viernes, 2 de marzo de 2012

En 2013 los presupuestos sufrirán "recortes difíciles" para los estadounidenses, para Israel será un año sustancioso

redress.cc

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Josh Ruebner sostiene que mientras la administración de Obama está haciendo recortes presupuestarios que están empobreciendo y amenazando la salud y el bienestar de los estadounidenses, simultáneamente está aumentando la subvención de los contribuyentes de ese país a la máquina de guerra israelí, ayudando a retener y colonizar los territorios palestinos ocupados ilegalmente, a la vez que comete graves violaciones de los derechos humanos palestinos en contradicción con los objetivos de política exterior. 

Ante los alumnos del Northern Virginia Community College, el 13 de febrero, el Presidente Obama mostró su solicitud de presupuesto para 2013, en el que propuso "algunos recortes difíciles que, franca y normalmente no haría si no fueran absolutamente necesarios. Pero lo son". Estos recortes son inevitables, argumentó el Presidente, porque "la verdad es que vamos a tener que tomar algunas decisiones difíciles a fin de poner a este país en una senda fiscal más sostenible". En un triste comentario fuera de lugar sobre las prioridades de la administración de Obama, sin embargo, estas "decisiones difíciles" afectarán la prestación de servicios básicos a los ciudadanos estadounidenses mientras que el ejército israelí engorda su presupuesto a expensas de los contribuyentes.

Como parte de su solicitud de presupuesto, la Casa Blanca lanzó un documento de 205 páginas detallando los cortes, consolidaciones y el ahorro que la administración de Obama se propone realizar. Estos recortes propuestos incluyen 5 millones de dólares del departamento de agricultura para analizar patógenos transmitidos por los alimentos, reduciendo potencialmente la seguridad alimentaria, que ya es deficitaria, después de que 30 personas murieron el año pasado como resultado de comer melón infectado de bacteria Listeria; unos 359 millones de dólares se reducen de la Agencia de protección ambiental para proporcionar subvenciones a los Estados para proyectos de infraestructura de agua, cuando sorprendentemente un estimado de 1,7 millones de estadounidenses carecen de acceso al agua y a servicios básicos de saneamiento, según la Red de infraestructura de agua; y una friolera de 360.000 millones de dólares para más de 10 años en Medicare, Medicaid y otros programas de salud, aunque la Organización Mundial de la salud califica al sistema de salud estadounidense en el puesto nº 37 en el rendimiento de atención de la salud.

Habida cuenta de estos "cortes difíciles" del presupuesto, es fácil llegar a un acuerdo con el periodista israelí Ran Dagoni, quien escribió el año pasado en el periódico de negocios israelí Globos, que "ha llegado el momento de decir adiós a la ayuda militar que Estados Unidos suministra a Israel, ese paquete generoso que permite al contribuyente israelí compartir el precio de la adquisición de equipos para el ejército israelí con el contribuyente estadounidense”. Después de todo Israel –que ocupó el puesto 28 de los países más ricos del mundo en 2011, con un PIB per cápita mayor que Corea del Sur y Arabia Saudí, según el Fondo Monetario Internacional- necesita menor caridad de Estados Unidos que la que necesitamos nosotros para seguridad alimentaria, agua limpia y atención sanitaria.

Sin embargo, en lugar de reducir, o incluso sólo congelar los niveles de ayuda militar estadounidense a Israel, el Presidente Obama quiere ofrecer a Israel 3,1 billones de dólares de los contribuyentes estadounidenses para financiar las armas del próximo año, un incremento de 3.075 millones de dólares en 2012, que ha hecho que el departamento de Estado reclame que este presupuesto que "mantiene el récord del año pasado de los niveles de financiación" a Israel son impúdicos y equivocados. En comparación, de los otros nueve países de Oriente Medio que reciben ayuda militar estadounidense, la solicitud de presupuesto para ocho de ellos permanece igual que el año pasado, mientras que se rechazó la petición de Túnez. 

Si Israel utiliza esas armas para fines legítimos y para seguir los objetivos de política exterior de los EE.UU., entonces quizás se podría presentar un caso convincente de por qué Estados Unidos no necesita tomar "difíciles decisiones” presupuestarias cuando se trata de Israel. Sin embargo, Israel hace un mal uso del material de guerra estadounidense, violando nuestras leyes, para cometer violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos contra los palestinos con el mantenimiento de de sus 44 años de ocupación militar de la Cisjordania palestina, de Jerusalén Oriental y de la franja de Gaza; la colonización ilegal de la Ribera Occidental y Jerusalén Oriental. Desde el año 2000 hasta 2009, los Estados Unidos proporcionaron más de 24.000 millones de dólares de ayuda militar a Israel y entregaron más de 670 millones en armas, municiones y equipo militar relacionado. Durante ese mismo período, según la organización israelí de derechos humanos B'Tselem, Israel mató por lo menos a 2.969 palestinos "que no participaban en las hostilidades y fueron asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes (sin incluir los objetivos de asesinatos selectivos)".

Israel a menudo mata a palestinos con estas mismas armas, siempre a expensas de los contribuyentes estadounidenses. Este probablemente fue el caso de diciembre pasado, cuando un soldado israelí lanzó una bomba de gas lacrimógeno de alta velocidad sobre Mustafá Tamimi, un residente de la aldea cisjordana de Nabi Saleh. El joven estaba protestando contra los colonos israelíes que se apoderaron de las tierras en las que se encuentra el manantial natural de su pueblo. La bomba, disparada desde un vehículo blindado israelí, golpeó al activista en la cara. Murió al día siguiente de sus heridas. Existen fuertes evidencias de que la bomba de gas lacrimógeno que mató a Mustafá fue fabricada por Combynes Systems, Inc., de Jamestown, Pensilvania y probablemente podría ser uno de los más de 595.000 botes de gas lacrimógeno y otros equipos de "control de disturbios", valorado en más de 20,5 millones de dólares, que fueron financiados por los contribuyentes estadounidenses y entregados a los militares israelíes entre 2000 y 2009. 

No sólo la ayuda militar a Israel hace a los contribuyentes estadounidenses cómplices de abusos de los derechos humanos de los palestinos; también desincentiva a Israel para trabajar en conjunto con la administración de Obama para lograr los objetivos de la política exterior de los EE.UU. de congelar la expansión de los asentamientos israelíes, poner fin a la ocupación militar israelí y establecer un Estado palestino y una paz justa y duradera entre israelíes y palestinos.

Los Estados Unidos no pueden permitirse los costes económicos y morales de proporcionar cantidades cada vez mayores de armas financiadas por el contribuyente a Israel. En esta era de "decisiones difíciles” para el presupuesto, aquí hay un ejemplo claro de un subsidio que debería eliminarse.

Josh Ruebner es el Director Nacional de promoción de US Campaign to End the Israeli Occupation (La campaña en los Estados Unidos para poner fin a la ocupación israelí) y ex analista de Asuntos de Oriente Medio en el Congressional Research Service.
 

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