Sanciones a Rusia, guerra y farsa
Asia Times Online
Traducido para Rebelión por Germán Leyens |
Si llegamos a un campo de minas nuestra infantería atacará exactamente igual que si no existiera (Mariscal Georgi Yukov).
Comencemos por lo serio. Mientras el Consejo de la Federación de Rusia
ratifica un tratado con Crimea, consumando su anexión formal, Ucrania
firma los capítulos políticos de un acuerdo de asociación con la Unión
Europea (UE). La firma del acuerdo completo con la UE solo tendrá lugar
más adelante en este año.
Estos son los hechos en el terreno. Ahora volvámonos hacia la hora de comedia – conocida también como guerra de sanciones.
La tan democrática UE ha castigado al democrático referendo crimeo
sancionando a 33 rusos y crimeos con congelación de sus activos y
prohibición de viajes, según esa ficción andante al estilo Magritte, el
Presidente del Consejo Europeo Van Rompùy. La UE también canceló la
cumbre UE-Rusia en Sochi del 3 de junio. Y la vasta burocracia kafkaesca
de la Comisión Europea (CE) ha utilizado tiempo normalmente dedicado a
subsidiar vacas europeas para preparar “posibles sanciones económicas”,
según la Canciller alemana Angela Merkel.
La UE está
irreparablemente dividida en cuanto a qué hacer. Haga lo que haga, la
capacidad de Moscú de castigar fuertemente a la UE es mayor. Podrá haber
otro suave conjunto de sanciones en la próxima semana, como anunció
Merkel. Pero eso es todo.
La acción europea, propia de perros
falderos, imita a la “Voz de su Amo” – como cuando el Presidente de
EE.UU., Barack Obama impone solemnemente, por orden ejecutiva, más
sanciones contra “altos funcionarios del gobierno ruso”. Otros objetivos
de EE.UU. son hombres de negocios privados cercanos al Presidente ruso
Vladimir Putin. Solo una lógica excepcionalista permite legalmente
sanciones contra individuos privados considerados responsables por pasos
políticos adoptados por el país en el que viven. Abogados
internacionales debieran haber pensado en sancionar a toda la población
de EE.UU. por el desastre de la junta Bush-Cheney.
Bastante más
de un 60% de los estadounidenses y europeos se opone a una Nueva Guerra
Fría contra Rusia. La tasa de aprobación de Putin en Rusia es de cerca
un 75% – y es probablemente similar en todo el mundo en desarrollo. A
pesar de todo, nadie perderá dinero apostando al amateurismo juvenil del
gobierno de Obama. Como si ellos y acólitos europeos seleccionados
pudieran intimidar a Moscú mediante algún “mensaje” cosmético. La
religión estadounidense de sanciones, impuesta con la furia de un
conquistador/dueño de esclavos, destruyó a Iraq durante años – y
supuestamente también debía destruir a Irán. Pero Rusia no es Iraq o
Irán.
Me gusta un hombre con uniforme de sanciones
No se puede decir que los rusos sancionados tiemblan en sus zapatos
hechos en Londres. Después de todo, el impacto práctico de estas
sanciones es exactamente cero. Y la mayor parte de la gente a las que
apuntan tiene mínimos vínculos directos con EE.UU.
La lista
original estadounidense incluía al Primer Ministro Adjunto Dmitri
Rogozin y al asistente presidencial Vladislav Surkov. Se rieron,
sonoramente – y agregaron que se sentía como una medalla de honor. La
lista expandida incluye a consejeros clave de Putin e incluso a algunos
de sus amigos.
Obama, al estilo de Irán, sancionó al Banco de
Rusia – un protagonista menor (menos de 10.000 millones de dólares en
activos; en comparación con el gigante Sberbank con 528.000 millones),
Pero el Banco de Rusia es utilizado por algunas subsidiarias de Gazprom
para algunos tratos de bajo perfil – incluso si Gazprom posee su propio
banco, Gazprombank. El “mensaje” en este caso es que Washington acecha a
Gazprom.
El Jefe de Administración Presidencial Sergei Ivanov
es un consejero clave respecto a Ucrania y un alto negociador con
EE.UU., la UE y la OTAN. El “mensaje” –contraproducente– implicaba en
este caso que Moscú y Washington no hablarán de nada sustancial en el
futuro inmediato. Basta de “esfuerzos diplomáticos” de Occidente.
Luego está Yuri Kovalchuk, miembro del consejo del Banco de Rusia, un
consejero de negocios clave y –supuestamente, sin evidencia conclusiva–
banquero personal de Putin. El mensaje en este caso es del tipo “ya
verás lo que te pasa”.
Finalmente, entre los notables, está
Gennady Timchenko, quien no tiene absolutamente nada que ver con
Ucrania. Es un operador comercial, que controla la firma Gunvor, en el
negocio del petróleo y el gas natural. En este caso, el “mensaje” es que
EE.UU. apuntará a los negocios energéticos de Rusia. Mensaje vacío,
porque la UE –que necesita urgentemente a Gazprom– no está inclinada a
sancionar a Timchenko.
Otros sancionados incluyen al jefe del
Servicio Federal de Control de la Droga Viktor Ivanov, al Jefe de
Inteligencia Militar Igor Sergun y al Presidente de Ferrocarriles Rusos,
Vladimir Yakunin.
Todos forman parte del equipo
ruso-estadounidense involucrado en la Red de Distribución del Norte
(NDN), la carretera a través de Asia Central que permitirá la huida de
Afganistán de la OTAN. Un rápido contraataque de Moscú dejará a
estadounidenses y europeos en la estacada – o cerrará completamente la
NDN.
Quiero estar libre de sanciones
Moscú,
predeciblemente, devolvió el golpe. El Ministerio de Exteriores ruso ha
subrayado “repetidamente” que el uso de sanciones es un “arma de doble
filo” y que tendrá un efecto de “bumerán” contra EE.UU.
Ya se
ha prohibido el ingreso a Rusia de un desagradable grupito que incluye
al senil John McCain, más Robert Menendez, Daniel Coats, Mary Landrieu,
Harry Reid, John Boehner y consejeros de Obama como la cósmica
mediocridad Ben Rohes. Vicky “que-se-joda-la-UE” Nuland todavía no
aparece en la lista.
Moscú mantiene la cabeza fría porque puede
elegir una gama impresionante de contragolpes. Goza del apoyo del grupo
BRICS de potencias emergentes, el movimiento de no alineados (NAM) y de
la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO). Ajustándose a EE.UU.,
Moscú aceptó imponer sanciones a Irán, y es un protagonista clave en
las negociaciones nucleares P5+1. Si la comedia de sanciones continúa,
Moscú ya ha anunciado que actuará duro en el P5+1, dejará de sancionar a
Irán, e incluso podría, finalmente, armar a Teherán con joyas del tipo
S-400.
Moscú –el exportador número uno de petróleo y gas del
planeta– también puede actuar sin condescendencia ante la dependencia de
Europa de Gazprom; clínicamente apuntar a compañías estadounidenses que
trabajan en Rusia, acelerar el escape coordinado por los BRICS del
dólar de EE.UU., como un nuevo sistema internacional de pagos en un
canasto de divisas para los BRICS así como otros mercados emergentes; e
incluso activar la última bomba nuclear económica – que es aceptar el
pago por petróleo y gas ruso en rublos, yuanes, euros u oro, dando así
un golpe definitivo al petrodólar.
Y ese, señoras y señores, será el fin de la hora de comedia.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge . Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com
Fuente: Rebelion.org
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