El mejor hostel de América Latina está en Mendoza
Se llama Lao y fue premiado por el sitio Hostelworld.com. Sus dueños son la mendocina Celeste Viotti y el inglés Michael Elder, y se basaron en sus propias experiencias como mochileros para ofrecer la mejor atención, limpieza y comodidad.
jueves, 18 de marzo de 2010
No tiene ascensor, ni chef, ni spa, ni tienda de regalos, pero tiene algo que no se puede construir ni comprar: ‘onda’. Así definen Celeste Viotti y su marido Michael ‘Mike’ Elder una de las principales características de su hostel ubicado en calle Rioja al 700 de Ciudad.
Esa cualidad -junto a otras tantas- fueron destacadas por sus pasajeros y le valieron la calificación de ‘Mejor albergue de América latina’, reconocimiento en el que son secundados por América del Sur Hostel y Hostel Estoril, ambos de Buenos Aires.
El premio se llama -curiosamente- Hoscar y es la sigla de Hostelworld Customer Annual Ratings o lo que es lo mismo Valoración Anual de Clientes de Hostelworld.com.
Esa web nuclea a más de 200 mil hostels en todo el mundo y a través de su página muchos viajeros reservan alojamiento.
La mayoría de los hostels de Mendoza están registrados en el sitio y una vez que el pasajero abandona la provincia se lo invita a que califique al alojamiento en seis categorías: carácter, seguridad, ubicación, personal, diversión y limpieza. En la mayoría Lao Hostel obtuvo más de 90% de calificación positiva y eso lo hizo acreedor del reconocimiento.
Amor y negocio
Hoy Lao es un negocio en funcionamiento, pero surgió casi por casualidad. Mike Elder (30) era un inglés que se había tomado un año sabático para recorrer desde México hasta Chile. En su paso por Mendoza conoció a Celeste Viotti (30), que es mendocina, pero estaba viviendo en Nueva York y había venido a visitar familiares. “No nos desencontramos por segundos”, dice Mike riendo.
Comenzaron a salir y a viajar juntos hasta que decidieron establecerse en Mendoza y casarse después de descartar la idea de vivir en Inglaterra. “Primero íbamos a abrir un bar, pero después pensamos en un hostel”, cuenta Celeste y Mike agrega: “Fue idea de ella. Yo no tenía en mente ser dueño de un hostel, pero encontramos esta casa y le hicimos remodelaciones durante cuatro meses para dejarla lista”.
Como broche de oro a la relación, abrieron el hostel un 14 de febrero, lleva cuatro años de funcionamiento y cada San Valentín celebran aniversario.
El reconocimiento de Hostelworld no es el primero que obtienen. En 2007 habían sido calificados como el segundo mejor hostel de Sudamérica y en 2008 como el tercero de América Latina.
“Es una felicitación a nuestro trabajo. Nosotros queremos hacer algo de nivel y cuesta. No es sólo la plata que invertimos, sino el esfuerzo y terminar primeros es un orgullo”, dice Mike en perfecto castellano.
¿Por qué gusta tanto el hostel? No dudan en la respuesta: “Nuestro fuerte es el ambiente que se genera. No es de fiesta, la pasas bien, pero se puede ir. Hacemos asados y cenas grupales, pero a cierta hora todos a dormir. Si hay un grupo que se queda y hace ruido se les pide que hagan silencio. Es eso y la limpieza, se limpia todo el tiempo”, cuenta Celeste.
De clientes a dueños
Mike tiene experiencia como mochilero y los hostels eran su alojamiento por excelencia. “En los mejores lugares que estuve no fue porque eran de lujo, sino porque me sentía cómodo y me hacían conocer el lugar y la gente. Nosotros damos eso y es algo que no muchos hacen”, señala. Después de años como pasajero tomó lo mejor y lo peor de sus vivencias para repetirlas o evitarlas según el caso.
“Algo que no me gustaba de muchos hostels era la cultura de la droga y no quise saber nada, así que eso lo prohibimos acá. Pero veo que muchos europeos vienen a América Latina sólo por eso”, agrega.
La consigna es tomar al hostel como una casa, abrir las puertas y formar lazos. Ésa creen que es la razón por la que un hostel no es sólo un alojamiento sino un espacio con cultura e identidad propia.
“Se conoce gente de otros países. Muchos terminan viajando juntos y se hacen amigos. Para facilitar ese ambiente de martes a sábados ofrecemos vino gratis a las 20. Nos ponemos en el jardín y charlamos. También en el desayuno que es en una mesa larga todos juntos y se establecen contactos”, destaca Celeste.
Pasajero en trance
Este hostel sigue las reglas del resto de los que hay en Mendoza: 95% de los pasajeros son extranjeros y en promedio pasan de tres a cuatro días. Las edades van desde los 18 a los 35 años, pero a veces hay excepciones.
“Ha crecido la edad de los pasajeros. Hay muchos de 40 a 50 años que antes eran pasajeros de hotel y descubren que les gusta estar acá”, explica Mike. Para sus pasajeros, Mendoza es un destino que descubren en profundidad una vez que arriban.
“Les llama la atención el vino, las bodegas y la montaña. Les gusta también la ciudad porque es pequeña, linda y con algo de estilo europeo. Muchos vienen viajando por ejemplo desde Bolivia y recién encuentran una ciudad distinta”, afirma Celeste.
Sus huéspedes son viajeros sin tiempo, que esquivan las temporadas turísticas y que no necesariamente buscan ahorrar a la hora de alojarse. “No buscan un hostel por falta de plata, sino por la onda del lugar. Tenemos habitaciones que son más como las de un hotel y se venden bien. Conocen gente, pero tienen la comodidad de un hotel”, afirma Mike.
Ambos reconocen que no sabían de administración, pero -como en los viajes- fue una aventura que funcionó. Tienen un buen cupo ocupacional casi todo el año y ahora un reconocimiento que no incluye nada más que un certificado, “pero es una garantía de que trabajás bien”, se enorgullece Celeste. Claudio Barros - cbarros@losandes.com.ar
Una plaza importante en el país
En nuestra provincia hay alrededor de 80 hostels y 50 de ellos están en el Gran Mendoza. “Hay mucha movilidad en este negocio y muchos abren mientras otros cierran”, indica el presidente de la Cámara de Hostels de Mendoza, Eduardo Rallo, y agrega:
“Mendoza es una plaza importante de hostels en Argentina. Después de Buenos Aires es una de las provincias que más albergues tiene y responde a la realidad de la provincia. Más allá de algunos productos tiene que ver con la situación geográfica. Es una ciudad de paso hacia Chile, pero también hacia la Patagonia”.
En nuestra provincia crecieron después de la crisis de 2001 y se multiplicaron rápidamente. “Ochenta por ciento de los pasajeros son extranjeros y en general hay una falsa idea de que se le quita pasajeros a otro tipo de alojamiento. Pero la verdad es que el pasajero de hostel nunca iría a una cabaña o a un hotel”, explica Rallo.
Sus precios rondan los 45 y los 60 pesos la cama base en una habitación compartida. En muchos hay opciones de habitación privada y se incluye desayuno y el locker. También hay servicios extras como piscina, descuentos en bares o alquiler de bicicletas.
“Nos cuidamos mucho porque estamos muy expuestos ante la calificación del pasajero. Cumplimos con normas provinciales y departamentales, pero también nos remitimos a los pasajeros. La web 2.0 facilita esto”, concluye.
Fuente: Los Andes Online


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