domingo, 5 de octubre de 2014

Las chicas también se lucen en la creación de robots
Sofía Toribio (21), Johana Casado (23) y Romina Méndez (26) demostraron que las mujeres están a la altura de sus compañeros en la cuarta edición de esta competencia.
por Federico Fayad 

|@ Marcos García / Los Andes

Uno, a priori, podría imaginarse que se trata de una jungla de circuitos, herramientas, tipos con mameluco y música proveniente del metal. Un prejuicio, sin dudas, pero detrás de él, aparecen ellas, las mujeres que también son parte de esta convocatoria.

Ayer, en el campus deportivo de la Universidad de Mendoza, se desarrolló una curiosa competición nacional que incluyó hasta la presentación de famoso R2-D2 (“Arturito”, de la película Star Wars), relacionada con el mundo de la robótica.

Allí, en medio de casi 100 participantes del sexo masculino, Sofía Toribio (21), Johana Casado (23) y Romina Méndez (26), mostraron que esta disciplina es apta para todos.

El evento fue organizado por el GRUM (Grupo Robótica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Mendoza) junto al Dicytyv (Departamento de Investigaciones Científicas, Tecnológicas y Vinculación) y convocó a estudiantes universitarios, profesionales e interesados en la temática proponiéndoles un desafío intelectual que apunta a ser divertido y sumar más estudiantes a carreras afines.

Adaptarse es fácil
 
“Soy la única estudiante mujer de mi curso”, dice algo tímida Sofía Toribio, quien cursa los estudios de Ingeniería en Electromecánica de la UTN en San Rafael.

Oriunda de provincia de Buenos Aires, la joven admitió que en toda su carrera hay sólo cuatro mujeres, pero que eso no le impidió adaptarse a un medio en el que abundan los hombres.

Respecto de la competencia cuenta que, junto con el equipo integrado por Lucas Mazzoca y Sergio Palacios, el año pasado se enteraron de su existencia en la exposición de tecnología “La Brújula” que se hico en el Le Parc.

“Y por eso decidimos participar. La primera vez nos fue re mal, armamos el circuito en el auto mientras veníamos hacia acá”, explica la chica y agrega que este año la experiencia con su robot “Rothor” ha sido mucho mejor.

Respecto del estudio de esta carrera considerada como perteneciente a las ciencias duras, Sofía indica que ya desde las escuelas técnicas llegan muy pocas y por ahí es medio complicado el cursado. “De todas formas, para mí, ésa no es la parte que más cuesta. Lo principal es tener una base técnica”, advierte.

El más estético
 
Johana Casado es la más experimentada, quizá, de las mujeres que se encontraban en la competición de robots. Ésta es la tercera participación de la joven estudiante de Bioingienería de la Universidad de Mendoza en el concurso y contó que todo comenzó cuando, junto a su novio Emiliano, crearon “Robotitum”, el nombre del robot que en 2012 ganó el primer lugar, el año siguiente se quedó con el octavo puesto y para este año la expectativa era la de lograr algún lugar en el podio.

“Lo que nos distingue es que nos gustan las cosas bien acabadas, por eso, a nuestro robot le hicimos coraza”, detalla Johana. Es que la mayoría de los competidores, presentan a su “máquina” sin cubrir, con todos los materiales expuestos. “Mi novio sabe de aeromodelismo, y eso ayuda a darle una estética”, confiesa.

En cuanto al ambiente de estudio, Johana dijo que en un principio, es raro que haya tantos hombres juntos y tan pocas mujeres, pero que de todas maneras hay mucha contención.

“Siempre que tengás ganas, te integrás”, describe la estudiante. Además, informa que en su curso hay diez hombres y sólo una mujer, pero que por los grupos que le fueron tocando, la adaptación fue tal que al final “te consideran una más”, añade.

El entusiasmo creativo
 
La escuela 4-020 Ingeniero Gabriel Del Mazo cuenta con un espacio extracurricular donde se formó un grupo de robótica. Romina Méndez, junto a Leandro Videla (27), llevó a sus alumnos a competir con 9 robots y de paso, seguir aprendiendo más sobre la temática.

Es que el taller superó las expectativas, ya que actualmente son 59 los chicos de nivel secundario que asisten los sábados a aprender sobre robótica.

“Los talleres del colegio no tienen mucho espacio, son para 20 estudiantes, y por eso el comienzo fue difícil. Ahora hasta nos ayudan egresados”, comenta la chica.

La pareja les enseña a los chicos de primero y segundo año electrónica básica y todo lo que tiene que ver con programación. De esta manera han logrado participar en ferias de ciencias y hasta recibieron un reconocimiento de la universidad de Yale por uno de los robots fabricados en el taller.

Por ello, Romina explica: “Nosotros, en un principio éramos cinco, pero las realizaciones de los chicos llamaban mucho la atención y se fueron sumando más. Los varones, al ver que pueden modificar sus autitos a control remoto y armarse uno propio los motiva”.

La profesora asegura que cuando cursaba era ella sola junto a 30 varones en la clase, pero que de las carreras técnicas, Ingeniería Electrónica es la más sencilla para el trabajo de las mujeres y que además la mayoría de las veces son trabajos de manualidades y de mucha paciencia, que a veces los varones no tienen.

La IV edición de una competencia que crece

La Competencia Nacional de Robots, que ya va por su IV edición está organizada por el GRUM (Grupo Robótica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Mendoza) junto al Dicytyv (Departamento de Investigaciones Científicas, Tecnológicas y Vinculación).

A través de las categorías “Robots seguidores de línea” y “MiniSumo”, la competencia es el punto final de un año de trabajo, en el que chicos de 17 años desarrollan con sus propias manos a las “creaturas”, es decir, creaciones tecnológicas y electromecánicas que cobran verdadera vida al programarles parámetros de comportamiento.

Los objetivos de la actividad son: conocer experimentando, aprender, jugar y despertar vocaciones en tecnología. Además se suma la sensibilización por el cuidado del medio ambiente, ya que se estimula a los chicos a que usen material reciclado (motores de impresoras, juguetes viejos) para fabricar las “criaturitas”.

El proyecto además fomenta el espíritu solidario, es por eso que tanto la inscripción como la entrada al evento es un alimento no perecedero que se dona a una organización social.

Este año la institución que recibirá la donación es el jardín maternal y comedor comunitario “Rinconcito de Luz”, ubicado en Luján de Cuyo.

Los laberintos son sanjuaninos

Los ingenieros en Electrónica Pablo Aguado (23), Alejandro Avendaño (21), Germán Más (24) y Eduardo Rivero (23) en equipo con el diseñador Industrial Nicolás Icard (24) crearon un laberinto para robots que este año fue presentado en la competencia y que el año que viene formará parte del concurso.

“Esta competencia ya se hace allá en San Juan. La idea es que el robot ingrese al laberinto, por un punto aleatorio ya que los paneles que lo integran son cambiables, y logre salir en el menor tiempo posible”, dijeron los ideólogos de esta creación que atrajo las miradas de todos los presentes.

“Aquí aparecen algoritmos de resolución de laberintos que hacen que los robots puedan resolverlo. Los más básicos pueden lograr que el robot siga una pared, pero se pueden hacer otros muchísimo más complicados. La idea es que encuentren la salida de forma autónoma”, contó uno de los chicos mostrando un robot que con una especie de sonar -al estilo de los murciélagos- se va orientando por el laberinto.

“Nosotros trabajamos para motivar a que se estudien este tipo de carreras. La práctica te da cosas que la teoría no. Y como la tendencia es que cada vez menos se estudie el desarrollo tecnológico, creemos que de esta forma vamos a lograr que la gente se motive desde otro punto de vista”, concluyó Pablo Aguado. 
 
Fuente: Los Andes online

No hay comentarios:

Publicar un comentario