Presidenciales
Febril cierre de campaña para elegir al sucesor de Lula en Brasil
Los candidatos realizaron ayer caminatas, actos masivos y un debate final que fue televisado a todo el país. Las encuestas aseguran que ganará Dilma Rousseff.
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La candidata del PT, Dilma Rousseff, durante la conferencia de prensa realizada ayer en Río de Janeiro, minutos antes del debate con Serra. (AFP) |
Actos masivos, caminatas, los últimos mensajes en los espacios gratuitos en radio y televisión, y el debate final televisado entre los cuatro principales candidatos marcaron ayer el fin de la campaña y el comienzo, con la veda política de rigor a partir de la medianoche de ayer, de la cuenta regresiva para las elecciones presidenciales del domingo en Brasil.
La postulante oficialista, Dilma Rousseff -con probabilidad de consagrarse sin necesidad de segunda vuelta, según todas las encuestas-, volvió a presentarse ayer en su espacio gratuito de radio y TV junto al presidente Luiz Lula da Silva, ante quien prometió "gobernar con amor y serenidad, con respeto a todas las libertades y creencias".
Ambos aparecieron conversando sobre la necesidad de "continuar y mejorar" lo hecho en los últimos ocho años por el gobierno que Lula está a punto de concluir, e imágenes de archivo los mostraron en todas las regiones del país.
"Estoy viendo suceder con Dilma lo que aconteció conmigo en el pasado, cuando decían que iba a cerrar las iglesias y a cambiar el color de la bandera", dijo Lula en referencia a rumores divulgados por internet, y luego desmentidos, según los cuales Rousseff se proponía legalizar el aborto y cerrar templos.
"Votar a Dilma es como votarme a mí y con la seguridad de que habrá un gobierno mejor" al actual, afirmó el mandatario durante la publicidad electoral del PT.
Por si le hiciera falta, Rousseff recibió un espaldarazo de Datafolha, la única encuestadora privada que había puesto en duda su triunfo en la primera vuelta, hace dos días, pero que ayer publicó un nuevo sondeo que le dio 52% de intención de voto válido contra 31% del principal opositor, el socialdemócrata José Serra.
De todos modos, no es un dato menor el decidido respaldo a su candidata por parte de Lula, quien, según informó ayer la encuestadora privada Sensus, tiene una popularidad personal de 80,7% y una aprobación a su gobierno de 79,4%.
A tal punto se involucró el mandatario en la postulación de Rousseff, que anoche realizó su propio cierre de campaña en Sao Bernardo do Campo, el suburbio del cordón industrial de San Pablo donde se formó en materia sindical y política en las décadas de los 70 y los 80.
Para Lula fue repetir un rito que cumple desde 1989, por más que ésta fue la primera elección presidencial desde entonces en la que no se presenta como candidato.
Mientras tanto, Serra, en su último impulso por lograr forzar la segunda vuelta electoral, se mostró en los espacios de radio y televisión con un mensaje optimista, en la búsqueda de dejar atrás las fuertes críticas y acusaciones al oficialismo que lanzó en los primeros tramos de la campaña y que le resultaron contraproducentes.
Serra se presentó ayer como un candidato con "una vida pública limpia" y "experiencia y capacidad de ejecución" fundada en su paso por cargos ejecutivos nacionales y estaduales.
Con imágenes que lo mostraron durante sus funciones como ministro nacional de Planeamiento y de Salud, y como gobernador del poderoso estado (provincia) de San Pablo, Serra intentó hacer contrastar su experiencia con la de Rousseff, que por primera vez es candidata a un cargo electivo.
Así como Rousseff se mostró con Lula, Serra prefirió una imagen más familiar y apareció junto a su esposa, sus hijos y sus nietos.
El broche de la campaña formal se realizaba al cierre de esta edición con un debate entre Rousseff, Serra y los candidatos del Partido Verde, Marina Silva y del Partido Socialismo y Libertad, Plinio Sampaio, en los estudios de la red de televisión O Globo, en Río de Janeiro.
No obstante, como también ya es tradicional, los candidatos del PT harán hoy una caminata silenciosa por el centro de San Pablo, aprovechando los pocos resquicios que deja la veda política que entrará en vigencia esta medianoche y que no permitirá más actos masivos ni mensajes televisados. Agencias Télam y AFP
La postulante oficialista, Dilma Rousseff -con probabilidad de consagrarse sin necesidad de segunda vuelta, según todas las encuestas-, volvió a presentarse ayer en su espacio gratuito de radio y TV junto al presidente Luiz Lula da Silva, ante quien prometió "gobernar con amor y serenidad, con respeto a todas las libertades y creencias".
Ambos aparecieron conversando sobre la necesidad de "continuar y mejorar" lo hecho en los últimos ocho años por el gobierno que Lula está a punto de concluir, e imágenes de archivo los mostraron en todas las regiones del país.
"Estoy viendo suceder con Dilma lo que aconteció conmigo en el pasado, cuando decían que iba a cerrar las iglesias y a cambiar el color de la bandera", dijo Lula en referencia a rumores divulgados por internet, y luego desmentidos, según los cuales Rousseff se proponía legalizar el aborto y cerrar templos.
"Votar a Dilma es como votarme a mí y con la seguridad de que habrá un gobierno mejor" al actual, afirmó el mandatario durante la publicidad electoral del PT.
Por si le hiciera falta, Rousseff recibió un espaldarazo de Datafolha, la única encuestadora privada que había puesto en duda su triunfo en la primera vuelta, hace dos días, pero que ayer publicó un nuevo sondeo que le dio 52% de intención de voto válido contra 31% del principal opositor, el socialdemócrata José Serra.
De todos modos, no es un dato menor el decidido respaldo a su candidata por parte de Lula, quien, según informó ayer la encuestadora privada Sensus, tiene una popularidad personal de 80,7% y una aprobación a su gobierno de 79,4%.
A tal punto se involucró el mandatario en la postulación de Rousseff, que anoche realizó su propio cierre de campaña en Sao Bernardo do Campo, el suburbio del cordón industrial de San Pablo donde se formó en materia sindical y política en las décadas de los 70 y los 80.
Para Lula fue repetir un rito que cumple desde 1989, por más que ésta fue la primera elección presidencial desde entonces en la que no se presenta como candidato.
Mientras tanto, Serra, en su último impulso por lograr forzar la segunda vuelta electoral, se mostró en los espacios de radio y televisión con un mensaje optimista, en la búsqueda de dejar atrás las fuertes críticas y acusaciones al oficialismo que lanzó en los primeros tramos de la campaña y que le resultaron contraproducentes.
Serra se presentó ayer como un candidato con "una vida pública limpia" y "experiencia y capacidad de ejecución" fundada en su paso por cargos ejecutivos nacionales y estaduales.
Con imágenes que lo mostraron durante sus funciones como ministro nacional de Planeamiento y de Salud, y como gobernador del poderoso estado (provincia) de San Pablo, Serra intentó hacer contrastar su experiencia con la de Rousseff, que por primera vez es candidata a un cargo electivo.
Así como Rousseff se mostró con Lula, Serra prefirió una imagen más familiar y apareció junto a su esposa, sus hijos y sus nietos.
El broche de la campaña formal se realizaba al cierre de esta edición con un debate entre Rousseff, Serra y los candidatos del Partido Verde, Marina Silva y del Partido Socialismo y Libertad, Plinio Sampaio, en los estudios de la red de televisión O Globo, en Río de Janeiro.
No obstante, como también ya es tradicional, los candidatos del PT harán hoy una caminata silenciosa por el centro de San Pablo, aprovechando los pocos resquicios que deja la veda política que entrará en vigencia esta medianoche y que no permitirá más actos masivos ni mensajes televisados. Agencias Télam y AFP
La proyección global, un desafío
Brasil mantendrá su status de potencia emergente en auge tras las elecciones presidenciales, pero deberá invertir en infraestructura y educación y asumir mayores responsabilidades a nivel internacional, estimaron analistas en Londres.
Los expertos no esperan cambios en la orientación económica del gigante sudamericano, por lo menos en una primera etapa, si se confirma la victoria que vaticinan todos los sondeos de la candidata del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Dilma Rousseff, en la primera vuelta el domingo o en una segunda vuelta.
Brasil, uno de los cuatro BRIC (con Rusia, India y China) que actúan de motor económico mundial y están revolucionando el orden internacional, prevé un crecimiento de su PIB de 6,5% en 2010, superado únicamente en el mundo por China e India (9,9% y 8%, respectivamente).
Pero el nuevo gobierno no podrá quedarse de brazos cruzados si quiere mantener la tendencia a largo plazo. El país “sólo podrá estabilizar el crecimiento a los niveles muy saludables que observamos actualmente resolviendo los cuellos de botella de infraestructura y mejorando la educación pública”, estimaron los analistas de HSBC en un informe especial.
La necesidad de mejorar una infraestructura considerada anticuada se hará más patentes al acercarse los dos acontecimientos que deberían dar mayor proyección a Brasil en los próximos años, el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
“Brasil sigue teniendo grandes problemas en áreas como la sanidad, la educación, las tasas de criminalidad”, opinó Gian Luca Gardini, profesor de Política Latinoamericana en la Universidad de Bath. Otro obstáculo para el crecimiento será demográfico.
Para Jim O'Neill, economista jefe de Goldman Sachs e inventor del acrónimo BRIC en 2001 para designar a las economías que crecen más rápidamente, la demografía de Brasil (193 millones de habitantes) hace “sumamente improbable” que pueda seguir creciendo durante mucho tiempo a los niveles de China o India (ambos con más de 1.000 millones de habitantes).
Algunos cuestionan las enormes expectativas de Brasil en los yacimientos de crudo descubiertos. “Es bastante difícil hacerse rico siendo un Estado petrolero”, explicó Neil Shearing, de la consultora Capital Economics.
El programa es amplio para una mujer todavía poco conocida fuera de su país, y que tendrá la difícil tarea de suceder a una figura sumamente carismática que el presidente de Estados Unidos Barack Obama describió una vez como “el político más popular del mundo”.
“Lula era un gran activo para el papel, el atractivo y la visibilidad de Brasil en el mundo”, señaló Gian Luca Gardini. Por Claudia Rahola - Especial de AFP
Los expertos no esperan cambios en la orientación económica del gigante sudamericano, por lo menos en una primera etapa, si se confirma la victoria que vaticinan todos los sondeos de la candidata del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Dilma Rousseff, en la primera vuelta el domingo o en una segunda vuelta.
Brasil, uno de los cuatro BRIC (con Rusia, India y China) que actúan de motor económico mundial y están revolucionando el orden internacional, prevé un crecimiento de su PIB de 6,5% en 2010, superado únicamente en el mundo por China e India (9,9% y 8%, respectivamente).
Pero el nuevo gobierno no podrá quedarse de brazos cruzados si quiere mantener la tendencia a largo plazo. El país “sólo podrá estabilizar el crecimiento a los niveles muy saludables que observamos actualmente resolviendo los cuellos de botella de infraestructura y mejorando la educación pública”, estimaron los analistas de HSBC en un informe especial.
La necesidad de mejorar una infraestructura considerada anticuada se hará más patentes al acercarse los dos acontecimientos que deberían dar mayor proyección a Brasil en los próximos años, el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
“Brasil sigue teniendo grandes problemas en áreas como la sanidad, la educación, las tasas de criminalidad”, opinó Gian Luca Gardini, profesor de Política Latinoamericana en la Universidad de Bath. Otro obstáculo para el crecimiento será demográfico.
Para Jim O'Neill, economista jefe de Goldman Sachs e inventor del acrónimo BRIC en 2001 para designar a las economías que crecen más rápidamente, la demografía de Brasil (193 millones de habitantes) hace “sumamente improbable” que pueda seguir creciendo durante mucho tiempo a los niveles de China o India (ambos con más de 1.000 millones de habitantes).
Algunos cuestionan las enormes expectativas de Brasil en los yacimientos de crudo descubiertos. “Es bastante difícil hacerse rico siendo un Estado petrolero”, explicó Neil Shearing, de la consultora Capital Economics.
El programa es amplio para una mujer todavía poco conocida fuera de su país, y que tendrá la difícil tarea de suceder a una figura sumamente carismática que el presidente de Estados Unidos Barack Obama describió una vez como “el político más popular del mundo”.
“Lula era un gran activo para el papel, el atractivo y la visibilidad de Brasil en el mundo”, señaló Gian Luca Gardini. Por Claudia Rahola - Especial de AFP
Fuente: Los Andes Online
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