martes, 28 de noviembre de 2023

La UNLP piensa el rol de la Argentina en la nueva Era Espacial



El gigante tecnológico SpaceX comenzó a lanzar sus satélites Starlink en mayo de 2019, modificando los cielos nocturnos de todo el planeta. La hilera de puntos brillantes que cruzaban el cielo dejó en evidencia para la población la existencia de una nueva era espacial que en realidad comenzó a gestarse mucho antes.

La capacidad creciente por parte de más estados nacionales y pequeñas y medianas empresas de desarrollar tecnología para construir sus propios satélites fue ampliando el acceso al espacio, y definiendo así una nueva etapa en relación al espacio, hoy conocida como New Space.


Imagen: Official SpaceX Photos (2020). Starlink Mission. Obtenida de Flickr.
 

Pensando en las nuevas oportunidades y desafíos que ofrece esta nueva era, la Universidad Nacional de La Plata y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) crearon el Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales (CIEE). Allí, desde marzo de 2023, se realizan tareas de investigación científica y tecnológica vinculadas al derecho, la política y la economía espaciales. Funciona en la Facultad de Ingeniería de la UNLP, y también forman parte las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales y de Ciencias Económicas.

Juan Cruz González Allonca, abogado especialista en Derecho Espacial, es el director del CIEE, y también es miembro del Directorio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Es también vicepresidente de Vehículo Espacial de Nueva Generación (VENG), una empresa estatal argentina de servicios y desarrollos tecnológicos de alto valor agregado, especializada en la actividad espacial. Recientemente, González Allonca ha publicado en la revista de la UNLP Relaciones Internacionales el artículo “La Argentina en el contexto de la nueva era espacial”, donde aborda el cambio de paradigma en la gestión del cielo. “La nueva era espacial ofrece múltiples y motivadoras ventajas, pero también genera enormes riesgos, que nos invitan a reflexionar sobre qué normas y políticas son necesarias para garantizar un uso sustentable del espacio, en beneficio de toda la humanidad”, sostiene el abogado. Pero el abordaje, aclara, debe ser también desde múltiples disciplinas: “se requiere de la mirada no sólo de las ciencias duras, que hasta hoy se encargaban del espacio, sino también de las ciencias sociales, es decir, el espacio también se abre a un nuevo abanico de vocaciones.”

Ventajas y desafíos

Las tecnologías emergentes, el nuevo contexto histórico y los actores recientemente involucrados determinan el uso que se haga de los recursos espaciales, es decir, las órbitas y las bandas de frecuencia de las ondas electromagnéticas empleadas en la comunicación.

El descenso de los costos tecnológicos convocó a una diversidad de empresas de base tecnológica –las llamadas startups-, a las universidades y a países con economías emergentes a acceder al espacio. ¿Cuáles son las nuevas posibilidades que ofrece el mercado espacial? González Allonca los reseña en su artículo, en una lista donde algunas propuestas ya nos resultan cotidianas (como el uso de satélites para internet o para observación) pero otras parecen tomadas de la ciencia ficción:

  • Monitoreo de la Tierra: constelaciones de pequeños satélites que capturan, procesan y entregan imágenes de la Tierra de alta resolución y casi en tiempo real.
  • Internet de banda ancha satelital: cobertura en todo el planeta a cargo de megaconstelaciones de satélites en órbitas cercanas a la Tierra.
  • Servicios de lanzamiento y transporte espacial: el transporte de tripulación y carga a la órbita terrestre, la Luna y Marte es uno de los objetivos de negocio de la empresa SpaceX.
  • Turismo espacial: nuevos destinos exclusivos, como orbitar la Tierra con la empresa Blue Origin pagando un ticket de entre U$S 50 millones y U$S 100 millones por persona.
  • Acceso a recursos naturales extraplanetarios: es posible desarrollar minería para extraer metales preciosos, agua y otros compuestos de gran valor de los objetos celestes próximos a la Tierra. Las empresas Planetary Resources y Deep Space Industries ya trabajan en este sentido.
  • Fabricación 3D en el espacio: producir insumos para la industria espacial en el propio espacio reduce los costos de fabricación y transporte. La empresa Made In Space fabricó su primer objeto en 2014 y recientemente recibió un contrato de la NASA para imprimir en 3D grandes vigas de metal.

“El desarrollo y la aplicación de soluciones innovadoras en el campo espacial, como la reutilización de cohetes o el despliegue de grandes constelaciones de satélites en la órbita baja de la Tierra implican enormes beneficios y un salto cualitativo para la industria”, explica González Allonca. Pero el experto en derecho espacial señala que además de oportunidades, la nueva era abre también interrogantes y desafíos: “la enorme cantidad de basura espacial (hoy, el 94% de los objetos en órbita son basura); cómo vamos a regular la minería de asteroides, cómo vamos a evitar la militarización del espacio y cuál va a ser el impacto de la privatización de determinadas actividades espaciales, entre otros”.

Nuevas leyes

Para responder estos desafíos y garantizar el uso óptimo y sustentable de bienes espaciales de carácter público (como materiales de interés minero, órbitas y bandas de frecuencia) en un contexto de indefinición, es necesario plantear nuevas leyes en el ámbito del derecho espacial. Según define el director del CIEE, “El derecho espacial es una rama autónoma del derecho, que regula las actividades realizadas en el espacio y suele asociarse con las normas, principios y estándares de derecho internacional que aparecen en los cinco tratados internacionales que gobiernan el espacio ultraterrestre y que han sido desarrollados bajo el auspicio de las Naciones Unidas. Además de estos instrumentos internacionales, una veintena de países cuenta con legislación propia sobre las actividades relacionadas con el espacio, entre ellos, la Argentina”.

En estos cinco tratados elaborados por las Naciones Unidas entre las décadas del 60 y 70, se desarrollan los principios jurídicos que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y uso del espacio ultraterrestre, incluyendo la Luna y otros objetos celestes, se plantean convenios para el salvamento y la devolución de astronautas y la restitución de objetos lanzados al espacio, el registro de objetos lanzados al espacio y la responsabilidad por daños causados por los mismos.

Sin embargo, como observa González Allonca, “los desarrollos tecnológicos espaciales estaban concentrados en pocos países y no se contemplaba el ´boom´ comercial que atraviesa el sector espacial en la actualidad”.

Primer Encuentro de Derecho, Política y Economía Espaciales

En este marco, el trabajo del CIEE resulta estratégico. “Las investigaciones y la formación de recursos humanos del CIEE se enfocan en el desarrollo de fundamentos, herramientas y métodos de obtención de conocimiento para asistir al avance del sector espacial nacional.”, explica González Allonca. “La elección de la UNLP no es azarosa, sino que responde a que esta universidad posee importantes antecedentes académicos para el análisis de los aspectos científico-tecnológicos, jurídicos y sociales de la regulación espacial y de alta tecnología.”

Por eso, el jueves 30 de noviembre la UNLP será sede del Primer Encuentro de Derecho, Política y Economía Espaciales. El evento tendrá lugar en el Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales (CIEE), y está orientado a comunicar las líneas de investigación y las propuestas para 2024.

Las y los interesados podrán inscribirse a través del siguiente enlace.





https://unlp.edu.ar/investiga/cienciaenaccion/la-unlp-piensa-el-rol-de-la-argentina-en-la-nueva-era-espacial-73845/?fbclid=IwAR2CdIFpJUPVmWjsLIA1MGwFTfh46yVtdC-EapX7baJR7GB0xVHJc1Us4dc

lunes, 27 de noviembre de 2023

La Fuerza Espacial de EE. UU. quiere rastrear 'observables anormales' con orígenes desconocidos en la órbita de la Tierra
La mayoría de las veces se trata de objetos lanzados por otras naciones.
Por Brett Tingley


El personal del Centro Nacional de Defensa Espacial en la Base de la Fuerza Espacial Schreiver brinda concientización sobre el dominio espacial centrada en las amenazas. (Crédito de la imagen: fotografía de la Fuerza Espacial de EE. UU. de Kathryn Damon)


La Fuerza Espacial de Estados Unidos quiere poder identificar y rastrear objetos misteriosos en órbita.

El Comando de Preparación y Entrenamiento Espacial de la Fuerza Espacial, o STARCOM, que tiene la tarea de educar y capacitar al personal de la Fuerza Espacial de los EE. UU., publicó recientemente un documento titulado "Space Doctrine Publication 3-100, Space Domain Awareness" que describe qué es la Conciencia del Dominio Espacial (SDA) y cómo establecerlo y mantenerlo. En pocas palabras, SDA significa ser capaz de identificar, comprender, rastrear y mantener la custodia de todos los distintos objetos en órbita alrededor de la Tierra.

La mayor parte del documento describe la necesidad de mantener un entorno seguro mediante la vigilancia y el seguimiento de objetos como fragmentos de desechos espaciales, el número cada vez mayor de satélites comerciales, naves espaciales operadas por adversarios y "los peligros que plantean el entorno espacial y los desechos naturales" como meteoritos o erupciones solares.

Sin embargo, el documento continúa señalando que operar de manera segura en el espacio también requiere "la capacidad de identificar y responder rápidamente a amenazas y peligros, incluidos objetos que exhiben observables anormales y patrones de vida que no pueden correlacionarse con ningún propietario o punto de origen". Entonces, ¿qué podrían ser estos objetos?

La mayoría de las veces se trata de objetos lanzados por otras naciones. El documento de STARCOM señala que es "imperativo para la seguridad de las operaciones espaciales que Estados Unidos no sólo sepa dónde están los objetos y las naves espaciales en un momento dado, sino también cómo llegaron allí, quién los posee, sus capacidades potenciales y su intención del operador."

La publicación continúa describiendo las muchas formas en que se puede lograr esta capacidad, incluido el uso de sistemas de radar, sensores ópticos e infrarrojos, monitoreo de radiofrecuencia, estaciones meteorológicas espaciales orbitales y el uso de información producida por la comunidad de inteligencia.


Un gráfico del Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial de EE. UU. que representa las diversas categorías de sensores utilizados para el conocimiento de la situación espacial (por ejemplo, radares terrestres, telescopios, antenas de interceptación de señales y sensores espaciales). (Crédito de la imagen: Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial/Justin Weisbarth)


Aún así, incluso con la multitud de formas en que la Fuerza Espacial de EE. UU. y otras organizaciones realizan un seguimiento de los objetos en la órbita de la Tierra, los acontecimientos recientes demuestran cómo algunos pueden no atribuirse.

En un ejemplo de principios de 2022, se vio un cohete rebelde lanzándose hacia la luna. Si bien la mayoría de los observadores señalaron que el cohete probablemente era un propulsor de la misión lunar Chang'e 5-T1 de China, la propia China negó la afirmación.

También se ha observado que el avión espacial reutilizable de China libera cargas útiles desconocidas en órbita en octubre de 2022.

Anteriormente, en 2014, las estaciones de seguimiento espacial observaron un objeto desconocido junto a tres satélites rusos. Se creía que era un dispositivo antisatélite o una nave espacial de inspección, pero finalmente permaneció sin identificar.

A la luz de estos y otros acontecimientos, la Fuerza Espacial está intentando vigilar más de cerca lo que sucede en órbita. En octubre de 2023, el Comando de Sistemas Espaciales de la Fuerza Espacial seleccionó varias empresas privadas para ayudar a acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con la conciencia del dominio espacial, según SpaceNews.

A principios de este año, United Launch Alliance lanzó la nave espacial secreta Silent Barker de la Fuerza Espacial, diseñada para ser un "vigilante" de los satélites en órbita geosincrónica, la región del espacio a unas 22.236 millas (35.786 kilómetros) de altura que permite que las naves espaciales permanezcan estacionarias sobre puntos fijos en la tierra.

Y en 2022, el Pentágono creó AARO, la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios, cuya misión es intentar detectar, identificar y atribuir objetos "anómalos y no identificados en el espacio", así como aquellos en el aire o el agua, o aquellos que parecen viajar entre estos dominios. Hasta ahora, la oficina no ha encontrado "ninguna evidencia creíble" de que alguno de estos objetos anómalos sea de origen extraterrestre.

Pero a pesar de la necesidad de una mayor conciencia de lo que hay en el espacio y quién podría estar operándolo, "las capacidades del dominio espacial para la conciencia espacial todavía están rezagadas", dijo el jefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial, general B. Chance Saltzman, en abril de 2023.



¿Hacia una Fuerza Aeroespacial Argentina?
Por Mariano Germán Videla Solá




El constante avance en el desarrollo de tecnología aeroespacial, con su aplicación en el ámbito militar, permite analizar la posibilidad de dar un paso más en la historia aeronáutica argentina, dando lugar a una fuerza aeroespacial. En particular, el cambio de denominación de Fuerza Aérea hacia una Fuerza Aeroespacial es una tendencia que han tomado algunos países que por sus características geográficas, económicas y políticas no pueden tener un Organismo que se encargue exclusivamente de la cuestión aeroespacial, como ocurre con las grandes potencias, por ejemplo, la Fuerza Espacial de los Estados Unidos (USSF) o las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa.

Un caso para estudiar es la decisión tomada por el Gobierno de Colombia en el año 2023 con la sanción de la Ley 2302, que significó el cambio de denominación (de Fuerza Aérea a Fuerza Aeroespacial), trazando un nuevo camino para la vigilancia y control del espacio aéreo, cuyos límites trascienden a la actividad regular de una fuerza aérea.


Otro ejemplo de unidad entre Fuerza Aérea y Fuerza Aeroespacial ocurrió en el año 2020 con el Ejército del Aire Francés, que adquirió la nueva denominación de Ejército del Aire y del Espacio. Esta conjunción responde a una iniciativa tomada luego de la creación de un Comando Aeroespacial, (Commandement de l’espace) creado el 3 de septiembre de 2019) con una fuerte apuesta al ejercicio virtual Astér X, conformado por el Centro de Mando y Control de Operaciones Espaciales (C3OS), el Centro de Observación Militar por Satélite (CMOS) y el centro operativo para la vigilancia militar de objetos espaciales (COSMOS), siendo el primer ejercicio espacial militar europeo.

Más alto, más rápido, más lejos: ¿Una oportunidad?

El omnipresente lema de la Fuerza Aérea Argentina guarda similitudes con las palabras pronunciadas por quien fuera Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire y Espacio Francés general Philippe Lavign con motivo del cambio de denominación: “Hoy los aviadores deben mirar más alto, más allá, hacia el espacio, este nuevo campo de confrontación que es altamente estratégico y cada vez más conectado”.

Mas allá de la referida analogía, y de una cuestión formal -jurídico normativa-, muchos países han decidido avanzar hacia el cambio de denominación como una forma de no limitar el dominio aeroespacial hacia otros sectores del ámbito de la defensa, nucleando de esta manera a todas aquellas actividades ligadas al aeroespacio en una única institución.


Cabe destacar que la especialización de la Fuerza Aérea en cuando al dominio aeroespacial no restringe al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y al Comando Conjunto Aeroespacial en su actividad, dado que el control aeroespacial es competencia de todas las fuerzas, con su expertise propio en la materia.

El cada vez mayor alcance de la tecnología satelital con incidencia directa en cuestiones militares, antes reservada a las grandes potencias, sumada al desarrollo de vectores con capacidad estratégica, implican rever la rica historia argentina, de cara al futuro.

Antecedentes históricos

Desde sus orígenes, la Fuerza Aérea, creada en 1945, avanzó a paso firme en el desarrollo de nuevas tecnologías en materia aeroespacial. Con la creación el 28 de enero de 1960 de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) la FAA consolida institucionalmente su labor, que tiene como preámbulo el inicio de sus primeras investigaciones en 1947.

El primer paso tiene lugar en 1947 con el desarrollo del motor cohete AN-1, de 320 kg. de empuje y 40 segundos de tiempo de combustión, en paralelo al desarrollo del cohete Tábano, diseñado para ser lanzado desde un avión. Durante las décadas de 1960 y 1970, la CNIE lleva a cabo lanzamientos de toda una familia de cohetes: En 1961 el cohete APEX A1-02 Alfa Centauro, seguido por el vector de dos etapas APEX-A1-S2-015 Beta Centauro, y los Gamma Centauro de performances superiores.

La primera década de 1960 tiene un particular desarrollo aeroespacial, que incluyo hitos como el lanzamiento simultáneo de cohetes Gamma Centauro desde CELPA Chamical y la Base Matienzo en la Antártida Argentina, lo que significó que la Argentina se convertía en el tercer país que estudiaba los Rayos X en la atmosfera del continente austral, luego de la Unión Soviética y los Estados Unidos.

Durante las décadas de 1960 y 1980 se dio el mayor desarrollo aeroespacial argentino. Créditos: Fuerza Aérea Argentina

Luego de la familia Centauro, se sucedieron los cohetes Orión I y Orión II, que alcanzaron los 100 km de altura, seguidos por una importante empresa denominada “Programa Felino” en cuanto a cohetes para fines meteorológicos, entre ellos el Gato Negro A-1, el Tigre A-2, el Jaguar A-3, Leopardo A-4 y Sonda Pantera A-5, que son lanzados para tareas de detección y prevención de granizo.

Otro hito de esta etapa fue el Experimento BIO I, desarrollado conjuntamente en el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales (IIAE) de la Provincia de Córdoba y la CNIE, que incluyo el análisis de parámetros biológicos de animales, que incluyeron el envío de carga viva tras alcanzar altitudes de 300 km.

En particular, los cohetes Tauro se encontraban provistos de sofisticados equipos de medición e instrumental fotográfico, lo que le permitió efectuar misiones de relevamiento de recursos naturales. En ese contexto, la Fuerza Aérea Argentina avanza con el Programa Satelización, que incluía entre otros el Sistema Satelital Domestico Argentino SAC I, siendo este el primer paso para la construcción de un lanzador de satélites con su correspondiente sistema de guiado, lo cual originó el frustrado Proyecto Cóndor.

El avance aeroespacial incluyo la experiencia conjunta con Francia y los Estados Unidos (Operación Orión-Eclipse), y el desarrollo de los cohetes Rigel, Castor, Canopus I y II, alcanzando su máximo apogeo con el lanzamiento de los cohetes científico Tauro-01 hacia comenzó de la década de 1980.

Siendo la cúspide de la actividad aeroespacial nacional, el desarrollo de los vectores Cóndor I y II se trató de un programa para la construcción de un cohete de 2 etapas, con un sistema de control por radio, con una carga útil de 500 kg. y un alcance estimado de 1000 Kms. El contexto socioeconómico de la década de 1980, sumado a las consecuencias geopolíticas de la guerra de Malvinas llevaron a que las instalaciones fueran desmanteladas en julio de 1990, desguazándose la planta de construcción bajo supervisión de veedores norteamericanos.

Créditos: INVAP

La basta actividad aeroespacial desarrollada a lo largo de casi cinco décadas contrasta con la actualidad, donde programas como la Experiencia Centenario carecen de continuidad y recursos suficientes para dar un salto cualitativo en cuanto a nuevas capacidades. Sin dudas, existen prioridades que deben ser atendidas en el menor plazo posible, que hacen a la misión primordial de la FAA, como ser revertir la involución tecnológica que implico la baja del sistema de armas de la familia Mirage, dejando a la fuerza sin capacidad de combate supersónica.

En medio de la norma argentina de constante incertidumbre, más que esperar, debe ser un anhelo el no exacerbar el conformismo como virtud, sino más bien valorar el formidable esfuerzo realizado a diario por los integrantes de la fuerza, fortaleciendo su compromiso con aquellas herramientas que estén a nuestra disposición, en un contexto donde el desarrollo y control de la soberanía aeroespacial es cada vez más relevante.

*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.

Fuentes Consultadas

Fuerza Aérea Argentina. (2012). El vuelo del cóndor. Quilmes, Buenos Aires, Argentina: Editorial de Arte.

Fuerza Aérea Argentina. (1987). 75 Aniversario de la creación de la Fuerza Aérea Argentina. Buenos Aires, Argentina. Obra Social de la Fuerza Aérea, Departamento Gráfico.



domingo, 26 de noviembre de 2023

Por qué vender ARSAT sería un error estratégico: su importancia en la vida cotidiana
Soberanía satelital, la posibilidad de conectar con internet a todo el país, el control de la base nacional de datos. Arsat es una compañía clave para el desarrollo de la sociedad. Peligro por la ola privatista que se aproxima.
por RODRIGO NÚÑEZ


Credito: arsat.com.ar


Con la idea de instalar una sede propia en Bariloche, el proyecto de desarrollo de un tercer satélite y la meta de conectar a zonas rurales, Arsat es la empresa nacional de telecomunicaciones y tiene una injerencia tanto sobre la vida cotidiana como en la planificación futura del país. Con los aires de privatización que empiezan a tejerse de cara al nuevo ciclo político que se abre, corre riesgo de pasar a manos muy interesadas.

El presidente electo Javier Milei ya dejó en claro el tono privatista que quiere imprimir a su gestión. Esta semana, empezaron a surgir rumores sobre un supuesto interés del magnate mexicano Carlos Slim en comprar Arsat. La especulación se sostiene en que la última licitación de 5G colocó a la firma Claro como un oferente de menor para adjudicar el espacio de intervención, comparado con Telecom y Claro.

Si la empresa extranjera avanza en la compra de Arsat, se posicionaría como el principal jugador del mercado. En Norteamérica no dejan correr la versión, pero no se descarta que los otros competidores también reclamen su participación en el proceso de privatización, si es que se lleva a cabo. Desde lo legal y técnico, la venta debería atravesar un debate legislativo, tal cual sucedería con YPF.

Qué representa Arsat para la Argentina

Más de 700 personas trabajan en la empresa, cuyos servicios prestados por los satélites Arsat 1 y Arsat 2 generaron ingresos por 40 millones de dólares este año, el 28% de los cuales corresponden a exportaciones a clientes internacionales. En el centro de control satelital se controlan y monitorean los dos satélites geoestacionarios de telecomunicaciones localizados a 36 mil kilómetros de altura sobre el plano de Ecuador, que giran alrededor del planeta y permiten establecer servicios de comunicaciones las 24 horas.

Actualmente, hay más de 2.900 escuelas rurales conectadas a Internet Satelital y se proyecta conectar 40.000 escuelas más, de las cuales 4 mil serían de forma satelital. El objetivo es dar conectividad a lugares de la Argentina adonde no llega otro operador privado, ya que no pueden generar grandes saldos rentables.

En cualquier lugar remoto, una persona que paga con un medio electrónico lo hace por medio de la comunicación que fluye por los satélites. Argentina es uno de los pocos países del mundo que además de poder diseñar y construir satélites, los opera. Eso deriva en la soberanía espacial, porque no se depende de que otro país comercialice un satélite.

Además del tercer satélite, Arsat trabajaba hasta ahora en la construcción de una Estación Terrena en Palmira, Mendoza, con una inversión aproximada de 10 millones de dólares. También planificaba la instalación de una sede propia de 12 mil metros cuadrados en el Parque Productivo Industrial Tecnológico Bariloche, con una inversión proyectada en 70 millones de dólares.

Otra de las funciones es el monitoreo de la Televisión Digital Abierta (TDA) y el tráfico satelital e internet satelital, además de brindar soporte técnico para los usuarios. En estas oficinas, los trabajadores se desempeñan las 24 horas los 365 días del año, porque las tareas requieren supervisión permanente.

Actualmente, se encuentran desplegadas 97 estaciones de las cuales están operativas 96, y se encuentran distribuidas geográficamente según densidad poblacional. Las estaciones se dividen en dos categorías: las RFM, que reciben la señal por satélite; y las RFU, que las reciben a través de fibra óptica.

Red Federal de Fibra Óptica

En Arsat también funciona el centro de operaciones de la Red Federal de Fibra Óptica, una amplia red mayorista de transporte de datos que llega a distintos puntos del país. La misma cuenta con 34 mil kilómetros de fibra a lo largo de todo el país, y más de 1.200 puntos donde hay equipo de Arsat y conectividad física. El tendido está compuesto por una red troncal federal, organizada en trece regiones geográficas, y redes provinciales interconectadas.

De esta forma, hay cobertura en los nodos de cada pueblo, donde el acceso a internet de alta velocidad es limitado. Como prestador mayorista, Arsat conecta a los proveedores locales, principalmente a pequeñas y medianas y cooperativas de telecomunicaciones.

Al mismo tiempo, funciona el Centro Nacional de Datos en una superficie de 4.500 metros cuadrados, que alberga sistemas de información y almacenamiento con 600 racks que ofrecen servicios de hosting. El data center es el eje estructural de la red federal de fibra óptica, donde llegan los 36.000 kilómetros de fibra óptica que están distribuidos en todo el país.



lunes, 20 de noviembre de 2023

Una doctora de paliativos relata qué suelen decir las personas justo antes de morir
"Cuando me dicen que han visto a un ser querido fallecido, sé que sólo les quedan horas o días", dice la médica.


Imagen de archivo de una cama de hospital. Europa Press - Archivo


La muerte es uno de los fenómenos que más cuestiones genera a los científicos, desde hace años. Nadie ha vuelto de ella para contarnos lo que ocurre, así que sólo tenemos unas pocas certezas de lo que ocurre en el momento cuando se extingue una vida.

Pero los médicos de paliativos conviven a diario con la muerte y saben muy bien, al menos, qué pasa por las cabezas de los que van a morir justo antes de ese definitivo momento.

La doctora Sarah Wells es una médica de paliativos en Reino Unido, que ha atendido a 2.000 pacientes con enfermedades terminales. Wells ha escrito un artículo para The Telegraph, donde cuenta su experiencia de 20 años mirando cara a cara a la muerte.

Wells dirige un equipo de 10 médicos en el Marie Curie Hospice en la localidad de Solihull, y atiende de 12 a 20 pacientes a la vez, cada uno con diagnósticos terminales de demencia, enfermedades cardíacas, insuficiencia orgánica, enfermedades de las neuronas motoras y cáncer avanzado, a todos ellos con solo unas semanas de vida.

La doctora dice que muchas de las personas a las que cuida tienen miedo de lo desconocido, especialmente si han sido testigos de los últimos momentos dolorosos de un ser querido. Wells recordó el caso de una mujer con insuficiencia cardíaca que estaba aterrorizada por lo que vendría después, tras ver a su padre sucumbir a la misma afección.

"Le aseguramos que morir es generalmente un proceso pacífico, durante el cual las personas se vuelven más somnolientas a medida que sus órganos se ralentizan y caen en la inconsciencia, siendo capaces de oír y sentir el toque de una mano, aunque no puedan comunicarse", dijo.

Además de obtener una perspectiva diferente sobre el acontecimiento de la vida que más teme la gente, la doctora Wells dice que su trabajo le ha abierto la mente a ámbitos fuera de los vivos.

"No soy nada religiosa, pero mi creencia espiritual en una vida futura se ha visto fortalecida por mi trabajo. Los pacientes no me hablan tanto de Dios, sino de los familiares fallecidos que ven acercarse a ellos", dice.

Wells dijo que una señal en particular siempre le alerta de que a sus pacientes no les queda mucho tiempo. "Cuando me dicen que han visto a su madre, a un niño perdido o incluso a una mascota (ya sea como espíritus o imágenes en sus mentes, depende de su sistema de creencias, pero siempre lo encuentran tranquilizador), sé que sólo les quedan horas o días", dijo.

Wells también explica que pierde el temor a los cuerpos fallecidos. "Hablamos con los fallecidos como lo haríamos cuando estaban vivos", añadió. "Las enfermeras realizan los últimos oficios y lavamos y vestimos al fallecido con el apoyo de sus familiares. Es un ritual hermoso y digno; mi tristeza va acompañada de un sentimiento de orgullo por haber podido desempeñar un pequeño papel en sus vidas", dice.

Así le cambia la vida

Como pasa gran parte del día contemplando la muerte, Wells dijo que ya no se preocupa por las pequeñas cosas de la vida, como los "embotellamientos de tráfico" o las "declaraciones de impuestos".

También ha aprendido a cuidar de sí misma y de su salud. "A los 52 años, hago ejercicio y como bien para mantenerme lo más saludable posible, pero no me preocupa enfermarme", escribió la facultativa.

"Aprecio más a la familia y a los amigos y me concentro en el ahora, en lugar de en lo que podría suceder en el futuro", dice. La doctora les dice a sus pacientes que aunque sólo les quede un día, "cada día es precioso", y ahora también mantiene esa creencia. Ella misma no tiene miedo de morir, escribió, porque comprende lo que sucederá.



Fuente: 20minutos.es

sábado, 18 de noviembre de 2023

Los científicos que estudian la canalización psíquica descubren un “fenómeno complejo que merece un estudio más serio”
por Christopher Plain


Credito: Pixabay


Un equipo de científicos que estudia a personas que afirman poder hablar con los muertos a través de canalización psíquica informa haber encontrado un "fenómeno complejo que merece un estudio más serio".

Si bien los investigadores no encontraron apoyo definitivo para ninguna de las supuestas habilidades psíquicas de los sujetos del estudio, creen que su trabajo muestra que tales afirmaciones de mediumnidad y canalización psíquica pueden estudiarse científicamente y bajo condiciones controladas.

"Al revelar el dinámico mundo de la canalización, este estudio internacional revela sus idiosincrasias y desafíos de investigación", dijo la Dra. Helané Wahbeh, quien dirigió la investigación, "ofreciendo valiosas pepitas de sabiduría para futuros investigadores que busquen aprovechar su utilidad potencial".

Cuatro objetivos al estudiar la canalización psíquica

Publicado en el Journal of Scientific Information, que los investigadores describen como "una revista de acceso abierto, revisada por pares y de platino que se dedica a temas científicos inconformistas o de frontera", el estudio exploratorio fue diseñado para determinar la utilidad potencial de la "información canalizada" basado en diez preguntas planteadas por investigadores a médiums que afirmaban tener la capacidad de realizar canalizaciones psíquicas.

El trabajo titulado “Respuestas de los canalizadores a las preguntas de los científicos: un estudio exploratorio” se centró en cuatro objetivos principales. Éstos eran:

  • Evaluar la correspondencia de las respuestas canalizadas y no canalizadas dentro de las preguntas,
  • Evaluar la correspondencia de las respuestas de los diferentes canalizadores para cada pregunta mientras se encuentran en los estados de canalización y no canalización.
  • Examinar si los canalizadores creen que están recibiendo información de la misma fuente y,
  • Explorar los temas cualitativos que surgen de cada pregunta.

Para realizar el estudio, los investigadores reclutaron a 15 canalizadores en total. A cada canalizador se le hicieron diez preguntas tanto en el estado "canalizado" como en el "no canalizado".

Posteriormente, las respuestas fueron evaluadas por un panel de tres jueces, que utilizaron "criterios estructurados" para determinar un valor cuantitativo mensurable para los primeros tres objetivos. Después de ese análisis, el equipo realizó un análisis "cualitativo" del cuarto criterio centrado en temas potenciales que pueden surgir o no de cada pregunta.

Un estudio encuentra resultados que apoyan y contradicen las hipótesis de los investigadores

Los resultados fueron mixtos; algunos cumplieron con las expectativas del equipo, mientras que otros contrastaron directamente las suposiciones anteriores.

Por ejemplo, los investigadores dicen que encontraron "baja correspondencia" entre las respuestas proporcionadas por los canalizadores en los dos estados diferentes de "canalización" y "no canalización". Esto era como esperaban.

Sin embargo, cuando los jueces realizaron un análisis cuantitativo del segundo criterio, encontraron “prácticamente ninguna correspondencia” entre las respuestas dadas mientras canalizaban y cuando no canalizaban. Este hallazgo fue "contrario a nuestra hipótesis", dicen.

Los investigadores también dicen que al realizar la canalización psíquica, los canalizadores no percibían que todos estaban accediendo a la misma fuente de información. No hubo indicios de si este hallazgo estaba en línea o era contrario a alguna hipótesis previa al estudio.

Finalmente, el análisis cualitativo del equipo arrojó resultados mixtos. En algunos casos, aparecieron “temas coherentes y comunes” para preguntas específicas pero no aparecieron para otras.

Los resultados encuentran un fenómeno complejo pero no hay pruebas definitivas de habilidades psíquicas

Los investigadores señalan que no pueden afirmar haber encontrado pruebas definitivas que respalden las supuestas habilidades del canalizador. Sin embargo, dicen que su trabajo "ofrece información para mejorar los estudios futuros que intenten obtener información valiosa a través de la canalización", lo cual, según ellos, debe suceder.

"Los autores concluyeron que la canalización es probablemente un fenómeno complejo que merece un estudio más serio", concluye el comunicado de prensa que anuncia el estudio, "ya que tales percepciones probablemente estén influenciadas por muchos factores, aún desconocidos, que deberían revelar mucho sobre los límites del funcionamiento del cerebro y la conciencia humana”.



viernes, 17 de noviembre de 2023

Tecnología satelital de primer nivel desde la Argentina
INVAP continúa avanzando a grandes pasos en el desarrollo del sector espacial, con grandes programas como las segundas generaciones del SAOCOM y el ARSAT, el programa SABIAMAR y nuevas ideas. Luis Genovese, gerente del área, habló con Pucará Defensa sobre cómo están trabajando.
Por Santiago Rivas



Dialogamos con Luis Genovese, nuevo gerente del área espacial de INVAP, para tener una visión sobre cómo están avanzando los programas en el que es uno de los principales sectores de la empresa. Actualmente, INVAP produce los satélites más grandes y complejos en América Latina y apunta a empezar a convertirse en un proveedor internacional.


Pucará Defensa: ¿Cómo vienen los programas de INVAP en la parte espacial?

Luis Genovese: Para comenzar con el SAOCOM, estamos trabajando en la segunda generación de los satélites. El SAOCOM 1A y 1B, que se lanzaron en 2018 y 2020, tienen una vida útil entre 5 y 7 años, entonces ya hay que empezar a trabajar en la segunda generación, en el reemplazo del primer satélite. Igualmente apostamos a que la vida útil de la primera generación se pueda extender. Pero ya estamos con el SAOCOM 2. La novedad es que estamos incorporando una actualización tecnológica de varios componentes a bordo. Algunos componentes ya habían caído en obsolescencia. Y esperamos también poder incorporar tecnología sobre la antena, que era un equipamiento que en parte se adquiría en el exterior. Estamos a nivel de ingeniería preliminar.




PD: ¿En qué cambiaría en cuanto a capacidades con respecto a la primera generación?

LG: En capacidades, incorporamos una electrónica del instrumento radar de apertura sintética que es de nueva generación. Eso podría también plasmarse en una mejora de alguna de las prestaciones. El requerimiento principal no es para cambiar la misión, que es sumamente performante de por sí, pero sí actualizar algunos componentes por obsolescencia tecnológica de la plataforma. En el radar, pasando a una nueva tecnología de procesamiento digital, una radio definida por software, tecnología más moderna que nos permite poder manejar otras prestaciones para el radar. Pero la misión de por sí cumple los mismos requerimientos que ya estaban previstos. Recordemos que sobre las capacidades del instrumento radar se han venido desarrollando muchas aplicaciones, basadas en el procesamiento de esa información. Por ejemplo, para la medición de humedad del suelo para distintos usos, para lo cual también hay mantener la misma calidad de las imágenes para dar continuidad en la provisión del servicio.

PD: ¿Va a incorporar más componentes de producción nacional?

LG: Exacto, eso es un nuevo desafío. Quisiéramos ver la posibilidad de incorporar unos elementos activos de la antena, que son parte de la definición que estamos teniendo con la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales). Ya toda la electrónica de a bordo del instrumento radar es un diseño nacional y provisión de INVAP y quisiéramos avanzar también en lo que faltaría de la antena, de manera de que todo el instrumento tenga el mayor contenido posible de producción nacional.

PD: ¿Cuándo está previsto tener listo el primer SAOCOM de segunda generación?

LG: El satélite estamos pensando tenerlo alrededor del 2029. El cronograma tiene que ver con, por un lado, tenerlo listo de manera que empalme con la misión de la primera generación, pero, por otro lado, también la necesidad de poder incorporar estas tecnologías que requieren de un desarrollo extra, no es una réplica idéntica del anterior.

PD: ¿También se harían dos satélites o se planea tener más?

LG: Por ahora es un satélite. Se está evaluando la posibilidad de, en vez de tener dos idénticos, que haya un segundo más sencillo que permita cumplir con algunos requerimientos de la misión, algunos modos de operación y de imágenes. Y eso es parte de lo que estamos analizando, porque el nivel de inversión y de trabajo necesario para poder generar nuevamente dos satélites es alto, así que es parte de una optimización de la misión que estamos trabajando con CONAE.

PD: ¿Cómo es el trabajo en conjunto con CONAE? Tanto en la definición de los requerimientos como después, una es que se entrega el satélite. ¿Cómo se trabaja para sostener la operación? Entiendo que lo operan ellos y ustedes lo sostienen.

LG: La relación es siempre excelente, es un trabajo en equipo desde hace varias décadas. Desde el punto de vista de roles, CONAE es quien lleva adelante la definición de la misión, tiene una participación muy importante en algunos aspectos del diseño, sobre todo en la utilización de la información, los algoritmos o los modelos para procesar y extraer de esas imágenes el conocimiento. La operación de los SAOCOM también tiene un aspecto de operación conjunta con la Agencia Espacial Italiana, por el hecho de que están volando en constelación con los satélites Cosmo Skymed. Nosotros seguimos de cerca a través del soporte que proveemos anualmente, hay personas del equipo de ingeniería que están atentas a cualquier consulta durante la vida útil del satélite y proveemos lo que se llama un servicio de soporte en órbita.

PD: ¿Qué otros programas tienen en satélites?

LG: Hoy estamos con el SABIAMAR, que es la misión color oceánica. La etapa de ingeniería fue terminada y aprobada. Hemos fabricado también lo que llamamos modelos de ingeniería, son unidades nuevas, como un prototipo del satélite que no vuela, para probar todas las funcionalidades de estas unidades, la electrónica de abordo y su software. Y ya estamos iniciando la producción de las unidades del modelo de vuelo en el cuarto limpio, tanto de la plataforma y avanzando con la carga útil, que son las cámaras electroópticas diseñadas específicamente para la misión. También son desarrolladas en el país y construidas por INVAP. Es nuestro próximo satélite, que esperamos ver en órbita en el 2025.

PD: ¿Qué tipo de sensores va a llevar el SABIAMAR?

LG: El SABIAMAR tiene cámaras electrónicas cuyas bandas fueron elegidas en el rango del espectro visible, infrarrojo cercano e infrarrojo de onda corta, son varios canales. Están diseñadas para poder relevar información característica de los océanos, básicamente el estado de salud de los mismos, su productividad para el cuidado del ecosistema y de los recursos. Es la primera misión que está específicamente diseñada para poder relevar parámetros de los océanos. A diferencia de las cámaras que diseñamos para mirar, por ejemplo, las cosechas a través del índice verde, que requiere ciertas bandas espectrales, en este caso se utilizan otras bandas que permiten relevar estos parámetros de los océanos. Es una misión única a nivel mundial. Es totalmente dedicada a los océanos y grandes espejos de agua y ecosistemas costeros.




PD: ¿Y estas cámaras las está desarrollando INVAP localmente?

LG: Sí, estas cámaras y su desarrollo se inició hace bastante tiempo. Es más, aprovechamos también para dotarnos de un laboratorio de óptica con equipamiento de estado del arte, como en otros laboratorios del mundo para poder ensamblar las cámaras, poder probarlas, poder calibrarlas, poder hacer todos los trabajos iniciales de desarrollo y luego sobre el modelo de vuelo. Así que por primera vez estamos utilizando este nuevo laboratorio para la producción de estas cámaras.

PD: ¿Anteriormente habían desarrollado cámaras propias?

LG: Sí, habíamos desarrollado tres cámaras para la misión SAC-C, que se lanzó en el año 2000, también electroópticas, una cámara de muy ancho barrido, en el sentido de cuánto territorio podía escanear mientras el satélite avanzaba, multiespectral, con el objetivo de poder determinar el estado de salud de la vegetación para determinar el índice verde, monitoreo de productividad agrícola y procesos de desertificación. Fue la primera vez que logramos mapear a toda la Argentina con esas bandas y con esa información con un satélite propio, pero también llevó a bordo otras dos cámaras, una de alta sensibilidad, que permite tomar imágenes nocturnas con usos muy interesantes para determinar fenómenos urbanos nocturnos. Y una tercera cámara, con 30 metros de resolución. Hoy las altas resoluciones son por debajo del metro, pero en el año 2000 era una cámara de alta resolución que permitía, dentro de toda la imagen de la cámara multiespectral, poder tomar una parte de esa imagen en mayor resolución. Así que desde el año 2000, luego también en SAC-D volaron otras cámaras provistas por INVAP y ahora, después de alguna pausa donde nos enfocamos mucho en los instrumentos radar de apertura sintética, con la misión SABIAMAR estamos retomando e invirtiendo en nueva tecnología de sensores electro-ópticos para las próximas misiones.

PD: ¿El SABIAMAR se sigue trabajando con Brasil?

LG: Originalmente estaba previsto que fueran dos satélites, los cuales tenían una plataforma de servicios provista por Brasil y las cargas útiles electroópticas provistas por la Argentina, de manera que eran dos satélites que funcionaban en conjunto, mejorando la capacidad de revisita, es decir, de frecuencia de toma de imágenes. Lamentablemente, y ya hace varios años de esto, por razones presupuestarias, Brasil no pudo continuar. Entonces la decisión de Argentina, de CONAE, fue continuar y nosotros, además de hacer el desarrollo de la carga útil, las cámaras, hicimos el desarrollo de una plataforma de nueva generación, sobre todo la electrónica de abordo, que nos está sirviendo ahora para la nueva generación de los satélites SAOCOM. Esperamos ahora retomar la relación con Brasil, que sería muy bueno. Brasil está nuevamente interesado en sumarse y entiendo que en este momento están habiendo charlas a nivel de las agencias espaciales para ver de qué manera podría ocurrir eso. Desde nuestro punto de vista sería excelente. Nosotros además hemos trabajado con el equipo de Brasil del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) en la provisión de un sistema de navegación, control y supervisión para sus satélites. E inclusive entrenando a brasileños aquí en Argentina, en Bariloche, con lo cual la relación históricamente siempre ha sido muy buena desde hace mucho tiempo. Recordemos que en los tiempos de los satélites de aplicaciones científicas íbamos a ensayarlos ambientalmente a Brasil, así que quisiéramos se pueda se pueda retomar el curso de la cooperación.

PD: ¿El SABIAMAR también sería operado por CONAE?

LG: Sí, es operado por CONAE, nosotros no nos hacemos cargo de la operación, sí tuvimos una parte inicial de la misma cuando se desplegó el segmento terreno en Falda del Carmen para la misión SAC-C, en todos los SAC teníamos una participación importante, pero luego también es lo más natural que la Agencia Espacial lleve adelante la operación. Ya tiene también una red de contratistas que se ocupan de este tema, con lo cual nosotros no estamos buscando incrementar nuestras actividades hacia la operación de los satélites.

PD: Además tiene otros proyectos que hacían con ARSAT.

LG: Sí. A fines de 2020 y gracias a un desarrollo que habíamos comenzado a emprender antes, se pudo plasmar la tercera misión del ARSAT, Segunda Generación número 1 (SG1), que incorpora nuevas tecnologías tanto en la plataforma como en la carga útil, que en este caso la diseñamos completamente. A diferencia del ARSAT 1 y 2, en los cuales se había adquirido la carga útil a una empresa europea, en este caso avanzamos con la nacionalización de todo lo que es el diseño, integración y ensayos de la carga útil y es una carga útil de nueva generación, que se denominan cargas útiles de alto rendimiento. Tiene un conjunto de antenas que permiten iluminar el área de cobertura, particularmente en el SG 1 serán Argentina y países limítrofes, como si hubiera spots, zonas de iluminación, más de 40 en esa área de cobertura. El alto rendimiento tiene que ver con que utiliza una tecnología que hace más eficiente el uso del ancho de banda disponible, por ejemplo, en frecuencia. Y eso permite tener un sistema a bordo que complementándose con el sistema en tierra, brinda un servicio de Internet de banda ancha satelital. En los ARSAT 1 y 2 el servicio era distinto, desde tierra se enviaba información y esa información luego era distribuida en el área de cobertura. Con el satélite de carga útil de alto rendimiento de banda ancha satelital, junto con el segmento terreno y la red de fibra óptica, que también es de ARSAT, se arma todo un esquema de comunicación donde cualquier usuario en tierra tiene conectividad de banda ancha como si estuviera conectado a una red de Internet. Por supuesto que cuando hablamos de banda ancha satelital sabemos que toda la información son datos, quiere decir que cualquier tipo de servicio se puede montar sobre esa banda ancha satelital, en particular con la capacidad a bordo del satélite se podría dar un servicio a más de 200.000 usuarios que no tienen otra posibilidad de acceder a un servicio de Internet. Eso tiene que ver con el plan de poder conectar y dar servicios a escuelas rurales u hospitales o distintas oficinas de la administración pública y, por supuesto, también a privados, en lugares donde no hay otro medio para tener ese tipo de conectividad, y el alto rendimiento tiene que ver con el hecho de que al hacerlo utilizando la tecnología más moderna, el costo es similar al costo que se tiene en otros lugares del mundo. Entonces, además del desarrollo de la tecnología satelital en sí misma, está el aspecto de estar en línea con lo que ocurre en el mundo. A nivel de la plataforma de servicios hemos desarrollado e incrementado la participación nacional, a través de desarrollos de, por ejemplo, la computadora de abordo, del sistema de distribución de potencia, pero también incorporamos algo novedoso, nuestra primera experiencia en sistemas de propulsión eléctrica. Son propulsores que utilizan la aceleración de un haz de iones para generar el impulso. Esa electrónica capaz de comandar a esos propulsores iónicos también la estamos desarrollando en INVAP (los propulsores iónicos los adquirimos de un proveedor). ¿Y por qué estamos yendo a ese sistema? Tiene muchísima más eficiencia que los sistemas químicos. A nivel del satélite hay una reducción del peso del combustible, más de una tonelada respecto a los ARSAT 1. Tardan más tiempo en llegar a la posición geoestacionaria, porque los propulsores iónicos tienen un empuje menor que un sistema químico, pero la eficiencia global tiene que ver con el costo de lanzamiento por la reducción de masa, y el aprovechamiento de la energía generada por los paneles solares para propulsar al satélite hasta la llegada a la posición orbital. Así que hay varias tecnologías que estamos incorporando y en todos estos casos se está reemplazando la de terceros, que fueron adquiridas antes en el exterior, a través de nacionalización. Y el control de la tecnología también, y la posibilidad de que, a través de este tipo de satélites, nosotros también queremos incursionar en el mercado global, queremos poder tener un producto competitivo, atractivo, que nos permita dar un salto y poder ofrecerlo regionalmente o globalmente.




PD: Dentro de lo que es producción local, ¿lo hacen todo en INVAP o tienen también proveedores locales?

LG: Nosotros a lo largo de muchos años de trabajo hemos logrado armar un conjunto de subcontratistas. Por mencionarte, ya hace más de 20 años en SAC-D teníamos alrededor de 100 subcontratistas, en SAOCOM fueron alrededor de 80. Seguimos con esa línea y varios de esos subcontratistas también trabajan no solo para el área espacial, sino para otras áreas, de manera de poder generarles un volumen de trabajo que pueda darles mayor sostenibilidad a lo largo del tiempo, son pequeñas y medianas empresas en muchos casos. Nosotros lo que sí mantenemos dentro de INVAP es el conocimiento y las tecnologías muy críticas, muy especializadas. Otras tecnologías hemos tratado de que otras empresas puedan incorporarlas, para lo cual hemos establecido programas de entrenamiento y certificación. También con otros subcontratistas, por ejemplo, la empresa Veng, que es de CONAE, también buscamos la forma de poder subcontratarla y darle participación en los proyectos, claramente en el SAOCOM Veng ya tiene una participación importante. Y con el crecimiento del ecosistema nacional, cada vez hay más empresas que quieren ingresar al tema espacial.

PD: ¿La segunda generación reemplazaría la primera generación del ARSAT o se sumaría a los que ya están?

LG: Los satélites geostacionarios el ARSAT 1 y ARSAT 2 están diseñados con una vida útil de diseño de 15 años y es probable que pueda incrementarse por disponibilidad de combustible a bordo. Sin embargo, lanzados en el 2014 el ARSAT 1 y en el 2015 el ARSAT 2, dentro de no mucho tiempo estarán llegando al fin de su vida útil, con lo cual, el SG 1 es un tercer satélite de la flota. El SG 2, el Segunda Generación número 2, que estamos trabajando con ARSAT para poder iniciar ya los trabajos, reemplazaría al ARSAT 1, y además incorporaría servicios de alto rendimiento, ya sea en banda Ku o en banda Ka.

El SG 1 incorpora nueva tecnología y aprovecha la misma posición orbital que el ARSAT 2. El SG 1 operará en banda Ka

PD: ¿El ARSAT 2 lo reemplazarían más adelante?

LG: Tendríamos que pensar en otro tipo de reemplazo o el mismo SG 2 con el SG 1 combinados podrían tomar los servicios, pero es una definición que tiene que hacer ARSAT.

PD: ¿El SG 1, para cuándo calculan que lo estarían lanzando?

LG: El SG 1 debería estar listo para el año 2026, para lanzarlo ese año. Como te comentaba antes, con la propulsión eléctrica, cuando se lanza el satélite queda en una órbita que no es la definitiva, es en una órbita de transferencia, y luego le lleva entre 5 y 6 meses, todo el tiempo propulsando, para llegar a la órbita definitiva. Quiere decir que la puesta en servicio ocurre después de llegar a la órbita definitiva, a la posición orbital, y a las pruebas que se hacen para hacer la puesta en marcha del satélite y de la carga útil del segmento terreno, así que probablemente a fines de 2026 debería estar operativo.

PD: ¿Cómo están trabajando en satélites con otros países? Está el acuerdo con Turquía.

LG: La asociación que hicimos con Turquía, con la empresa Turkish Aerospace, que además se canalizó en la formación de una empresa conjunta, GSATCOM, tuvo que ver con esta decisión que tomamos hace varios años de desarrollar e incorporar nuevas tecnologías que nos permitieran conformar un producto satélite de comunicaciones, en línea con lo que encontramos en el mercado. Prácticamente más de la mitad del trabajo que nos habíamos propuesto hacer se está completando a fin de año. Así que ese fue un esquema de asociación para poder financiar el desarrollo de esta tecnología que requirió de una inversión sustancial. A su vez tiene un beneficio para ARSAT desde el punto de vista que nosotros estamos vendiendo el satélite sin trasladarle a ARSAT costos de desarrollo. En los ARSAT 1 y 2, ARSAT se hizo cargo del desarrollo de la parte de la tecnología que llevamos adelante en INVAP. Este caso, decidimos buscar un esquema de asociación para poder financiar el desarrollo, que es lo que estamos haciendo con Turkish Aerospace.

PD: ¿Cuál sería el aporte de Turkish Aerospace en el desarrollo de este satélite de comunicaciones?

LG: El aporte fundamental es el instrumento financiero para poder llevar adelante el desarrollo y la designación de un equipo de trabajo de ingenieros turcos que se sumaron al equipo de INVAP para participar en el desarrollo del satélite.

PD: ¿El objetivo es ofrecerlo en terceros países o a Turquía?

LG: La idea es terminar el desarrollo de este producto, el primer satélite que va a utilizar esta tecnología va a ser el ARSAT-SG11. El mercado de los satélites de comunicaciones es conservador, por lo que un paso extremadamente importante es poder mostrar que un satélite similar al que queremos comercializar en el exterior está siendo diseñado y fabricado para el operador satelital nacional ARSAT. Estamos haciendo todo este esfuerzo para generarnos una oportunidad de poder ingresar en el mercado de los satélites de comunicaciones, con un interés muy grande en la región, pero también a nivel global. Lo mismo para Turquía, ellos tienen un interés muy grande de poder llevar este producto a su región o área de incumbencia.

PD: Actualmente, ¿qué otros proyectos tiene INVAP en el área satelital?

LG: Estamos por iniciar lo que sería una nueva generación de otro tipo de satélites más pequeños, que son compatibles para ser lanzados con nuestro lanzador nacional, el Tronador. Satélites de 200 a 250 Kg. Con un esquema que queremos también sea de un ciclo de diseño, fabricación y lanzamiento mucho más corto. Que pueda también acompasarse con el desarrollo tecnológico que está siendo cada vez más dinámico, y también por una cuestión de costos, poder hacer una misión más pequeña, enfocada a alguna necesidad específica para proveer imágenes o luego montar servicios sobre esas imágenes. Mirando justamente a esas necesidades, pero tratando de resolverlas con un nivel de inversión menor comparado con lo que es el SAOCOM, por ejemplo, y con un ciclo de producción muchísimo más corto, idealmente de 2 años, estandarizando plataforma y componentes, siendo flexible con las cargas útiles que se puedan embarcar. Cargas útiles de distinto tipo: ópticas, radar, sistemas de identificación, sistemas de navegación, hay todo un conjunto de cargas útiles, casi todas desarrolladas con participación del sistema científico nacional: universidades, laboratorios.

Es un programa ambicioso, de largo plazo también, pensando en que vamos a poder completar el ciclo de acceso al espacio desde Argentina con un vehículo propio. Estamos esperando iniciarlo en breve, idealmente ya el año próximo, con una misión en poco tiempo para mostrar este esquema de trabajo más ágil, con una dinámica un poco distinta de las misiones insignia. También utilizar estas misiones de menor costo para probar tecnologías y no hacerlo en misiones costosas y que demandan mucho tiempo.




PD: ¿Estos satélites podrían llevar distintas cargas útiles?

LG: Sí, concretamente es el programa SARE, Satélites Argentinos de Alta Revisita, en algún momento se planteó el hecho de que tengan algún esquema de cooperación entre los satélites, que puedan volar coordinadamente para poder embarcar cargas útiles más complejas o cumplir requerimientos de misión, por ejemplo, de vuelos en formación, es decir, varios satélites volando coordinadamente y compartiéndose recursos.

PD: En el desarrollo del Tronador, ¿INVAP participa con VENG y CONAE?

LG: En el desarrollo del vehículo propiamente dicho no participamos, sí participamos en el segmento terreno. De hecho, estamos llevando adelante un proyecto para la CONAE, que es el desarrollo del banco de prueba de los motores del Tronador. Es una instalación que tiene por objetivo hacer la prueba de los motores, en eso sí estamos contribuyendo con el desarrollo de nuestro lanzador nacional.

PD: ¿Están trabajando con el resto de la región Latinoamericana?

LG: Sí, hay un proyecto muy interesante que venimos trabajando desde hace varios años, que es el satélite meteorológico regional. Nosotros en Latinoamérica obtenemos servicios de satélites meteorológicos brindados por Estados Unidos, por una agencia meteorológica estadounidense. Uno de los problemas que tenemos es que, en la época de huracanes en Estados Unidos, en la zona del Caribe, buena parte de la capacidad de toma de imágenes de ese satélite es redireccionada para poder tener una cantidad mayor de información, cuando aparecen este tipo de eventos climatológicos. Eso está reconocido por la Organización Meteorológica Mundial y hay una decisión de dotar a la región de un sistema para brindar ese servicio, un satélite en órbita geoestacionaria para Latinoamérica. Lo que estamos buscando, siempre conjuntamente con la CONAE, es transformar el proyecto en uno regional con la participación de varios países, aportando para hacerlo realidad.

La tecnología que se necesita para llevar adelante este tipo de proyectos a nivel de la plataforma ya la conocemos. A nivel de la carga útil, tal vez debamos incorporar tecnología de terceros, pero yo creo que es totalmente abordable y además tiene un aspecto simbólico muy importante, poder trabajar mancomunadamente, los países de la región, para dotarse de un sistema que es necesario para nosotros, a través de tecnología que en buena medida está disponible en la región. Así que ese proyecto esperamos que siga adelante, inclusive existen los mecanismos de financiamiento a través de créditos de organismos para el desarrollo, como el BID.

Además, seguimos trabajando con otros países de la región en el tema de los satélites de comunicaciones. Para poder ponerlos en conocimiento, aunque parezca mentira, en el resto de la región no se conocen del todo las capacidades que tiene la Argentina en tecnología satelital, así que también estamos haciendo, desde hace muchos años, un trabajo muy grande de participar en congresos y ferias, y en recibir a delegaciones de distintos países aquí en Bariloche, para que conozcan y sepan que en la región disponemos de tecnología comparable a otros lugares del mundo e invitarlos a que se sumen a estos proyectos con esquemas de entrenamiento y participación para darle mayor entidad al poder de decisión regional.

PD: ¿Hay alguna relación en la parte satelital con el área de defensa? Dado que las Fuerzas Armadas de Argentina han tenido interés en satélites.

LG: Sí, acabas de mencionar un punto muy importante, conocemos esas necesidades que tienen las fuerzas, y al tener nosotros una vinculación y proyectos muy exitosos con todas las fuerzas en el área de los radares, vemos una posibilidad de trabajar juntos para encontrar soluciones, en este caso, tanto de observación de la tierra como de detección radar y de comunicaciones. Así que nuestra aspiración es trabajar de la misma manera que se hizo con el área de radares, donde hubo un trabajo muy grande a nivel de INVAP y de las fuerzas, donde ellos tienen perfectamente claro cuáles son los requerimientos operativos. También desde el punto de vista de la operación de los sistemas, se da una sinergia muy grande.




PD: No sé si nos ha quedado algún otro proyecto.

LG: Solo algo que es también importante, que tiene que ver con lo que llamamos el downstream o aguas abajo de la tecnología satelital, que son las aplicaciones. Del uso, por ejemplo, de las imágenes satelitales a través de sistemas que llamamos de Machine Learning, sistemas que aprenden de la información contenida en las imágenes y pueden detectar patrones de comportamiento que, por ejemplo, hoy están siendo utilizados para detectar canteras en la provincia de Río Negro y a partir de esa detección, poder determinar si es una cantera que está activa, está adecuadamente fiscalizada, todo eso se hace a través de información satelital, pero sobre ella se montan varias capas de procesamiento de información que conforman un software, un sistema que es capaz de, sistemáticamente, barrer el territorio y generar este tipo de información.

Ese tipo de sistemas creemos que es muy importante, no solo para nuestra provincia, sino para otras provincias de Argentina y queremos avanzar también en llegar a la necesidad concreta y cómo eso se puede resolver, ya sea con imágenes nuestras o de terceros, pero utilizando esas imágenes y montando sobre ellas estos sistemas de analítica de datos o geoinformación.

PD: ¿Es un software que desarrolla INVAP?

LG: En este caso estamos desarrollando una parte nosotros y tercerizando otra, para darle participación al ecosistema de empresas de software que están en enorme crecimiento en Argentina.

Hace algunos años, nosotros conformamos la empresa Frontec, que tenía como propósito llegar al productor rural con información de valor agregado sobre los ambientes productivos. Imaginemos un productor rural que tiene uno o más lotes y quiere tener alguna información que combina conocimiento agronómico con tecnologías de la información y tecnología satelital para tener recurrentemente un mapa de información sobre cómo está progresando la productividad de su lote y, por ejemplo, la necesidad de aplicar fertilizantes o pesticidas de una manera inteligente. También para el cuidado del ecosistema a través de lo que se denomina agricultura de precisión.

La parte que hizo INVAP fue desarrollar la plataforma sobre la cual se montaron estos servicios y se agregaron estos sistemas de aprendizaje y de predicción de ambientes. Esa misma tecnología o muy similar la estamos aplicando ahora para el monitoreo de canteras, pero claramente se puede utilizar para clasificación de cultivos, predicción de rinde, deforestación o procesos iniciales de desertificación. Son tecnologías que se pueden aplicar a cualquier manejo del ambiente.

PD: Es increíble lo que están haciendo hoy en día con la parte satelital.

LG: La verdad que son muchos proyectos y queremos darles continuidad, que no se interrumpa y también poder proyectarnos para utilizar esto en otros lugares y continuar el esquema de crecimiento.

PD: Por una parte, esto de empezar a salir al mercado internacional con el trabajo con Turquía y el satélite meteorológico, donde de a poco va entrando INVAP en el mercado internacional con el área espacial, como ya están el área nuclear y de defensa.

LG: Queremos seguir esos pasos de nuestros hermanos nucleares. Necesitamos, además, por una cuestión de volumen de mercado en Argentina, poder tener una oferta atractiva y desarrollar nuestras habilidades para ganar esos mercados, es lo que nos permite poder darle sostenibilidad a la empresa.

PD: Además, es importante como exportación de tecnología, por el alto valor agregado que implica.

LG: Es el circuito más virtuoso que podemos tener, desarrollar el talento nacional, poder aplicarlo y exportar con el máximo valor agregado.



miércoles, 15 de noviembre de 2023

Investigadores argentinos exploran el submundo de la materia
En un instituto de la CNEA y el Conicet, desarrollan dispositivos de tamaño infinitesimal para la administración controlada de drogas, prótesis de superficies biocompatibles y "laboratorios en un chip" para diagnóstico de enfermedades infecciosas.
Por Nora Bar



En escalas infinitesimales, la materia se comporta de maneras rarísimas. Como cuenta Galo Soler Illia en ¿Qué es la nanotecnología? (Paidós, 2015), en nuestra vida diaria, el oro es un metal amarillo que conduce el calor y la corriente, y que funde a más de 1000°C. Pero en el mundo de los nanómetros (mil millonésimas partes de un metro), por ejemplo, si fabricamos piecitas de 5 nm, ya no conduce tan bien la corriente, funde a 900°C ¡y es rojo!; en partículas de 20 nm, ¡es violeta! y si éstas miden 100 nm ¡son verdes! Es más, en cada caso sus propiedades son diferentes de acuerdo con su tamaño y su forma. Para hacerse una idea de estas dimensiones, baste con mencionar que el diámetro de un cabello mide alrededor de 50.000 nanómetros.

Esta curiosidad de la naturaleza dio origen a una nueva línea de investigaciones que hoy exploran el submundo de las moléculas, tanto en sus aspectos teóricos como prácticos. Ambos son el objeto de estudio del Instituto de Nanociencias y Nanotecnología (INN) que depende del Conicet y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Nacido de la reunión de investigadores que alrededor del 2000 volvieron de hacer sus posdoctorados en distintos centros del mundo en física, química, biología y que necesitaban herramientas comunes. “Nos juntamos, empezamos a presentar proyectos, y se organizó un departamento que en 2017 desembocó en este instituto con dos sedes, un nodo en Bariloche y otro en Buenos Aires, con un centenar de investigadores, técnicos y becarios en cada uno –explica Laura Steren, vicedirectora del INN y directora del Laboratorio de Nanoestructuras Magnéticas y Dispositivos–. El de Bariloche está más orientado a la física fundamental, el de Buenos Aires tiene es más interdisciplinario”.

Chip diseñado en el INN

El INN tiene como objetivo promover la investigación y el desarrollo de materiales y dispositivos en escalas nanométricas, impulsar las colaboraciones interdisciplinarias en investigación básica y aplicada, formar estudiantes de grado y posgrado, entrenar profesionales e interactuar con la industria e instituciones de ciencia y tecnología a través de consultorías o prestación de servicios para el desarrollo de nuevos productos o tecnologías.

Aborda múltiples temas y entre sus planes figura construir un edificio propio en el predio del Centro Constituyentes de la CNEA, para el que ya tienen otorgado un subsidio y que tendrá plataformas experimentales abiertas para la comunidad científica de todo el país. “Tanto el de Bariloche como el de Buenos Aires poseen dos de las tres ‘salas limpias’ que hay en el país [la restante está en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial] para desarrollar dispositivos y chips – comenta–. El nuevo edificio tendrá una mucho más grande".


Las salas limpias son instalaciones de muy alto costo de implementación y operación, por lo que su uso está muy restringido. Permiten desarrollar todo el proceso de la fabricación de chips, dispositivos pequeñísimos que exigen depositar sucesivas capas de escala nanométrica. Deben tener presión positiva, control de temperatura y humedad precisos, ángulos de las paredes redondeados, recambios periódicos de aire y sistemas de purificación muy escrupulosos, para que el ambiente no exceda las 1000 a 10.000 partículas de diámetro mayor a 0,5 micrones [millonésimas de metro] por pie cúbico; además de que todo el personal técnico debe ser especialmente entrenado.

“Cuando se hacen películas delgadas o estructuras más complejas superponiendo distintos materiales, el polvo puede hacer un desastre en las interfases de ese apilamiento controlado de distintos materiales”, explica Steren.


Los proyectos que encaran los equipos del INN están en la vanguardia del conocimiento. Algunos exploran, por ejemplo, la “computación neuromórfica”, que trata de simular a través de dispositivos o de un arreglo de dispositivos el funcionamiento neuronal para optimizar el tratamiento de la información; otros, el desarrollo de celdas solares y de combustible, sensores de radiación para instalaciones fotovoltaicas, gases, radiómetros para medir la fotosíntesis vegetal o para la sanidad vegetal, sensores solares para control de actitud [orientación] en misiones satelitales, de gases para aplicaciones a remediación ambiental y seguridad industrial o la liberación controlada de drogas en el organismo.

Un capítulo particularmente interesante es el de sus desarrollos en el área de la salud, como son los microdispositivos para liberación controlada y pulsátil de hormona de crecimiento, que permitiría mejorar la adherencia al tratamiento. También están trabajando en prótesis óseas con biocompatibilidad, y nanocompuestos híbridos y termorresponsivos para mejorar terapias de enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión y el cáncer.

“El bioquímico Paolo Catalano obtuvo un subsidio PICT 2021 para desarrollar esta área”, cuenta Steren. Las hormonas se administran en pequeña cantidad, pero su efecto está muy vinculado al momento en que se reciben. En el caso particular de la de crecimiento, su deficiencia se trata en general con inyecciones diarias. El nuevo tratamiento que intentan desarrollar los nanotecnólogos se basa en partículas nanométricas de dos materiales biocompatibles que permiten alojar la hormona, protegerla y liberarla de manera paulatina. De esta forma, el paciente se aplicaría una inyección subcutánea una vez por semana o cada 15 días.


Con grupos del INTA y de la Universidad Nacional de La Plata también están desarrollando un sistema conocido como “lab-on-a chip” [laboratorio en un chip]. Es un dispositivo portátil para diagnóstico; en este caso, de enfermedades infecciosas. “Tiene un sensor que utiliza partículas magnéticas que embebemos en el complejo biológico de modo que se le ‘peguen’ ciertos anticuerpos, por ejemplo. Nos pareció interesante abordar enfermedades olvidadas –destaca Steren–, y lo estamos haciendo para leptospirosis, una patología que se transmite a través de la orina de animales infectados, ataca el ganado y produce importantes pérdidas económicas. El sensor tiene en la parte superior un circuito que se llama microfluídico, para hacer circular el complejo biológico. Es un chip encapsulado. Se coloca la muestra (sangre, orina o lo que corresponda) y se la hace circular sobre el sensor para que se embeban las nanopartículas y se mida la señal de resistencia eléctrica. Algunos ensayos incluyen varios sensores, lo que permite hacer diagnóstico de distintas patologías. Es un sistema automatizado, rápido, que no requiere análisis del tipo PCR ni profesionales especializados. El chip simplemente se coloca en una plataforma enchufada a la corriente. Esto ofrece varias ventajas porque en la actualidad hay enfermedades tratables con antibióticos, pero cuyo examen requiere observación con microscopio o presenta problemas logísticos porque hay que enviar las muestras al Malbrán, donde se hacen exámenes comparativos que pueden tardar 15 o 20 días”. Los investigadores que trabajan en este proyecto esperan que en cuatro años estarán en condiciones de tener los resultados de una prueba de concepto.

Anteproyecto del nuevo instituto que se construirá en el predio del Centro Atómico Constituyentes

Para ampliar estas capacidades y poder articular mejor con la industria, Steren se ilusiona con la construcción del nuevo edificio cuya financiación ya está firmada por el ministro Filmus. “Tendrá una nueva sala limpia diseñada y construida especialmente –cuenta Steren–. Estamos trabajando con INVAP en el diseño. La nuestra actual tiene 130 metros cuadrados; la próxima ocupará 600 metros cuadrados”.

Los desafíos que plantea esta obra no son menores. Por ejemplo, el recambio de aire se hace desde abajo, por lo que es necesario contar con lo que se conoce como ‘pisos técnicos’, un espacio de unos 50 cm de alto por debajo del suelo por donde circulan los caños. “Tenemos bastante intercambio con científicos franceses y viajé varias veces para aprender cómo deben ser los filtros, la seguridad. Son cosas nuevas para nosotros”, dice la científica.


Laura Steren y Dante Mercado


Estas instalaciones se usan también para el estudio de distintos materiales o de nuevas propiedades de los que ya se conocen. Y para el desarrollo de dispositivos micro electromecánicos y circuitos integrados como los que tienen el teléfono, la computadora, los satélites, los autos, la cafetera… “Acá podemos hacer los prototipos y después hay que mandarlos a escalar –explica Dante Mercado, técnico especializado en proceso de fabricación y aclara que los equipos son aptos para producir en serie, aunque sólo en pequeña cantidad.

“La industria argentina de microelectrónica es modesta, pero esto nos ofrece una oportunidad –concluye Steren–. Por ejemplo, los satélites llevan muchos dispositivos electrónicos. A veces son componentes diseñados a medida y considerados estratégicos, por lo que esa tecnología no se vende. Con tiempo, financiamiento sostenido y gente preparada, podríamos encararlo. Es un desarrollo a mediano o largo plazo, complejo, pero que hay que hacer”.