sábado, 11 de enero de 2014

Entrevista a Guillermo Almeyra, analista político y colaborador de La Jornada
"México acaba de integrarse prácticamente como Estado subordinado a EE.UU."



Mario Hernandez (MH): Nuevamente en comunicación con Guillermo Almeyra. Ayer a la noche estuvimos comentando Militante Crítico, el nuevo libro de Guillermo. Hoy queríamos volverlo al papel de columnista internacional pero manteniéndonos en la geografía mexicana que ha constituido gran parte de su vida. Al respecto, hace un mes aproximadamente leía una nota de Jorge Castro en Clarín titulada “En México, un acuerdo petrolero trascendente”, donde señalaba que: “El miércoles a la noche, el Senado mexicano aprobó la desregulación petrolera y abrió a la inversión transnacional reservas probadas que equivalen a la producción de Kuwait, y no comprobadas -sobre todo shale gas/shale oil- que continúan a las de EE.UU., las primeras del mundo. Este cambio representa por su importancia geopolítica un acontecimiento de similar o mayor relevancia a la fundación del NAFTA (Tratado de Libre Comercio EE.UU./Canadá/México) en 1994.” ¿Qué opinión te merece este comentario?
 
Guillermo Almeyra (GA): México acaba de integrarse totalmente como parte subordinada y prácticamente como un estado más de EE.UU., en la política estadounidense.

El gobierno estadounidense acaba de declarar que hará un plan energético desde la frontera con Colombia hasta Alaska, quiere decir que incluyen en su plan energético a toda América Central y México, incluso Canadá, para resolver el problema de su falta de energía proveniente de recursos hidroeléctricos, sobre todo en California y el sur del país, mediante una red de represas que están haciendo por toda Centroamérica y México, para mandar energía a EE.UU. y también incorporando, sobre todo, la riqueza petrolera que existe en esos países.

Es la anulación total, no la reforma, del artículo 27 de la Constitución mexicana nacida de la revolución que establecía que los recursos naturales del subsuelo son de la nación.

Detrás de la privatización del petróleo, que es un recurso del subsuelo, está también la privatización del agua que es otro recurso vital para México que es un país semidesértico. 

Es la entrega total de los bienes comunes, de los recursos de la Nación fijados por la Constitución de 1918. Un retroceso a principios del siglo pasado y una anulación de la revolución mexicana. El Estado mexicano deja de ser independiente, no controla nada, la economía mexicana depende totalmente de EE.UU., de las remesas de los emigrantes y de la venta del petróleo que ahora pasa a ser de las transnacionales. México se declara semiestado, por no decir Estado colonial.

MH: Recuerdo haber leído un artículo tuyo en el cual señalás que con estas medidas México retrocede a 1910, o sea, a la etapa previa a la revolución.

GA: Efectivamente, al porfirismo, a la época de Porfirio Díaz cuando la tierra estaba en manos de unos pocos. Actualmente se ha acabado con otra de las conquistas de la revolución que es el ejido, la utilización colectiva de la tierra y hay una concentración y, sobre todo, un vaciamiento del campo por la teoría neoliberal de las ventajas comparativas.

México cesó de producir alimentos, de los que era exportador hasta los 80 y ahora los paga con petróleo barato a EE. UU., que además será de su propiedad. Está en una situación similar a la anterior a 1910, año que se inició la revolución contra Porfirio Díaz cuando la inmensa mayoría de los mexicanos vivían sin tierra, como peones, y en la industria eran explotados de forma impresionante por los extranjeros.

MH: ¿Qué quedó de la promesa hecha al pueblo mexicano el 1/1/1994, hace 20 años, cuando México se incorpora al TLCAN, junto a EE.UU. y Canadá, de acceder al Primer Mundo? Según tu opinión no se ha cumplido. 
 
GA: Ha habido un aumento del comercio entre ambos países, eso es indudable. Una integración de la economía, pero hay que tener en cuenta de qué se trata.

México exporta gran cantidad de automóviles pero son Ford, Chevrolet, General Motors, Nisan, Renault, es decir, la exportación de automotores la realizan empresas extranjeras instaladas en México por razones fiscales y una mano de obra barata, hacia sus filiales o casas matrices en EE.UU. adonde envían también sus ganancias. Trabajan para el mercado estadounidense.

En cuanto a la industria petrolera y sus derivados, están todas en manos extranjeras al igual que las finanzas, es decir, ha habido una dominación total de la economía mexicana por el capital extranjero.

Hay un gran capitalista mexicano, Carlos Slim…

MH: El segundo hombre más rico del mundo.

GA: Que hizo su riqueza con la privatización de los teléfonos. Es el dueño de un servicio, pero fuera de eso, capital productivo mexicano no hay, incluso otro gran capitalista mexicano de la industria cementera ha vendido recientemente su empresa a EE.UU.

El campo quedó en manos de mujeres solas, de viejos y de chicos

MH: Hablamos de la producción industrial, de los alimentos y el petróleo, pero también se ha deteriorado en gran medida el medio ambiente.

GA: Es tremendo el abandono del campo por la emigración. Se calcula que en EE.UU. hay 30 millones de mexicanos que se instalaron en sucesivas generaciones. Esto ha significado que el campo quedó en manos de mujeres solas, de viejos y de chicos que reciben las remesas que les envían sus parientes desde EE.UU. con las cuales no producen sino que consumen.

La falta de cuidado de la tierra, de trabajo, de insumos ha producido un crecimiento de la degradación del suelo y su desertificación. Ese es uno de los efectos. Otro ha sido la brutal deforestación. Se ha tratado a la tierra como si fuera una mina, con efectos mineros: devastación y extracción, extracción y más extracción. Para los árboles es terrible y también para la tierra en la medida que se los sacan en una zona subtropical, después vienen las lluvias y se llevan la poca tierra buena que hay y queda totalmente desierto.

La expulsión de los campesinos no ha sido solo hacia la emigración sino también hacia las grandes ciudades. Ha habido una concentración urbana gigantesca. La ciudad de México hoy tiene arriba de los 30 millones de personas. La contaminación ambiental por los autos viejos, por el transporte, por el consumo de carbón, por todos los efectos de una gran ciudad ha sido terrible.

Esa contaminación ambiental no solo afecta la respiración de los seres humanos sino también al ambiente. Cae plomo sobre los cultivos hortícolas de los alrededores, por ejemplo. Por otra parte, la americanización de la vida al estilo yanqui con cerveza, coca-cola y Mc Donald’s ha conducido a que México sea un país con un problema tremendo de obesidad y diabetes que afecta enormemente la productividad pero, sobre todo, la salud de la gente que consume comida chatarra y se muere por enfermedades gastrointestinales y cardíacas.

El uso del petróleo como única base de riqueza sin tener en cuenta la protección ambiental, produce a cada rato derrames en las costas o en el interior, en los campos de los pequeños campesinos. Esos derrames no se resuelven con compensaciones al campesino por su falta de producción y porque arruinaron completamente la tierra por mucho tiempo ya que después nadie la repara y así sucesivamente.

El ritmo de deforestación de México, que es el país con más biodiversidad en América Latina, elimina especies valiosísimas desde el punto de vista medicinal, incluso cultural, para la alimentación local, etc. El desastre causado en estos años de políticas neoliberales que empiezan en realidad en 1982/3, ha sido equivalente al de dos guerras.

MH: Otro tema que se ha instalado fuertemente por estos años en la realidad mexicana ha sido el narcotráfico.

GA: Sin duda. México era simplemente un lugar de paso hacia EE.UU. el principal mercado del mundo para la droga. El problema se resolvería si alguien en EE.UU. tuviera interés real de controlar el consumo en ese país. La droga se producía en Colombia bajo protección de tropas estadounidenses que apoyaban al gobierno de Uribe y a los anteriores y luego pasaba por México.

Ahora los mexicanos empezaron a controlar la producción, pero eso no se hubiera desarrollado sin el golpe de muerte al campo en la medida que perdió los precios especiales que tenía de protección para la alimentación nacional, los subsidios por los insumos, fertilizantes, maquinarias, los mercados, etc. El campo se vació. ¿Qué sentido tenía producir maíz si llegaba subvencionado con millones de dólares por el gobierno estadounidense. El mismo que ese país utilizaba como alimento de los chanchos, mucho más barato que el producido en México? Entonces, un joven campesino de la zona rural se encontró con perspectivas. Era mucho más conveniente plantar amapola para los narcotraficantes o marihuana que les rendía mucho más ya que no necesita cuidados. La amapola la vende a punta de campo, se la pasan a recoger y le pagan muchísimo más. Hoy hay alrededor de dos millones y medio de personas trabajando en la droga como cultivadores, sicarios o revendedores sobre una población que supera los 110 millones de habitantes, de los cuales cerca de 10 millones viven en EE.UU.

El país desarrolló un lazo entre las políticas neoliberales y los grandes capitales provenientes del narcotráfico que es una parte muy importante del capital financiero hoy.

MH: Nos queda pendiente el capítulo zapatista. Se han cumplido también 20 años de la sublevación del EZLN pero no lo vamos a poder abordar hoy, por eso te comprometo a hacerlo el próximo miércoles, previo a tu partida a México por la noche. Ayer algo anticipamos mencionando los dos libros que tenés escritos sobre el tema, pero me gustaría desarrollarlo en profundidad.

GA: Con mucho gusto quedamos en comunicación para el miércoles que viene.

Fuente: Rebelion.org

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