La CDU recoge el peor resultado de la historia en la región alemana con mayor población
La austeridad de Merkel pincha en las elecciones en el Rin
La Vanguardia
La derrota histórica de la CDU de Merkel en Renania del Norte-Westfalia anima el pulso por la revisión europea
Tras los griegos y
franceses, ahora son los propios electores alemanes quienes rechazan la
política europea de austeridad de la canciller Angela Merkel. Su
partido, la CDU, recoge el peor resultado de la historia en la importante región de Renania del Norte Westfalia, la más poblada de Alemania: un 26%. Es una señal para Europa y, ahora sí, también para Alemania.
Los
dos vectores, el europeo y el nacional, no van juntos, o aún no van
juntos, en este país, pero en Renania del Norte-Westfalia es diferente.
Esta es una región industrial veterana del carbón y del acero, el Ruhr
pertenece a ella. Aquí ya hay localidades con bolsas de desempleo como
las de Alemania del Este, mucho menos alejadas de España, de una España
asturiana, de lo que se cree. Ayuntamientos endeudados que han cerrado
bibliotecas, teatros y piscinas. En la región hay un pasivo acumulado
durante décadas de 130.000 millones de euros. Muchos jóvenes talentos
emigran hacia las ricas regiones del sur, Baden-Württemberg o Baviera.
Aquí
los recortes sociales y la austeridad tocan fibra nerviosa y el
candidato de la CDU, Norbert Rötgen, el ministro del medio ambiente de
Merkel, planteó las elecciones de ayer, precisamente, como una consulta
sobre la austeridad.
A la ministra-presidenta socialdemócrata,
Hannelore Kraft, una mujer capaz y de carisma tranquilo como la propia
canciller, Rötgen la señalaba como “la reina de las deudas”. Kraft ha
gobernado dos años la región con un gobierno en coalición con los verdes
en minoría que ha mantenido una línea económica mucho menos rigorista
que la que Merkel apunta. “Hemos puesto a las personas en el centro”,
dijo ayer. “Ha sido una derrota clara, indiscutible y sin paliativos”,
dijo Rötgen. Con el 39% de los votos, una subida de más de cuatro
puntos, los electores permiten ahora a Kraft y al SPD gobernar con una
mayoría holgada junto con los verdes (12%). Pero la crisis de identidad
del SPD está lejos de superarse.
Durante cuarenta años esto fue
el bastión electoral del SPD por excelencia. La situación cambió
radicalmente después del gran recorte socio-laboral que el SPD acometió
en 2003 con la llamada Agenda 2010, un típico ajuste neoliberal. En 2005
el partido se desplomó: del 52% obtenido en 1985 se pasó al 37% y a
perder el gobierno, recuperado por la CDU por primera vez desde 1958.
Ahora las elecciones lanzan una señal favorable para una coalición entre
SPD y verdes a nivel federal, en 2013. Algunos sugieren posibilidades
como rival de Merkel a Hannelore Kraft, que no pertenece al más bien
gris triunvirato de líderes del SPD.
Los otros tres datos de la
jornada son la confirmación del ascenso de los Piratas (más del 7%), un
partido aún en formación y muy poco definido en las cuestiones
esenciales que recoge el descontento y el voto de protesta, robándoselo
un poco a todo el mundo, la caída de Die Linke (menos del 3%), la
izquierda socialdemócrata y postcomunista que pierde su representación
parlamentaria por segunda vez desde las elecciones del día 6 en
Schleswig-Holstein, y el mantenimiento de los liberales del FDP (8%) que
se recuperan ligeramente.
A nivel federal la CDU de Merkel
mantiene en los sondeos una ventaja de diez puntos sobre el SPD (36%
contra 26%), la canciller es, con mucho, la política mejor valorada y
los alemanes siguen apoyando su énfasis contra el gasto (59%), lo que
sugiere una posición desahogada para los conservadores. Pero algo está
cambiando. El principal activo de Merkel es que su oposición no
cuestiona su línea en lo fundamental, ni explota sus puntos flacos, pero
cada derrota regional de la canciller es una invitación al SPD a
superar su actual papel de comparsa. Lo mismo pasa con la victoria de
Hollande en Francia y con el voto griego, que no se entiende, o no se ha
querido entender.
El 78% de los griegos quieren que su país se
mantenga en el euro y un 66% han votado por opciones contrarias a la
actual política europea. Es un mensaje, claro y democrático, que invita a
una revisión de la actual política europea, pero en Berlín y Bruselas
no se acepta esa invitación, se presenta a los griegos como radicales
asilvestrados, desentendiéndose de los tres años de pesadilla que han
cambiado sus vidas y comportamientos políticos, y se responde con
amenazas de castigo con una salida del euro de diversa acritud por haber
votado incorrectamente. La situación lanza un desafío a la dignidad
civil de los europeos, cada vez más gobernados por personajes e
instituciones no electas al servicio de la banca, y por decisiones
extranjeras que eluden toda soberanía.
Es sencillamente
inimaginable que el SPD alemán se ponga al frente de las ilusiones
regeneradoras, de revisión y corrección que ha despertado François
Hollande, que viene mañana a Berlín a entrevistarse con Merkel, pero es
innegable que todo eso sumado, lo regional alemán y lo europeo, favorece
una mayor decisión de los socialdemócratas alemanes. Su jefe, Sigmar
Gabriel, ha dicho que no quiere saber nada de una coalición con Merkel.
La canciller los necesita para aprobar en Alemania su pacto fiscal.
Habrá que ver.
Fuente: Rebelion.org


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