viernes, 23 de agosto de 2013

Siria
Instan a al-Assad a que permita a la ONU visitar el lugar del ataque



La ONU pidió formalmente al Gobierno sirio del presidente Bashar al-Assad que permita a sus inspectores investigar sobre el terreno la última denuncia de uso de armas químicas. Rusia concedió que no se les debería impedir el acceso a la zona que, recordó, sigue en manos de los rebeldes armados. Estos instaron a una investigación «en total libertad». 
 
Rusia, principal aliado de Siria entre las grandes potencias, se sumó al coro de gobiernos que exigen al Gobierno de Bashar al-Assad no impida a los expertos de la misión de la ONU que lleguen a la zona de Guta, en el extrarradio oriental de la capital, y escenario de un bombardeo que, según voces opositoras, habría sido un ataque químico.

El portavoz ruso de Exteriores, Alexandre Lukachevitch recordó que, en todo caso, «y por lo que sabemos, es una zona controlada por los rebeldes pero asumimos el principio de que la misión debe ponerse de acuerdo con la parte siria».

«Tiene sentido que (el secretario general adjunto de la ONU Jean Eliasson) haya declarado que para que una visita de este tipo tenga lugar deben cesar las actividades militares».

No parece que sea el caso. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que sigue sin hablar de ataque químico, señaló que el Ejército sirio continuaba ayer bombardeando las zonas donde se habría perpetrado la víspera la matanza denunciada por militantes opositores sobre el terreno e ilustrada con imágenes distribuidas por una agencia de noticias rebelde.

Tampoco los rebeldes armados estaban quietos. Uno de sus portavoces reconoció la ofensiva del Ejército sirio para reconquistar las zonas rebeldes de la periferia de Damasco y abundó en que habrían recuperado puntos estratégicos pero anunció una contraofensiva rebelde en todo el área de Guta oriental.

Inspección «in situ»

Expertos en armas químicas divergían a la hora de analizar el ataque del miércoles en Guta pero todos coincidían en señalar que el único medio de verificar si estaríamos ante un ataque con armas químicas pasa por analizar muestras sobre el terreno. Olivier Lepick, experto de la Fundación de Investigación Estratégica, aseguró, tras visionar 21 vídeos, que «hay fuertes sospechas de uso de armas químicas pero faltan pruebas científicas, como la presencia de gas sarín en la sangre o en la orina» de las víctimas.

«Ayer (por el miércoles) era escéptico, pero he revisado mi posición», coincidía Jean Pascal Zanders, experto en desarme químico, tras haber «visionado imágenes en las que aparecen síntomas compatibles con un envenenamiento por productos organofosforados», grupo del que forma parte el gas sarín.

Otros expertos son más cautos y no excluyen la posibilidad de una contaminación, por ejemplo, con cloro, liberado accidentalmente durante el bombardeo de un depósito.

Paula Vanninen, directora del Instituto finlandés para la verificación de la convención de armas químicas, señala como extraño que los que atienden a las víctimas «no llevan trajes de protección o máscaras, y si estamos ante un ataque con gas, deberían sufrir los mismos síntomas». La misma experta no entra a considerar si en una circunstancia de guerra como la que sufre Siria hablar de trajes especiales e incluso caretas suena extraño pero matiza que «si se trata de un gas volátil como el sarín, los socorristas solo presentarían síntomas leves y momentáneos».

«Hay que hablar con los testigos, con los heridos, proceder a exámenes médicos y analizar muestras», señala Ralf Trapp, consultor independiente que entre 1998 y 2006 fue experto de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas de La Haya.

«Todavía hay tiempo», señala. «Los inspectores están ahí y si tienen acceso a la zona hay posibilidades de descubrir qué ocurrió», añade con urgencia.

Hay que recordar que las opiniones de los expertos no prejuzgan el origen del ataque. Lo único que parece claro -con todas las cautelas a tomar en un escenario de guerra desinformativa como el que se vive en Siria- es que el Ejército regular bombardeó el miércoles la zona de donde parte la denuncia.

No falta quien apunta a los propios rebeldes. Como hiciera Rusia horas después de que aparecieran las primeras informaciones, Irán, el otro gran aliado de al-Assad, se curó en salud al señalar que, en caso de que se confirmara que estamos ante un ataque químico, "sería en todo caso cosa de los rebeldes".

Y es que, 48 horas después, ni siquiera hay consenso en torno al cómputo de víctimas mortales. El OSDH citado habla de 170 muertos, mientras que la oposición en el exilio los situaba en 650 y militantes opositores sobre el terreno elevaban la cifra a más de 1.300.

Por de pronto, el Gobierno sirio seguía ayer sin explicitar nada en torno a la petición de que no impida el acceso a la zona en cuestión de los inspectores. Sí insistió en que «utilizar armas químicas en el primer día de trabajo de los expertos habría sido un suicidio político».

Por contra, la oposición siria en el exilio y activistas opositores sobre el terreno instaron a que los inspectores investiguen la acusación «con total libertad» aunque coincidieron en mostrar sus dudas sobre la eficacia de la ONU «a causa del control que ejerce el régimen sirio».

Mientras tanto, siguen los llamamientos internacionales para una rápida investigación de lo ocurrido. Tras la declaración de intenciones del Consejo de Seguridad, países como Gran Bretaña y el Estado francés elevaron el tono advirtiendo de «una respuesta de fuerza adecuada» en caso de que se confirmaran las acusaciones.

Mientras Turquía, alineada con los rebeldes, insistía, parafraseando a Barack Obama, en que «la línea roja fue cruzada hace tiempo» en Siria, EEUU alegaba que «no es momento de hablar de líneas rojas» y se remitió a lo aprobado por el Consejo, que se limitó a «pedir luz sobre lo que ha pasado y seguir de cerca la situación».
 
El Ejército de EEUU confirma su renuencia a implicarse en el avispero sirio

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Martin Dempsey, señaló ante el Congreso que, pese a que el Pentágono podría intervenir en Siria para desequilibrar la guerra, Washington no cuenta con grupos rebeldes que promuevan sus intereses en el país. «En Siria no se trata de elegir entre dos bandos, sino entre muchos. Creo que el lado que elijamos ha de estar preparado para promover sus intereses y los nuestros (...) A día de hoy no lo están», señaló a preguntas de un representante demócrata, que pidió una intervención y alertó de la pérdida de «la poca credibilidad que nos queda en la región». Por contra, Dempsey fue tajante: «La capacidad militar de EEUU puede modificar el balance de poder en Siria, pero no puede resolver la base histórica de problemas étnicos, religiosos y tribales que alimentan este conflicto».
 
 
 
 
Relato de un testigo sirio del presunto ataque con armas químicas en Damasco

The Guardian
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Pocas personas se van pronto a dormir en Damasco, incluso en estos tiempos de guerra. Por eso, cuando los proyectiles empezaron a impactar en el este de la capital alrededor de las dos de la madrugada del miércoles, Um Hasan y sus cuatro niños estaban bien despiertos y preparados para el familiar sonido de las bombas cayendo sobre edificios y calles vacías. 

Sin embargo, un momento después, los altavoces de la barriada, algunos de ellos situados en los minaretes de las mezquitas, empezaron a lanzar aterradores avisos diciéndoles a los vecinos que dejaran sus casas y huyeran.

“Estábamos demasiado aterrorizados para coger a los niños y huir de Zemalka hacia cualquier pueblo vecino”, decía Um Hassan sobre su zona en el distrito de Ghuta, al este de la capital. “La gente que dormía en sus casas murió en la cama porque no pudo notar los efectos del ataque”.

Los dolores de cabeza y las nauseas ahogaron a la familia cuando corría por las ennegrecidas calles hacia su coche, mientras una violenta cacofonía de proyectiles lo inundaba todo alrededor y el aire se llenaba de un extraño y nocivo olor.

“Todavía me siento enferma y adormilada de todo el aire que he respirado”, decía treinta y seis horas después del ataque que mató a cientos de personas, hirió a muchas más y desató la ira de todo el mundo.

“Cuando estábamos intentando escapar, pude ver a la gente saliendo de sus casas y cayendo al suelo. Intentamos ayudar a algunos pero morían antes de que consiguiéramos llevarles al hospital.”

El ataque parecía no cesar, según Um Hasan y otras víctimas, y los primeros en responder fueron las personas con las que contactó The Guardian vía Skype el jueves. El gobierno sirio ha reconocido que su ejército lanzó una gran operación en el este de Ghuta en las primeras horas del miércoles, pero ha negado vehementemente el uso de armas químicas.

“Recogimos a una mujer con sus dos niños, el proyectil había impacto en su casa pero… todos murieron. Pude ver cómo les salía espuma por la boca y la nariz”.

No muy lejos de Zemalka, Abu Omar, militante del Ejército Sirio Libre, estaba al teléfono cuando escuchó el primer impacto de cohete.

Corrí a mi casa de inmediato para ver si mi mujer y mis hijos estaban bien. Cuando llegué, escuché a la gente gritando que el distrito estaba bajo ataque de cohetes químicos. Yo y algunos de mis compañeros corrimos al cuartel del ESL en Zemalka buscando ambulancias para evacuar a la gente. Nos encontrábamos en un distrito llamado Al-Mazra’a. Empezamos a llamar a las puertas pidiéndole a la gente que saliera de las casas. Cuando no respondían o no abrían las puertas, empezábamos a romperlas y buscar a la gente que había dentro. Pudimos evacuar a veinte personas. Ninguna de ellas estaba muerta pero estaban asfixiándose. 
 
Las distribuimos ente los hospitales de campaña del distrito. Es realmente un milagro de ninguna de esas víctimas estuviera muerta… aunque algunos de ellas echaban espuma por la boca y sus cuerpos se estaban volviendo azules.” 

Abu Omar dice que hubo otra descarga de proyectiles alrededor de las tres de la madrugada. Pero que eran diferentes de las otras explosiones que desde hacía un año tenían regularmente acribillada la zona porque las fuerzas del régimen trataban de desalojar de su bastión, situado a menos de diez kilómetros del corazón de Damasco, a los grupos rebeldes y a las comunidades que les apoyan.

Se podía escuchar el sonido de los cohetes en el aire pero no podías oír sonido alguno de explosión. Y no causaron ningún daño visible en ningún edificio. El olor lo invadía todo.”
 
Abu Omar dice que intentó buscar refugio en la mezquita local pero que se retrasó al encontrarse con la escena de un sheij y su familia muertos en el suelo. Los muertos y los agonizantes estaban ya por todas partes.

Fui hacia una de las casas y me encontré con un bebé de alrededor de un año y medio. No se me va la escena de la cabeza”, dijo. “Estaba saltando como un pájaro, luchando por respirar. Le cogí rápidamente y le llevé al coche pero murió. Juro ante Dios que el número de bebés y niños muertos era mayor que el de adultos muertos. Rompimos incluso los cierres de las tiendas para colocar dentro a las víctimas. En una de las tiendas, llegamos a juntar a 200 niños.”
 
También en Zemalka, en la madrugada del miércoles, Ashraf Hassan, de 18 años, y sus cuatro amigos estaban jugando a las cartas.

Era alrededor de la una y media de la madrugada, empezamos a oír gritos de gente pidiendo ayuda. No habíamos oído ningún ataque ni sonido de proyectiles. Salimos de casa y nos encontramos con que el distrito era un caos de pánico. A las dos, los morteros empezaron a caer. 
 
Empezamos a entrar en las casas para ver cómo estaba la gente. En una de ellas, me encontré con cuatro hermanos muertos durmiendo uno junto a otro en su cama y con sus padres, también muertos, en otra habitación. Todos ellos asfixiados. Pude ver que tenían espuma en las bocas y en la nariz. 

Estuve ayudando a otros chicos a evacuar los cuerpos y a alguna gente que estaba aún viva… hasta que yo mismo empecé a oler el gas. 

El olor era como el del gas de cocinar. Mis amigos me dijeron que me pusiera una mascarilla sobre la boca y la nariz… pero empecé a tener nauseas y a vomitar. Los ojos se me pusieron muy rojos y me empezaron a picar. 

Sentí que estaba a punto de caer inconsciente. Hoy me desperté con mucho picor en los ojos y no podía ni abrirlos, por eso me vine al hospital para que me trataran.” 

Dijo que todos los que habían sobrevivido al ataque sufrían de los mismos síntomas.

Fuera lo que fuera lo que se arrojó sobre Zemalka y otras dos áreas al este de Ghuta, continúa devastando a los habitantes, los supervivientes y los testigos han intentado averiguar desde dónde se dispararon los cohetes o misiles. Dos zonas de la capital, no muy alejadas, ambas bajo poder del régimen están siendo escudriñadas.

Venían de una distancia como de unos cuatro kilómetros”, dijo Haizam Bagdadi, un vecino de Yubar, quien el jueves intentaba escapar con su familia a Jordania. “Uno de los lugares era el Panorama de la Guerra de Octubre, y el otro la base aérea. Han intentado borrarnos del mapa.”

http://www.theguardian.com/world/2013/aug/22/syria-chemical-weapons-eyewitness



Las otras claves del conflicto sirio
El fuerte avance de Al Qaeda en Siria replantea el envío de armas a la oposición

Cuarto Poder


Aparentemente, el reciente llamamiento de Ahmad Jabra, secretario general de la opositora Coalición Nacional, a todas las fuerzas rebeldes para cerrar filas en torno al Ejército Libre de Siria (ELS) parece un acto de autoridad interna en lo que hasta ahora se consideraba principal movimiento armado contra el Gobierno de Bachar al Asad.

Por desgracia, la realidad es mucho más dramática y tanto ese llamamiento como la posterior visita del general Idris –máximo mando del ELS- a las zonas liberadas en la costa mediterránea ponen en evidencia lo contrario: el ELS ha perdido ya el control de sus unidades, cada vez más dependientes de los grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda.

Todos los datos que, por distintas vías, salen de Siria al exterior, indican que el Estado Islámico de Irak y Siria, el Frente al Nusra y otras organizaciones similares llevan la voz cantante en la lucha contra el régimen baasista.

Más bien, estas declaraciones de la jefatura político-militar de la oposición son la consecuencia de la gira internacional realizada el pasado mes para reclamar el suministro de armas y el apoyo financiero prometido por las grandes potencias occidentales.

En esta gira, los distintos mandatarios europeos con los que Jabra se ha entrevistado y el secretario norteamericano de Estado, John Kerry, le han planteado sus reticencias al envío de armas ante el temor de que terminen cayendo en manos de Al Qaeda.

Uno de los mayores esfuerzos de Jabra en estos encuentros ha sido demostrar que el ELS y Al Qaeda son enemigos, pero, sobre el terreno, todo indica que sus unidades no solo siguen colaborando con las fuerzas yihadistas sino que no pueden prescindir de ellas debido a su mayor capacidad de combate.

Mapa esquemático de zonas de influencia. Las flechas y la estrella rojas señalan los ataques contra los kurdos. / M. Martorell

En muchos lugares, son quienes toman las iniciativas y el mando de las operaciones, jugando las unidades “oficiales” del ELS un papel secundario, e incluso, cuando alguien ha cuestionado su liderazgo, los yihadistas han respondido sin contemplaciones. Así ha ocurrido con Kamal al Hamami, del Consejo Supremo del ELS en Latakia, con la brigada Hamza Asad en Idlib, con las brigadas de componente kurdo al este de Alepo, y ahora con la brigada Ahfad al Rasul, en Raqa.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en esta ciudad, convertida en “emirato”, se suceden las protestas populares exigiendo la liberación de cientos de civiles detenidos por orden del Emir, entre ellos el conocido jesuita Paolo Dall’Oglio, que acudió a Raqa precisamente para solicitar la liberación de esos rehenes. Protestas similares se han registrado en Alepo, Deir er Zor y Ras al Ain.

Las horripilantes informaciones sobre secuestros en masa, violaciones, torturas, decapitaciones públicas y hasta personas quemadas vivas, aunque sean de difícil constatación en algunos casos, muestran el peligro que supondría consolidar la ya fuerte implantación de Al Qaeda con nuevas y sofisticadas armas.

Los últimos testimonios recabados entre personas que han huido de la zona de Tal Aran y Tal Hasel, al sureste de Alepo, hablan de una persecución, casa por casa, contra integrantes del llamado Jabhat al Akrad (Frente de los Kurdos), que aglutina a varias brigadas de esta y otras etnias minoritarias en el seno del ELS.
Opuesto este frente kurdo al liderazgo yihadista, Al Nusra y el Estado Islámico de Irak y Siria se habrían lanzado contra las familias de sus integrantes, ejecutando a decenas de ellos, en algunos casos decapitados y deteniendo como rehenes a unas 200 personas, tal y como confirma el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Una de las consecuencias de estos hechos ha sido que Jabhat al Akrad ha roto su disciplina con el ELS y se ha aliado con las Unidades Populares de Defensa (YPG), dependientes del Partido de la Unidad Democrática (PYD), vinculado a su vez al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), principal grupo armado de Turquía.

Otra de las consecuencias estriba en que los principales países de la Unión Europea dispuestos inicialmente a enviar armas en consonancia con lo aprobado a finales de mayo, se muestran ahora más reticentes a tal opción. El pasado 24 de julio Ahmad Jabra no logró arrancar una posición clara a Françoise Hollande cuando se entrevistó en París con el principal defensor de armar a los rebeldes, mientas que el británico Cameron ha endurecido su postura, aproximándose a la ya conocida de Merkel. Algo parecido ha ocurrido con Washington tras los escépticos informes del Pentágono sobre la evolución del conflicto.

Se podría concluir que no habrá envíos de armas hasta que el ELS no garantice que ese material no caerá en otras manos, algo que, al parecer y por el momento, no puede hacer. Sirva solo como botón de muestra que, después de tres meses, el ELS no ha sido capaz de lograr la liberación de los obispos de Alepo secuestrados hace cuatro meses pese a que estas destacadas personalidades religiosas, igual que el padre Dall’Oglio, se distinguían por sus esfuerzos humanitarios y de medición para paliar los efectos de esta cruenta guerra civil.

Precisamente debido a estas crecientes dudas, George Sabra, otro destacado líder de la oposición, ha aprovechado el nuevo ataque químico de las tropas de Damasco contra la población para reiterar sus exigencias en el envío de armas, acusando a EEUU y a los demás “países amigos” de haberles traicionado.
 
 
Fuente: Rebelion.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario