lunes, 30 de noviembre de 2009

Vida animal

Las “últimas” jirafas de África, se multiplican

Es la subespecie animal en mayor peligro de extinción. En el ‘96 quedaban 50 hoy más de 200. Trabajo de los conservacionistas.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Las “últimas” jirafas de África, se multiplican
Resistencia. Las jirafas de Nigeria pesan 1.000 kilogramos, corren hasta a 55 kph y viven unos 25 años. AP

Las jirafas de África Occidental andan por ahí, entre la escasa vegetación y los poblados de casas con cúpulas de paja. Algo impensado hace un tiempo, cuando nadie esperaba que aún estuvieran vivas.

La Giraffa camelopardalis peralta -uno de 9 tipos de jirafa- es la subespecie animal en mayor peligro de extinción de África. Hace 100 años había miles pero al comenzar este siglo su mundo se limitaba a un área de la capital nigeriana, de apenas unos 240 kilómetros de largo.

En 1996 quedaban unas 50. No obstante, en lugar de desaparecerse recuperaron de manera milagrosa y hoy son más de 200.

Los expertos dicen que se debe a varios factores: el trabajo de los conservacionistas, un gobierno que aprecia los posibles ingresos extra y la aceptación de los animales por los habitantes locales.

Hace 10 años había unas 140.000 jirafas en todo el continente, según Julian Fennessy, creador de la Fundación para la Conservación de las Jirafas, en Kenia. Hoy, hay menos de 100.000 ejemplares, a causa de la caza, las guerras, la desertificación y la explosión demográfica que han destruido y dividido sus hábitats. Sólo alrededor de la mitad de las jirafas viven en parques protegidos.

La caza está prohibida en varios países y algunos, como Kenia, han quitado su carne del menú de los restaurantes turísticos que la servían. Hacia 1998 el gobierno de Níger prohibió cazarlas. Matar una se castiga hasta con 5 años de prisión y multas demasiado altas para los granjeros nigerianos. El resultado fue sorprendente: para 2004 se habían duplicado.

Las pieles de jirafa se usan para tambores, contenedores de agua herméticos y hasta zapatos. Sus huesos sirven para moler granos y hay quienes creen que pueden traer la lluvia y que sus pelos ayudan a la fertilidad.

La asociación ofrece préstamos y asistencia a quienes apoyan la causa de las jirafas, entre otras cosas, al no cortar árboles y arbustos que los animales comen. El grupo construyó pozos de agua, plantó árboles y educó a guías turísticos.

Desde 1996, la población de jirafas en Níger aumentó 12% por año, 3 veces más que en el resto del continente. El peligro más grande es la pérdida de su hábitat, ya que los pobladores talan árboles para vender la madera. Agencia AP

Fuente: Los Andes Online

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