domingo, 18 de noviembre de 2012


Inglaterra habla de una posible salida de la Unión Europea

Alentados por la crisis que vive el viejo continente, los conservadores de la isla reavivan un debate que siempre estuvo presente. Aseguran que el 61 por ciento de los británicos está a favor de abandonar Europa. 

AFP

Inglaterra habla de una posible salida de la Unión Europea
La pertenencia de Inglaterra a la UE está centrada en el comercio. (AFP)


El euroescepticismo, exacerbado por la crisis en la Eurozona, ha resurgido con fuerza en el Reino Unido, donde se ha roto un tabú al hablarse ya abiertamente de una salida o "Brixit" (British exit) de la Unión Europea (UE) si no se satisfacen las reformas exigidas por Londres.

Paul Whiteley, profesor de la Essex University, explica la ambivalencia de la isla con respecto al proyecto europeo al que se unió en 1973 y las dificultades de esta asociación por un equívoco original.

"La pertenencia del Reino Unido siempre fue muy pragmática, centrada en el comercio". "Nunca suscribió realmente a la dimensión política", agregó por su parte Philip Whyte, del Centre for European Reform, un centro de estudios proeuropeo.

Con la crisis económica, "la opinión pública cambió radicalmente en cinco años", dijo Whiteley. En el barómetro mensual que supervisa, el número de británicos favorables a la permanencia en la UE cayó hasta el 39% en agosto de 2012. 61% deseaban abandonarla.

Tres factores explican este desamor, según Philip Whyte: la ampliación de la UE a los países de Europa central y oriental en 2004, asimilada a "una pérdida de control en las fronteras del Reino Unido" que vio llegar un millón de inmigrantes; la percepción por parte del mundo de los negocios de una "inflación de reglamentación redundante"; y la crisis que da una imagen "desfavorable" de la UE y de la eurozona.

Estos elementos radicalizaron un poco más a los conservadores -que retomaron el estandarte de la oposición a Bruselas que blandían sobre todo los laboristas en los años 70 y 80-, provocando tensiones con sus socios de coalición liberal demócratas, mayoritariamente proeuropeos.

"Nunca vino nada bueno del continente", decía la exprimera ministra Margaret Thatcher (1979-90).

El euroescepticismo "envenena" desde entonces a los Tories (conservadores), comentó Paul Whiteley.

"La diferencia es que hoy las divisiones internas en el partido conservador no oponen ya a los euroescépticos y a los partidarios de Europa, sino a dos clanes de euroescépticos, los que quieren quedarse y los más radicales que quieren irse", añadió.

La escalada del ala dura está alentada por la subida del UK Independence Party (UKIP) exclusivamente interesado en un "divorcio europeo amistoso".

La denigración de los medios de comunicación hace el resto, según los expertos.

A imagen del diario sensacionalista Sun, que hablaba recientemente del "desorden, la corrupción y la incompetencia notoria de los dirigentes europeos irresponsables".

Una mecha de combustión lenta

"El status quo ya no es aceptable", resume Stephen Booth, director de investigación en Open Europe, un instituto de reflexión euroescéptico.

En este contexto, el primer ministro David Cameron, "rehén de los más euroescépticos de su formación", según White, tiene intención de negociar exenciones, garantías para la City y repatriar competencias.

La dificultad es que los otros Estados miembros "temen abrir la caja de Pandora", señala Robin Niblett, director del prestigioso centro de estudios Chatham House.

La incomodidad de Cameron aumentó en octubre cuando, superado por la derecha y por la izquierda por una alianza improbable de euroescépticos y laboristas en el parlamento, recibió la "misión imposible" de obtener recortes en el presupuesto plurianual de la UE.

Él esperaba arereglárselas pidiendo una congelación y agitando una amenaza de veto. Peor aún, algunos, como Peter Mandelson, ex comisario europeo en la época de Tony Blair, se preguntan si Cameron no ha encendido "una mecha de combustión lenta" al considerar un referéndum sobre las relaciones futuras de su país con la UE.

Los euroescépticos han aprovechado la brecha para pedir una consulta con una pregunta directa: "in/out" (dentro/fuera).

"La salida británica ya no es totalmente tabú", señaló Stephen Booth. "Hay una posibilidad real de Brixit" hacia 2017, confirmó Philip Whyte.

"Si mañana hubiera un referéndum, parece que los británicos votarían a favor de una salida".

"La opinión puede cambiar en caso de un regreso rápido a la prosperidad", subrayó sin embargo Paul Whiteley.

En 1999, Blair describía el debate en términos shakespearianos: "Volvemos siempre al mismo dilema. Ser o no ser Europa, esa es la cuestión". Y sigue de actualidad. 

Fuente: Los Andes Online

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