viernes, 26 de junio de 2015

Ocho naves espaciales que han sido rescatadas, resucitadas o redirigidas
A manera de celebración por el despertar del robot explorador Philae, demos un vistazo a las naves espaciales que han sido salvadas a través de los años.

Por Maria Temming


Representación artística del Philae Lander. ESA/ATG medialab

La semana pasada, el módulo de aterrizaje Philae de la sonda espacial Rosetta finalmente despertó después de un sueño de siete meses. Cuando Philae aterrizó en el cometa 67P / Churyumov-Gerasimenko en noviembre del año pasado, cayó en una zona sombreada y no recibía suficiente energía solar para recargar sus baterías. Así que después de tan solo 57 horas de estar operando, el módulo quedó en estado durmiente. Ahora que el Philae está funcionando de nuevo, los científicos esperan al próximo contacto, el cual deberá revelar más detalles sobre la actividad del cometa en los últimos días.

Philae no es la única sonda espacial que ha vuelto después de estar a punto de morir. Esto de operar robots que colectan datos en el espacio tiene su maña; hay muchas cosas que pueden salir mal durante los meses, años, y hasta décadas de estar navegando a través del sistema solar. Pero a veces, aún cuando la esperanza parece perderse, los científicos e ingenieros pueden rescatar una nave espacial. A manera de celebración por el despertar de Philae, demos un vistazo a las naves espaciales que han sido rescatadas, resucitadas y redirigidas a través de los años.

Voyager 2

Crédito: NASA/JPL-Caltech
 
NASA creó al Voyager 2 para explorar el espacio fuera del sistema solar, aprovechando la alineación afortunada de los planetas que ocurre una vez cada 176 años. El radio receptor primario de la nave tuvo una falla en abril de 1978, lo que requirió de una serie de intervenciones delicadas a distancia mientras los controladores terrestres lo reprogramaron para depender de una unidad de respaldo, la cual ha utilizado desde entonces. A pesar de este pequeño contratiempo que ocurrió de forma temprana en la misión, el Voyager 2 ha sido un éxito. En su tour por el sistema Joviano capturó imágenes que, al compararse con aquellas de su gemelo el Voyager 1, muestran los efectos de la actividad volcánica en Io. El Voyager 2 proporcionó vistas sin precedentes –hasta entonces– de Europa y mostró los anillos y lunas de Saturno con un detalle espectacular. Finalmente, gracias a más reprogramaciones para tener tiempos de exposición más prolongados en las lejanías donde apenas llega la luz del Sol, entregó las primeras imágenes cercanas de Urano y Neptuno. La nave ha estado dando vueltas por cerca de 37 años y todavía transmite datos a la Red del Espacio Profundo para su misión extendida: explorar los límites lejanos del sistema solar.

Hubble

Crédito: NASA

Desde 1990, el telescopio espacial Hubble ha dado vistazos hacia las regiones más distantes y exóticas del universo observable. El Hubble sin duda revolucionó la astronomía moderna, pero sus observaciones no comenzaron sin tropiezos. Las primeras fotos que tomó el Hubble eran borrosas; cierto que eran vistas sin precedentes del cosmos, pero las imágenes estaban lejos de ser las fotografías de alta resolución y prístinas que se esperaban de un telescopio espacial caro. El problema era un pequeño defecto óptico conocido como ‘aberración esférica’. En esencia, la orilla exterior del espejo del Hubble era demasiado plana por unos dos micrones. Durante su primer misión de mantenimiento en diciembre de 1993, un equipo de astronautas instaló un artefacto hecho de cinco pares de espejos correctivos que aliviaron el problema de las imágenes borrosas. Con este artefacto, junto con un arreglo de otros instrumento nuevos, el Hubble alcanzó la plenitud de su potencial de observación.

Galileo

Crédito: JPL/NASA
 
En 1995, Galileo se convirtió en la primera sonda espacial en orbitar a Júpiter, pero no sin un par de percances mayores en el camino. Primero, su antena de alta ganancia no se abrió, poniendo en riesgo su capacidad de comunicarse con la Tierra. La antena, con una forma parecida a la de un paraguas, estaba guardada dentro de la nave por los primeros dos años de su travesía. Cuando los controladores de la misión trataron de abrirla en 1991 encontraron que las ‘costillas’ de la antena estaban atoradas. Por suerte, los científicos de la NASA ingeniaron una forma de comprimir los datos para que Galileo pudiera transmitir los datos de regreso a la Tierra utilizando una antena de respaldo. Luego, justo cuando Galileo estaba llegando a Júpiter, su grabadora de datos dejó de funcionar. Los controladores de la misión ingeniaron otra solución y Galileo reanudó operaciones en unas cuantas semanas, pero la grabadora continuo afligiendo a la nave en los años posteriores.

Opportunity
 
Crédito: NASA/JPL
  
A finales de abril de 2005, el explorador Opportunity llegó a un punto muerto cuando sus seis ruedas quedaron atascadas en una gran arruga del suelo marciano. El vehículo se dirigía al cráter Erebus, un sitio de impacto dentro de otro cráter aún más grande llamado Terra Nova. Esta no era la primera vez que el Opportunity se había atascado en la arena, pero de todas formas a los controladores de la misión les tomó un mes liberarlo. En una serie de pasos cautelosos entre el 13 de mayo y el 4 de junio, el Opportunity tuvo que hacer rotar sus ruedas mucho – una acción que en un terreno normal le hubiese permitido moverse 200 metros– para tener la tracción suficiente para moverse un solo metro. Por el lado positivo, le dio al equipo una oportunidad de estudiar el paisaje circundante y obtener información del terreno.

Yutu

Crédito: Chinese Academy of Sciences
 
El primer vehículo lunar de China fue dado por muerto por algunos días durante su expedición de tres meses el año pasado. Dado que el Yutu operaba mediante energía solar, el vehículo tuvo que hibernar (apagar todos sus sistemas) durante las frías noches lunares de dos semanas. Pero cuando Yutu tenía que despertarse de su segunda hibernación el 8 de febrero, los controladores de la misión en Pekín no lograron comunicarse con el vehículo. Por suerte Yutu no estaba muerto, solo dormido. El explorador volvió a estar en línea dos días después, pero continuó pasando por dificultades para ser controlado.

Kepler

Crédito: NASA
 
Cuando el Kepler se descompuso en mayo de 2013 parecía que el telescopio cazador de planetas había encontrado su final. Había estado explorando un mismo parche de cielo cerca de la constelación Cygnus desde 2009 en busca de señales de planetas orbitando estrellas. Pero dos de sus cuatro ruedas fallaron, dejando a la nave sin la habilidad de controlar su dirección de forma precisa, arriesgando la misión. Pero los científicos e ingenieros de la NASA, que no estaban dispuestos a rendirse, encontraron una forma de hacer que el Kepler utilizara la presión de la luz solar para estabilizar su vista dentro del plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. En junio de 2014 el Kepler inició su segunda misión, apodada “K2”. El telescopio ahora observa los fenómenos celestes en su nuevo horizonte visual, comprendiendo desde planetas y supernovas hasta núcleos galácticos activos. Los planeadores de la misión K2 escogen los objetivos de entre las propuestas de diferentes equipos de investigación, así que en su segunda vida el Kepler es una suerte de telescopio comunitario.

Dawn

Crédito: NASA/JPL-Caltech
 
En septiembre de 2014 la sonda espacial Dawn estaba en camino para visitar el objeto más grande del cinturón de asteroides, Ceres, cuando su propulsor de iones dejó de encender de forma inesperada y la nave entró en modo seguro. Dawn había experimentado una falla similar tres años antes cuando una partícula de alta energía se estrelló contra su sistema eléctrico. El equipo de Dawn sospechó que una partícula similar fue la responsable de la segunda complicación así que utilizaron la misma estrategia para reparar la nave, utilizando otro motor de iones y un controlador eléctrico diferente para que pudieran recuperar la propulsión cuanto antes. Cuatro días después, Dawn estaba acelerándose de nuevo y en feliz camino hacia Ceres.

LightSail
 
Crédito: Josh Spradling/The Planetary Society

La LightSail CubeSat de la Planetary Society tuvo una breve, pero memorable, vida. Tan solo dos días después de que entró en órbita terrestre baja, una falla en el software evitó que el satélite se comunicara con la Tierra. Afortunadamente, la LightSail revivió cuando una partícula cargada que se movía rápidamente golpeó su tablero electrónico como una especie de desfibrilador cósmico. La LightSail dejó de emitir señales el 3 de junio (probablemente por un problema de baterías) pero recuperó contacto con la Tierra el 6 de junio. Al día siguiente el equipo de LightSail desplegó la vela solar de CubeSat. La pequeña nave estuvo en órbita por otra semana antes de caer de regreso por la atmósfera de la Tierra, dando por terminada la misión de prueba de forma oficial. La Planetary Society hará una demostración completa de velas solares el próximo año. 


Fuente:  scientificamerican.com

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