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La crisis obliga a racionalizar el nuevo programa espacial de EEUU | ||
Alexander Pesliak, RIA Novosti
El presidente de los Estados Unidos ha presentado ante el Congreso el proyecto de presupuesto de su país para el año próximo. Los rumores que giraban en torno al mismo se han confirmado y finalmente el programa espacial sufrirá serios y radicales cambios, el más llamativo de los cuales es la cancelación del proyecto lunar "Constellation".
Comparativamente, para un presupuesto como el estadounidense, de casi US$ 3,8 billones, el recorte de una cifra cercana a los 3.000 millones puede parecer insignificante pero, una economía maltratada por la crisis no puede mantener un apartado solamente basado en la ambición y el orgullo nacional.
De acuerdo con la doctrina espacial del gabinete del anterior presidente, George Bush, y dentro del proyecto "Constellation", los Estados Unidos tenían previsto regresar a la Luna antes del 2020, como paso y plataforma intermedia para preparar el ambicioso y mucho más complicado viaje a Marte.
"El problema es que este programa ha terminado por exigir el doble que el total de los fondos que los EEUU tienen presupuestados para el conjunto de su organización espacial, la NASA", apuntaba a nuestra agencia el analista de la revista especializada Novosti Kosmonavtiki (Noticias de la cosmonáutica), Igor Lisov.
El honor de ser la primera nación en poner los pies en nuestro satélite se va diluyendo en el tiempo, mientras que los mismos estadounidenses dudan de la utilidad de un regreso a la Luna. Su composición mineral y sus propiedades ya han sido ampliamente estudiadas y además, según Víctor Blagov, colaborador del Сentro de Control de Vuelos de la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), "la explotación industrial del Helio-3 como recurso energético ya no despierta tanto entusiasmo. El precio de su tratamiento y transporte haría de él una fuente de energía deficitaria, a día de hoy. Por otra parte, construir una plataforma base para una misión a Marte tampoco es factible".
Al comienzo de su mandato, Barack Obama despidió a toda la dirección de la NASA y nombró una comisión, encabezada por el ex ministro de Defensa, Norman Augustin, para analizar y diseñar una nueva estrategia del programa espacial. El pasado otoño, la Casa Blanca, hizo públicos los concluyentes resultados del trabajo de la comisión: el proyecto "Constellation" es demasiado caro (supone una carga anual de 3 mil millones de dólares que al final del programa resultarán en una cifra de 27 a 44 mil millones de dólares), esta basado en una tecnología anticuada y no garantiza la vuelta del hombre a la Luna ni siquiera en el 2028.
"Se han hecho desesperados intentos para variar la estrategia, ha habido presiones por parte los lobbies tecnológicos implicados, se han buscado alternativas más económicas a los cohetes propulsores, pero todo ha sido en vano... y 9.000 millones de dólares ya se han gastado en nada", explica Lisov.
La nave Orion, de 25 toneladas, no volará a ningún sitio, ni a la Luna, ni a Marte; ni ahora, ni dentro de unos años. Y no volará porque no será construida y porque, aunque lo fuera, no podría ser puesta en órbita, ya que los potentes cohetes Ares-V también han pasado a mejor vida. Algunos senadores, decepcionados, han llegado a calificar a este nuevo presupuesto de Obama "La marcha fúnebre del liderazgo de EEUU en el espacio".
Según declaraciones de John Holdren, director de la Oficina de Ciencia y Tecnología de Presidente de EEUU, el intento de reeditar las glorias espaciales pasadas con la ayuda de tecnologías obsoletas (el proyecto "Constellation"), estaba socavando la realización de otras misiones y ponía en entredicho la supervivencia de la Agencia Espacial americana misma. No obstante, la administración presidencial y la NASA han hecho especial hincapié en que esto no significa el fin de los vuelos tripulados, sino únicamente el proyecto "Constellation". Es más, han anunciado que el presupuesto total de la NASA ha sufrido un aumento, que será distribuido entre varios programas.
Sin embargo, no todos los elementos del proyecto lunar irán a la basura: algunos de los análisis y de aparatos ya diseñados y que resulten de alguna utilidad se aplicarán en otros proyectos de la NASA.
Los vuelos tripulados evolucionarán hacia una vertiente claramente comercial; dentro de unos años, junto con los cohetes, satélites y otros encargos gubernamentales, al espacio volarán naves con turistas espaciales, es posible que surjan nuevos deportes extremos (spaceboard, cosmoplanerismo, etc.). Además, ya existe una partida de 6 mil millones de dólares para la creación de un nuevo transbordador para el traslado de astronautas a órbitas bajas, que realice viajes a la Estación Espacial Internacional (ISS) e incluso que visite algunos asteroides. Todo esto con un perfil comercial, abierto al uso de otros gobiernos o empresas, previo pago, claro está. El proceso ya está iniciado: a pesar de las muchas protestas sobre su derecho para hacerlo, la NASA está alquilando plazas en la nave "Soyuz" para los nuevos astronautas de la Estación Espacial Internacional.
Los Estados Unidos han dado un golpe de timón en su política espacial, optando por una mayor economía en las acciones, escogiendo bien las mismas y dándole, de esta forma, un buen lavado de cara a su imagen-país, sin renunciar a sus objetivos básicos y fundamentales. Unos objetivos que pasan por la potenciación del sector, atrayendo nuevos socios tecnológicos, y priorizando una política activa de creación de empleo orientada fundamentalmente a la juventud.
En cuanto a las dificultades psicológicas de tener que renunciar a una tarea ya iniciada ya hace seis años, los estadounidenses tienen una gran experiencia: en 1969-70 se canceló el programa tripulado a la Luna en favor del desarrollo de unos transbordadores orbitales que también acabaron en el "desguace" en 2004. En Rusia, tampoco todo fueron éxitos, el programa lunar soviético "N1-L3" sufrió el mismo destino después de una serie de pruebas desafortunadas. Y el dinero invertido en el proyecto representó una suma verdaderamente astronómica para aquella época.
Los viajes al espacio, incluso a distancias cercanas, son muy gravosos para el contribuyente y hay que demostrar su utilidad con hechos. El fin del "Constellation" supone la anulación de un montón de compromisos contraídos, el pago de cuantiosas compensaciones, el mantenimiento de grandes instalaciones en activo y la liquidación de las reservas acumuladas. Todo este montaje ha costado ya cerca de 2.500 millones dólares, montante en el que entran la teatral presentación en Washington de la maqueta de nueva nave Orion y las primeras pruebas de vuelo de los prototipos de los cohetes Ares I-X, que tuvieron lugar durante el pasado otoño.
Sin embargo, la muerte del proyecto "Constellation" y de la era de los transbordadores orbitales (los últimos cinco vuelos se producirán este año y el siguiente - la semana próxima) no va a significar un descenso de la atención estadounidense hacia la Estación Espacial Internacional, al contrario, los experimentos y la inversión se multiplicarán. La cifra invertida alcanzará los 3 mil millones de dólares anuales con un interés meramente pragmático, buscando el retorno de la inversión en la tierra.
Al mismo tiempo el jefe de la NASA, Charles Bolden, ha declarado que la Agencia colaborará estrechamente con la industria aeroespacial de su país para desarrollar un nuevo sistema de transporte a los astronautas a la Estación Espacial Internacional. Ya se han firmado acuerdos con siete compañías para el diseño de la idea básica, de los modelos de ensayo y para las pruebas finales del transporte propiamente dicho.
El jefe de Roscosmos ha valorado de forma positiva el cambio de orientación en el programa espacial de EEUU, puntualizando que se esperaban cambios aunque éstos no tendrán repercusión alguna sobre Rusia. El hecho de que el programa tripulado tome una orientación privada no es algo nuevo - puntualiza Víctor Blagov- ya que, con anterioridad, los contratos gubernamentales se solían subcontratar al sector privado.
La Estación Espacial Internacional estará en funcionamiento hasta el 2020, "y puede que más" añade Bolden. Pero para esto habrá que coordinar bien las fuerzas de todos los países participantes en el proyecto, durante la reunión prevista en marzo.
De esta forma y durante unos siete años, Rusia no tendrá rival en la esfera de los vuelos tripulados, pero este liderazgo abre algunos interrogantes: ¿tienen realmente alguna utilidad a corto plazo? y ante la falta de la motivación de una de una rivalidad activa por parte de los EEUU ¿conseguirá Rusia elegir bien el camino y los vectores de desarrollo a seguir? - reflexiona el experto Lisov. Últimamente nos hemos mantenido dentro de las últimas tendencias del mundo de la astronáutica, pero habrá que ver si, en el futuro, dispondremos de fondos y voluntad política para seguir en la vanguardia.
El presupuesto de la NASA para el 2011 ascenderá a los 19 mil millones de dólares y, en los próximos cinco años, se verá aumentado en seis mil millones más.
Existen diversos programas: un sistema de almacenaje de combustible en órbita, un sistema de mantenimiento de la vida a bordo; el diseño de nuevos tipos de propulsores, de combustibles, materiales y la creación de nuevos sensores para la industria robótica aplicada al espacio. Tres mil millones de dólares ya han sido destinados a la financiación de las naves no tripuladas de expedición interplanetaria y, finalmente, teniendo en cuenta la creciente preocupación de los americanos por los temas ecológicos, para el programa de satélites climáticos se han dedicado dos mil millones.
En definitiva se puede afirmar que, al otro lado del océano, está teniendo lugar una reforma y una revisión del arsenal de conocimientos y tecnologías. Se están estableciendo las bases de una nueva política espacial, y se está haciendo de una forma abierta y pública. Es posible que estemos ante una buena ocasión de aprender a hacer cambios como los están haciendo los estadounidenses; a discernir claramente las auténticas ventajas, de las posturas meramente políticas, y a introducir de una forma orgánica las nuevas tecnologías en los proyectos ya en marcha. Hay que promocionar la astronomía, hacerla atractiva y brillante; sobre todo pensando en los los niños, utilizando los medios de comunicación de más amplia audiencia, como por ejemplo, los portales de Internet.
Y la lección más importante radica en situar el control de la esfera espacial bajo la influencia del parlamento, es decir, de la ciudadanía. Es fundamental sopesar, escuchar otras opiniones y no considerar la postura de un solo ministerio o gobierno la única verdadera. Pero, para eso, Rusia, tiene por delante la tarea de desarrollar, de madurar como es debido sus institutos civiles.
Fuente: RIA Novosti


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