miércoles, 1 de septiembre de 2010

Patrimonio cultural

El órgano más antiguo de Mendoza cumple 110 años

El instrumento es el mejor conservado entre los únicos tres que existen en la provincia. Actualmente es ejecutado por estudiantes de música, mientras resiste el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. 

miércoles, 01 de septiembre de 2010

El órgano más antiguo de Mendoza cumple 110 años
Juan Pablo Paéz no sólo es el organista titular de San Francisco, sino que también se encarga de realizarle pequeños arreglos. (Archivo)


Hoy cuando en la Basílica de San Francisco se ejecute el órgano durante la misa será un día especial: el imponente instrumento cumple nada menos que 110 años musicalizando las celebraciones religiosas y sociales de los mendocinos, pero también marcando los tiempos históricos que atravesó la cultura en el último siglo.

El lujoso órgano fue instalado y ejecutado por primera vez el 1 de septiembre de 1900 por el maestro Donato Sangaletti en medio de un evento en el que personalidades destacadas de la sociedad mendocina estuvieron presentes.

El órgano fue un símbolo de transición entre dos siglos y a la vez el inicio de una trayectoria musical que iba más allá del ámbito religioso.

El instrumento tiene más de un siglo pero sus actuales encargados no superan las tres décadas de vida. Actualmente dos jóvenes estudiantes de música son los ejecutores del vistoso instrumento que tiene 28 registros, de los cuales 20 son sonoros, es decir que realizan sonidos de distintos instrumentos como flautas y violines. Además posee 800 tubos: los más graves y dulces, son de madera y otros son de plomo y zinc.

El de San Francisco es un órgano de tracción neumática, es decir que funciona sólo con aire, de manera que no cuenta con ningún mecanismo eléctrico.

Posee además dos teclados para las manos y uno para los pies, denominado pedalero. Desde 1900, cuando la reliquia musical fue instalada, y hasta 1940, las celebraciones religiosas en San Francisco contaban con coro, orquesta y órgano.

Hoy las cosas son un poco diferentes, casi no se hacen interpretaciones corales y el majestuoso instrumento es ejecutado en solitario de martes a domingos en cada una de las misas.

El tiempo no para

Juan Pablo Paéz (27) no sólo es el organista titular de San Francisco, sino también quien se encarga de realizarle pequeños arreglos como parchar los antiguos fuelles de madera o afinar algunos registros que son más accesibles y para lo cual no es necesaria ninguna herramienta específica.

Sin embargo, una de las grandes carencias de tan preciado instrumento es que no cuenta con un “service” oficial y constante para su mantenimiento.

“Hace 20 años que no lo ve un organero especializado y eso constituye un riesgo ya que yo sólo puedo hacerle arreglos básicos. Necesita un mantenimiento periódico porque todo se hace a pulmón y sin asistencia”, cuenta Juan Pablo que empezó a tocar el órgano con pasión desde pequeño y hoy estudia para ser un profesional del teclado.

De hecho, según relata Páez, la joya musical fue reformada en 1932 cuando se le agregaron algunas piezas de origen alemán -como los tubos- y se cambió su consola (teclado) y por ahora sólo resiste el deterioro del paso del tiempo con los cuidados que voluntariamente él ejecuta.

La voz de la experiencia

El centenario instrumento es una joya patrimonial y tiene un alto valor artístico. “Todos los organistas que han venido de otros lugares del país y del mundo han dado conciertos con él pero también han posado sus dedos sobre el teclado los organistas más renombrados en la historia de la música de Mendoza”, dice sin ocultar su orgullo, Juan Pablo Páez.

Pero a pesar de su rica tradición sigue conservando su esencia de pieza de aprendizaje para los alumnos de la cátedra de Órgano de la facultad de Arte y Diseño de la UNCuyo.

Actualmente sólo funcionan tres órganos en la provincia: el de la Basílica San Francisco, que es el más antiguo y mejor conservado, otro es ejecutado en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Cuyo, y el tercero en la iglesia María Auxiliadora de Rodeo del Medio.

Quizá su época de esplendor haya pasado, pero su sonido sigue vivo en el aire de la basílica. Su experiencia centenaria, además, sigue disponible para las generaciones que de él quieren aprender y también escuchar. Ignacio Zavala - izavala@losandes.com.ar 

Fuente: Los Andes Online

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