Partidos neofascistas tejen alianzas para obtener casi dos millones de euros en financiación comunitaria
La UE financia las actividades de partidos de extrema derecha
La Vanguardia
Detestan la Unión Europea, pero no hacen ascos a sus
subvenciones. Rechazan todo elemento extranjero, pero no dudan en tejer
alianzas fuera de sus países para ser más fuertes. Son partidos de extrema derecha
en todas sus variantes: racistas, antisemitas, anti inmigrantes en
general, anti rumanos en particular... La convivencia entre ellos no es
fácil (sus fobias a veces son incompatibles), pero presentarse bajo la etiqueta de un partido paneuropeo tiene ventajas que no están dispuestos a desaprovechar.
Las familias conservadoras y socialistas se llevan, por número de
escaños, más de la mitad de las ayudas (30,8 millones anuales,
repartidos entre partidos y fundaciones
paneuropeas). Pero este año tres formaciones de extrema derecha –o de
la derecha más extrema– han obtenido casi dos millones de euros:
1.271.203 para actividades comunes de partido (campañas), y 656.172 para
sus fundaciones. La decisión fue aprobada en febrero por la Mesa del
Parlamento Europeo (su órgano de gestión interna), tras comprobar con
cierto disgusto que cumplían todos los requisitos legales.
Tienen al menos un eurodiputado y diputados nacionales en siete o más
países de la UE. Han acreditado su personalidad jurídica. Y “nada
indica” que “vayan a atentar contra los principios” de la UE, como la
libertad, la democracia, los derechos humanos y las libertades básicas,
concluye el informe de la Mesa. Las normas se aplican “sin discusión
ideológica”, explican fuentes europeas; se trata, recalcan, de partidos
legales con representación parlamentaria (y financiación nacional) en
sus países. Los fondos no pueden utilizarse para la financiación directa
o indirecta de partidos políticos o candidatos nacionales, advierte el
reglamento, que prevé auditorias regulares para verificar su uso.
Pero, a raíz de la decisión, varios eurodiputados han denunciado que
el reglamento del 2004 sobre financiación de partidos políticos europeos
(pensado para "contribuirán a formar la conciencia política europea y a
expresar la voluntad de los ciudadanos de la Unión") puede haberse
convertido en un coladero para fundaciones de dudosa existencia,
partidos xenófobos o neofascistas y alianzas que sólo existen sobre el
papel. Más que familias políticas, estas nuevas alianzas, sospechan, son
en realidad “montajes” —“chiringuitos”, a decir de los más castizos—
creados para recibir fondos.
La plataforma que ha encendido todas las alarmas es el Alianza
Europea de Partidos Nacionales (AEPN). Presidida por el negacionista
Bruno Gollnisch (Front National), reúne a 13 partidos ultras como el
antigitano Jobbik (Hungría), Front National de Le Pen (Francia), Fiamma
Tricolore (Italia) o British National Party (Reino Unido). “Tenemos un
programa como cualquier otro partido europeo y vamos a hacer campañas
conjuntas”, replica su secretario general, Valerio Cignetti. “A mí
tampoco me gusta que den dinero a los comunistas, pero las reglas son
iguales para todos”.
El FN aparece asociado a dos alianzas europeas de formaciones ultra.
Marine Le Pen, aspirante a la presidencia de Francia, participó en la
fundación de la AEPN pero se ha pasado a título personal a la Alianza
Europea por la Libertad, impulsada por miembros de FPÖ (Austria). Vlaams
Belang (Bélgica) y Laos (Grecia). Esta formación obtuvo fondos en el
2011 y este año recibirá 360.455 euros como partido, además de 243.811
para su fundación homónima.
Las otras dos nuevas solicitudes bajo sospecha afectan al Movimiento
Europeo Libertades y Democracia y su fundación del mismo nombre. Es una
plataforma de nuevo cuño, con ultras daneses, finlandeses y polacos,
entre otros, que esta semana ha celebrado en Bruselas su primera
asamblea. El partido, presidido por Niki Tzavela (Laos) ha obtenido
621.482 euros y la fundación a él adscrita, que preside Fiorello Provera
(Liga Norte), 412.361 euros.
“Tuvimos una discusión muy intensa en la Mesa”, recuerda Isabelle
Durant, vicepresidenta de los Verdes. Pero, “reglamento en mano, no
había manera de denegarles la solicitud”, explica. “Lo que acordamos es
hacer un seguimiento estricto de sus actividades; si hacen algo que
atenta contra los valores europeos, se les retirará el dinero”, señala
Durant. Al final, añade, “habrá que cambiar el reglamento para que sea
más estricto con las fundaciones, y dé medios a partidos europeos de
verdad, que siguen las normas democráticas, nos gusten o no”.
“Somos conscientes del problema. Son normas adoptadas hace años que
estamos obligados a aplicar”, explica a este diario Martin Schulz,
presidente del Parlamento Europeo. Schulz, socialista alemán, ha pedido a
la Comisión Europea que proponga una reforma del reglamento. El liberal
Andrew Duff propone endurecer los “criterios técnicos” para acceder a
los fondos y, en una carta enviada a Schulz, cuestiona que la AEPN no
viole los valores europeos. ¿Cómo lo saben? se pregunta; “ni siquiera
tienen una página web ni han publicado su programa político”, resalta
Duff.
“Va a ser una discusión fácil de abrir pero muy difícil de cerrar”,
advierte el eurodiputado Miguel Ángel Martínez (PSOE), vicepresidente
del Parlamento Europeo. "No podemos interpretar las normas a favor de lo
que nos gusta y en contra de lo que no. Además, incluso el PP Europeo
está dando cabida a partidos de dudosas convicciones democráticas y que
están en el gobierno en Hungría y en Rumanía, por ejemplo, así que no es
un asunto fácil", advierte. La reforma del reglamento, subraya, debería
estar lista a finales de año, para que en el reparto de fondos del 2013
se apliquen criterios más estrictos. Pero “la cuestión que surgirá y
que al final quedará abierta —vaticina— es si la UE debe financiar
partidos cuya acción política se dirige a destruirla”.
Fuente: Rebelion.org


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