Un nuevo tiempo soberanista ha comenzado en Catalunya
Las raíces del conflicto
Buena parte de la raíz
del proceso independentista y soberanista actual en Catalunya reside en
conceptos históricos de los casi trescientos años de historia desde la
ocupación de las tierras catalanas por parte de las tropas borbónicas
castellanas en 1714. Las diversas guerras, dictaduras y represiones por
parte del nacionalismo español pesa mucho en el imaginario colectivo
catalán, al tiempo que se percibe cada vez con mayor nitidez, que la
fuerza ha dominado históricamente el intento de construcción de un
estado-nación español.
Hasta ahora Catalunya ha resistido
siempre como ha podido, pero en el actual contexto internacional, los
catalanes y las catalanas ya no están dispuestos a permitir que se
utilice la coacción en la configuración del Estado español y reclaman el
derecho a decidir.
Las claves modernas
Tras esta breve introducción histórica, es necesario situar algunas de las claves modernas del proceso sobre todo en la última década:
En primer lugar hay que observar los cambios políticos de gran calado que tienen lugar entre el año 2000 y 2003
y que ponen las bases del proceso actual. Por un lado, la mayoría
absoluta del PP de Aznar en el 2000 va a plantear las bases de
recentralización del estado junto con proyectos muy agresivos contra
Cataluña, como el Plan Hidrológico Nacional (trasvase del Ebro), entre
muchos otros. (2000)
Junto a ello asistimos al “fin del
Pujolismo”. Después de 23 años Jordi Pujol se retira y entra en escena
un nuevo candidato, Artur Mas, acompañado de una nueva generación de
dirigentes. Mas no era estrictamente soberanista pero sí algunos de sus
principales colaboradores. Algunos de ellos con un perfil neoliberal
importante. El pujolismo es en cierto sentido socialdemócrata y
autonomista mientras que el postpujolismo se sitúa en posiciones más
liberales y soberanistas.
Además, el independentismo político
(ERC) se situa en esferas importantes de poder (2003). ERC consigue
resultados históricos (23 diputados) y entra a formar gobierno con el
tripartito por primera vez desde la República.
En segundo lugar, y con estas bases políticas, empieza el proceso de desconexión entre Cataluña y España basado en diversos motivos:
a) El independentismo crece como respuesta a la mayoría del PP de Aznar y los pactos de éste con CiU.
A pesar que el independentismo político después del tripartito cae por
graves errores tácticos, el llamado independentismo o soberanismo
socióligo se transmite a la sociedad como una gran corriente, que
aumenta cada día.
b) Comienza un proceso de agravio nacional.
Primero con la respuesta a diversos ataques en el frente lingüístico y
también, respecto al déficit fiscal que ahoga Catalunya, junto con el el
grave déficit en inversión de infraestructuras, y finalmente con el
tema del Estatut. La sentencia del Constitucional es la gota que colma
el vaso porque choca con la legitimidad soberana del pueblo de Cataluña,
que había aprobado el Estatut en referéndum. El rechazo se manifiesta
con mayor claridad en la sociedad, y es muy amplio y muy transversal.
c) La crisis económica
sitúa a amplias capas populares y de clase media en una situación
precaria y de riesgo. CiU vuelve al gobierno y aplica políticas
antisociales que le pueden erosionar fuertemente, pero tiene el acierto
de apostar por un nuevo escenario centrado en el derecho a decidir,
culpando al Estado español de sus políticas antisociales. En ese
sentido, sitúa el fracaso del pacto fiscal como detonante para el cambio
de posición.
d) La gran manifestación del 11 de septiembre
es el elemento motor del proceso. Aglutina sectores diversos,
independentistas clásicos, federalistas, autonomistas desencantados y
sectores apolíticos. Es una manifestación histórica de clases populares y
clases medias, totalmente intergeneracional y transversal
políticamente.
Los partidos van a remolque de la sociedad, que
se autoorganiza a través de l’Assemblea Nacional Catalana y otras
organizaciones, que emplazan al poder político y a los partidos,
presionándolos para que lleven a cabo el proceso. Si la manifestación
del 10 de julio del 2010 fue de rechazo a la sentencia del Estatut y por
tanto una movilización reactiva contra el marco jurídico español, la de
la Diada de 2012 es ya proactiva, de construcción de proyecto, no
contra nada sino a favor de Catalunya, y que una mayoría social no
visualiza ya sino es con estado propio.
El centro sociopolítico
se sitúa de pleno en el independentismo y el derecho a decidir. Según un
importante periodista catalán, “a los independentistas clásicos se les
ha sumado un grueso de catalanes que querían “estado español” pero
finalmente han llegado a la conclusión que les va en contra por dos
motivos:
-“Tenemos lazos con España pero no seremos españoles si
se nos exige que para serlo tenemos que dejar de ser catalanes”. Es un
rechazo absoluto al intento de homogeneizar el estado español con Madrid
como gran centro”.
-“En cuestión de bienestar este estado español
es perjudicial para las clases populares catalanas y por tanto llegamos
a la conclusión que si el estado tiene que ser un instrumento para
mejorar las condiciones de vida de la gente, necesitamos otro estado
para los catalanes. Necesitamos estado catalán porque somos catalanes al
margen de nuestro origen. Porque el estado español nos maltrata como
catalanes también al margen de nuestro ortigen”.
Estos son dos de los argumentos que piensan los nuevos independentistas, muy convencidos por otra parte.
Una nueva cita electoral y diferentes estrategias
A
partir de aquí, el hecho más substancial es la convocatoria avanzada de
las elecciones con carácter plebiscitario. Esto nos situa en una nueva
etapa histórica que tiene como telón de fondo un nuevo estado pero que
ahora mismo está más centrado en el derecho a decidir.
Convocatoria
de referéndum en el marco legal o español o por encima del mismo. Es
decir, confrontación democrática pura y dura. Esto tiene una fuerza
terrible con el apoyo político de la mayoría de organizaciones políticas
(CiU, ERC, ICV-EUiA, Reagrupament, SI, CUP, Laporta i parte del PSC),
pero sobretodo con una grandísima mayoria social que todas las encuestas
sitúan entre el 75% y el 86% a favor del referéndum.
Evidentemente
sería un error presentar toda esta situación como una realidad polítca
homogénea. La unión sociológica en torno al soberanismo es en estos
momentos más fuerte que las diferentes estregias y modelos que pueden
defender las fuerzas políticas.
A pesar de ello ahí están las
diferencias en torno al tempo, el tipo de estado o el modelo social,
entre la gran masa de partidos soberanistas.
El tiempo: CiU pide
tiempo para hacer las cosas con calma pero con determinación. El resto
quieren que el proceso del referéndum y la proclamación de la
independencia sea un proceso más rápido, aprovechando la presión
popular.
El tipo de Estado: CiU no concreta el tipo de estado,
apuesta por una Europa federal con Catalunya como un estado más.
Iniciativa aún no descarta una posible confederación de estados
ibéricos. ERC y el resto apuestan por un estado clásico. El PSC por un
federalismo dentro del estado español pero esta vía está muerta. Todos,
menos la CUP, apuestan por el mantenimiento de la integración en la
Unión Europea aunque la visión de Europa varía según los partidos. Se
considera que solo Europa puede frenar la reacción violenta española.
El
modelo social: CiU plantea un estado de modelo liberal. El resto un
estado más social. Aquí es importante la dispersión de la izquierda que
es muy fuerte y puede dejar el proyecto de estado catalán en manos de la
derecha de CiU.
Una breve previsión electoral
Convergència i Uniò (CiU).
Es muy probable que suba en resultados. Será el único partido de
gobierno en Europa que tenga resultados positivos después de aplicar
políticas de recorte. La gente votará más a Artur Mas que a CiU. Le ven
como el único dirigente que puede conseguir el estado propio y plantar
cara a España consiguiendo las suficientes complicidades
internacionales. Un movimiento clave, que ya se ha trabajado mucho en
instancias de la UE y en prensa internacional, logrando que el tema
catalán se esté internacionalizando a tope. Si CiU saca mayoria absoluta
o no será decisivo para acelerar el proceso o no. Si ERC sube y CiU no
saca mayoría absoluta se acelerará. Con una mayoría absoluta de CiU, se
ralentizará. Finalmente habrá que ver qué pasa con Unió y con Duran, que
de momento tragan a mala gana con el proyecto independentista. Se puede
llegar a romper la coalición e incluso Unió.
ERC, SI, CUP y el resto de fuerzas independentistas:
Pueden subir y recuperar parte del terreno perdido. Los intentos por
aunar una alianza electoral ha fracasado por diferentes motivos. Las
diferencias personales, la estrategias de cada uno de ellos, que han
decidido primar los intereses partidistas, y lal premura de tiempo, han
podido acabr con esa vía unitaria. Los republicanos necesitaban esa
unión para lograr tal vez ser la segunda fuerza parlamentaria, pero al mismo tiempo el proceso de renovación interna podía haberse
distorsionado. Solidaritat apostaba por la unión pero ha achacado a ERC
un intento de marginarlos en las listas, al mismo tiempo se debatían por
asistir en solitario y consolidarse como una fuerza parlamentaria,
asumiento también el riesgo de fracasar.
La CUP ha
declinado participar en las citadas reuniones y aún no ha decidido qué
hacer. Sigue manteniendo su proceso asambleario de cara a decidir si
participan o no en esta nueva cita electoral. La Asamblea Nacional
Extraordinario del próximo día 13 pondrá fin de manera oficial al debate
interno y harán pública su posición.
PSC: Se hunde,
dividido entre un aparato de partido de obediencia al PSOE y una parte
de las bases muy catalanistas y de cuadros del partido favorables al
derecho a decidir com esencia democrática y que creen que el PSC tiene
que liderar las izquierdas para el nuevo estado catalán.
ICV: Se quedaran más o menos como están. Tienen un voto fijo que no fluctua.
PP y Ciudadanos:
Se quedan como el referente unionista. Las encuestas les dan malos
resultados pero será el termómetro para saber hasta dónde llega el no a
la independencia y también el desgaste de la derecha del PP.
Un pulso sobre la mesa
Independentistas
y soberanistas mantienen un duro pulso político y social con las
fuerzas unionistas locales y estatales. Todos tienen sus puntos fuertes y
débiles, pero también confluyen otros factores, como el uso del miedo y
el papel que puedan desempeñar algunos sectores empresariales.
A
día de hoy el independentismo está en el centro del debate, genera una
ilusión tremenda y suma cada día más gente. Tiene una gran movilización
social a través de la Assemblea Nacional de Catalunya y de l’Assemblea
de Municipis per la Independència (agrupa centenares de ayuntamientos de
todos los colores políticos, excepto las fuerzas unionistas).
Por
su parte los unionistas se basan en gran medida en el discurso del
miedo, lo que algunos recuerdan a las estrategias de Canadá o Reino
Unido ante Quebec o Escocia, aunque salvando la abismal diferencia
democrática entre esas realidades y la actitud cerrada del estado español.
Catalunya quedará fuera de la UE, no se cobrarán pensiones… Puede
desmovilizar algunos sectores populares no suficientemente
concienciados.
También hay una guerra en el empresariado. La alta
burguesía y empresarial está muy asustada porque Mas ha roto los
esquemas que han mantenido hasta ahora. Está presionando para frenar el
proceso, pero hay mucha pequeña y mediana empresa que apoya el proceso
porque ve mejores réditos. En los últimos años ha crecido mucho la
exportación y la dependencia del mercado español es cada vez menor, por
lo que los empresarios son cada vez más libres para apoyar un proceso
independentista que consideran dotaría a Catalunya de un estado más eficaz
para sus intereses.
Este otoño se presenta cargado de citas
electorales que tendrán una influencia directa en esa nueva oleada
soberanista que se presenta en Europa. Las elecciones locales en
Flandes, la cita parlamentaria en la Comunidad Autónoma Vasca y en el
Principat, así como las negociaciones entre Londres y Edimburgo en torno
al referéndum escocés centrarán la actualidad política de Europa, con
el derecho a decidir de las naciones sin estado aglutinando cada día más
apoyos locales e internacionales.
Txente Rekondo. Analista internacional
Fuente: Rebelion.org


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