jueves, 14 de marzo de 2013

Líderes de América Latina aplauden la elección del papa argentino

Líderes de América Latina aplauden la elección del papa argentino

Dirigentes de países de América Latina, región con el mayor número de católicos en el mundo, aplaudieron la elección del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, como el nuevo papa Francisco y el primer sumo pontífice latinoamericano en la historia de Iglesia Católica.

"Hoy es un día histórico, y no quiero dejar de mencionarlo: por primera vez en los dos mil años va a haber un Papa que pertenece a Latinoamérica, y le deseamos de corazón a Francisco I que pueda lograr mayor grado de confraternidad entre los pueblos y las religiones", manifestó Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del país natal del nuevo papa, pese a que han tenido en los últimos años ciertas discrepancias, sobre todo con respecto a los matrimonios homosexuales, legalizados en Argentina en 2010 y duramente criticados por el entonces arzobispo porteño.

El presidente de Perú, Ollanta Humala, declaró por su parte que la elección de “un hermano argentino” como el nuevo papa “pone a la región latinoamericana en la vidriera del mundo” y añadió que "debe unir más a los pueblos latinoamericanos".

El líder cubano Raúl Castro, expresó a su vez sus “cordiales felicitaciones y mejores deseos” para el pontificado del nuevo papa. Le secundó el arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, al declarar que la elección de un papa latinoamericano “significa que la Iglesia se adentra en un mundo en que ya no solamente Europa es el centro, el eje del mundo, sino una sociedad que abarca a todos los países”.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, manifestó a través de su Twitter que saluda “con respeto y afecto” al papa Francisco y confía en “establecer una relación cordial y cercana” con el nuevo sumo pontífice.
La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, felicitó al nuevo papa Francisco y afirmó que “los fieles aguardan con expectativa la llegada del papa Francisco a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud” que se celebrará en el mayor país católico del mundo en julio próximo.

El papa Francisco, de 76 años, elegido en la quinta votación del cónclave el pasado miércoles, es un sumo pontífice sin precedentes en muchos sentidos. Es el primer papa latinoamericano, el primer jesuita en ocupar la Santa Sede y el primer arzobispo de Roma con el nombre de Francisco.

Además, es el primer papa no europeo desde el año 741, aunque sí procede de una familia de inmigrantes italianos en Argentina y de esta manera se ubica en el cruce entre Italia, país natal de sus padres, España, país que exportó el catolicismo a América Latina y fue uno de los principales baluartes de la fe católica durante siglos, y el continente latinoamericano.

“Argentino” y “jesuita” son precisamente las dos palabras que dominan hoy las portadas de la prensa española. Y mientras unos hacen pronósticos sobre qué traerá el nuevo papa a la Iglesia Católica, otros analizan la presunta “actuación polémica” del nuevo sumo pontífice durante la dictadura de Videla, cuya foto juntos se propaga rápidamente por las redes sociales.

El papa Francisco, interlocutor competente para dirimir antigua disputa con la Iglesia de Rusia

El papa Francisco, interlocutor competente para dirimir antigua disputa con la Iglesia de Rusia
El nuevo papa Francisco, al margen de las prioridades que decida marcar para su pontificado, se perfila como un interlocutor competente para el diálogo con el Patriarcado de Moscú por conocer de primera mano el tema de las comunidades católicas orientales, antiguo objeto de desavenencia entre la Iglesia de Rusia y el Vaticano.

El cardenal Jorge María Bergoglio fue Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en la Argentina, según la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA). De las seis comunidades de católicos orientales que existen en la Argentina (ucranios, armenios, maronitas, melquitas, rusos y rumanos), las tres últimas carecen de Ordinario propio, de manera que sus necesidades espirituales son atendidas por el Ordinariato Oriental.

Los católicos de rito oriental se llaman a menudo uniatas, por haberse pasado en su momento a la unión con Roma aunque al mismo tiempo conservaron el rito litúrgico de sus mayores. El rito católico oriental permite a los sacerdotes contraer matrimonio y practica la admisión inmediata de los niños bautizados a los sacramentos de la eucaristía y la confirmación.

La situación de los uniatas en el oeste Ucrania ha sido tradicionalmente la manzana de la discordia entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa de Rusia.  Más de cuatro millones de greco-católicos, o uniatas, de Ucrania cumplen el rito ortodoxo pero se subordinan al Vaticano, sueñan con instituir su propio Patriarcado en Kíev y solicitan que Roma lo bendiga.

En la década de 1990, una vez levantadas las restricciones de la era soviética, la Iglesia Greco-Católica de Ucrania pudo recuperar buena parte de los templos traspasados a raíz de su supresión en 1946 al Patriarcado de Moscú. También hubo casos violentos, de ocupación de iglesias pertenecientes a la Iglesia rusa.

Un jerarca de la Iglesia rusa, el metropolitano Ilarión, afirmó en febrero pasado, en una entrevista con la televisión Vesti, que los acontecimientos de aquel período “siguen siendo una herida sin cicatrizar en el cuerpo de la Iglesia Ortodoxa y una piedra de toque en el diálogo con los católicos”.

Hoy, Ilarión destacó en unas declaraciones a RIA Novosti que “se requieren buena voluntad y perseverancia para superar con éxito las dificultades existentes”. “Esperamos que el nuevo papa tenga estas virtudes”, agregó.
 
Fuente: RIA Novosti

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