Un modelo físico predice la expansión social de las opiniones extremas
¿Cómo y por qué unos pocos lunáticos, extremistas o exaltados son capaces de “contagiar” su punto de vista al resto de la sociedad? Un equipo de físicos revela algunas claves de ese proceso, y sugiere cómo prevenirlo.
¿Cómo y por qué unos pocos lunáticos, extremistas o exaltados son capaces de “contagiar” su punto de vista al resto de la sociedad? Un equipo de físicos revela algunas claves de ese proceso, y sugiere cómo prevenirlo.
Por Matías A. Loewy
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| ¿Qué hace que ideas extremistas se propaguen? Un nuevo módelo estadístico lo explica. US Army vía Flickr |
En campos tan diversos como la política, la economía, la religión, el fútbol, la moda o la crítica literaria, las posiciones extremas pueden crecer, extenderse, masificarse y transformarse en la norma a partir de un número limitado de personas. Y este proceso de radicalización aparenta ser más explosivo de lo que se pensaba, según se desprende de un nuevo modelo de física estadística que recrea la dinámica de la interacción social en debates sobre distintos tópicos.
El trabajo aporta pistas para favorecer la detección precoz de estas tendencias extremas y la eventual intervención sobre aquellos factores que avivan el fanatismo. Y también permite vislumbrar qué países están en una mayor situación de riesgo de, por ejemplo, escalar sus niveles de intolerancia religiosa.
El modelo, presentado en Arxiv, sugiere que las opiniones extremistas surgen de la interacción de las personas y crecen paulatinamente mientras su proporción en la sociedad sea minoritaria. Pero que una vez superado un determinado punto de inflexión, la templanza social se rompe y se disemina una “avalancha” o cascada de perspectivas más radicales, como un torrente que se precipita aguas abajo tras la ruptura de un dique de contención.
“La transición de opiniones moderadas a aquellas más extremas resulta ser más abrupta de lo que anticipábamos”, dice a Scientific American el científico que condujo la investigación, Hernán Makse, profesor de física y director del Laboratorio de Redes Complejas del Levich Institute, que funciona en el City College de Nueva York, Estados Unidos.
Junto a colegas de Brasil, Estados Unidos e Israel, Makse analizó la evolución de las tendencias extremas de la opinión pública mediante un modelo de estadística física, que supone que fenómenos sociales a gran escala son efectos complejos “macroscópicos” del comportamiento simple “microscópico” de un gran número de agentes que interactúan entre sí. Para desarrollarlo, los autores utilizaron desde resultados de encuestas electorales y consultas sobre la legalización del aborto, el sexo extramarital o el Islam, hasta rankings online de libros y películas.
Del análisis de los datos, los investigadores comprobaron un patrón inquietante: el aumento de las posiciones extremas sigue una dinámica “no lineal”, esto es, los comportamientos o posturas más radicales penetran o permean socialmente más rápido de lo esperado.
Para los investigadores, el aumento de la conectividad a través de las redes sociales puede facilitar la transición de la moderación al extremismo. En el modelo, otro parámetro crucial que explica la polarización es la obstinación individual, o el grado de inflexibilidad para aceptar los argumentos del resto y cambiar de opinión. “Sin esa obstinación, no podríamos explicar los comportamientos extremos”, explica Makse, quien se graduó como físico en la Universidad de Buenos Aires en 1991 y también integra el Departamento de Física de la Universidad Federal de Ceará, en Fortaleza, Brasil.
Del estudio surge que sería posible detectar “señales de alerta” a partir de simples encuestas de opinión pública: la aparición de no-linealidad, esto es, una incipiente desviación del porcentaje esperable de determinada postura, permitiría anticipar la inminente expansión de comportamientos extremos. Y, eventualmente, tomar medidas en consecuencia, como invertir en campañas públicas.
Asimismo, basados en la interpretación del modelo, los autores propusieron que se pueden construir diagramas de fases con el “nivel de extremismo” de los países en distintos tópicos. Por ejemplo, en el terreno de la importancia que los habitantes le asignan a la religión en sus vidas, Pakistán y Túnez son los países más extremos (fase III); China se ubica en el plano opuesto (fase I); mientras que Estados Unidos y Brasil están cerca del punto de inflexión que pasa de la moderación promedio a posturas más radicales.
Un aspecto importante del modelo propuesto “es la comparación con datos reales, lo cual falta en la mayoría de las investigaciones actuales”, comenta a Scientific American la doctora Alina Sirbu, del Departamento de Ciencias de la Computación e Ingeniería de la Universidad de Boloña, Italia, quien desarrolló simulaciones sobre la dinámica de la opinión pública.
Sin embargo, agrega Sirbu, los modelos, por definición, simplifican los diferentes elementos de un problema. “Este estudio estima el grado de interacción en la población, pero podría ser que haya otros factores que expliquen los niveles de extremismo”, desliza.
Tom McCauley, experto en modelación de inestabilidad de países de Lustick Consulting, cree que el modelo es “interesante”. Pero identifica una falencia: la simulación no contempla ninguna posibilidad de que una sociedad en el punto de inflexión pueda “recapacitar” y volver a posiciones más mesuradas. “Es difícil ver cómo el modelo puede responder si un país al borde del extremismo va a profundizarlo o, por el contrario, hará un retiro hacia la moderación”, dice McCauley, quien también es investigador asociado del Solomon Asch Center for Study of Ethnopolitical Conflict, del Bryn Mawr College de Pensilvania.
Como sea, los autores creen que el nuevo modelo no solo permitiría
anticipar si, por ejemplo, los jóvenes musulmanes europeos serán más
proclives a sumarse en masa a las filas del Estado Islámico (ISIS), sino
también si una película recién estrenada va a ser un éxito de taquilla o
si un nuevo teléfono celular superará las expectativas de sus
fabricantes.
Los comportamientos extremos y las cascadas de opinión también aparecen
en la adopción de productos de consumo, como cuando todos quieren el
nuevo iPhone 6, apunta Makse. “Por lo tanto, con nuestro modelado y
análisis se podría predecir si un producto recién lanzado al mercado va a
ser ampliamente aceptado o no”, asegura.
Fuente: scientificamerican.com
Fuente: scientificamerican.com



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