sistemas espaciales comerciales para realizar ataques? ¿Quién, si es que hay alguien, debería rendir cuentas?

Si las respuestas a estas preguntas no son muy claras, ¿debería Washington establecer requisitos mínimos de endurecimiento o reconstitución para todos los sistemas de satélites comerciales para las empresas que tienen contratos con el gobierno de Estados Unidos? ¿Qué papel, si alguno, debería desempeñar la gobernanza internacional en la reducción de los riesgos de conflicto y escalada militar? Además, ¿qué deberían hacer los Estados Unidos y sus gobiernos aliados, si es que deberían hacer algo, para proteger los satélites (tanto comerciales como militares) o para hacer cumplir las normas que los estados pudieran querer? ¿Se necesitan defensas pasivas y activas adicionales? ¿Qué pasa con los sistemas de respaldo espaciales que podrían empujar suavemente naves espaciales robóticas potencialmente hostiles a una distancia segura de los satélites críticos?

Hasta ahora, Estados Unidos y otras naciones con capacidad espacial han aplazado o adoptado un enfoque de no intervención para abordar estas cuestiones. En cambio, Washington ha tratado el espacio comercial como lo hizo con Internet: como un área especial donde proteger los derechos de la Primera Enmienda y el espíritu empresarial de libre comercio prevalece sobre la institución de nuevas formas de regulación. Con el espacio, los estados están más o menos donde estaban con el poder marítimo en el siglo XVII y el poder aéreo antes de la Primera Guerra Mundial. En estos períodos, estaban a punto de producirse actos dramáticos de guerra aérea y piratería naval, pero instituir regulaciones nacionales o internacionales no parecía urgente... hasta que lo fueron.

Todo esto plantea una pregunta fundamental: ¿Hasta qué punto es sostenible para nosotros continuar con nuestro actual enfoque relajado respecto de la explotación militar del espacio comercial?

Como se juega

Para averiguarlo, el Nonproliferation Policy Education Center (NPEC) diseñó y llevó a cabo este verano un juego de guerra adaptado a su propósito.

El juego comienza en 2027. India contrata a la empresa estadounidense de imágenes satelitales comerciales Maxar para comprar una participación controladora del 51 por ciento en un sistema heliosincrónico de tres satélites. Washington respalda la venta y no sólo compra estaciones terrestres móviles de Nueva Delhi, sino que también bendice que la India controle una participación del 51 por ciento y coloca cargas útiles militares estadounidenses en los satélites para demostrar la importancia de esta colaboración espacial entre Estados Unidos e India.

Mientras tanto, China desarrolla un sistema similar y vende sus imágenes y enlaces de comunicaciones a una entidad privada bendecida por el gobierno paquistaní. La entidad está dirigida por un general paquistaní retirado que tiene estrechos vínculos con grupos terroristas paquistaníes. Sin pedir permiso explícito a Pakistán, el general le da a uno de esos grupos acceso a las imágenes comerciales y enlaces de comunicaciones “pacíficos” del sistema de satélites chino.

El grupo terrorista quiere que Islamabad adopte una postura más firme contra la “ocupación” de Cachemira por parte de la India. Con este fin (es decir, forzar la acción de Pakistán y arrastrarlo a una guerra importante), el grupo terrorista combina drones de largo alcance con las imágenes del sistema de satélites chino y enlaces de comunicaciones seguros para atacar dos veces la base aérea nuclear estratégica de la India en Ambala. Los drones de los terroristas destruyen varios cazas indios con capacidad nuclear y aviones de mando de fuerzas nucleares estratégicas y matan a decenas de aviadores indios.

La inteligencia estadounidense y otras fuentes abiertas confirman que el sistema de satélites de China apoyó el ataque. Se produce una avalancha de iniciativas jurídicas diplomáticas y comerciales internacionales. Sin embargo, en última instancia no se actúa en consecuencia. Bajo una creciente presión interna para actuar, India utiliza un láser de seguimiento espacial terrestre recién construido para deslumbrar al sistema de satélites chino-paquistaní que utilizaron los terroristas. Este deslumbramiento daña involuntariamente la óptica del satélite chino.

China, en el segundo movimiento del juego, toma represalias utilizando sus propios sistemas láser terrestres para dañar la óptica de uno de los satélites Maxar de Estados Unidos e India. Poco después, un satélite de encuentro chino se acerca a un segundo satélite Maxar entre Estados Unidos e India cuando se encuentra dentro del alcance del sistema láser de China. Este segundo satélite, incluida su carga útil estadounidense, se apaga. No está claro qué provocó que el satélite dejara de funcionar.

Mientras tanto, India informa a Washington que otro satélite de encuentro chino se está acercando al tercer y último satélite Maxar entre Estados Unidos e India. Poco después, este satélite Maxar también se apaga. Al igual que en el anterior ataque chino, Estados Unidos no tiene satélites de respaldo para desviar un posible ataque satelital de encuentro chino. En este punto, la inteligencia estadounidense informa al presidente, quien autoriza un ciberataque encubierto de Estados Unidos contra el satélite de encuentro chino infractor, que lo desactiva. China inmediatamente culpa a Washington por matar su satélite.

Mientras tanto, India lanza un ataque con misiles de crucero contra sitios sospechosos de terrorismo en Pakistán. Mientras el gobierno paquistaní reflexiona sobre qué acción militar de represalia tomará sobre el terreno contra la India, el Comando Espacial de Estados Unidos se prepara para un contraataque espacial chino.

Recomendaciones

La última sesión de discusión del juego de guerra NPEC respaldó cuatro hallazgos clave:

1. El combate espacial puede catalizar el combate tanto en la Tierra como en el espacio. A muchos expertos les gusta creer que todo lo que sucede en el espacio permanece en el espacio. Este juego sugiere claramente lo contrario. La explotación de sistemas de satélites espaciales comerciales por parte de India y Pakistán no sólo alentó a Estados Unidos y China a atacarse mutuamente los satélites comerciales, sino que también intensificó la guerra terrestre entre India y Pakistán. Lo que hace que este hallazgo sea preocupante es la continua falta de claridad sobre lo que podría ser un acto de guerra en relación con los sistemas de satélites comerciales que resultan “dañados” o explotados con fines militares. Tampoco ayuda que tales operaciones espaciales militares puedan realizarse rápidamente y enviar señales complejas y ambiguas a los operadores espaciales militares y civiles. En el juego, no menos de cuatro estados con armas nucleares lucharon por determinar quién estaba haciendo qué, e incluso qué estaba sucediendo, mientras las fuerzas nucleares estratégicas de la India estaban seriamente degradadas y una carga útil espacial militar estadounidense era destruida. Todo esto podría llevar a una escalada. Como mínimo, recomienda involucrar a todas las naciones con capacidad espacial en nuevas conversaciones para aclarar qué podrían ser actos de guerra en el espacio y determinar cómo se podría mejorar y verificar mejor su detección. Esto último probablemente implicaría alguna combinación de esfuerzos privados nacionales y públicos internacionales. Lo ideal sería crear un organismo internacional dedicado a verificar las actividades espaciales ilícitas que pudiera asignar atribuciones de manera creíble. Los requisitos de vigilancia de este organismo internacional, a su vez, podrían utilizarse para ayudar a justificar una financiación nacional adicional de contratos privados de apoyo al espacio para aumentar la calidad y disponibilidad de la información sobre el conocimiento de la situación espacial. No está claro qué se está pensando, si es que hay alguno, dentro del gobierno de Estados Unidos o en otros lugares para determinar la combinación óptima de esfuerzos privados e internacionales de vigilancia y verificación del espacio. Más allá de esto, Estados Unidos y sus socios espaciales deben considerar qué nuevos tipos de capacidades espaciales, si las hay, como satélites de resp;aldo y defensas satelitales activas, podrían ser necesarios para hacer cumplir las deseables líneas rojas en las operaciones espaciales ofensivas.

2. A medida que los sistemas de satélites comerciales se difundan, los estados rebeldes y los terroristas intentarán explotarlos, aumentando la probabilidad de que los principales estados con armas nucleares se vean arrastrados a guerras. En el juego, un grupo terrorista con sede en Pakistán utiliza sistemas de satélites comerciales para atacar activos nucleares estratégicos de la India con el objetivo de obligar al gobierno paquistaní a ponerse del lado de ellos y librar una guerra importante por Cachemira. Lo que hizo que esta táctica fuera relativamente fácil fue la provisión en gran medida no regulada de servicios satelitales comerciales “privados” y enlaces a una amplia variedad de estados, empresas y entidades no estatales. Como mínimo, esto sugiere que Estados Unidos y otros gobiernos con ideas afines deberían alentar a las empresas privadas que operan bajo jurisdicción nacional a asumir una mayor responsabilidad por su posible uso indebido. Específicamente, las naciones con capacidad espacial deberían explorar la creación de reglas comerciales análogas a las reglas de “conozca a su cliente” utilizadas en la industria bancaria. Los gobiernos deberían aplicar estas nuevas reglas a los proveedores privados de servicios espaciales, responsabilizándolos por el daño que sus clientes infligen al utilizar sus servicios en guerras o mediante actos de terrorismo. El desafío aquí será evitar que las naciones más pequeñas ofrezcan licencias con poca o ninguna regulación de ese tipo. En estos casos, las primas de seguros de aseguradoras acreditadas deberían fijarse mucho más altas que las de las licencias debidamente reguladas o no estar disponibles en absoluto. Una vez más, no está claro hasta qué punto los gobiernos y las empresas privadas están reflexionando todavía sobre estas cuestiones.

3. Con el uso cada vez mayor de sistemas satelitales comerciales, la credibilidad de Estados Unidos en la mediación de conflictos entre combatientes con armas nucleares será cuestionada de maneras nuevas y exigentes. Históricamente, Washington ha actuado como un intermediario honesto en numerosas crisis militares entre Pakistán y la India. En este escenario espacial, Estados Unidos, sin embargo, cedió tanto a la India que Islamabad y Washington concluyeron erróneamente que no tenía mucho sentido dialogar entre sí y que la India era libre de tomar medidas considerables por su cuenta. Esto dio lugar a que Pakistán cediera a regañadientes ante la dura intimidación china para obtener la autorización previa de Beijing de cualquier mensaje diplomático paquistaní sobre la crisis. Si Washington hubiera hecho más para involucrar no sólo a India, sino también a Pakistán, en cuestiones de seguridad antes del conflicto, esto podría haberse evitado. Sin embargo, una vez que comenzó el conflicto, tanto India como Pakistán buscaron información de Washington sobre lo que estaba ocurriendo en el espacio y en tierra. Desafortunadamente, ni Pakistán ni India sabían cuánto sabía Washington, y la falta de transparencia de Washington generó desconfianza. Dado que la guerra espacial y su gestión diplomática exigen una mayor conciencia de la situación espacial de la que jamás estará disponible, generar confianza es vital. Una forma de aumentar la confianza y la transparencia es alentar al sector privado a brindar más acceso a la información de conocimiento de la situación espacial que puedan tener (algo que el equipo estadounidense facilitó en el juego). Los gobiernos, incluido Estados Unidos, podrían facilitar esto pagando a empresas privadas para que compartan lo que saben con organizaciones espaciales internacionales o multilaterales que, a su vez, lo pondrían a disposición general tanto en tiempos de paz como durante las crisis. Otra forma de aumentar la confianza, que discutieron los jugadores, sería crear nuevos grupos de trabajo multilaterales sobre seguridad espacial comenzando con los estados en zonas de guerra (incluidos aquellos que tienen armas nucleares en su territorio) con los que Washington tiene relaciones de trabajo (por ejemplo, conversaciones tripartitas entre Estados Unidos, Pakistán y la India; con Turquía y Grecia; entre los Estados del Medio Oriente e Israel, etc.).

4. Dejar las actividades espaciales tan descontroladas como Internet es una receta para cometer travesuras militares. Uno de los principales descubrimientos del juego es que la creciente dualidad de los sistemas satelitales hace difícil atribuir la causa de los incidentes espaciales destructivos y perturbadores o determinar las respuestas apropiadas. En el juego, Estados Unidos coloca una importante carga militar estadounidense en una nave espacial comercial que controla la India. China lo ataca; Estados Unidos lleva a cabo un contraataque espacial, intensificando el conflicto. Esta obra planteó varias preguntas. ¿Qué misiones militares deberían realizarse únicamente en naves espaciales militares exclusivas de propiedad del gobierno? Si Estados Unidos necesita o quiere colocar cargas militares en naves espaciales de propiedad extranjera, ¿debería hacerlo sólo si tiene un acuerdo de seguridad militar con el Estado desde donde se lanza la nave espacial? ¿Deberían los gobiernos u organizaciones internacionales exigir una cantidad mínima de características de supervivencia para todos los satélites comerciales (especialmente aquellos que son de doble uso)? ¿Deberían los Estados condicionar cualquier protección o indemnización gubernamental de los activos espaciales privados contra ataques militares extranjeros? ¿Cuáles deberían ser estas condiciones: endurecimiento, seguros adecuados, capacidad de reconstituir rápidamente el sistema espacial objetivo, apoyo al despliegue de sistemas de satélites de guardaespaldas para desviar posibles ataques de satélites de encuentro hostiles, etc.? Todas estas preguntas surgieron antes o durante el juego; ninguna fue respondida.

Henry Sokolski es director ejecutivo del Nonproliferation Policy Education Center. Antes de fundar NPEC, fue adjunto del Pentágono para Política de No Proliferación de 1989 a 1993.

Este artículo apareció originalmente en la edición de octubre de 2023 de la revista SpaceNews.