Aumenta la tensión entre China y Japón por varias islas en litigio
Preocupación internacional por el conflicto entre las dos potencias asiáticas. En Pekín hubo multitudinarias protestas. El gobierno chino envió 11 buques de guerra a la zona.
Agencia AFP
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| En Pekín y otras ciudades chinas, miles de manifestantes gritaron consignas hostiles a Japón, con quien ya tuvieron un conflicto bélico. (AFP) |
Decenas de miles de chinos participaron ayer
en protestas antijaponesas y el gobierno de China envió once navíos a
la zona de unas islas en litigio, en una disputa que enardece la fiebre
nacionalista en las dos potencias asiáticas.
Estas manifestaciones se produjeron tras varios días de protestas, algunas de ellas violentas, que despertaron el temor y las preocupaciones internacionales por el creciente conflicto entre dos de las mayores economías mundiales. Varios cientos de personas se reunieron ante la embajada japonesa en Pekín lanzando huevos y botellas de agua, y portando retratos del líder Mao Zedong, fundador de la República Popular China.
A cada paso ante la embajada japonesa las botellas vuelan y las consignas estallan: "¡Devuelvan las Diaoyu!", "¡Bajen su bandera!" o "¡Váyanse, diablos japoneses!".
Salir a la calle en China no es nunca verdaderamente espontáneo y son las autoridades quienes fijan el límite del ejercicio.
Así, cuando los ánimos se caldean en exceso, los altavoces de la policía difunden un mensaje grabado: "Compartimos su resentimiento, pero exprésense de una manera razonable. Respeten el orden. No avancen a contracorriente. Gracias por su cooperación".
Esto no impide que la rabia se extienda en una franja de la población, como demostraron estos últimos días los excesos violentos. Los restaurantes nipones permanecieron cerrados ayer en los alrededores de la embajada japonesa, cuyos diplomáticos transmitieron mensajes de prudencia a sus residentes.
En Shangai, más de 3.000 personas se manifestaron ante el consulado de Japón.
En la ciudad de Shenzhen estallaron enfrentamientos menores, y en la ciudad de Chengdu también se registraron importantes protestas.
Las islas, conocidas por Senkaku en Japón y Daioyu en China, están deshabitadas pero situadas en zonas de una gran riqueza pesquera y podrían estar situadas sobre importantes recursos naturales. Japón controla estas islas que China y Taiwán reclaman y la actual disputa agitó las relaciones políticas entre Pekín y Tokio, influidas por el resentimiento chino debido a atrocidades cometidas por japoneses en el pasado.
"China ya no es un país débil. Somos fuertes y no deberíamos dejarnos intimidar más por Japón", dijo Jiu Longtou, un trabajador de fábrica de 31 años. "La isla de Diaoyu es china y debemos protegerla de Japón", añadió.
En tanto, un portavoz del servicio japonés de guardacostas dijo que 10 embarcaciones chinas de vigilancia y un barco del servicio de control de pesca penetraron este martes en las aguas que rodean a estas islas, en el Mar de China Oriental. Los ministerios y autoridades chinos no hicieron comentarios al respecto. Sin embargo, el ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, dijo ayer que Pekín se reservó el derecho a tomar "medidas adicionales" sobre estas islas, mientras esperan "una solución pacífica y negociada"
Escudo antimisiles de EEUU
En tanto, el lunes en Japón el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, anunció que se firmó un acuerdo para que EEUU instale un segundo escudo de defensa antimisiles en Japón. El primer sistema se instaló al sur del país oriental en 2006. El nuevo radar de alerta temprana se despliega, en teoría, para defender a Japón de un posible ataque de Corea del Norte.
Ayer, como cada año, se conmemoró en China un nuevo aniversario el incidente ocurrido el 18 de setiembre de 1931 y conocido como el "Incidente de Mukden", que dio a Japón el pretexto para invadir Manchuria, uno de los preludios de la Segunda Guerra Mundial.
Estas manifestaciones se produjeron tras varios días de protestas, algunas de ellas violentas, que despertaron el temor y las preocupaciones internacionales por el creciente conflicto entre dos de las mayores economías mundiales. Varios cientos de personas se reunieron ante la embajada japonesa en Pekín lanzando huevos y botellas de agua, y portando retratos del líder Mao Zedong, fundador de la República Popular China.
A cada paso ante la embajada japonesa las botellas vuelan y las consignas estallan: "¡Devuelvan las Diaoyu!", "¡Bajen su bandera!" o "¡Váyanse, diablos japoneses!".
Salir a la calle en China no es nunca verdaderamente espontáneo y son las autoridades quienes fijan el límite del ejercicio.
Así, cuando los ánimos se caldean en exceso, los altavoces de la policía difunden un mensaje grabado: "Compartimos su resentimiento, pero exprésense de una manera razonable. Respeten el orden. No avancen a contracorriente. Gracias por su cooperación".
Esto no impide que la rabia se extienda en una franja de la población, como demostraron estos últimos días los excesos violentos. Los restaurantes nipones permanecieron cerrados ayer en los alrededores de la embajada japonesa, cuyos diplomáticos transmitieron mensajes de prudencia a sus residentes.
En Shangai, más de 3.000 personas se manifestaron ante el consulado de Japón.
En la ciudad de Shenzhen estallaron enfrentamientos menores, y en la ciudad de Chengdu también se registraron importantes protestas.
Las islas, conocidas por Senkaku en Japón y Daioyu en China, están deshabitadas pero situadas en zonas de una gran riqueza pesquera y podrían estar situadas sobre importantes recursos naturales. Japón controla estas islas que China y Taiwán reclaman y la actual disputa agitó las relaciones políticas entre Pekín y Tokio, influidas por el resentimiento chino debido a atrocidades cometidas por japoneses en el pasado.
"China ya no es un país débil. Somos fuertes y no deberíamos dejarnos intimidar más por Japón", dijo Jiu Longtou, un trabajador de fábrica de 31 años. "La isla de Diaoyu es china y debemos protegerla de Japón", añadió.
En tanto, un portavoz del servicio japonés de guardacostas dijo que 10 embarcaciones chinas de vigilancia y un barco del servicio de control de pesca penetraron este martes en las aguas que rodean a estas islas, en el Mar de China Oriental. Los ministerios y autoridades chinos no hicieron comentarios al respecto. Sin embargo, el ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, dijo ayer que Pekín se reservó el derecho a tomar "medidas adicionales" sobre estas islas, mientras esperan "una solución pacífica y negociada"
Escudo antimisiles de EEUU
En tanto, el lunes en Japón el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, anunció que se firmó un acuerdo para que EEUU instale un segundo escudo de defensa antimisiles en Japón. El primer sistema se instaló al sur del país oriental en 2006. El nuevo radar de alerta temprana se despliega, en teoría, para defender a Japón de un posible ataque de Corea del Norte.
Ayer, como cada año, se conmemoró en China un nuevo aniversario el incidente ocurrido el 18 de setiembre de 1931 y conocido como el "Incidente de Mukden", que dio a Japón el pretexto para invadir Manchuria, uno de los preludios de la Segunda Guerra Mundial.
El incidente que en 1931 desató la guerra
Agencia AFP
Los chinos que ayer protestaron contra la
presencia de Japón en unas islas en disputa conmemoraron también el
aniversario del “incidente de Mukden”, que el 18 de setiembre de 1931
sirvió de pretexto al ejército japonés para invadir Manchuria y preludió
la guerra chino-japonesa y la Segunda Guerra Mundial.
Japón, en plena expansión imperial, había ganado una guerra con Rusia en 1905 y conquistado Corea en 1910. Pronto orientó sus ambiciones hacia Manchuria, una tierra rica en recursos naturales, cuna de la dinastía Qing que había dominado China desde el siglo XVII hasta la proclamación de la República en 1911.
Los japoneses vieron por eso con desagrado que el señor de la guerra Zhang Xueliang aceptase subordinarse al gobierno nacionalista del Kuomintang dirigido por Chang Kai-shek, que reforzó así los vínculos entre Manchuria y el resto de China.
Un grupo de oficiales japoneses destacados en Mudken (la actual ciudad de Shenyang) tomó la iniciativa, pese a las vacilaciones de Tokio, de crear un incidente que justificase una reacción. Para ello, dinamitaron un tramo de la línea férrea manchú, construida por los japoneses, y acusaron del ataque a un comando chino.
En “represalia”, el ejército japonés ocupó la totalidad de Manchuria y 1932 colocó en el trono de Manchukuo, un estado fantoche, a Pu Yi, el último emperador de los Qing.
En 1937, las tropas niponas lanzaron una ofensiva contra toda China. Los nacionalistas de Chang Kai-shek y los comunistas de Mao Zedong se aliaron para resistir a la invasión, en una guerra que sólo concluyó en 1945 con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Japón, en plena expansión imperial, había ganado una guerra con Rusia en 1905 y conquistado Corea en 1910. Pronto orientó sus ambiciones hacia Manchuria, una tierra rica en recursos naturales, cuna de la dinastía Qing que había dominado China desde el siglo XVII hasta la proclamación de la República en 1911.
Los japoneses vieron por eso con desagrado que el señor de la guerra Zhang Xueliang aceptase subordinarse al gobierno nacionalista del Kuomintang dirigido por Chang Kai-shek, que reforzó así los vínculos entre Manchuria y el resto de China.
Un grupo de oficiales japoneses destacados en Mudken (la actual ciudad de Shenyang) tomó la iniciativa, pese a las vacilaciones de Tokio, de crear un incidente que justificase una reacción. Para ello, dinamitaron un tramo de la línea férrea manchú, construida por los japoneses, y acusaron del ataque a un comando chino.
En “represalia”, el ejército japonés ocupó la totalidad de Manchuria y 1932 colocó en el trono de Manchukuo, un estado fantoche, a Pu Yi, el último emperador de los Qing.
En 1937, las tropas niponas lanzaron una ofensiva contra toda China. Los nacionalistas de Chang Kai-shek y los comunistas de Mao Zedong se aliaron para resistir a la invasión, en una guerra que sólo concluyó en 1945 con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Toyota, Nissan y Honda suspendieron su producción en China
Agencia AFP
Los tres principales constructores
automovilísticos japoneses, Toyota, Nissan y Honda, suspendieron total o
parcialmente ayer por razones de seguridad su producción en China,
donde se celebraron multitudinarias manifestaciones antijaponesas.
En todo el país, centenares de empresas japonesas, además de estos gigantes del sector automotor, dieron por precaución día libre a sus empleados, incluso en los restaurantes.
Toyota explicó que paró parte de sus plantas en China; Nissan, dos de sus tres fábricas de montaje, y Honda, sus cinco plantas de montaje, por razones de seguridad de su personal.
Un portavoz del principal constructor nipón, Toyota, indicó que "la seguridad de los empleados es la prioridad número uno".
"Ciertas fábricas y ciertos concesionarios van a funcionar hoy, pero otros no. Cada cual tomará una decisión en función de la situación", añadió.
Precisó que ciertos concesionarios del grupo sufrieron "daños" en manifestaciones antijaponesas de los últimos días.
Toyota dispone de tres plantas de montaje en China, que emplean a casi 26.000 personas y ensamblan unos 800.000 vehículos anuales. El constructor dispone además de una red de 860 concesionarios en el país.
Nissan decidió suspender su producción en las plantas de Guangzhu (provincia de Guangdong, sur) y Zhengzhu (provincia de Henan, centro-este). Su tercera planta de montaje, en Xiangyang (provincia de Hubei, centro-este), funcionará con normalidad, precisó un portavoz del grupo.
La decisión sobre las operaciones de las fábricas del grupo el miércoles se tomará ulteriormente.
Nissan ha producido 1.198.000 vehículos en China en 2011.
Honda decidió cerrar sus cinco fábricas de montaje este martes y miércoles.
"Podemos producir estos coches, pero nos inquietan las condiciones de entrega a los concesionarios", explicó un portavoz.
El grupo tiene una capacidad de producción de 970.000 coches anuales en China.
A pesar de las tensiones, China y Japón mantienen fuertes lazos comerciales, numerosas compañías niponas invierten en su vecino chino y el comercio bilateral entre ambos países ascendió el año pasado a 342.900 millones de dólares, según cifras chinas.
Los gigantes de la electrónica Canon y Panasonic también anunciaron el cierre temporal de algunas operaciones en China.
Japón presiona a China a través de los canales diplomáticos para proteger a los ciudadanos y empresas japoneses en China, dijo el portavoz del gobierno en Tokio.
Importantes manifestaciones, a veces violentas, se produjeron el fin de semana para protestar contra la nacionalización de las islas Senkaku por el Gobierno japonés, que las compró a sus dueños privados, una familia nipona.
En todo el país, centenares de empresas japonesas, además de estos gigantes del sector automotor, dieron por precaución día libre a sus empleados, incluso en los restaurantes.
Toyota explicó que paró parte de sus plantas en China; Nissan, dos de sus tres fábricas de montaje, y Honda, sus cinco plantas de montaje, por razones de seguridad de su personal.
Un portavoz del principal constructor nipón, Toyota, indicó que "la seguridad de los empleados es la prioridad número uno".
"Ciertas fábricas y ciertos concesionarios van a funcionar hoy, pero otros no. Cada cual tomará una decisión en función de la situación", añadió.
Precisó que ciertos concesionarios del grupo sufrieron "daños" en manifestaciones antijaponesas de los últimos días.
Toyota dispone de tres plantas de montaje en China, que emplean a casi 26.000 personas y ensamblan unos 800.000 vehículos anuales. El constructor dispone además de una red de 860 concesionarios en el país.
Nissan decidió suspender su producción en las plantas de Guangzhu (provincia de Guangdong, sur) y Zhengzhu (provincia de Henan, centro-este). Su tercera planta de montaje, en Xiangyang (provincia de Hubei, centro-este), funcionará con normalidad, precisó un portavoz del grupo.
La decisión sobre las operaciones de las fábricas del grupo el miércoles se tomará ulteriormente.
Nissan ha producido 1.198.000 vehículos en China en 2011.
Honda decidió cerrar sus cinco fábricas de montaje este martes y miércoles.
"Podemos producir estos coches, pero nos inquietan las condiciones de entrega a los concesionarios", explicó un portavoz.
El grupo tiene una capacidad de producción de 970.000 coches anuales en China.
A pesar de las tensiones, China y Japón mantienen fuertes lazos comerciales, numerosas compañías niponas invierten en su vecino chino y el comercio bilateral entre ambos países ascendió el año pasado a 342.900 millones de dólares, según cifras chinas.
Los gigantes de la electrónica Canon y Panasonic también anunciaron el cierre temporal de algunas operaciones en China.
Japón presiona a China a través de los canales diplomáticos para proteger a los ciudadanos y empresas japoneses en China, dijo el portavoz del gobierno en Tokio.
Importantes manifestaciones, a veces violentas, se produjeron el fin de semana para protestar contra la nacionalización de las islas Senkaku por el Gobierno japonés, que las compró a sus dueños privados, una familia nipona.
Fuente: Los Andes Online



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