Legislativas
Obama enfrenta un voto castigo
Los seguidores del Partido Republicano celebraron el triunfo que les permite arrebatarles a los demócratas el control de la Cámara de Representantes.
miércoles, 03 de noviembre de 2010
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Los republicanos lograron el control de la Cámara de Representantes luego del éxito electoral de ayer. Así, el Partido Demócrata y fundamentalmente el presidente Barack Obama, soportaban un voto castigo de la ciudadanía, muy poco de acuerdo con la política económica del primer mandatario, que deberá enfrentar los próximos dos años con fuerte oposición en el Congreso.
Rand Paul, favorito del movimiento conservador Tea Party, obtuvo una fácil victoria en Kentucky al superar al demócrata Jack Conway en la contienda para reemplazar al senador republicano Jim Bunning, un pitcher del Salón de la Fama que se retira del Congreso.
Por su parte, el ex senador republicano Dan Coats de Indiana obtuvo un escaño que estaba en manos demócratas y volverá a la cámara alta después de más de una década de ausencia. Coats superó al representante demócrata Brad Ellsworth en la lucha por reemplazar al senador demócrata Evan Bayh, que se jubila. Coats fue senador de 1988 a 1999.
Los primeros resultados ofrecieron una perspectiva mixta para el Tea Party. Paul, el hijo del ex candidato presidencial Ron Paul, ganó el escaño del Senado a pesar de que los demócratas lo consideraban muy lejos de la actividad política de actualidad. Otro candidato respaldado por el movimiento, el hispano Marco Rubio, triunfó en Florida.
También en Ohio, el candidato republicano al Senado salió victorioso y retuvo su puesto.
El senador republicano Jim DeMint de Carolina del Sur ha ganado un segundo período, mientras que el senador demócrata Patrick Leahy de Vermont obtuvo su séptimo.
Las victorias son parte de grandes triunfos republicanos esperados en el Senado. Sin embargo, aún no está claro si ellos lograrían ganar los 10 escaños que necesitan para tomar el control de esa cámara. Las perspectivas eran mucho mayores en la Cámara de Representantes de 435 miembros, donde necesitaban ganar 40 para sumar mayoría.
Los primeros resultados mostraban a republicanos encabezando la competencia en 10 de los escaños en poder de los demócratas. El control republicano en la cámara baja haría que John Boehner reemplace a Nancy Pelosi en la presidencia del cuerpo.
La victoria republicana da paso a una nueva era de gobierno dividido, complicando la capacidad del presidente Barack Obama para promulgar sus propuestas durante los próximos dos años y posiblemente forzándolo a rebatir ataques a la legislación de salud y otras iniciativas que él ya puso en vigencia.
Aunque las relaciones internacionales tuvieron poco peso en la campaña, la agenda global de Obama también podría verse afectada en asuntos como el control de armas o el cambio climático.
Además de la elección legislativa, los republicanos esperaban también triunfos en 37 carreras de gobernadores y en las legislaturas estatales, ambas especialmente importantes porque los estados harán una labor decenal de rediseñar los distritos electorales.
Los electores mostraron una alta participación en una jornada tranquila y con buen tiempo en la mayoría del país.
La noche se anunciaba larga para los demócratas, con los colegios electorales cerrando en Alaska a medianoche (5 hora de Argentina). Obama abrió la jornada en campaña, con entrevistas radiofónicas desde la Casa Blanca para defender a los candidatos de su partido.
"Aunque mi nombre no esté en las papeletas, mi agenda va a depender de si la gente acude a votar", explicó Obama a la radio KPWR-FM de Los Angeles.
El presidente buscó el voto joven, afroamericano e hispano hasta el último minuto.
Las elecciones eran la gran prueba para el movimiento Tea Party, una aglomeración de grupos molestos porque consideran que hay un excesivo crecimiento del gobierno.
El Tea Party podría haber sido un obstáculo para que los republicanos tomaran el puesto de Delaware en el Senado que por años correspondió al ahora vicepresidente Joe Biden.
Christine O'Donnell, una favorita del Tea Party cuyos comentarios estrafalarios le valieron la atención nacional, fue derrotada por el demócrata Chris Coons. O'Donnell sorprendió en el ambiente político al ganar la nominación partidaria al veterano congresista que era ampliamente favorito para derrotar a Coons. Agencias AFP, AP y Télam
Rand Paul, favorito del movimiento conservador Tea Party, obtuvo una fácil victoria en Kentucky al superar al demócrata Jack Conway en la contienda para reemplazar al senador republicano Jim Bunning, un pitcher del Salón de la Fama que se retira del Congreso.
Por su parte, el ex senador republicano Dan Coats de Indiana obtuvo un escaño que estaba en manos demócratas y volverá a la cámara alta después de más de una década de ausencia. Coats superó al representante demócrata Brad Ellsworth en la lucha por reemplazar al senador demócrata Evan Bayh, que se jubila. Coats fue senador de 1988 a 1999.
Los primeros resultados ofrecieron una perspectiva mixta para el Tea Party. Paul, el hijo del ex candidato presidencial Ron Paul, ganó el escaño del Senado a pesar de que los demócratas lo consideraban muy lejos de la actividad política de actualidad. Otro candidato respaldado por el movimiento, el hispano Marco Rubio, triunfó en Florida.
También en Ohio, el candidato republicano al Senado salió victorioso y retuvo su puesto.
El senador republicano Jim DeMint de Carolina del Sur ha ganado un segundo período, mientras que el senador demócrata Patrick Leahy de Vermont obtuvo su séptimo.
Las victorias son parte de grandes triunfos republicanos esperados en el Senado. Sin embargo, aún no está claro si ellos lograrían ganar los 10 escaños que necesitan para tomar el control de esa cámara. Las perspectivas eran mucho mayores en la Cámara de Representantes de 435 miembros, donde necesitaban ganar 40 para sumar mayoría.
Los primeros resultados mostraban a republicanos encabezando la competencia en 10 de los escaños en poder de los demócratas. El control republicano en la cámara baja haría que John Boehner reemplace a Nancy Pelosi en la presidencia del cuerpo.
La victoria republicana da paso a una nueva era de gobierno dividido, complicando la capacidad del presidente Barack Obama para promulgar sus propuestas durante los próximos dos años y posiblemente forzándolo a rebatir ataques a la legislación de salud y otras iniciativas que él ya puso en vigencia.
Aunque las relaciones internacionales tuvieron poco peso en la campaña, la agenda global de Obama también podría verse afectada en asuntos como el control de armas o el cambio climático.
Además de la elección legislativa, los republicanos esperaban también triunfos en 37 carreras de gobernadores y en las legislaturas estatales, ambas especialmente importantes porque los estados harán una labor decenal de rediseñar los distritos electorales.
Los electores mostraron una alta participación en una jornada tranquila y con buen tiempo en la mayoría del país.
La noche se anunciaba larga para los demócratas, con los colegios electorales cerrando en Alaska a medianoche (5 hora de Argentina). Obama abrió la jornada en campaña, con entrevistas radiofónicas desde la Casa Blanca para defender a los candidatos de su partido.
"Aunque mi nombre no esté en las papeletas, mi agenda va a depender de si la gente acude a votar", explicó Obama a la radio KPWR-FM de Los Angeles.
El presidente buscó el voto joven, afroamericano e hispano hasta el último minuto.
Las elecciones eran la gran prueba para el movimiento Tea Party, una aglomeración de grupos molestos porque consideran que hay un excesivo crecimiento del gobierno.
El Tea Party podría haber sido un obstáculo para que los republicanos tomaran el puesto de Delaware en el Senado que por años correspondió al ahora vicepresidente Joe Biden.
Christine O'Donnell, una favorita del Tea Party cuyos comentarios estrafalarios le valieron la atención nacional, fue derrotada por el demócrata Chris Coons. O'Donnell sorprendió en el ambiente político al ganar la nominación partidaria al veterano congresista que era ampliamente favorito para derrotar a Coons. Agencias AFP, AP y Télam
Tea Party: fanáticos religiosos y enemigos de los intelectuales
Cuando John Manick, dueño de una casa de empeño colmada de escopetas en Wasilla, Alaska, señaló por quién iba a votar, fue más que una obviedad. Ese hombre musculoso, padre de 8 hijos, que ama cazar alces y pescar salmones para que su esposa los guarde en el freezer para comer todo el año, no podía elegir otra cosa que los candidatos del movimiento ultraconservador que hoy se agiganta en los Estados Unidos: el Tea Party, ese grupo enérgico, inorgánico, difuso, furioso, recalcitrante, que nadie sabe bien qué es, pero canaliza el enojo por la economía y que "según muchos prometen" cambiará el rumbo del país.
En el otro extremo, aquí en Florida, el sol reemplaza a alces y osos, pero también el Tea Party es poderoso. En este Estado brilla una de las estrellas de este movimiento con un mensaje sencillo y provocador.
"Obama quiere convertir a EE.UU. en Cuba", dice Marco Rubio, el hijo de cubanos que ayer fue ungido como senador nacional y ya se lo menciona como candidato a la fórmula republicana de 2012. "El gobierno nos está llevando a un camino que hará quebrar a EE.UU. Y debilitará nuestra defensa nacional", repite. Para que el país vuelva a ser líder mundial, Rubio cree que hay que armarse más. Los ciudadanos y el país. Ser poderosos para que el mundo les tenga respeto.
Más allá de sus "slogans", el Tea Party canaliza la furia de gran parte del electorado contra el presidente Barack Obama, sobre todo porque la economía no mejora y el desempleo roza el 10% y no baja. La gran proclama de este movimiento, que no tiene plataforma y que usa la estructura del Partido Republicano, es la reducción del déficit fiscal. Creen que el país está desbarrancando por el gasto excesivo y culpan a Obama por el paquete de estímulo fiscal.
Exigen, además, que bajen los impuestos. Repudian la reciente reforma de salud y no quieren que el Estado se meta en la vida de la gente. Ni siquiera para ayudar a los pobres. Eso es para los débiles, dicen. Quieren que cada uno, en base a su trabajo, pueda forjar su destino.
El Tea Party toma su nombre de la protesta de Boston de 1773, cuando ciudadanos enfurecidos volcaron un cargamento de té, para repudiar un aumento de los impuestos. Irrumpió en escena en 2009, contra el paquete de estímulo de Obama, y se convirtió en un movimiento de base que tienen algunos líderes inorgánicos como la ex aspirante vicepresidencial Sarah Palin o el senador Jim De Mint.
Ahora que muchos de sus candidatos han conseguido bancas en el Congreso, la duda es cuál será la fidelidad al Partido Republicano. Si votarán orgánicamente o liderarán un movimiento más radical contra las políticas de Obama. Lidiar con esta gente será un problema para demócratas y republicanos. CC
En el otro extremo, aquí en Florida, el sol reemplaza a alces y osos, pero también el Tea Party es poderoso. En este Estado brilla una de las estrellas de este movimiento con un mensaje sencillo y provocador.
"Obama quiere convertir a EE.UU. en Cuba", dice Marco Rubio, el hijo de cubanos que ayer fue ungido como senador nacional y ya se lo menciona como candidato a la fórmula republicana de 2012. "El gobierno nos está llevando a un camino que hará quebrar a EE.UU. Y debilitará nuestra defensa nacional", repite. Para que el país vuelva a ser líder mundial, Rubio cree que hay que armarse más. Los ciudadanos y el país. Ser poderosos para que el mundo les tenga respeto.
Más allá de sus "slogans", el Tea Party canaliza la furia de gran parte del electorado contra el presidente Barack Obama, sobre todo porque la economía no mejora y el desempleo roza el 10% y no baja. La gran proclama de este movimiento, que no tiene plataforma y que usa la estructura del Partido Republicano, es la reducción del déficit fiscal. Creen que el país está desbarrancando por el gasto excesivo y culpan a Obama por el paquete de estímulo fiscal.
Exigen, además, que bajen los impuestos. Repudian la reciente reforma de salud y no quieren que el Estado se meta en la vida de la gente. Ni siquiera para ayudar a los pobres. Eso es para los débiles, dicen. Quieren que cada uno, en base a su trabajo, pueda forjar su destino.
El Tea Party toma su nombre de la protesta de Boston de 1773, cuando ciudadanos enfurecidos volcaron un cargamento de té, para repudiar un aumento de los impuestos. Irrumpió en escena en 2009, contra el paquete de estímulo de Obama, y se convirtió en un movimiento de base que tienen algunos líderes inorgánicos como la ex aspirante vicepresidencial Sarah Palin o el senador Jim De Mint.
Ahora que muchos de sus candidatos han conseguido bancas en el Congreso, la duda es cuál será la fidelidad al Partido Republicano. Si votarán orgánicamente o liderarán un movimiento más radical contra las políticas de Obama. Lidiar con esta gente será un problema para demócratas y republicanos. CC
El temor de una parálisis legislativa
La parálisis legislativa suele ser considerada positiva para los negocios ya que, si los parlamentarios no se pueden poner de acuerdo en nada, no pueden aprobar leyes y normativas que perjudiquen a la economía.
Sin embargo, ante la posibilidad de que la oposición republicana recupere el control de al menos parte del Congreso, sean una señal positiva para la golpeada economía estadounidense.
Los previsibles choques entre el gobierno de Barack Obama y los republicanos envalentonados probablemente lleven a un estancamiento que frene nuevas leyes para ayudar a paliar el alto desempleo y el lento crecimiento.
Un Congreso dividido por peleas internas sobre los impuestos, el déficit, el sistema de salud y las reglas financieras podría causar gran incertidumbre para los inversionistas y las empresas.
“Esperamos una enorme parálisis y poca colaboración”, dijo en un reporte Brian Gardner, analista de la firma financiera Keefe, Bruyette & Woods.
La parálisis no sería tan grave si la situación fuera mejor: un Congreso republicano y una Casa Blanca demócrata chocaron con frecuencia de mediados a fines de la década del 90 y la economía no se dio por enterada.
Ahora, sin embargo, a casi un año y medio del final oficial de la Gran Recesión, el crecimiento sigue siendo lento en extremo y por lo tanto no ayuda a bajar el desempleo, que se mantiene en el 9,6%.
“Muy pocos creen que el gobierno debe quedarse de brazos cruzados”, dijo el cientista político Jacob Hacker de la Universidad de Yale. “Pero ahora mismo nos enfrentamos a un período a la deriva”.
En su documento “Promesa a Estados Unidos”, los republicanos dijeron que se opondrán a nuevos gastos para estimular a la economía. Esto significa que el plan de Obama de destinar 50.000 millones de dólares a carreteras, ferrocarriles y aeropuertos probablemente no tenga futuro. Y el nuevo Congreso podría oponerse a la extensión de beneficios a los 6,1 millones de desempleados de largo plazo o podría exigir que se recorten otros gastos del presupuesto para solventarlos.
El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke dijo que los legisladores deben hacer más para impulsar la recuperación económica. Si no, escribió Gardner, la Fed sufrirá más presiones para buscar una solución. Pero el banco central ya llevó las tasas de interés de corto plazo al 0% y la opción que le queda -comprar bonos del Tesoro para inyectar efectivo en la economía- no es una receta comprobada.
El representante Kevin Brady, el republicano de mayor jerarquía en la Comisión Económica Conjunta del Congreso, dijo que los republicanos buscarían reemplazar “la tormenta de nuevas reglas empujadas a través del Congreso” por los demócratas, por “un clima regulatorio más razonable”. Por Paul Wiseman - Especial de AP
Sin embargo, ante la posibilidad de que la oposición republicana recupere el control de al menos parte del Congreso, sean una señal positiva para la golpeada economía estadounidense.
Los previsibles choques entre el gobierno de Barack Obama y los republicanos envalentonados probablemente lleven a un estancamiento que frene nuevas leyes para ayudar a paliar el alto desempleo y el lento crecimiento.
Un Congreso dividido por peleas internas sobre los impuestos, el déficit, el sistema de salud y las reglas financieras podría causar gran incertidumbre para los inversionistas y las empresas.
“Esperamos una enorme parálisis y poca colaboración”, dijo en un reporte Brian Gardner, analista de la firma financiera Keefe, Bruyette & Woods.
La parálisis no sería tan grave si la situación fuera mejor: un Congreso republicano y una Casa Blanca demócrata chocaron con frecuencia de mediados a fines de la década del 90 y la economía no se dio por enterada.
Ahora, sin embargo, a casi un año y medio del final oficial de la Gran Recesión, el crecimiento sigue siendo lento en extremo y por lo tanto no ayuda a bajar el desempleo, que se mantiene en el 9,6%.
“Muy pocos creen que el gobierno debe quedarse de brazos cruzados”, dijo el cientista político Jacob Hacker de la Universidad de Yale. “Pero ahora mismo nos enfrentamos a un período a la deriva”.
En su documento “Promesa a Estados Unidos”, los republicanos dijeron que se opondrán a nuevos gastos para estimular a la economía. Esto significa que el plan de Obama de destinar 50.000 millones de dólares a carreteras, ferrocarriles y aeropuertos probablemente no tenga futuro. Y el nuevo Congreso podría oponerse a la extensión de beneficios a los 6,1 millones de desempleados de largo plazo o podría exigir que se recorten otros gastos del presupuesto para solventarlos.
El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke dijo que los legisladores deben hacer más para impulsar la recuperación económica. Si no, escribió Gardner, la Fed sufrirá más presiones para buscar una solución. Pero el banco central ya llevó las tasas de interés de corto plazo al 0% y la opción que le queda -comprar bonos del Tesoro para inyectar efectivo en la economía- no es una receta comprobada.
El representante Kevin Brady, el republicano de mayor jerarquía en la Comisión Económica Conjunta del Congreso, dijo que los republicanos buscarían reemplazar “la tormenta de nuevas reglas empujadas a través del Congreso” por los demócratas, por “un clima regulatorio más razonable”. Por Paul Wiseman - Especial de AP
Fuente: Los Andes Online



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