Rota intercambia escudo antimisiles por empleo precario
Periodismo Humano
León Paneta se
estrenó como secretario de defensa de la OTAN, el pasado miércoles,
anunciando a bombo y platillo que España se sumaba al escudo antimisiles
que presuntamente tiene como objetivo la defensa occidental ante un
posible ataque de Irán o de Corea. Si es que su objetivo real no es,
precisamente, el de atacar a Corea o a Irán, con las espaldas cubiertas.
El
famoso escudo es una vieja aventura para fomentar la industria
armamentística que la Administración Bush se sacó de la manga en el año
2000, recreando la guerra de las galaxias de Ronald Reagan. Los
atentados del 11-S y la operación Justicia Duradera contra Afganistán
provocaron que este formidable negocio para transnacionales como Lockeed
se ralentizara a favor del trasiego de armas convencionales y de todo
tipo que las sucesivas ofensivas contra Kabul y Bagdad fueron exigiendo.
Sin embargo, Barack Obama relanzó este programa con la instalación de
escudos antimisiles terrestres en Polonia y Chekia o sobre soporte
marino en el mar de China.
De entrada, cuando comenzaba la
década, José María Aznar ya hizo amago de sumar a nuestro país a dicho
proyecto, hasta el punto de que, en 2001, un joven portavoz socialista
llamado José Luis Rodríguez Zapatero, le afeó en su primer debata cara a
cara en sede parlamentaria que hubiera anunciado su entrada en vigor en
territorio patrio sin pasar siquiera por el Congreso. Ahora, el propio
ZP voló raudo a Bruselas, con las Cortes ya prácticamente disueltas, a
anunciar públicamente la adopción de una medida de tal envergadura, que
viene a confirmar su reciente propensión a imponer reformas laborales
por decreto, a incluir en la Constitución la contención del déficit sin
referéndum alguno y a hacernos partícipes de un despliegue teóricamente
defensivo que incluso aliados occidentales como Rusia consideran hostil.
Zapatero vuelve al redil
Panetta estaba
contento el pasado 5 de octubre. El presidente español volvía al redil y
se entregaba, nunca mejor dicho, con armas y bagajes. Así que agradeció
a Zapatero sus esfuerzos por profundizar en la cooperación bilateral
entre España y Estados Unidos, ya muy lejos de la valiente retirada de
las tropas españolas de Irak que adoptó su primer consejo de ministros
en 2004.
Cuatro barcos dotados con el sistema antimisiles Aegis
se instalarán en Rota, como una fuerza naval combinada que operará en el
Mediterráneo, de común acuerdo con España y otros aliados europeos como
Rumanía y Polonia, así como otros países ribereños como Turquía: “Este
anuncio –afirmó Panetta en un comunicado—supone una clara señal de que
los Estados Unidos continuarán invirtiendo en esta alianza y que estamos
comprometidos con nuestras relaciones en materia de Defensa con Europa
incluso haciendo frente a los crecientes recortes presupuestarios en
nuestro país”.
“Estos barcos también apoyarán los esfuerzos
críticos de la OTAN para construir una efectiva defensa antimisiles”,
afirma Panetta en relación con la cumbre que dicha organización celebró
en Lisboa a finales de 2010 y en donde se adoptó la decisión de dotar a
esta organización de un mejor sistema de protección anti misiles.
EPAA
Todo
ello parte de la llamada European Phased Adaptive Approach, que suele
traducirse como Enfoque Europeo de Adaptación Gradual. Se trata de una
propuesta del presidente Obama, formulada a 17 de septiembre de 2009 que
replanteó la defensa contra misiles balísticos en Europa.
“Para
decirlo simplemente –afirmó entonces el actual inquilino de la Casa
Blanca–, nuestra nueva arquitectura de defensa antimisiles en Europa
proporcionará unos sistemas de defensa más fuertes, más inteligentes, y
más rápidos para las fuerzas estadounidenses y los aliados de Estados
Unidos. Es más amplio que el programa anterior. Despliega potenciales
que ya han demostrado su rentabilidad y se basa en nuestro compromiso de
proteger el territorio de los EE.UU. en contra de largo alcance
amenazas de misiles balísticos, y que garantiza y refuerza, al mismo
tiempo, la protección de todos nuestros aliados de la OTAN“.
Estamos
en la primera fase de dicho despliegue, que concluirá de hecho a
finales de este año y por la cual ya se han establecido radares
terrestres AN/TPY-2 en Polonia, al tiempo que el sistema Aegis BMD se ha
incorporado a barcos como el USS Monterey
que, desde la pasada primavera, ya patrulla por el mediterráneo con
dichos equipos a bordo. Sin embargo, el acuerdo que alcanzó Bush con el
gobierno polaco no se quedaba en un simple radar, sino que consistía en
la ubicación de diez unidades de misiles con un alcance de seiscientos
kilómetros y una velocidad de cinco kilómetros medio por segundo.
Demasiado lejos de Corea o de Irán, pero muy cerca de Rusia, dicho sea
de paso. Así que no extraña que Moscú haya protestado de inmediato por
la confirmación de que cuatro buques dotados con el sistema Aegis
recalarán en España.
La siguiente fase se prolongará hasta 2015,
con la instalación de una versión más avanzada de los interceptores
SM-3, desde una base terrestre que ya ha sido localizada en Rumanía,
tras una selección conjunta que dicho país llevó a cabo con Estados
Unidos durante el pasado mes de mayo. Tres años más tarde, en 2018, se
completará la fase 3, con un interceptor de ese mismo tipo que mejorará
los ya existentes, desde 2009, en Polonia. Para completar el calendario,
se ha fijado la fecha de 2020 para desplegar el SM-3 Block Interceptor
IIB, que supuestamente mejorará la capacidad del continente para hacer
frente a misiles de medio y largo alcance.
Aunque el grueso de
los países europeos ha eludido situar en su territorio este tipo de
defensas, Estados Unidos ha logrado incluso vencer la resistencia de
Rusia que había mostrado serias críticas en el pasado pero que en
noviembre de 2010 durante una reunión del Consejo OTAN-Rusia (Nato
Russia Council) alcanzaron un principio de acuerdo en aras de “explorar
oportunidades de cooperación de defensa antimisiles”, incluyendo la
puesta a punto de una junta de evaluación de amenaza de misiles
balísticos.
Desde Africa al Golfo Pérsico
¿Quiénes
tienen estos misiles balísticos? Al-Qaeda, no: contra el terrorismo
yihadista, la opción norteamericana es el Africom, un nuevo comando
operativo que actualmente tiene sede oficial en Stugart, en Alemania,
pero que contará con una base propia en la zona marroquí de Tan Tan, muy
próxima al Sáhara Occidental. El acuerdo firmado esta semana también
incluye la cooperación de la base española en tareas de apoyo a este
mando africano de Estados Unidos, así como al USS Central Commands, un
dispositivo estadounidense que se creó en 1983 y que habitualmente
patrulla el Mar Rojo, el Golfo de Omán, el Golfo Pérsico y el Mar de
Arabia.
Aunque numerosos países cuentan con misiles de largo y
medio alcance, en el actual escenario, se perfila Irán y Corea como los
nuevos malos de la película. Sin embargo, cabe preguntarse si ambas
naciones tienen capacidad operativa para lanzar sus misiles contra
España. En absoluto. Como objetó Vladimir Putin en su día, ni Irán ni
Corea cuentan aún con capacidad para lanzar misiles de un alcance de
hasta ocho mil kilómetros ni los va a tener en un futuro previsible, a
pesar de sus experimentos nucleares: “También es obvio que un hipotético
lanzamiento de un misil de Corea del Norte contra Estados Unidos vía
Europa Occidental contradice las leyes de la balística”, comentaba hace
años el líder ruso. Y esas leyes no han variado tampoco con el paso del
tiempo.
Sin embargo, nuestro país ha decidido darles asilo en
una base española aunque todavía con fuerte dependencia estadounidense.
¿Por qué Estados Unidos no se ha decidido en cambio por la base de
Gaeta, en Sicilia, un lugar mucho más próximo a Irán que la Península?
Quizá por su proximidad al polvorín libio. Desde el aznarato, existía la
tentación de trasladar a Rota buena parte de las actividades de la US
Navy en dicha base italiana, pero todo quedo en suspenso cuando se
enfriaron las relaciones entre Washington y Madrid a raíz de la derrota
electoral del PP en 2004.
Nápoles se convirtió entonces en a
nueva sede de las Fuerzas Navales de EE UU en Europa (CINCUSNAVEUR),
mientras que Gaeta (Sicilia) mantuvo la VI Flota (COMSIXFLT), con la
presencia permanente del US La Salle y su grupo aeronaval al completo se
había ofrecido en principio a Rota y a Oeiras, en Portugal. Esta última
fue descartada por su alto coste y la opción de Rota se rechazó de
plano tras el desencuentro entre el ultramontano Bush y el entonces
aparentemente pacifista Zapatero. La presión estadounidense estaba
clara. Era un toma y daca. Como España se retiró de Irak, tampoco hubo
opción a que, en 2005, se convirtiera en el cuartel general de la
estructura estática de la «NATO Response Force» (NRF). Sin embargo, el
acuerdo que estaba dispuesto a firmar Aznar iba mucho más lejos, con la
derogación del acuerdo que tan sólo permite la presencia de buques de
propulsión o carga nuclear en el puerto de Cartagena. El de Rota, dejó
de recibirlos desde que en 1979, en plena transición, se logró un
acuerdo que impedía la presencia en sus dársenas de los temibles
Polaris.
El caramelo de los astilleros
A cambio,
Estados Unidos se comprometió verbalmente con Aznar a que los astilleros
de San Fernando, en Cádiz, que entonces gestionaba Izar, se
convirtiesen en el principal centro de reparaciones de la Sexta Flota en
el Mediterráneo: esto es, la ITV de 60 unidades navales tanto de guerra
como civiles. A pesar de dicho fiasco, la base de Rota prosiguió la
ampliación de sus atraques y hangares, por lo que todo parece indicar
que sigue adelante el plan “Rota Visión 2015”, que supone la inversión
de más de 40.000 millones de las antiguas pesetas en dicha base.
Ahora,
Estados Unidos ha reconstruido su red de intereses con las últimas
mesnadas de Zapatero y quizá haya negociado la incorporación de esos
cuatro buques a Rota, a cambio de que sean reparados en los astilleros
de la Bahía de Cádiz, como una bomba de oxígeno al fuerte paro que
experimenta dicha provincia. En octubre del pasado año, el nuevo
embajador de Estados Unidos, Alan D. Solomont visitó las tres factorías
navales de la Bahía gaditana, por invitación expresa de Navantia, a fin
de recobrar el viejo proyecto de convertirlas en el centro de reparación
de la VI Flota. Acto seguido, el embajador de EEUU ha declarado a los
medios de comunicación que, “en un futuro”, podría haber “más carga de
trabajo”. Allí, en la unidad de reparaciones Cádiz-San Fernando ya se
han reparado algunos buques estadounidenses, como la fragata ‘USS John
L. Hall’ con número F-32 de la US Navy.
Hasta ahora, de lo único
que se habla es de que este nuevo refuerzo para la principal base de la
Península supondría la creación de 300 puestos directos y 1000
indirectos. El aumento de la dotación estadounidense, que volvería a
superar los 10.000 soldados, ya que hoy apenas llega a los 9000,
difícilmente crearía semejante expectativa de empleo. Los trabajadores
españoles de la base que no han logrado ver reconocidos sus derechos a
la negociación por parte de las autoridades españolas, saben en sus
propias carnes que se trata de un empleo precario.
Por otra
parte, la marina española es dependiente de Estados Unidos en su
tecnología militar y de hecho el sistema Aegis ya figura a bordo de
varias fragatas de nuestro país. Es más sofisticado, sin embargo, el que
se incorpora a estos nuevos cuatro buques que pretenden venir a Rota
para quedarse. Estos sistemas se incorporan a barcos construidos en Bath
Iron Works, el mayor astillero norteamericano, localizado en Kennebec
River Bath, en el estado de Maine. Por lo que no cabe pensar en ningún
caso que vayan a trasladar su tecnología a España para construirlos a
partir de ahora en las depauperadas factorías navales del sur.
Los
buques que llegarán a Rota son destructores y se encuentra previsto que
se incorporen a los grupos marítimos permanentes de la OTAN, tanto en
ejercicios navales como en visitas a puertos y cooperación en materia de
seguridad. En Rota, hay mucha gente que creen que las calles volverán a
llenarse de marines como en los años 50 y 60, que se multiplicarán las
licencias de taxis y puede, incluso, que las güisquerías. Aquí se piensa
en amarrar los perros con longaniza, pero nadie se percata de que el
peligro para la población civil de la zona: millones de habitantes que
pueblan las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla, aumenta más cada año
que pasa. Los muertos, por cierto, no trabajan. Pero corren malos
tiempos para la lírica.
Fuente: Rebelion.org
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