miércoles, 22 de julio de 2015

Una bandera cubana en el cielo de Washington
Desde este lunes, la bandera del triángulo rojo y las listas azules y blancas ondea frente al edificio con el número 2630 NW, en 16th Street de Washington DC.

por Natasha Vázquez

© REUTERS/ Gary Cameron

Situada exactamente a 2,9 kilómetros en línea recta con el edificio más famoso de esa calle, la Casa Blanca, una elegante mansión de estilo francés acaba de recuperar su rango de Embajada tras cincuenta y cuatro años de espera.

La casa que ahora ha sido portada de medios de comunicación de todo el mundo tras el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, se erigió en 1916, cuando el Gobierno cubano contrató a la firma local MacNeil & MacNeil para diseñar su sede en la capital norteamericana.

En 1923, el edificio fue elevado a categoría de embajada y vio pasar por sus salones a varios presidentes cubanos de visita en Estados Unidos, incluido el propio Fidel Castro en abril de 1959.

Tras la ruptura de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en enero de 1961, la sede diplomática quedó vacía, bajo la protección de la entonces Checoslovaquia, hasta 1977 en que comenzó a funcionar como Sección de Intereses de Cuba en Washington.

Desde ese momento, no fueron pocos los días difíciles que han tenido que vivir los diplomáticos cubanos, incluyendo dos intentos de atentado por grupos anticastristas radicales, en 1978 y 1979. En los últimos tiempos, se complicó incluso la situación económica de la sede, tras la pérdida, en marzo de 2014, de su relación financiera con el banco M & T, hasta mayo pasado en que pudieron retomar las operaciones.

Pero ahora, una nueva era se abre con el acto de este 20 de julio, encabezado por el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez. Convertido en el primer canciller cubano que visita oficialmente Washington desde 1959, ha recibido a unos quinientos invitados, entre los que figuran miembros del Congreso, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos y empresarios a favor de la normalización de relaciones.

“La bandera que honramos a la entrada de esta sala es la misma que aquí fue arriada hace 54 años, conservada celosamente en la Florida por una familia de libertadores y luego por el Museo de nuestra ciudad oriental de Las Tunas, como anticipación de que este día tendría que llegar”, expresó el ministro. “Hoy se abre la oportunidad de empezar a trabajar para fundar unas relaciones bilaterales nuevas y distintas a todo lo anterior. Para ello, el Gobierno cubano compromete toda su voluntad”, afirmó Rodríguez.

De cualquier modo, habrá que esperar unos días para ver la enseña estadounidense en el Malecón de La Habana. Aunque ya elevada a categoría de embajada también desde este lunes, la sede diplomática esperará hasta el 14 de agosto, cuando el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, pueda desplazarse a la isla para presidir la ceremonia.

Pero incluso entonces, el camino hacia la verdadera normalización habrá solo comenzado. Según el canciller cubano, “solo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy”.

Mientras tanto, aunque desde fuera se perciba distinto, poco cambia en la isla. Con los precios de primer mundo y los salarios del quinto, la gente de a pie sigue demasiado ocupada en sobrevivir cada día como para estar pensando mucho en la historia. 


Fuente: mundo.sputniknews.com

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