Obama e Irán
Si nos os rendís ahora os bombardearemos más adelante
Asia Times Online
| Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El expresidente de EE.UU. George W. Bush emitió un ultimátum a Sadam Hussein antes de bombardear e invadir Irak.
Nueve
años después, el presidente de EE.UU. Barack Obama ha emitido un
ultimátum a los dirigentes de Teherán antes de… establecer
condiciones óptimas para un ejercicio de “todas las opciones sobre la
mesa”.
Obama ofrece a Teherán la “negociación” de su programa
nuclear, antes de las muy retardadas conversaciones entre los "Seis de
Irán" (P5+1, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de
la ONU -EE.UU., Reino Unido, China, Rusia y Francia, más alemania) e
Irán programada para el sábado en Estambul.
Para comenzar, no es
una oferta; es una lista de exigencias, incluso antes de que tenga
lugar ninguna negociación. Y esas concesiones “a medio plazo” están
embaladas –según la propia retórica del presidente– como una “última
oportunidad”.
En los tiempos modernos, esto se solía considerar un ultimátum. En la era post-todo se considera la "diplomacia internacional".
Obama
quiere que Teherán cierre y de hecho destruya la planta de
enriquecimiento Fordow, construida bajo una montaña en las afueras de la
ciudad sagrada de Qom; quiere que Teherán renuncie definitivamente y
“entregue” todas sus reservas de uranio enriquecido al 20%; que detenga
todo tipo de enriquecimiento, incluso hasta un inofensivo 5% (lo que
significa que Irán renuncie a todo su programa nuclear civil, al cual
tiene derecho según el Tratado de No Proliferación Nuclear); que permita
el pleno acceso de los inspectores del organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA) a todas las instalaciones nucleares iraníes (ya
lo tienen); y que permita que los inspectores hablen con todos los
máximos científicos nucleares iraníes (no es exactamente posible;
bastantes han sido asesinados por el Mossad israelí).
Por lo
tanto, bienvenidos a la escuela de diplomacia de “date la vuelta y
muérete” tal como ha sido perfeccionada por el gobierno de Obama, con
una contribución vital del lobby de Israel en Washington. Es nuestro
lado de la carretera. Y la carretera es al infierno, al sonido de
“Bombardead, bombardead Irán”.
Otra guerra para el 1%
No
es sorprendente que los proverbiales “funcionarios israelíes” estén
deleitados de que Irán –a través de su Ministerio de Exteriores– haya
rechazado esas exigencias como “irracionales”; para Tel Aviv, la
respuesta iraní es “buena”.
“Buena” quiere decir que la lista de
exigencias significa el inevitable fracaso de las conversaciones, que es
el núcleo de la estrategia israelí. Después Obama podrá utilizar (lo
utilizará) el fracaso como la excusa perfecta para aplicar sanciones aún
más duras y quién sabe qué más.
Durante meses todo el aparato
oficial israelí ha estado lavando los cerebros de la opinión pública
israelí, estadounidense y europea a favor de la guerra contra Irán por
todos los medios necesarios, manipulando todo desde una absurda “amenaza
existencial” a la llegada de un “segundo Holocausto”.
Ahora toda
la controversia con respecto a Fordow está vinculada al sesgo israelí
de otro concepto tenebroso conocido como “esfera de inmunidad”. Tel Aviv
insiste en que Fordow permitirá que Irán proteja los elementos más
delicados de su programa nuclear, literalmente dentro de una montaña
inmune a las más poderosas bombas revienta-búnkeres GBU-28 (que Obama, a
propósito, aceptó vender a Israel).
Es una tontería absoluta.
Tel Aviv inventó esa cortina de humo de la “esfera de inmunidad” después
de que la actividad nuclear civil ya tenía lugar en Fordow, bajo
supervisión del OIEA.
Sin embargo la cola vuelve a menear al perro. Washington vuelve a actuar bajo control remoto de Tel Aviv.
Los
sondeos han mostrado que una mayoría de los israelíes –¿una
demostración fabulosa de altruismo?– solo quiere una guerra contra Irán
si el Gran Hermano EE.UU. la encabeza (y enfrenta las peores
consecuencias). Y no importa que la nebulosa de la inteligencia israelí
esté dividida.
El contexto es clave. Los 500 israelíes más ricos
representan un valor de aproximadamente 75.000 millones de dólares. Eso
en un país con un Producto Interno Bruto de solo 205.000 millones de
dólares.
Las 20 familias israelíes más ricas controlan casi la
mitad del mercado bursátil. En conjunto su riqueza es un 25% superior al
presupuesto de Israel de 2011. ¿Y adivináis quiénes son? Los máximos
partidarios de la coalición en el poder de Likud-Ysrael Beitenu, con el
primer ministro Benjamin "Bibi" Netanyahu al timón. (Ysrael Beitenu está
dirigido por el ministro de Exteriores Avigdor Lieberman).
Por
lo tanto es la crema del 1% israelí la que quiere la guerra contra Irán,
así como bastantes cucharadas de la crema del 1% de EE.UU.
La
cuestión en todo este teatro de sombras de la “negociación” nuclear es
vender a la opinión pública estadounidense –y mundial– la noción de que
Irán vuelve a andarse con rodeos; tiene mucho que ocultar; y simplemente
no se puede confiar en que participe en alguna negociación “seria”.
Los
medios corporativos de EE.UU. ya han invalidado las negociaciones con
los usuales misiles retóricos, lo que deleita a los belicistas de
poltrona del Congreso de EE.UU. y a vastos sectores del complejo
militar-industrial. Los que apoyan “Bombardead Irán” harán todo lo
posible por sumar la “última oportunidad” de Obama a los ensordecedores
tambores de la guerra.
Pepe Escobar es el autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su nuevo libro, recién aparecido, es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com.
Fuente: Rebelion.org


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