El destino incierto de los ekranoplanos en Rusia

Rusia planea renovar el desarrollo
de los ekranoplanos. Al menos, los herederos de los diseñadores
soviéticos tienen intenciones de presentar nuevos proyectos de estos
aparatos específicos.
La empresa Radar MMS que desarrolla equipos radioelectrónicos de uso
militar junto con la oficina de diseño de buques hidroalas Alekseev
decidieron reanimar las tecnologías soviéticas de los ekranoplanos. Pero
hoy es difícil pronosticar qué nicho ocuparán estos aparatos y si su
fabricación será rentable.
Según el portavoz de Radar MMS, se prevé desarrollar ekranoplanos que
tendrán una capacidad de carga de 50 a 600 toneladas. La fabricación de
tales aparatos debe iniciarse en 2016. Además, se planea desarrollar
ekranoplanos con la capacidad de carga de 2.000 a 3.000 toneladas.
En invierno pasado, se declaró que Rusia considera la posibilidad de
volver a fabricar los ekranoplanos. “En nuestro país que dispone de
grandes superficies acuáticas es posible encontrar las áreas en las que
se puede emplear los ekranoplanos”, dijo el viceprimer ministro ruso,
Dmitri Rogozin.
Se comunicó asimismo que en el marco del programa federal de
desarrollo del equipo marítimo de uso civil para 2009–2016 se prevé
destinar unos 8.500 millones de rublos (209 millones de euros) para el
desarrollo de los ekranoplanos.
"Monstruos del Caspio"
Un ekranoplano es un vehículo extraordinario parecido a un avión
pesado y a una lancha ligera. Hasta hoy en día, continúa la polémica si
tiene más características de barco o de avión que se combinan en este
aparato.
Los ekranoplanos despegan y aterrizan a la superficie acuática, como
las naves voladoras, sobrevolando olas a la altura de unos pocos metros.
Para su vuelo se utiliza el efecto de proximidad del suelo o agua
(pantalla).
Esta tecnología fue concebida por la oficina de diseño de buques
hidroalas encabezada por el destacado diseñador soviético Rostislav
Alekseev de Nizhni Novgorod (región del Volga) quien asimismo desarrolló
buques hidroalas fluviales o marítimos, llamados Raketa y Meteor, etc.
En los años sesenta del siglo pasado, Alekseev creó un vehículo que
interesó a los militares. Los prototipos de estos aparatos se sometieron
a pruebas en la parte norte del mar Caspio. Uno de estos vehículos fue
denominado КМ (“buque modelo” por sus siglas en ruso). Pero los
observadores occidentales a los que este aparato extraordinario causó
una gran impresión lo bautizaron como ‘Monstruo del Caspio’. Esta
denominación se convirtió en el apodo de todos los vehículos de este
tipo fabricados en la época soviética.
El propio ‘Monstruo del Caspio’ acabó roto en 1980, pero había muchas
versiones modificadas de este aparato. En la familia de los
ekranoplanos soviéticos se destacan dos proyectos: uno era Orlionok
(Aguilucho), perteneciente al proyecto 904, y ‘Lun’ (proyecto 903).
El primero se destinaba ante todo a la realización de operaciones de
desembarco en el teatro de operaciones. El otro ekranoplano estaba
destinado a realizar operaciones de asalto y en su "espalda" estaban
instalados seis lanzadores de misiles supersónicos antibuque de la clase
Moskit 3М80 (SS-N-22 Sunburn, según la clasificación occidental).
A los principios de los noventa, estos aparatos cuyas pruebas
acababan de finalizar pasaron al olvido. Pocos ekranoplanos rusos que
quedaron permanecen ociosos bajo el cielo abierto.
Escenario político
Se puede discutir durante mucho tiempo si la tecnología de
construcción de los ekranoplanos es única y no tiene análogos, así como
buscar a los responsables de lo que no ha empezado la fabricación en
serie de estos vehículos.
Los hechos son triviales. El principal promotor de los ekranoplanos
soviéticos fue Dmitri Ustínov, responsable de Industria de Defensa en el
Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) quien
en 1976 fue nombrado ministro de Defensa de la URSS.
Los ekranoplanos le gustaron a Ustínov ya a principios de los
sesenta, cuando este encabezaba la Comisión Militar Industrial
subordinada al Consejo de Ministros. Las emociones tenían una influencia
muy grande en la toma de decisiones por Ustínov que solía obligar a los
especialistas a realizarlas, independientemente de su opinión al
respecto.
En la década de los setenta Ustínov, que creó la industria de Defensa
de la URSS, demostró por su propio ejemplo que un fabricante ejecutor
que asuma el papel de cliente es capaz de arruinar el sistema general de
pedidos militares. Mientras, el voluntarismo y el peso político de
Ustínov, el protector principal de los directores de las empresas
industriales soviéticas, casi no permitía luchar de manera eficaz con
sus caprichos.
Además de los ekranoplanos, se puede citar como ejemplo la historia
de la determinación del prototipo del portaaviones soviético y un
conflicto de Ustínov con el jefe del Estado Mayor General del Ejército
Soviético, mariscal Nikolai Ogarkov, que desde las finales de los 70
empezó a promover los proyectos de lo que hoy en día se denominaría como
“armas de alta precisión” o “guerras centradas en redes”.
En todos los casos, Ustínov defendía las posturas de los directores
de la industria de Defensa a los que conocía personalmente e ignoraba la
opinión de los militares ajenos, que, en realidad, fueron los usuarios
finales del armamento y material bélico suministrado por las empresas
industriales soviéticas.
Los militares que de inicio preveían completar sus arsenales con una
gran partida de los ekranoplanos Orlionok y Lun quedaron insatisfechos
con sus capacidades tácticas después de que finalizaran sus pruebas y
simplemente esperaban cuando el problema se resolviera por sí mismo.
Esto sucedió solo en 1984, después de la muerte de Ustínov. El
desarrollo del programa de fabricación de los ekranoplanos fue parado a
mediados de los ochenta por los que sustituyeron a Ustínov en el
Ministerio de Defensa.
Se decidió acabar los proyectos cuya construcción ya se había
iniciado. Estos “Monstruos del Caspio” aparecieron en el mercado salvaje
de los noventa que se tragó lo todo, como en la época de guerra.
Elefante blanco
¿Qué defectos tienen estos aparatos potentes cuyo vuelo produce una gran fascinación?
Los ekranoplanos son caros. Es la consecuencia tanto de sus grandes
dimensiones necesarias para conseguir un alto grado de estabilidad como
las peculiaridades de la energía. El vuelo a baja altura no es óptimo
del punto de vista de la turbulencia.
En régimen de despegue el aparato requiere una alta potencia, lo que
se asegura por la instalación de motores adicionales. Por ejemplo, el
ekranoplano Orlionok estaba dotado con una planta motriz extraordinaria
que incluía tanto los motores turborreactores como un motor turbohélice.
Los ekranoplanos son muy sensibles a la calidad de la “pantalla”, por
lo que no pueden emplearse por ejemplo en caso de una tormenta en el
mar y no pueden volar a largas distancias sobre el suelo y a mayores
alturas. En teoría, son capaces de hacerlo, pero la tecnología de los
ekranoplanos soviéticos no fue desarrollada hasta este nivel.
La capacidad combativa de los ekranoplanos asimismo se pone en duda.
Las misiones de combate que pueden cumplirse por los ekranoplanos se
realizan de manera más eficaz por el material bélico tradicional, es
decir, por los aviones o buques militares.
Además, estas plataformas tradicionales son capaces de realizar una
gama más amplia de tareas, se caracterizan por una mejor
maniobrabilidad, pueden emplearse en las condiciones meteorológicas
cuando los ekranoplanos son inútiles y el cumplimiento de su misión
principal de asalto o de desembarco se realiza de manera más simple,
barata y eficaz.
Entonces, ¿de qué se trata? Los ekranoplanos son un proyecto
espectacular, pero caro que tiene perspectivas inciertas y cuya
fabricación no puede unificarse con los equipos que se producen en
serie, a excepción quizás de la planta motriz y el armamento. Es un
típico elefante blanco, o sea, bello, elegante, pero inútil.
¿Pueden los ekranoplanos emplearse en el sector civil?
Todo lo anunciado hace a los ekranoplanos poco atractivos para los
militares, algo que salió a la luz pública en los ochenta. ¿Qué queda?
La aviación civil y especializada.
En este ámbito existen más oportunidades. Ante todo, se trata de
misiones de búsqueda y rescate en el mar. Los ekranoplanos dependen de
las condiciones meteorológicas, pero los hidroaviones tradicionales
experimentan los mismos problemas, lo que justifica el empleo de
ekranoplanos para estos fines.
Hay serias dudas acerca de que los ekranoplanos puedan emplearse para
el transporte de cargas o pasajeros a lo largo de ríos y en la zona
costera. Por un lado, la capacidad de carga de estos aparatos puede
suscitar interés respecto a su posible uso comercial. Es capaz de
transportar un gran volumen de carga, alcanzar enormes velocidades, un
poco menos que un avión, no requiere un pista de despegue y aterrizaje,
solo necesita un espacio acuático.
De hecho, nadie estimaba la rentabilidad del uso de la nueva familia
técnica. Nadie pone en duda que los ekranoplanos pueden ser eficaces
cumpliendo una u otra misión. Pero la cuestión principal consiste en que
si hay un nicho en el que estos aparatos adelanten a sus competidores
tradicionales. No hay respuesta todavía.
Es posible que el programa de desarrollo de los ekranoplanos para el
uso civil en Rusia sea justificado y rentable. Pero esto puede ser solo
en caso de que este programa esté destinado inicialmente para los
militares y los modelos fabricados en las empresas de Defensa empiecen
emplearse con fines comerciales. Teniendo en cuenta el nivel
tecnológico actual y la coyuntura del mercado, el desarrollo de
ekranoplanos exclusivamente de uso civil puede resultar un fracaso.
Por su parte, los militares no se apresuran a mostrar interés hacia
los ekranoplanos. Pero alguien debería pagar por mejorar la tecnología
inacabada.
Y no está claro todavía quién será el consumidor final de los
resultados de costosos trabajos de investigación y desarrollo de
ekranoplanos comerciales. Las plantas y oficinas de diseño no deben
preocuparse al respecto: recibirán dinero y rendirán cuentas
correspondientes.
El Estado ruso es rico y es capaz de financiar todo lo que quiere.
Pero ¿quién comprará lo desarrollado con el dinero de los
contribuyentes?
Fuente: RIA Novosti
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