Los autos soviéticos que aún circulan por las carreteras de Estados Unidos
En el estacionamiento de un Starbucks en Nueva Jersey, Estados Unidos, un sedán de gran tamaño se estaciona. Es un ZiL hecho en Rusia.
En el estacionamiento de un Starbucks en Nueva Jersey, Estados Unidos, un sedán de gran tamaño se estaciona. Es un ZiL hecho en Rusia.
por Jim Koscs
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El ZiL pesa 4 toneladas y tiene un motor de 8 cilindros en V y 315 caballos de fuerza. |
Es tan negro como la armadura de Darth Vader, el antagonista de las películas de la Guerra de las Galaxias.
Se adapta con perfección a una limosina fabricada en el "imperio del mal", término que utilizó el expresidente estadounidense Ronald Reagan para referirse a la Unión Soviética.
Las nubes plomizas, la brisa y la nieve que cae, y que no corresponde con el clima que se espera a mediados de abril, recuerdan la época de la Guerra Fría.
ZiL, siglas que corresponden a Zavod Iniemi Likhachev, empresa automovilística rusa que fabricaba camiones, autobuses y, hasta 2002, las limosinas utilizadas por funcionarios gubernamentales soviéticos.
Según Vinnie Baksht, propietario del ZiL estacionado en Nueva Jersey, la mayoría de estos autos se desmantelaban cuando cumplían con sus funciones oficiales bajo la supervisión de la KGB, el organismo de seguridad de la Unión Soviética.
El de Baksht es un modelo 1985, el último de los 65 que se fabricaron de este tipo.
Es uno de los pocos que salió del país. Su dueño explica que el vehículo llegó a EE.UU. antes de la caída de la Unión Soviética en 1991, se utilizó en la caravana que acompañó al expresidente soviético Mikhail Gorbachov durante el encuentro que sostuvo con Reagan en 1987.
La longitud del auto supera los 6 metros y pesa 4 toneladas. Tiene un motor de 8 cilindros en V, de 7,7 litros y 315 caballos de fuerza.
"La gente se asustaba al verlo", afirma Baksht, quien emigró desde Moscú en 1989.
Se adapta con perfección a una limosina fabricada en el "imperio del mal", término que utilizó el expresidente estadounidense Ronald Reagan para referirse a la Unión Soviética.
Las nubes plomizas, la brisa y la nieve que cae, y que no corresponde con el clima que se espera a mediados de abril, recuerdan la época de la Guerra Fría.
ZiL, siglas que corresponden a Zavod Iniemi Likhachev, empresa automovilística rusa que fabricaba camiones, autobuses y, hasta 2002, las limosinas utilizadas por funcionarios gubernamentales soviéticos.
Según Vinnie Baksht, propietario del ZiL estacionado en Nueva Jersey, la mayoría de estos autos se desmantelaban cuando cumplían con sus funciones oficiales bajo la supervisión de la KGB, el organismo de seguridad de la Unión Soviética.
El de Baksht es un modelo 1985, el último de los 65 que se fabricaron de este tipo.
Es uno de los pocos que salió del país. Su dueño explica que el vehículo llegó a EE.UU. antes de la caída de la Unión Soviética en 1991, se utilizó en la caravana que acompañó al expresidente soviético Mikhail Gorbachov durante el encuentro que sostuvo con Reagan en 1987.
La longitud del auto supera los 6 metros y pesa 4 toneladas. Tiene un motor de 8 cilindros en V, de 7,7 litros y 315 caballos de fuerza.
"La gente se asustaba al verlo", afirma Baksht, quien emigró desde Moscú en 1989.
Orgullo y competencias
El vehículo es parte de la muestra del Concurso de Elegancia Greenwich en Connecticut, EE.UU., que en los últimos años incluyó varios autos de la era soviética.
El vehículo es parte de la muestra del Concurso de Elegancia Greenwich en Connecticut, EE.UU., que en los últimos años incluyó varios autos de la era soviética.
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Un orgullo para Baksht y los coleccionistas que se comunican a través de blogs y foros en intenet. El Volga GAZ-21 es una imitación compacta del sedán estadounidense de los cincuenta. |
En la exhibición también hay dos Volga GAZ-21, que pertenecen a Dmitri Shvetsov, quien vive en la ciudad de Nueva York.
Este ingeniero de 45 años se fue de Chernogolovka, un polo científico ubicado a unos 45 kms de Moscú, hace 25 años.
Cuenta que, cuando en 2010 empezó a buscar en internet un auto clásico, no pensó que terminaría comprando uno ruso.
Al tropezarse con un Volga del 62 que estaba a la venta en el sur de California –donde también está el famoso propietario de otro Volga, el presentador de televisión estadounidense Jay Leno- no lo podía creer.
"Así comenzó mi obsesión con los carros rusos en EE.UU.", señala Shvetsov. Cuando la tormenta Sandy arruinó su auto en 2012, importó desde Rusia uno del año 1957 totalmente restaurado.
El GAZ-21, una imitación compacta del sedán estadounidense de los cincuenta, se ensambló con muy pocos cambios en 1969 y estaba reservado para ciudadanos importantes de la burocracia soviética.
Con frecuencia, la gente le pregunta a Shvetsov como se siente manejar ese auto.
"Es como conducir un carro ruso de 60 años", dice sonriendo.
Lada
El año pasado, Roman Grudinin, de 19 años, ganó una de las categorías del concurso Greenwich con el Lada VAZ.
Compró y restauró el auto de 1982 en Ucrania cuando tenía 17 años.
Algunos lo confunden con el Fiat 124, modelo en el que se inspiró.
Aunque, según explica Grudinin, VAZ hizo cientos de cambios al diseño básico del Fiat de 1966, incluyendo una modificación en el motor, para que pudiera aguantar las rudas condiciones climáticas soviéticas.
Lada era el nombre reservado para las exportaciones, en Rusia se le conocía como Zhigulu, por una cadena montañosa que se encontraba cerca de la empresa que los fabricaba.
Con más de 20 millones unidades vendidas, este vehículo se convirtió en el segundo de mayor producción mundial, tras el Volkswagen escarabajo.
Más de la mitad fueron exportados. Pero los europeos y canadienses atraídos por su bajo precio también terminaron decepcionados por su poca calidad.
El modelo de Grudinin es un "lujo", ya que incluye varias mejoras.
Con un valor de 8.600 rublos, era inaccesible para la mayoría de los ciudadanos cuando el sueldo mensual era de 100 rublos.
Pero el propietario original, cuenta Grudinin, apenas pagó 1 rublo porque se ganó el vehículo en una lotería organizada por el Estado.
Museo de autos
Muy pocos estadounidenses han visto un Lada o cualquier otro auto ruso, a menos que hayan estado en algún concurso de vehículos, algo que Simon Ross espera cambiar.
Muy pocos estadounidenses han visto un Lada o cualquier otro auto ruso, a menos que hayan estado en algún concurso de vehículos, algo que Simon Ross espera cambiar.
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Ross se tomó una foto cuando tenía 6 años en el ZAZ de su papá (izq), y en 2014 le tomó una foto a su hijo en un auto similar. Cortesía: Simon Ross |
Se fue de Rusia poco antes de que cayera la Unión Soviética, se mudó cerca de Seattle, EE.UU., y espera abrir un museo de vehículos de ese país.
Ya cuenta con 20 unidades, incluyendo dos militares, y está esperando que lleguen 10 más.
Comenzó a importarlos desde Ucrania y Bulgaria hace cuatro años. Algunos apenas tenían 2.000 kms recorridos.
Además de los Lada, la colección de Ross incluye dos Volga GAZ-21, un GAZ-24, un ZIM 1951 y un sedán de la década de los cuarenta en el estilo de los Cadillac.
Su propietario, afirma Ross, era uno de los embajadores soviéticos en China.
Entre sus favoritos está el ZAZ, un pequeño carro con un motor de 4 cilindros en V.
Su padre tenía un modelo igual cuando Ross era pequeño. De hecho, conserva una foto de cuando tenía 6 años y estaba sentado al volante del auto. Hace poco replicó la fotografía pero con su hijo, también de 6 años.
Fuente: bbc.co.uk/mundo
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