El PP vuelve al poder en España para intentar vencer la crisis
El conservador Mariano Rajoy tendrá la mayoría absoluta en el Congreso. Es la peor elección del socialismo en la historia.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Agencias AFP y AP
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| El futuro presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se dirije a la multitud de seguidores que celebró el amplio triunfo logrado por el PP. (AFP) |
La derecha española ganó ampliamente y sin
sorpresas las legislativas de ayer, llevada al poder por un país sin
grandes ilusiones que sancionó al saliente gobierno socialista por
aplicar unas medidas de austeridad que los conservadores prometen
acentuar.
Decepcionados por la ineficacia de los planes de rigor impuestos por el gobierno saliente, una mayoría de españoles dio la espalda a los socialistas, en el poder desde 2004, y puso en la derecha su última esperanza de salir de la crisis.
Con el 99% de los votos escrutados, el Partido Popular (PP) obtenía 186 de los 350 escaños de la Cámara baja lo que le garantiza la mayoría absoluta para gobernar en solitario.
Se trata del mejor resultado del PP en toda su historia tras los 183 escaños logrados por el ex presidente José María Aznar en las elecciones del 2000. Miles de personas se congregaron en la sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid para celebrar la victoria ondeando banderas con los colores azules de la formación.
Según el escrutinio, el socialismo, que encabeza el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, se hundiría con 110 escaños, casi 60 menos de los que tenía hasta el momento. La diferencia entre los dos grandes partidos era de 15 puntos.
"Batalla a la crisis"
El líder y candidato del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, aseguró que los españoles "van a dar la batalla a la crisis", anunciando un "esfuerzo solidario" para "todos", pero asegurando que "no va a haber milagros".
"España es una gran nación y lo mejor que tiene son españoles, 46 millones de españoles que van a dar la batalla a la crisis", aseguró Rajoy, advirtiendo que "gobernaré al servicio de España y de los españoles, procurando que por ninguna circunstancia nadie se sienta excluido de la tarea común".
Rajoy subrayó su deseo de ponerse a trabajar cuanto antes para tratar de superar la crisis, que ha causado en España casi cinco millones de desempleados.
"Por mi parte no van a faltar ni las ganas, ni el entusiasmo, ni el trabajo, ni el compromiso", pero "no va a haber milagros. No los hemos prometido", añadió el futuro jefe del gobierno.
Centrado en la difícil situación financiera con la que se pondrá al frente del país, el líder conservador se refirió a la Unión Europea (UE), para decir que España será "el más leal pero también el más exigente de los socios".
"Dejaremos de ser un problema para volver a formar parte de la solución", insistió Rajoy, que puso entre sus prioridades la lucha contra "el paro, el déficit, la deuda excesiva, el estancamiento económico y todo aquello que mantiene a este país en estas críticas circunstancias".
"Somos una gran nación entre otras cosas porque nuestra diversidad es fuente de grandeza y nos enriquece", subrayó el líder popular, en referencia a las regiones del país, volviendo varias veces sobre la necesidad de esfuerzo compartido: "Esa diversidad tiene que anudarse con fuerza a un principio solidario".
Poco después salía al balcón de la sede central del PP en Madrid, acompañado por su esposa Elvira, la presidenta de la región de Madrid, Esperanza Aguirre, y una de sus más cercanas colaboradoras, la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.
"Espero que cambie" la situación con la victoria del PP, afirmó ante la sede del partido conservador María Angeles Serna, jubilada de 63 años, que viajó desde Valencia a Madrid para la ocasión.
"Espero que nos dé ilusión, esperanza y que las cosas mejoren y lo primero que deberían hacer es recortar por lo sano gastos superfluos y gestionar bien", agregó. También Yaiza Madaruelo, una estudiante de 19 años, confía en que el PP "dé un cambio muy importante, que podamos sacar el país adelante".
La congelación de las pensiones, el retraso de la jubilación hasta los 67 años, la reducción del salario de los funcionarios y la subida de impuestos no lograron atajar el avance del desempleo (21,52%), que afecta a casi cinco millones de personas, ni reactivar una economía que creció 0% en el tercer trimestre y 0,2% en el segundo.
Decepcionados por la ineficacia de los planes de rigor impuestos por el gobierno saliente, una mayoría de españoles dio la espalda a los socialistas, en el poder desde 2004, y puso en la derecha su última esperanza de salir de la crisis.
Con el 99% de los votos escrutados, el Partido Popular (PP) obtenía 186 de los 350 escaños de la Cámara baja lo que le garantiza la mayoría absoluta para gobernar en solitario.
Se trata del mejor resultado del PP en toda su historia tras los 183 escaños logrados por el ex presidente José María Aznar en las elecciones del 2000. Miles de personas se congregaron en la sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid para celebrar la victoria ondeando banderas con los colores azules de la formación.
Según el escrutinio, el socialismo, que encabeza el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, se hundiría con 110 escaños, casi 60 menos de los que tenía hasta el momento. La diferencia entre los dos grandes partidos era de 15 puntos.
"Batalla a la crisis"
El líder y candidato del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, aseguró que los españoles "van a dar la batalla a la crisis", anunciando un "esfuerzo solidario" para "todos", pero asegurando que "no va a haber milagros".
"España es una gran nación y lo mejor que tiene son españoles, 46 millones de españoles que van a dar la batalla a la crisis", aseguró Rajoy, advirtiendo que "gobernaré al servicio de España y de los españoles, procurando que por ninguna circunstancia nadie se sienta excluido de la tarea común".
Rajoy subrayó su deseo de ponerse a trabajar cuanto antes para tratar de superar la crisis, que ha causado en España casi cinco millones de desempleados.
"Por mi parte no van a faltar ni las ganas, ni el entusiasmo, ni el trabajo, ni el compromiso", pero "no va a haber milagros. No los hemos prometido", añadió el futuro jefe del gobierno.
Centrado en la difícil situación financiera con la que se pondrá al frente del país, el líder conservador se refirió a la Unión Europea (UE), para decir que España será "el más leal pero también el más exigente de los socios".
"Dejaremos de ser un problema para volver a formar parte de la solución", insistió Rajoy, que puso entre sus prioridades la lucha contra "el paro, el déficit, la deuda excesiva, el estancamiento económico y todo aquello que mantiene a este país en estas críticas circunstancias".
"Somos una gran nación entre otras cosas porque nuestra diversidad es fuente de grandeza y nos enriquece", subrayó el líder popular, en referencia a las regiones del país, volviendo varias veces sobre la necesidad de esfuerzo compartido: "Esa diversidad tiene que anudarse con fuerza a un principio solidario".
Poco después salía al balcón de la sede central del PP en Madrid, acompañado por su esposa Elvira, la presidenta de la región de Madrid, Esperanza Aguirre, y una de sus más cercanas colaboradoras, la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.
"Espero que cambie" la situación con la victoria del PP, afirmó ante la sede del partido conservador María Angeles Serna, jubilada de 63 años, que viajó desde Valencia a Madrid para la ocasión.
"Espero que nos dé ilusión, esperanza y que las cosas mejoren y lo primero que deberían hacer es recortar por lo sano gastos superfluos y gestionar bien", agregó. También Yaiza Madaruelo, una estudiante de 19 años, confía en que el PP "dé un cambio muy importante, que podamos sacar el país adelante".
La congelación de las pensiones, el retraso de la jubilación hasta los 67 años, la reducción del salario de los funcionarios y la subida de impuestos no lograron atajar el avance del desempleo (21,52%), que afecta a casi cinco millones de personas, ni reactivar una economía que creció 0% en el tercer trimestre y 0,2% en el segundo.
Homenaje a Franco en el aniversario de su muerte
Agencia AFP
Cientos de nostálgicos homenajearon ayer al
difunto dictador español Francisco Franco en el mausoleo del Valle de
los Caídos, al noroeste de Madrid, en el 36º aniversario de su muerte.
Un fuerte pero discreto dispositivo policial veló por que los asistentes accedieran sin ningún tipo de símbolo a una misa en la basílica donde reposan los restos de Franco, muerto el 20 de noviembre de 1975, y de su mentor ideológico y fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los republicanos en 1936.
Desde que se abrieron las puertas de acceso a la basílica sobre las 10 locales (6 hora argentina), agentes de la Guardia Civil registraron a todos los que entraban para asegurarse de que no portaran banderas ni ningún tipo de símbolo.
Ello motivó que una veintena de miembros de la Falange, el partido único durante la dictadura franquista (1939-1975), no pudieran acceder al templo, por lo que se quedaron a sus puertas donde depositaron una corona de flores.
La misa, a la que finalmente no acudió la hija de Franco, Carmen, por estar enferma, se desarrolló sin incidentes con medio millar de asistentes, unas decenas de los cuales, se quedaron en la puerta tras la ceremonia cantando el “Cara al Sol”, el himno de la Falange, y haciendo el saludo fascista.
La víspera, un centenar de personas de distintos foros por la memoria se habían reunido a las puertas del mausoleo para pedir su reconversión en un “memorial democrático” y protestar contra el mantenimiento de los cuerpos de Franco y José Antonio en la basílica.
Un fuerte pero discreto dispositivo policial veló por que los asistentes accedieran sin ningún tipo de símbolo a una misa en la basílica donde reposan los restos de Franco, muerto el 20 de noviembre de 1975, y de su mentor ideológico y fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los republicanos en 1936.
Desde que se abrieron las puertas de acceso a la basílica sobre las 10 locales (6 hora argentina), agentes de la Guardia Civil registraron a todos los que entraban para asegurarse de que no portaran banderas ni ningún tipo de símbolo.
Ello motivó que una veintena de miembros de la Falange, el partido único durante la dictadura franquista (1939-1975), no pudieran acceder al templo, por lo que se quedaron a sus puertas donde depositaron una corona de flores.
La misa, a la que finalmente no acudió la hija de Franco, Carmen, por estar enferma, se desarrolló sin incidentes con medio millar de asistentes, unas decenas de los cuales, se quedaron en la puerta tras la ceremonia cantando el “Cara al Sol”, el himno de la Falange, y haciendo el saludo fascista.
La víspera, un centenar de personas de distintos foros por la memoria se habían reunido a las puertas del mausoleo para pedir su reconversión en un “memorial democrático” y protestar contra el mantenimiento de los cuerpos de Franco y José Antonio en la basílica.
Fuente: Los Andes Online



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