Irán va a las urnas sin demasiadas opciones
Página 12
Se esperaba que se excluyera a algunos candidatos como
Esfandiar Rahim Mashaei, ex jefe de estado mayor y aliado político del
actual presidente Mahmud Ahmadinejad. Pero el rechazo de Rafsanjani
llegó como una sorpresa.
Aun antes de que se emita un voto, la elección
presidencial del 14 de junio es efectivamente un proceso terminado para
elegir quién tiene el poder en Irán. Creo que no es posible manejar un
país peor que esto, dijo el ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani,
después de ser uno de los 700 candidatos prohibidos para presentarse a
las elecciones esta semana. Normalmente Rafsanjani es reticente para
criticar a las autoridades iraníes.
Frecuentemente ha habido tensión entre los presidentes iraníes y el
líder supremo espiritual de Irán, ayatolá Khamenei, en el pasado. Pero,
permitir que sólo ocho candidatos conservadores se presenten en las
próximas elecciones es el objetivo para eliminar la presidencia como un
centro de poder rival para el liderazgo clerical.
Se esperaba que el Consejo de Guardianes de la Revolución, el cuerpo
que controla las nominaciones, excluyera a algunos candidatos como
Esfandiar Rahim Mashaei, ex jefe de estado mayor y aliado político del
actual presidente Mahmud Ahmadinejad. Pero el rechazo de Rafsanjani
llegó como una sorpresa. El actual liderazgo iraní decidió que no podía
darse el lujo de una lucha política interna semejante a la última
elección presidencial en 2009. Esa elección había provocado enormes
manifestaciones de protestas y represión gubernamental después de los
candidatos que supuestamente perdieron dijeran que el resultado de la
elección se había decidido con fraude.
Irán está bajo mayor presión hoy por su creciente compromiso con la
guerra en Siria y las sanciones a la economía iraní por su programa
nuclear. Occidente teme que Irán esté desarrollando la capacidad de
producir armas nucleares. Irán afirma que el programa es para fines
pacíficos. Teherán decidió que debe luchar por su aliado de larga data,
el presidente sirio Bashar al Assad, porque el liderazgo iraní ve un
intento de cambio en el régimen en Siria como un precursor a un ataque
similar sobre Irán y sus aliados chiítas en el Líbano e Irak.
El ayatolá Khamenei, quien apoyó a Ahmadinejad en 2009, se peleó con
él más tarde y ahora quiere asegurarse de que cualquier presidente
futuro tenga una capacidad limitada para la acción independiente. Desde
que la revolución iraní derrocó al sha en 1979, la presidencia ha sido
uno de los centros de poder en Irán, pero de ninguna manera es el único.
Mohammad Khatami, quien precedió a Ahmadinejad como presidente, fue
electo con una agenda reformista de la que pudo implementar muy poco.
Otros importantes centros de la política iraní incluyen al Cuerpo de
Guardia Revolucionario, que en gran parte determina la política iraní
hacia Siria e Irak. Si a un candidato flexible, como Rafsanjani, apoyado
por mucha de la clase media, se le hubiera permitido presentarse y
hubiera ganado la elección, la política iraní sobre Siria o el programa
de energía nuclear iraní no hubieran cambiado. Esto así es porque en
ambos casos Irán no recibiría mucho a cambio de eventuales concesiones,
ya que la estrategia occidental es infligir una derrota pública y
determinante sobre el régimen iraní. Intentos de un arreglo con
Occidente por el ex presidente iraní Mohammad Khatami fueron mayormente
rechazados.
Con respecto a Siria, Irán ha tomado un rol más activo en las
últimas semanas en combinación con el movimiento paramilitar chiíta
Hezbolá en el Líbano. Los combatientes de Hezbolá están tomando parte en
la batalla de Qusayr, una ciudad estratégica cerca de Homs en Siria y
cerca también de la frontera libanesa. Se dice que Irán tiene unos 200
consejeros de la Guardia Revolucionaria en Siria y está mandando armas y
equipos vía Irak. La lucha por Siria está drenando a Irán financiera y
políticamente, pero los chiítas en Medio Oriente cada vez más ven a la
guerra Siria como una batalla por la supervivencia.
Las sanciones impuestas desde mediados de 2010 han tenido un impacto
severo en los iraníes, con las exportaciones de petróleo iraní en su
nivel más bajo desde 1986. Los ingresos petroleros del año pasado fueron
de 69.000 millones de dólares comparados con 95.000 millones de dólares
en 2011. Los precios de los alimentos han crecido notoriamente, el rial
iraní está en caída libre y el desempleo es de por lo menos 17 por
ciento.
Aunque el daño económico infligido por las sanciones es serio, no
todas las noticias son malas. Previamente, los ingresos petroleros
subiendo le permitían al Estado iraní subsidiar el alimento y el precio
del petróleo. Esos subsidios han sido en gran parte reducidos o
abolidos, una reforma que podría no haber sucedido sin la presión de las
sanciones. La moneda también estaba muy sobrevaluada en el pasado. El
aumento en el precio del petróleo ha reducido los embotellamientos en
Teherán mientras que la caída del rial les ha encarecido mucho a los
iraníes tomarse vacaciones en el exterior. La industria interna se ha
beneficiado, pero las sanciones son endurecidas constantemente de manera
que los ingresos petroleros continuarán acortándose.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Fuente: Rebelion.org
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