Propaganda en las pantallas
Hollywood y la CIA
Global Research
| Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo. |
"Una de las tendencias más generalizadas de la cultura occidental del siglo XXI se ha convertido en una especie de obsesión en Estados Unidos. Se trata de la recreación y confección a medida de ciertos acontecimientos históricos que refuercen el paradigma político existente y cuenten "la historia según Hollywood" utilizando cientos de millones de dólares de la maquinaria corporativa de los estudios cinematográficos".
Patrick Henningsen, "Hollywood History: CIA Sponsored `Zero Dark Thirty', Oscar for `Best Propaganda Picture´".
Black Hawk Down, Zero Dark Thirty y Argo
son solo algunas de las principales películas recientes que muestran
cómo la industria cinematográfica actual promociona la política exterior
norteamericana. Pero la industria del cine ha sido utilizada para la
propaganda desde comienzos del siglo XX y la cooperación entre
Hollywood, el Departamento de Defensa, la CIA y otros organismos
gubernamentales no es nada nuevo.
El Oscar a la mejor película por Argo, que Ben Affleck recibió de manos de Michelle Obama, muestra la
proximidad de esta industria con Washington. Según Soraya
Sepahpour-Ulrich, Argo es una película propagandística que
esconde la desagradable verdad de la crisis iraní de los rehenes,
concebida para preparar al público norteamericano para la próxima
confrontación con Irán:
Los observadores políticos extranjeros
hace tiempo que saben que Hollywood actúa como vehículo para mostrar y
promover las políticas norteamericanas (que, a su vez, deciden Israel y
sus partidarios). Esta realidad se hizo pública cuando Michelle Obama
anunció el Óscar para Argo, un film muy propagandístico y
anti-iraní. Entre el brillo y la emoción, Hollywood y la Casa Blanca
revelan su pacto y lanzan el mensaje a tiempo de las próximas
conversaciones sobre el programa nuclear iraní [...]
La
historia del apoyo de Hollywood a las políticas norteamericanas viene de
muy atrás. En 1917, cuando Estados Unidos se unió a la Primera Guerra
Mundial, la comisión de información pública (CPI) del presidente Woodrow
Wilson consiguió la colaboración de la industria del cine para realizar
películas formativas y de apoyo "a la causa". George Creel, presidente
del CPI sostenía que las películas eran cruciales para "trasladar el
espíritu del americanismo a cada rincón del planeta".
Ese pacto
se vio muy reforzado durante la Segunda Guerra Mundial [...y] la
contribución de Hollywood fue la de desarrollar propaganda. Después de
la guerra, Washington correspondió por su parte, proporcionando
subvenciones, disposiciones especiales en el Plan Marshall y utilizando
su influencia general para forzar los resistentes mercados
cinematográficos europeos [...]
Mientras Hollywood y la Casa Blanca festejan con entusiasmo Argo
y su mensaje propagandístico, ocultan deliberadamente y sin rubor
alguno un aspecto crucial de este acontecimiento "histórico". El brillo
esconde el hecho de que los estudiantes iraníes que tomaron la embajada
de Estados Unidos en Teherán también revelaron al mundo el oscuro
secreto de Israel. Documentos calificados como "secretos" pusieron al
descubierto las actividades de LAKAM, una red israelí organizada en 1960
para realizar espionaje económico en EE.UU. y perteneciente a la
diversidad de agencias de inteligencia científica que trabajaban en
Estados Unidos a favor de la industria de defensa israelí" (Soraya
Sepahpour-Ulrich, "Oscar to Hollywood's Argo: And the Winners are... the
Pentagon and the Israel Lobby).
Para conocer la realidad de la
crisis de los rehenes iraní, una operación encubierta de la CIA, Global
Research recomienda la lectura del artículo de Harry V. Martin
publicado en 1995: "The Real Iranian Hostage Story fron the Files of
Fara Mansoor":
Fara Mansoor es un fugitivo. Aunque no haya
quebrantado ninguna ley en Estados Unidos. Su delito es la verdad. Lo
que tiene que decir y los documentos que guarda equivalen a su pena de
muerte; Mansoor es un iraní que formaba parte del "establishment" en
Irán mucho antes de la crisis de los rehenes en 1979. Los datos que
aporta Mansoor descartan la supuesta "teoría de la sorpresa de octubre"
por la que Ronald Reagan y George Bush habrían pagado a los iraníes para
que mantuvieran a 52 rehenes norteamericanos hasta pasadas las
elecciones presidenciales de noviembre de 1980 [...]
Con cientos
de documentos en los que sustentar su posición, Mansoor afirma que la
"crisis de los rehenes" fue una "herramienta de gestión" política creada
por la facción de la CIA favorable a Bush, y desarrollada gracias a una
alianza previa con los fundamentalistas islámicos de Jomeini. Según
afirma, su propósito era doble:
- Mantener Irán intacto y sin comunistas facilitando a Jomeini todo el control.
-
Desestabilizar al gobierno Carter y colocar a George Bush en la Casa
Blanca. (Harry V. Martin, "The Real Iran Hostage Crisis: A CIA Covert
Op)
Zero Dark Thirty es otra
magnífica obra de propaganda que también ha suscitado indignación este
mismo año, pues aprovecha los terribles sucesos del 11-S para presentar
la tortura como un mal necesario y efectivo:
Zero Dark Thirty
es inquietante por dos razones. La principal de ellas es que crea en el
espectador la errónea impresión de que la tortura ayudó a la CIA a
encontrar el escondite de Bin Laden en Pakistán. Y, por si fuera poco,
ignora la ilegalidad y la inmoralidad de utilizar la tortura como
técnica de interrogatorio.
El thriller empieza advirtiendo que
está "basado en el relato de primera mano de hechos reales". Después de
mostrar imágenes de los terribles ataques del 11-S, pasa a una larga
descripción gráfica de la tortura. Se somete al detenido "Ammar" a
ahogamiento simulado (waterboarding), posturas de tensión,
privación del sueño y reclusión en una pequeña caja. Como resultado de
la tortura, revela el nombre del correo que finalmente conduce a la CIA
hasta la localización y asesinato de Bin Laden. Tal vez sea una buena
representación, pero es inexacto y engañoso (Marjorie Cohn, "Zero Dark
Thirty, Torturing the Facts").
Con motivo de la entrega de los
premios Golden Globe, este mismo año, algunos analistas criticaron que
Hollywood "celebrara el Estado policial" y afirmaron que el ganador de
los premios había sido el complejo militar-industrial:
Homeland
ganó premios a la mejor serie, mejor actor y mejor actriz de
televisión. Se trata de una serie entretenida que en realidad retrata
algunos de los defectos del sistema.
Argo ganó al mejor
director y mejor película. Se trata de un film que glorifica a la CIA, y
Ben Affleck pronunció las mayores alabanzas de este organismo.
Y el de la mejor actriz fue Jessica Chastain, de Zero Dark Thirty, una película que ha sido despreciada por hacer propaganda de la tortura.
El complejo de inteligencia militar industrial cada vez desempeña un
papel mayor en nuestras vidas. Durante los próximos años veremos
películas centradas en el uso de la tecnología de los drones,
aviones no tripulados, en misiones policiales y de espionaje en EE.UU.
Ya hemos visto algunas que mostraban cómo los espías violan cualquier
aspecto de nuestra vida privada, incluso de las partes más íntimas. Al
realizar series de televisión y películas que celebran esta ampliación
cancerígena del Estado policial, Hollywood y los grandes estudios están
normalizando las ideas que representan: la mentira al público mediante
la creación rutinaria de historias fraudulentas que encubren lo que
realmente está pasando (Rob Kall, citado en el Washingtonblog, The CIA
and Other Government Agencies Dominate Movies and Television).
Todas estas conflictivas conexiones de Hollywood han sido estudiadas con detalle en un informe de Global Research
publicado en enero de 2009, "Lights, Camera... Covert Action: The Deep
Politics of Hollywood". El artículo enumera gran cantidad de películas
en cuyo guión han colaborado por motivos de propaganda el Departamento
de Defensa, la CIA y otros organismos gubernamentales. Es interesante
señalar que el director premiado con un Óscar este año, Ben Affleck,
cooperó con la CIA en 2002 cuando protagonizaba The Sum of All Fears (Pánico nuclear).
Los autores Matthew Alford y Robbie Graham explican que, comparado con
la CIA, el Departamento de Defensa "mantiene una relación abierta aunque
poco publicitada con la serie Tinsel Town", relación que,
"siendo moralmente dudosa y poco anunciada, ha tenido lugar de forma
pública". Estos autores citan un informe de 1999 de la CIA que muestra
el aumento de influencia de la organización, no solo en el negocio del
cine sino también en los medios de comunicación, en donde "tiene
contactos con periodistas de todas las principales agencias de noticias,
periódicos, semanarios de información y cadenas de televisión de la
nación". Solo en 1996, la CIA anunció que "estaba dispuesta a colaborar
abiertamente con las producciones de Hollywood, supuestamente
limitándose a actuar como `asesora´":
La decisión de la CIA de
trabajar abiertamente con Hollywood estuvo precedida por la publicación
de un informe sobre mayor apertura de la organización, recopilado por el
grupo específico nombrado por su director, Robert Gates con ese fin,
que se planteaba en secreto (¡qué ironía!) si la organización debería
ser menos secretista. El informe reconoce que la CIA "tiene contactos
con periodistas de todas las principales agencias de noticias,
periódicos, semanarios de información y cadenas de televisión de la
nación" y sus autores señalan que esto les había ayudado a "transformar
algunos casos de fracasos en operaciones con éxito y había contribuido a
la exactitud de muchos otros". Continúa revelando que, en el pasado, la
CIA ha "convencido a algunos periodistas de posponer, cambiar, mantener
en secreto o incluso desechar historias que podrían haber tenido
efectos adversos en la seguridad nacional" [...]
El autor de
novelas de espionaje Tom Clancy ha mantenido una relación especialmente
cercana con la CIA. En 1984, fue invitado a visitar la sede de la
organización en Langley, tras escribir "A la caza de Octubre Rojo", que
se convertiría en película años más tarde. La CIA repitió su invitación
cuando trabajaba en "Juego de Patriotas" (1992) y cuando se hizo su
adaptación cinematográfica, la agencia permitió el acceso a su complejo.
Más recientemente, "Pánico nuclear" (2002) describía a la CIA a la
busca y captura de terroristas que hacían explotar un arma nuclear en
suelo norteamericano. En este caso, fue su director, George Tenet quien
actuó como guía personal en un tour con los cineastas por las
instalaciones de la organización; el protagonista de la película, Ben
Affleck, también consultó con los analistas de la organización y Chase
Brandon sirvió de asesor en el rodaje.
Durante la Guerra Fría,
el agente del comité estratégico psicológico (PSB) Luigi G. Luraschi
actuó como ejecutivo de la Paramount. "Había conseguido que diferentes
directores de casting aceptaran incluir ingeniosamente en las
películas "negros bien vestidos", entre ellos un "solemne mayordomo" que
pronunciaba algunas frases indicando que `era un hombre libre´". El
propósito de estas modificaciones era "dificultar la capacidad de los
soviéticos de explotar las malas relaciones raciales del enemigo y
sirvió para crear una impresión particularmente anodina de Estados
Unidos, que en aquella época todavía vivía la segregación racial.
(Ibíd.)
Las últimas producciones ganadoras de Óscars muestran
que la visión maniquea del mundo que presenta la agenda política
extranjera norteamericana no ha cambiado desde la Guerra Fría. La
alianza entre Hollywood y la CIA sigue viva y en buen estado y aún
retrata a Estados Unidos como el "líder del mundo libre" que lucha
contra el "mal" en todo el mundo:
Las interconexiones entre el
aparato de Hollywood y el de la seguridad nacional se mantienen tan
estrechas como siempre. El ex-agente de la CIA Bob Baur nos confesó que
"existe una simbiosis entre la CIA y Hollywood [...]" Las afirmaciones
de Baer ganan peso con los encuentros en Sun Valley, concentraciones
anuales en ese valle de Idaho en donde varios centenares de los nombres
más señalados de los medios de comunicación norteamericanos –incluyendo a
todos los ejecutivos de los grandes estudios de Hollywood- se juntan
para debatir la estrategia mediática colectiva para el año próximo. (Ibíd.)
Fuente: Rebelion.org


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