domingo, 9 de agosto de 2015

¿Cómo se sabe si un planeta es 'habitable'?
A raíz del descubrimiento de un “casi gemelo” del planeta Tierra, vale la pena entender cómo se puede determinar la habitabilidad de un planeta

Por Lucina Melesio

Comparación artística entre la Tierra (izquierda), el Kepler-452b (derecha) y sus respectivas estrellas.  Crédito: NASA/Ames/JPL-Caltech/T. Pyle

La NASA anunció el pasado jueves que su misión Kepler encontró un sistema de planeta con su respectiva estrella –el Kepler-452b– que hasta el momento es el que más se parece a la Tierra y a nuestro Sol. La agencia espacial además informó que se han encontrado otros 11 planetas candidatos que también se encuentran en la zona de habitabilidad. Pero, ¿cómo determinan los científicos la “habitabilidad” de un nuevo planeta?

Abel Méndez, director del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo es la persona indicada para contestar esa pregunta. Él es uno de los creadores del Índice de Similitud con la Tierra (ESI, por sus siglas en inglés), un algoritmo matemático que asigna un número a los planetas, en función de ciertos parámetros físicos, como el radio del planeta, su densidad, la velocidad que necesita un cuerpo para escapar la gravedad del planeta y la temperatura de su superficie, para determinar qué tanto se parecen a la Tierra.

El índice puede tomar valores entre 0 y 1, donde el 0 es nada parecido, y el 1 es el gemelo idéntico a la Tierra. Así, por ejemplo, Urano y Neptuno tienen un ESI cerca de 0,2 –muy poco parecidos–, mientras que Venus anda cerca de 0,5 y Marte de 0,7. Para considerarse “habitable”, o similar a la Tierra, los planetas deben tener calificaciones por arriba del 0,8. El Kepler-452b tiene un ESI de 0,83.

“Lo que sabemos es que [este nuevo planeta] se parece a la Tierra, de acuerdo a la poca información que tenemos”, dijo Méndez a Scientific American. “¡Quisiera que tuviera un 0,95; así casi estaría celebrando!”, agregó Méndez riendo.

Si bien sabemos que Kepler-452b, está a unos 1.400 años luz de distancia de nosotros, orbita alrededor de una estrella tipo G –el tipo que por su temperatura es similar a nuestro Sol–, su año dura 385 días, su radio es 60 por ciento más grande que el de la Tierra y recibe 10 por ciento más luz de la que la Tierra recibe del Sol hoy en día, faltan más datos para completar la fórmula.

Para saber si un planeta es habitable es necesario conocer la composición de su atmósfera, si su superficie es rocosa y posee una apropiada cantidad de agua, entre otras características.

Pero telescopios como el Kepler no pueden hacer observaciones que permitan determinar esas cualidades de los exoplanetas. De hecho, para calcular el ESI para estos planetas fuera de nuestro sistema solar, Méndez utiliza una versión simplificada del índice que solo contempla su radio y la cantidad de luz que el planeta recibe de su estrella.

“Nos vamos a quedar con la duda [de si en verdad es habitable] quizás para siempre porque está muy lejos”, dice Méndez. Pero aún así, resulta alentador encontrar un planeta parecido que además orbita alrededor de una estrella tipo Sol, consideró.

Un "gemelo" de nuestro Sol

Si bien en el catálogo ESI de exoplanetas, que incluye a 31 mundos fuera de nuestro sistema solar, hay cinco planetas que clasifican mejor que el Kepler-452b –con el Kepler-438b liderando como primero en la lista con un ESI de 0,88– es la estrella de este planeta recién descubierto lo que lo hace realmente especial.

“Lo que más me gustó (de Kepler-452b) es que gira alrededor de una estrella tipo solar”, dijo Méndez y explicó que la relevancia de esto es que es más probable que el planeta haya evolucionado de una forma más parecida a la Tierra, puesto que los otros planetas con mayor ESI giran en torno a estrellas que son enanas rojas –y el índice ESI no toma en cuenta el tipo de estrella para su cálculo–.

Esto es importante puesto que aunque la cantidad de luz que reciben los planetas pudiesen ser las mismas que en la Tierra, el hecho de que sus estrellas sean distintas afecta la evolución y estabilidad de los planetas. “Las enanas rojas emiten muchas llamaradas solares al comienzo, y ello pudiese haber hecho que se agotara el agua”, explicó el experto. Otra posibilidad con este tipo de estrellas es que debido a la distancia que los separa, el planeta pudiese darle siempre la misma cara, por lo que siempre habría un lado oscuro y uno iluminado en esos mundos, agregó. 


Fuente:  scientificamerican.com

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