La complicidad de las Naciones Unidas
De la Guerra Fría a las “guerras humanitarias” de la OTAN
Global Research
| Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
La guerras humanitarias, especialmente con el pretexto de la “Responsabilidad de Proteger” (R2P), son una forma moderna de imperialismo. El modelo estándar que utilizan EE.UU. y sus aliados para ejecutarlas consiste en que una coalición de gobiernos, organizaciones mediáticas y organizaciones de fachada no gubernamentales afirman clamorosamente que existen genocidio y limpieza étnica. Las afirmaciones –a menudo sensacionalistas y sin fundamento– suministran entonces una cobertura moral y diplomática para una variedad de sanciones que debilitan y aíslan al país en cuestión y con ello allanan el camino a la intervención militar. Es el modus operandi post Guerra Fría de EE.UU. y la OTAN.
Al
facilitar este neoimperialismo, las Naciones Unidas han sido cómplices
del secuestro de sus propios puestos y oficinas por parte de Washington.
El exsecretario general de la ONU Kofi Annan ha sido nombrado
“enviado especial de paz” con un papel mediador en Siria. Sin embargo,
¿cómo se puede valorar a Annan como "mediador" considerando su pasado
papel decisivo en el desarrollo de la doctrina de R2P, el pretexto mismo
que ha servido para facilitar varias guerras criminales de agresión de
EE.UU./OTAN? Además, la evidencia prueba que EE.UU. y sus aliados –a
pesar de expresar apoyo al supuesto plan de paz de Annan– no están
interesados en una solución mediada, pacífica, en Siria.
De la Guerra Fría a las guerras humanitarias
Mientras
la Guerra Fría comenzaba a desacelerarse a finales de los años ochenta y
comienzos de los noventa, la OTAN vio la oportunidad que se presentaría
por el vacío geopolítico resultante del colapso de la Unión Soviética y
la disolución del Bloque Oriental. No solo comenzó la OTAN a
transformarse de una organización defensiva a un cuerpo militar
ofensivo, la alianza dirigida por EE.UU. comenzó a adoptar un supuesto
mandato humanitario con ese fin. Mediante la pretendida adopción del
humanitarismo la OTAN pudo pasar a ser una fuerza militar ofensiva e
intervencionista, por cierto la mayor fuerza semejante en la historia
del mundo.
La mayor operación militar de la OTAN hasta una década
después de la Guerra Fría fue la Primera Guerra del Golfo Pérsico
después de la invasión de Kuwait en 1991 por las fuerzas iraquíes bajo
el mando de Sadam Hussein. La invasión de Kuwait por parte de Irak,
entonces aliado de EE.UU. estuvo envuelta en una disputa territorial por
petróleo respecto a fronteras de la era colonial ante la cual
Washington primero pareció mostrar una indiferencia fría. Sin embargo,
inmediatamente después que las fuerzas iraquíes entraron en Kuwait, se
montó una estridente campaña del gobierno de EE.UU. y de los medios
afirmando la santidad del territorio soberano de Kuwait y la “defensa de
naciones pequeñas”. También hubo informes de prensa sensacionalistas
–que posteriormente resultaron patrañas– sobre las atrocidades cometidas
por tropas iraquíes, como la matanza de bebés sacados de incubadoras en
un hospital. Se manipuló internacionalmente a todo el público para que
aceptase una guerra dirigida por EE.UU. contra Irak, irónicamente para
liberar al Emirato de Kuwait y que volviera a instalar a un monarca
absoluto y despótico.
Equipadas con resoluciones de la ONU, las
potencias de la OTAN dirigidas por EE.UU. –junto a una “coalición de los
dispuestos” de Estados árabes– lanzaron una guerra contra Irak
supuestamente en nombre del “humanitarismo”. Las operaciones realizadas
exclusivamente por varias potencias de la OTAN en el Kurdistán iraquí
también se convirtieron en la base de futuros mandatos humanitarios de
la OTAN. El precedente y el ritmo fueron entonces establecidos para
subsiguientes guerras “humanitarias” de la OTAN. Las zonas de exclusión
aérea y la semántica legal que fueron innovadas por las potencias
occidentales para justificar su intervención en Irak fueron también
aplicadas por esas mismas potencias con respecto a la antigua
Yugoslavia. Algunas variantes del pretexto humanitario para la guerra
incluyeron “el mantenimiento del derecho internacional” y la “seguridad
internacional” y se desplegaron para la invasión de Afganistán en 2001 y
de nuevo contra Irak en 2003 –la Segunda Guerra del Golfo Pérsico– esta
vez para justificar la conquista total de ese país. La misma
justificación retórica para la intervención militar fue utilizada por
las potencias de la OTAN para desencadenar una campaña de bombardeo
aéreo de siete meses de duración en Libia en 2011 que llevó al
derrocamiento del gobierno y al asesinato del líder del país, Muammar
Gadafi. La temática R2P se está ampliando en la actualidad a niveles
estratosféricos por parte de los gobiernos de los Estados de la OTAN y
los medios dominantes con respecto a Siria, donde también tiene lugar
una intervención encubierta dirigida por la OTAN.
Yugoslavia: el sacrificio de Srebrenica para la intervención de la OTAN
El
11 de julio de 1995, las fuerzas de los serbios bosnios entraron a la
denominada Área Segura de Srebrenica de la ONU. La narrativa oficial de
la OTAN es que las tropas de la ONU aceptaron retirarse de Srebrenica y
dejar que las fuerzas serbias bosnias se hicieran cargo de los bosniacos
locales, pero que una vez que los serbios bosnios entraron al área
procedieron a masacrar a 8.000 bosniacos. Esto se presentó como la peor
masacre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En realidad,
los sucesos de Srebrenica se utilizaron y deformaron para justificar una
masiva reacción de la OTAN basada en la indignación pública. Los
líderes bosniacos también se negaron a revelar a la Cruz Roja los
nombres de personas que habían huido de Srebrenica, llevando así a una
cantidad inflada de personas desaparecidas. Resultó posteriormente que
la cantidad de muertos fue significativamente inferior a los informes
originales. Los cálculos en los medios también cambiaron con el tiempo.
El más alto funcionario de la ONU en Bosnia-Herzegovina, Philip Corwin,
también prestó su voz a los que decían que los sucesos de Srebrenica se
deformaron para lograr la ventaja política y la intervención militar de
la OTAN.
El presidente de EE.UU. Bill Clinton realmente había
instruido a Alija Izetbegovic de que habría que sacrificar 5.000
bosniacos para llevar a la OTAN a la guerra como combatiente. Miembros
sobrevivientes de la delegación bosniaca de Srebrenica han declarado
oficialmente que Izetbegovic dijo que la OTAN intervendría militarmente
contra la Republika Srpska si se podían producir por lo menos 5.000
cadáveres. La Caída de Srebrenica, un informe publicado el 15 de
noviembre de 1999, menciona esto de pasada en el párrafo 115. El jefe de
policía bosniaco de Srebrenica también ha confirmado la demanda de
Clinton de un “sacrificio” de Izetbegovic para abrir las puertas a los
ataques de la OTAN contra los serbios bosnios.
En la Guerra
Bosnia, todas las partes cometieron horribles atrocidades. Pero el
crimen de los serbios bosnios que pareció provocar a la OTAN no fue la
limpieza étnica. El crimen de los serbios bosnios fue que luchaban por
preservar Yugoslavia. Incluso croatas y bosniacos en Croacia como en
Bosnia-Herzegovina que querían preservar Yugoslavia y la paz
inter-étnica fueron atacados, demonizados o muertos. Por ejemplo, el
bosniaco Fikret Abdic fue acusado de criminal de guerra en Croacia
después de que huyó de Bosnia-Herzegovina, y Josip Rejhl-Kir, el jefe de
policía croata de Osijek, fue asesinado por los nacionalistas croatas
por trabajar para preservar la armonía entre croatas y serbios croatas.
La
OTAN intervino en Bosnia-Herzegovina para cambiar el equilibrio de
fuerzas. Los serbios bosnios eran hasta entonces la fuerza militar
dominante. Si las potencias de la OTAN no hubieran internacionalizado
los combates e intervenido, los serbios bosnios habrían tomado el
control del país y lo habrían mantenido como parte integral de
Yugoslavia. Eso habría afectado o detenido la expansión euro-atlántica
en los Balcanes.
El 15 de enero de 1999, los combates en Racak
entre fuerzas serbias y el ilegalizado Ejército de Liberación de Kosovo
(ELK), que el propio Departamento de Estado de EE.UU. calificó de
organización terrorista, se utilizaron para presentar un cuadro similar
de genocidio y limpieza étnica a fin de justificar la guerra. Para
entonces, los serbios habían sido exitosamente demonizados por la OTAN y
los medios como perpetradores de limpieza étnica en la antigua
Yugoslavia, por lo tanto los esfuerzos de la OTAN para vilipendiar a los
serbios fueron relativamente fáciles. Es del dominio público que la
secretaria de Estado de EE.UU., Madeline Albright, y la dirigencia del
ELK trabajaban a fin de crear un pretexto humanitario para la
intervención. En este contexto EE.UU. y la OTAN habían presionado a la
República Federal de Yugoslavia para que aceptara un acuerdo según el
cual sus fuerzas militares abandonarían Kosovo, pero permitieron que el
ELK continuara sus ataques. Este incremento de las tensiones es lo que
la OTAN ha tratado de reeditar en Siria mediante el denominado Ejército
Libre Sirio, que en realidad es una organización terrorista vinculada a
la OTAN y al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
En el mundo árabe: Libia y Siria
En
2011, la OTAN volvió a jugar la carta humanitaria, esta vez en el país
norteafricano de Libia. El coronel Gadafi fue acusado de masacrar a su
propio pueblo en Libia, particularmente en Bengasi. Con afirmaciones
dudosas sobre ataques de jets y mercenarios extranjeros, esto llevó a la
ONU a permitir que EE.UU. y sus aliados de la OTAN impusieran otra zona
de exclusión aérea, como en Irak y Yugoslavia. Ilegalmente, las
potencias de la OTAN utilizaron la provisión de la zona de no vuelo de
la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad para montar una campaña de
bombardeo aéreo. El masivo ataque que incluyó más de 10.000 misiones de
bombardeo se realizó en concertación con fuerzas especiales de la OTAN y
milicias testaferras en el terreno. Los aviones de guerra de la OTAN
atacaron centros de población civil e infraestructura civil, como
almacenes de alimentos y servicios de agua y electricidad, actos que son
crímenes de guerra según el derecho internacional. Una campaña tan
flagrante de terrorismo estatal –obscenamente en nombre de la
“protección de los derechos humanos”– sirvió para derrocar el gobierno
soberano en Trípoli e instalar un régimen testaferro compuesto de una
amalgama extremadamente volátil de paramilitares oportunistas,
terroristas, agentes de inteligencia de la OTAN y díscolos señores de la
guerra tribales. Los informes recientes del derramamiento de sangre
mutuamente destructivo y de asesinatos por venganza en toda Libia,
“después de la liberación por la OTAN”, son prueba de la verdadera
empresa criminal de cambio de régimen en Libia por parte de la OTAN, que
se perpetró cínicamente con el pretexto de proteger a los civiles.
Mientras
tanto, en Siria, EE.UU. y sus secuaces han tratado de lograr que la
ciudad de Homs sea otra Srebrenica, Racak, o Bengasi. Han tratado de
utilizar la misma táctica para incitar tensiones sectarias y luego
culpar al gobierno del presidente Bashar Al-Asad de llevar a cabo una
“brutal represión”. EE.UU. y sus aliados exigen que el ejército sirio
deje de combatir mientras dan vía libre a las fuerzas insurgentes del
Ejército Libre Sirio del Consejo Nacional Sirio para que lancen ataques,
tal como la OTAN lo exigió a los militares yugoslavos mientras daba luz
verde al ELK. Las demandas rusas y chinas de que ambas partes observen
un alto el fuego contrarrestan esta estrategia.
Lo que
obstaculiza otra intervención de la OTAN es la firme resolución de Moscú
y Pekín en el Consejo de Seguridad de la ONU, así como la alianza entre
Siria e Irán. Damasco y sus aliados, sin embargo, deberían tener
cuidado con más trampas para limitar política y legalmente a Siria
mediante acuerdos sesgados. Los sirios tampoco deberían confiar en las
Naciones Unidas para que actúen como un “buen mediador”.
Kofi Annan y la Responsabilidad de Proteger (R2P)
Kofi
Annan ha sido muy elogiado como enviado especial de la Liga Árabe y de
las Naciones Unidas. Es necesario, no obstante, tener cuidado cuando se
trata con Annan. Al respecto, hay que evaluar su historia relacionada
con las intervenciones humanitarias.
Según el diplomático
estadounidense Richard Holbrooke, quien estuvo íntimamente vinculado a
la balcanización de Yugoslavia, Annan fue uno de los personajes que más
apoyaron la política exterior de EE.UU. en los Balcanes. En realidad
Annan sirvió para ayudar a elaborar, con diplomáticos canadienses, la
doctrina de la R2P. Además, el diplomático de carrera nacido en Ghana
debe su ascenso al poder a altas conexiones en Washington y
específicamente a los eventos de Srebrenica y a la lucha en la antigua
Yugoslavia. El secretario general Boutros Boutros-Ghali fue apartado por
Washington para abrir camino a Annan como jefe de las Naciones Unidas.
Kofi
Annan también apoya abiertamente la R2P. Participó como panelista en
una discusión sobre la R2P (The Responsibility to Protect – 10 Years On:
Reflections on its Past, Present and Future) celebrada en la
Universidad de Ottawa el 4 de noviembre de 2011. Una semana antes del
evento, Allan Rock, presidente de la Universidad de Ottawa y exembajador
canadiense en las Naciones Unidas, junto con Lloyd Axworthy, presidente
de la Universidad de Winnipeg y exministro de Exteriores canadiense,
escribieron en conjunto un artículo sobre la R2P en el Ottawa Citizen
(25 de octubre de 2011). Tanto Axworthy, quien formó parte del panel
con Annan, como Allan Rock elogiaron la guerra de Libia, calificándola
de victoria para la R2P.
En el panel, se sumó a Annan el
parlamentario canadiense decididamente pro OTAN Christopher Alexander.
Alexander es el secretario parlamentario de Peter MacKay, que a su vez
es el actual ministro de Defensa de Canadá y ha expresado su apoyo a
guerras abiertas contra Siria e Irán. Christopher Alexander también fue
diplomático canadiense en Rusia durante varios años, exembajador
canadiense en Afganistán controlado por la OTAN y representante especial
adjunto de la Misión de Ayuda de las Naciones Unidas en Afganistán
(UNAMA). El panel de R2P fue moderado por Lyse Doucet, corresponsal de
la BBC y amiga de Alexander.
Es importante señalar respecto al
panel R2P de Ottawa que apoyó en gran parte la R2P. Kofi Annan también
expresó su apoyo a la intervención militar de la OTAN en Libia. Cuando
se le preguntó sobre el uso de la R2P en Siria, Annan no dio una
respuesta firme. Pareció, sin embargo, que daba su apoyo tácito a la
intervención contra Siria. Finalmente, tanto Annan como Axworthy
propusieron que las organizaciones regionales reciban mandatos de R2P.
Por ejemplo, la Unión Africana debería poder intervenir por cuenta de la
comunidad internacional en países africanos como Uganda y Sudán, o la
Liga Árabe también debería recibir un mandato de R2P en países
como Siria.
Estos puntos son factores clave. No hay que
menospreciarlos. Se debería cuestionar la imparcialidad de Annan
respecto a su última tarea esencial en Libia y su apoyo generalmente
favorable a las intervenciones militares de la OTAN.
Humanitarismo: La cara del imperialismo moderno
Las
intervenciones militares de la OTAN en Yugoslavia, Afganistán y Libia
fueron y son invasiones coloniales camufladas como esfuerzos
humanitarios. Además, lo que la OTAN hizo en Yugoslavia fue intervenir
progresivamente para dividir y conquistar el país. Según el general John
Galvin, excomandante supremo de la OTAN, se hizo porque los
funcionarios de la OTAN sabían que una invasión hecha y derecha durante
la desintegración del país llevaría a una masiva guerra de guerrillas
con elevados costes para la OTAN. También se puede agregar que una
intervención semejante de la OTAN habría tenido el efecto inverso de
unificar Yugoslavia en lugar de permitir que el Estado federal se
disolviera.
A principios de 2011, tanto Libia como Siria
demoraron el Diálogo Mediterráneo de la OTAN y también tuvieron reservas
sobre la Unión para el Mediterráneo de la UE (UfM). Eso significa
efectivamente que ambos países se resistieron a la expansión
euro-atlántica. Mientras no se prestaba atención a las protestas
populares en Bahréin y Jordania, todos los ojos del público fueron
dirigidos por los gobiernos estatales de la OTAN y los medios
corporativos hacia Libia y Siria. Sucedió debido a los intereses
imperialistas de subvertir a ambos Estados árabes, mientras que los
Estados antes mencionados son aliados y por lo tanto hay que reforzarlos
a pesar de sus bien documentadas conductas represivas.
El
atlantismo está en marcha. Las operaciones de la OTAN en los Balcanes y
en el mundo árabe tienen el propósito de expandir la Zona
Euro-Atlántica. Su participación en misiones de la Unión Africana en el
Este de África también está vinculada a esta intención. Esto debería
estar claro para todo observador que considere detalladamente la
reestructuración de los Estados vencidos por la OTAN. El humanitarismo
se ha convertido en la nueva cara del imperialismo moderno. El
exsecretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan es un hombre cuya
cara se ajusta a la engañosa agenda humanitaria del imperialismo
moderno.
El texto reproducido es una adaptación de un artículo del Journal of the Strategic Cultural Foundation (SCF).
Mahdi
Darius Nazemroaya es sociólogo e investigador asociado del Centre for
Research on Globalization (CRG), con sede en Montreal. Está
especializado en temas de Oriente Próximo y Asia Central. Ha sido
colaborador e invitado en las discusiones sobre Oriente Medio en
numerosos programas y redes internacionales como Al Jazeera, Press TV y
Russia Today. Permaneció en Libia durante la campaña de bombardeos de la
OTAN, informando desde allí para varias cadenas de noticias. También es
corresponsal especial de Flashpoints, un programa con sede en Berkeley,
California. Sus artículos se han publicado en más de diez idiomas.
Escribe también para la Strategic Culture Foundation de Moscú.
Fuente: Rebelion.org


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