La red capitalista que controla el mundo
New Scientist
| Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |

Mientras las protestas contra
el poder financiero se extienden por el mundo esta semana, la ciencia
parece haber confirmado los peores temores de los manifestantes. Un
análisis de las relaciones entre 43.000 corporaciones transnacionales ha
identificado el grupo relativamente pequeño de compañías, en su mayoría
bancos, con un poder desproporcionado sobre la economía global.
Las hipótesis del estudio han atraído algunas críticas, pero analistas de sistemas complejos contactados por New Scientist
dicen que es un esfuerzo singular por desenmarañar el control sobre la
economía global. Si se llevara más lejos el análisis, dicen, sería
posible identificar maneras de lograr que el capitalismo global sea más
estable.
La idea de que unos pocos banqueros controlen un gran
trozo de la economía global podrá parecer algo nuevo para el movimiento
Ocupad Wall Street de Nueva York y los manifestantes en otros sitios.
Pero el estudio, hecho por un trío de teóricos de sistemas complejos en
el Instituto Federal de Tecnología suizo en Zúrich, es el primero que va
más allá de la ideología para identificar empíricamente una semejante
red de poder. Combina la matemática utilizada desde hace tiempo para
modelar sistemas naturales con datos corporativos exhaustivos para
catalogar la propiedad entre las corporaciones transnacionales del mundo
(TNCs, por sus siglas en inglés).
“La realidad es muy compleja,
debemos separarnos del dogma, sean teorías de la conspiración o libre
mercado”, dice James Glattfelder. “Nuestro análisis se basa en la
realidad”.
Estudios anteriores han establecido que unas pocas
TNCs poseen grandes segmentos de la economía global, pero incluían solo
una cantidad limitada de compañías y omitían propiedades indirectas, por
lo cual no podían decir de qué manera esto afecta a la economía global,
si la hace más o menos estable, por ejemplo.
El equipo de Zúrich
puede hacerlo. De Orbis, 2007, una base de datos que enumera 37
millones de compañías e inversionistas de todo el mundo, extrajo todas
las 43.060 TNCs y las propiedades de acciones que las vinculan. Luego
construyó un modelo de qué compañías controlaban a otras mediante redes
de propiedad de acciones, combinado con los ingresos operativos de cada
compañía, para representar la estructura del poder económico.
El trabajo, que será publicado en PLoS One,
reveló un núcleo de 1.318 compañías con propiedades entrelazadas (vea
imagen). Cada una de las 1.318 tenía vínculos con dos o más compañías
diferentes, y en promedio estaban conectadas con 20. Lo que es más,
aunque representaban un 20% de los ingresos operativos globales, las
1.318 parecían ser dueñas colectivamente a través de sus acciones de la
mayoría de las grandes firmas más rentables y manufactureras del mundo
–la economía “real”– que representa otro 60% de los ingresos globales.
Cuando
el equipo desenmarañó aun más la red de propiedad, descubrió que gran
parte provenía de una “súper-entidad” de 147 compañías aún más
estrechamente entrelazadas –toda su propiedad en manos de otros miembros
de la super-entidad- que controlan un 40% de la riqueza total de la
red. “En efecto, menos de 1% de las compañías era capaz de controlar un
40% de toda la red”, dice Glattfelder. En su mayoría eran instituciones
financieras. Las 20 superiores incluyen a Barclays Bank, JPMorgan Chase
& Co, y The Goldman Sachs Group.
John Driffill de la
Universidad de Londres, experto en macroeconomía, dice que el valor del
análisis no consiste solo en ver si un pequeño grupo de personas
controla la economía global, sino más bien su perspectiva sobre la
estabilidad económica.
La concentración del poder no es buena o
mala en sí, dice el equipo de Zúrich, pero las estrechas interconexiones
del núcleo podrían serlo. Como el mundo vio en 2008, tales redes son
inestables. “Si una [compañía] sufre problemas”, dice Glattfelder, “eso
se propaga”.
“Es desconcertante ver hasta qué punto las cosas
están conectadas”, aprueba George Sugihara de la Scripps Institution of
Oceanography en La Jolla, California, experto en sistemas complejos que
ha asesorado al Deutsche Bank.
Yaneer Bar-Yam, jefe del New
England Complex Systems Institute (NECSI), advierte de que el análisis
asume que la propiedad equivale a control, lo que no es siempre cierto.
Muchas de las acciones de las compañías están en manos de
administradores de fondos que pueden o no controlar lo que hacen en
realidad las compañías que poseen parcialmente. El impacto de esto en la
conducta del sistema, dice, requiere más análisis.
Crucialmente,
al identificar la arquitectura del poder económico global, los
analistas podrían ayudar a hacerlo más estable. Al descubrir los
aspectos vulnerables del sistema, los economistas pueden sugerir medidas
para evitar que futuros colapsos se propaguen por toda la economía.
Glattfelder dice que podríamos necesitar reglas anti-trust globales, que
ahora existen solo a nivel nacional, para limitar la sobre-conexión
entre TNCs. Sugihara dice que el análisis sugiere una posible solución:
las firmas podrían ser gravadas por excesivas interconectividad para
disminuir ese riesgo.
Una cosa no es compatible con algunas de
las afirmaciones de los manifestantes: es poco probable que la
super-entidad sea el resultado intencional de una conspiración para
gobernar el mundo. “Semejantes estructuras son de naturaleza común”,
dice Sugihara.
Los recién llegados a cualquier red se conectan
preferencialmente a miembros altamente conectados. Las TNCs compran
acciones las unas de las otras por motivos empresariales, no por dominar
el mundo. Si la capacidad de ser conectado aglomera, lo mismo sucede
con la riqueza, dice Dan Braha de NECSI: en modelos similares, el dinero
fluye hacia los miembros con mayores conexiones. El estudio de Zúrich,
dice Sugihara, “constituye una fuerte evidencia de que las reglas
simples que rigen a las TNCs conducen espontáneamente a grupos altamente
conectados”. O como dice Braha: “la afirmación de Ocupad Wall Street de
que 1% de la gente tiene la mayor parte de la riqueza refleja una fase
lógica de la auto-organización de la economía”.
Por lo tanto, es
posible que la super-entidad no sea el resultado de una conspiración. La
verdadera pregunta, dice el equipo de Zúrich, es si puede ejercer un
poder político concertado. Driffil piensa que 147 son demasiados para
sustentar una colusión. Braha sospecha que competirán en el mercado pero
actuarán juntas por intereses comunes. La resistencia a cambios a la
estructura de la red puede ser un semejante interés común.
Las máximas 50 de las 147 compañías súper-conectadas:
1. Barclays plc
2. Capital Group Companies Inc
3. FMR Corporation
4. AXA
5. State Street Corporation
6. JP Morgan Chase & Co
7. Legal & General Group plc
8. Vanguard Group Inc
9. UBS AG
10. Merrill Lynch & Co Inc
11. Wellington Management Co LLP
12. Deutsche Bank AG
13. Franklin Resources Inc
14. Credit Suisse Group
15. Walton Enterprises LLC
16. Bank of New York Mellon Corp
17. Natixis
18. Goldman Sachs Group Inc
19. T Rowe Price Group Inc
20. Legg Mason Inc
21. Morgan Stanley
22. Mitsubishi UFJ Financial Group Inc
23. Northern Trust Corporation
24. Société Générale
25. Bank of America Corporation
26. Lloyds TSB Group plc
27. Invesco plc
28. Allianz SE 29. TIAA
30. Old Mutual Public Limited Company
31. Aviva plc
32. Schroders plc
33. Dodge & Cox
34. Lehman Brothers Holdings Inc*
35. Sun Life Financial Inc
36. Standard Life plc
37. CNCE
38. Nomura Holdings Inc
39. The Depository Trust Company
40. Massachusetts Mutual Life Insurance
41. ING Groep NV
42. Brandes Investment Partners LP
43. Unicredito Italiano SPA
44. Deposit Insurance Corporation of Japan
45. Vereniging Aegon
46. BNP Paribas
47. Affiliated Managers Group Inc
48. Resona Holdings Inc
49. Capital Group International Inc
50. China Petrochemical Group Company
* Lehman todavía existía en la base de datos de 2007 utilizada.
Fuente: Rebelion.org


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