En 2013 los presupuestos sufrirán "recortes difíciles" para los estadounidenses, para Israel será un año sustancioso
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| Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R. |
Josh Ruebner
sostiene que mientras la administración de Obama está haciendo recortes
presupuestarios que están empobreciendo y amenazando la salud y el
bienestar de los estadounidenses, simultáneamente está aumentando la
subvención de los contribuyentes de ese país a la máquina de guerra
israelí, ayudando a retener y colonizar los territorios palestinos
ocupados ilegalmente, a la vez que comete graves violaciones de los
derechos humanos palestinos en contradicción con los objetivos de
política exterior.
Ante los alumnos del
Northern Virginia Community College, el 13 de febrero, el Presidente
Obama mostró su solicitud de presupuesto para 2013, en el que propuso
"algunos recortes difíciles que, franca y normalmente no haría si no
fueran absolutamente necesarios. Pero lo son". Estos recortes son
inevitables, argumentó el Presidente, porque "la verdad es que vamos a
tener que tomar algunas decisiones difíciles a fin de poner a este país
en una senda fiscal más sostenible". En un triste comentario fuera de
lugar sobre las prioridades de la administración de Obama, sin embargo,
estas "decisiones difíciles" afectarán la prestación de servicios
básicos a los ciudadanos estadounidenses mientras que el ejército
israelí engorda su presupuesto a expensas de los contribuyentes.
Como parte de su solicitud de presupuesto, la Casa Blanca lanzó un documento de 205 páginas detallando
los cortes, consolidaciones y el ahorro que la administración de Obama
se propone realizar. Estos recortes propuestos incluyen 5 millones de
dólares del departamento de agricultura para analizar patógenos
transmitidos por los alimentos, reduciendo potencialmente la seguridad
alimentaria, que ya es deficitaria, después de que 30 personas murieron
el año pasado como resultado de comer melón infectado de bacteria Listeria; unos 359 millones de dólares se reducen de la Agencia
de protección ambiental para proporcionar subvenciones a los Estados
para proyectos de infraestructura de agua, cuando sorprendentemente un
estimado de 1,7 millones de estadounidenses carecen de acceso al agua y a
servicios básicos de saneamiento, según la Red de infraestructura de agua; y una friolera de 360.000 millones de dólares para más de 10 años en Medicare, Medicaid y otros programas de salud, aunque la Organización Mundial de la salud califica al sistema de salud estadounidense en el puesto nº 37 en el rendimiento de atención de la salud.
Habida
cuenta de estos "cortes difíciles" del presupuesto, es fácil llegar a
un acuerdo con el periodista israelí Ran Dagoni, quien escribió el año pasado en el periódico de negocios israelí Globos,
que "ha llegado el momento de decir adiós a la ayuda militar que
Estados Unidos suministra a Israel, ese paquete generoso que permite al
contribuyente israelí compartir el precio de la adquisición de equipos
para el ejército israelí con el contribuyente estadounidense”. Después
de todo Israel –que ocupó el puesto 28 de los países más ricos del mundo
en 2011, con un PIB per cápita mayor que Corea del Sur y Arabia Saudí,
según el Fondo Monetario Internacional- necesita menor caridad de
Estados Unidos que la que necesitamos nosotros para seguridad
alimentaria, agua limpia y atención sanitaria.
Sin
embargo, en lugar de reducir, o incluso sólo congelar los niveles de
ayuda militar estadounidense a Israel, el Presidente Obama quiere
ofrecer a Israel 3,1 billones de dólares de los contribuyentes
estadounidenses para financiar las armas del próximo año, un incremento
de 3.075 millones de dólares en 2012, que ha hecho que el departamento
de Estado reclame que
este presupuesto que "mantiene el récord del año pasado de los niveles
de financiación" a Israel son impúdicos y equivocados. En comparación,
de los otros nueve países de Oriente Medio que reciben ayuda militar
estadounidense, la solicitud de presupuesto para ocho de ellos permanece
igual que el año pasado, mientras que se rechazó la petición de Túnez.
Si
Israel utiliza esas armas para fines legítimos y para seguir los
objetivos de política exterior de los EE.UU., entonces quizás se podría
presentar un caso convincente de por qué Estados Unidos no necesita
tomar "difíciles decisiones” presupuestarias cuando se trata de Israel.
Sin embargo, Israel hace un mal uso del material de guerra
estadounidense, violando nuestras leyes, para cometer violaciones graves
y sistemáticas de los derechos humanos contra los palestinos con el
mantenimiento de de sus 44 años de ocupación militar de la Cisjordania palestina, de Jerusalén Oriental y de la franja de Gaza; la colonización ilegal de la Ribera Occidental
y Jerusalén Oriental. Desde el año 2000 hasta 2009, los Estados Unidos
proporcionaron más de 24.000 millones de dólares de ayuda militar a
Israel y entregaron más de 670 millones en armas, municiones y equipo militar relacionado. Durante ese mismo período, según la organización israelí de derechos humanos B'Tselem,
Israel mató por lo menos a 2.969 palestinos "que no participaban en las
hostilidades y fueron asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes
(sin incluir los objetivos de asesinatos selectivos)".
Israel
a menudo mata a palestinos con estas mismas armas, siempre a expensas
de los contribuyentes estadounidenses. Este probablemente fue el caso de
diciembre pasado, cuando un soldado israelí lanzó una bomba de gas lacrimógeno de alta velocidad sobre
Mustafá Tamimi, un residente de la aldea cisjordana de Nabi Saleh. El
joven estaba protestando contra los colonos israelíes que se apoderaron
de las tierras en las que se encuentra el manantial natural de su
pueblo. La bomba, disparada desde un vehículo blindado israelí, golpeó
al activista en la cara. Murió al día siguiente de sus heridas. Existen
fuertes evidencias de que la bomba de gas lacrimógeno que mató a Mustafá
fue fabricada por Combynes Systems, Inc.,
de Jamestown, Pensilvania y probablemente podría ser uno de los más de
595.000 botes de gas lacrimógeno y otros equipos de "control de
disturbios", valorado en más de 20,5 millones de dólares, que fueron
financiados por los contribuyentes estadounidenses y entregados a los
militares israelíes entre 2000 y 2009.
No
sólo la ayuda militar a Israel hace a los contribuyentes estadounidenses
cómplices de abusos de los derechos humanos de los palestinos; también
desincentiva a Israel para trabajar en conjunto con la administración de
Obama para lograr los objetivos de la política exterior de los EE.UU.
de congelar la expansión de los asentamientos israelíes, poner fin a la
ocupación militar israelí y establecer un Estado palestino y una paz
justa y duradera entre israelíes y palestinos.
Los
Estados Unidos no pueden permitirse los costes económicos y morales de
proporcionar cantidades cada vez mayores de armas financiadas por el
contribuyente a Israel. En esta era de "decisiones difíciles” para el
presupuesto, aquí hay un ejemplo claro de un subsidio que debería
eliminarse.
Josh Ruebner es el Director Nacional de promoción de US Campaign to End the Israeli Occupation (La
campaña en los Estados Unidos para poner fin a la ocupación israelí) y
ex analista de Asuntos de Oriente Medio en el Congressional Research
Service.


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