Elecciones municipales en Gran Bretaña
Cameron al horno
Página 12
Condenado en las encuestas y con una economía que hace tres años
oscila entre el estancamiento y la recesión, el primer ministro
británico David Cameron enfrenta un reto mayor en las elecciones
municipales de hoy. Los sondeos predicen un resultado catastrófico, pero
pueden resultar también en un arma de doble filo para la oposición
laborista. En un país dividido en un norte laborista y un sur
conservador, el laborista Ed Miliband necesita hacer pie en las zonas
Tories –clave del éxito de Tony Blair entre 1997 y 2005– para aspirar a
la victoria en las elecciones nacionales de 2015.
Esta partición geográfica del Reino Unido se reflejó claramente en
un partido de football entre Liverpool (norte) y Reading (Sur) el fin de
semana de la muerte de la ex primera ministro Margaret Thatcher. Los
hinchas de Liverpool aprovecharon una rima del inglés para cantar
“bailemos la conga que Maggie ya no existe” (Let us all do the Conga,
Maggie is no longer, pronunciado “longa”). Los de Reading los abuchearon
y retrucaron “nosotros les pagamos a ustedes los beneficios sociales”
(We pay your benefits) sin molestarse mucho con la rima. Los
conservadores tienen solo dos diputados en el norte de Inglaterra y
Escocia. De los 197 diputados que hay en el sur inglés –exceptuando
Londres– sólo diez son laboristas.
Los sondeos que le dan desde hace más de un año una sólida ventaja
de diez puntos a Ed Miliband esconden esta disparidad. En el norte el
laborismo tiene una ventaja de 30 puntos. En el sur está detrás de los
conservadores. No es una simple división de ricos y pobres. Según un
estudio de la fundación Policy Exchange, los ricos del norte son más
proclives a votar por el laborismo que los pobres del sur. Dado que el
sistema electoral británico no es proporcional –el Parlamento no refleja
la cantidad de votos de cada partido, sino la cantidad de distritos
electorales que gana cada agrupación–, Ed Miliband está obligado a hacer
pie en el sur para ganar una mayoría a nivel nacional.
Esa es una de las grandes preguntas de estas elecciones municipales
para la renovación de unos 2300 escaños en 34 localidades inglesas. La
votación en Londres y el resto será el año próximo, pero por la fuerte
presencia de municipios en el sur la votación puede dar una idea de si
Miliband ha logrado lo que consiguió Tony Blair en 1997: una alianza
entre la tradicional base de apoyo laborista y la clase media (y media
baja) del sur. En esta alianza es fundamental el voto flotante laborista
que puede votar conservador o viceversa. Según le indicó al semanario
The Economist Patrick Diamond, de la fundación Policy Network, la actual
situación económica favorece a Miliband. “La inseguridad laboral ha
reemplazado a la aspiración para muchos de los votos flotantes
laboristas”, señaló.
La crisis económica –dos recesiones en los últimos tres años,
crecimiento nulo con inflación en torno del 3 por ciento– ha generado un
menú indigesto para muchos británicos que se debaten entre el
desempleo, el temor a perder el trabajo, el aumento del costo de la vida
y el congelamiento salarial. En los tres años de gobierno de la
coalición conservadora-liberal demócrata, que aplicó uno de los planes
de ajuste más duros de Europa, el nivel de vida ha caído drásticamente. A
pesar de esto, hasta hace muy poco una mayoría de los británicos
seguían convencidos de que el gobierno tenía que poner las cuentas en
orden y que la austeridad era el camino para hacerlo. Las cosas parecen
estar cambiando. Un sondeo publicado este lunes por el The Independent
muestra que el 58 por ciento de los encuestados opina que el actual plan
económico ha fracasado y que votarán por la oposición en las elecciones
generales de 2015.
El primer ministro David Cameron tiene un problema adicional en su
flanco derecho: el partido nacionalista y eurofóbico UKIP. El UKIP ha
venido recortando el apoyo a los conservadores con su reivindicación del
antieuropeísmo, la antiinmigración y los valores tradicionales (rechazo
al matrimonio gay). Según The Independent una de cada diez personas que
lo votaron en 2010 apoya hoy al UKIP. Ni siquiera la muerte de Margaret
Thatcher, que achicó ligeramente las distancias con la oposición
laborista, consiguió revertir la caída de popularidad del gobierno. La
encuesta citada calcula que el laborismo ganaría hoy una cómoda mayoría
parlamentaria en las elecciones generales. Las elecciones municipales
serán hoy un nuevo termómetro de la temperatura política británica en
medio de la crisis.


No hay comentarios:
Publicar un comentario