Argentina y Brasil construyen un radiotelescopio para mirar los huesos del cosmos
Ubicado a 4.850 metros de altura, el radiotelescopio permitirá el estudio de varios objetos del Universo que se ocultan a simple vista. El instrumento traerá más soberanía científica a la región ya que no se dependerá de instrumentos internacionales como Alma y Apex.
Por Lucas Viano
Ubicado a 4.850 metros de altura, el radiotelescopio permitirá el estudio de varios objetos del Universo que se ocultan a simple vista. El instrumento traerá más soberanía científica a la región ya que no se dependerá de instrumentos internacionales como Alma y Apex.
Por Lucas Viano
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| Llama estará ubicada a 4.850 metros de altura, en la Puna argentina. Los investigadores ya realizan mediciones en el lugar. Proyecto Llama |
Cuando se pensaba que el complejo Alma (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, por sus siglas en inglés) había saldado la cuenta de la radioastronomía en la región, Brasil y Argentina decidieron sumar un nuevo radiotelescopio para apuntar al cielo con una antena latinoamericana.
El observatorio lleva por nombre Llama (Large Latin American Millimeter Array, por sus siglas en inglés) y estará ubicado en la puna argentina, a 4.850 metros de altura.
A pesar de estar ubicado en Chile, Alma pertenece a instituciones científicas de Europa, EE.UU., Canadá, Japón y Taiwán. Lo mismo ocurre con Apex (Atacama Pathfinder Experiment), una antena de radioastronomía europea.
“En la actualidad Brasil y Argentina no tienen un radiotelescopio poderoso. Nuestros astrónomos deben utilizar los de otros países, pero el tiempo de uso es muy limitado, entonces se dificulta el desarrollo de investigaciones que demandan muchas horas de observación”, explica Marcelo Arnal, director del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y jefe argentino del proyecto.
Arnal apunta que los telescopios ubicados en Chile tienen una demanda de tiempo de observación ocho veces más alta que el tiempo disponible. “Con Llama, Argentina y Brasil van a poder utilizar la mitad del año cada uno para mirar el cielo”, asegura Arnal.
Llama será el séptimo radiotelescopio del mundo ubicado a más de 4.500 metros de altura. Su ubicación es de gran importancia pues las ondas de radiofrecuencia milimétricas y submilimétricas que detectan estas antenas son absorbidas por el vapor de agua de la atmósfera. Al instalarse el instrumento bien alto, la capa atmosférica es más fina y absorbe menos ondas. A esto se suma la ventaja de que la Puna es uno de los sitios más secos del mundo.
El costo estimado del observatorio es de $16 millones USD. En el proyecto intervienen la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia de San Paulo (Fapesp) de Brasil, el Ministerio de Ciencia de Argentina y el gobierno de la provincia de Salta, Argentina, que está a cargo de proveer energía al observatorio y de construir el edificio principal, en San Antonio de los Cobres, a 20 kilómetros de donde estará el radiotelescopio.
“Estamos en las etapas iniciales de la construcción de la infraestructura y la antena se está fabricando en Alemania por la misma empresa que diseñó algunas de las antenas del complejo Alma”, asegura Arnal.
La instalación comenzaría funcionar a inicios de 2017. “Se demora porque para montar la antena se requiere de mucha precisión. El error en la superficie de la antena tiene que ser menor a un cuarto del espesor de un pelo humano”, ejemplifica.
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| La antena de 12 metros de Llama será similar a las que utiliza Alma. Su instalación requiere de mucha precisión. Crédito: Alma |
Observar con otros ojos
Hay muchas cosas que se pueden observar con un radiotelescopio que resultan invisibles para un telescopio óptico. Por ejemplo, las nubes moleculares, que solo emiten radiación a frecuencias de radio. O el centro de nuestra galaxia, que se oculta detrás de un manto de polvo interestelar, que absorbe la luz. Las ondas de radio pueden traspasar ese velo.
“Tengo la intención de investigar las nubes moleculares de nuestra galaxia, en particular, la composición química en términos de moléculas orgánicas, la evolución molecular de las nubes y también la estructura espiral de la galaxia”, detalla Jacques Lépine, director del Instituto de Astronomía y Ciencias Geofísicas y Atmosféricas de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, y director del proyecto por ese país.
El astrónomo asegura que en el futuro Llama va tener una cámara con varias decenas de píxeles que podrá cubrir un amplio campo de visión en cada observación. “Por otro lado, la interferometría entre Alma y Llama aumentará la resolución angular con respecto con lo que se obtiene solo con Alma”, comenta.
Las 66 antenas de Alma captan información que combinada funciona como si el telescopio tuviera 16 kilómetros de diámetro. “Llama está a 180 kilómetros del complejo chileno. Eso permitirá generar imágenes de mayor resolución. Mientras más grande es el espacio entre las antenas, mejor será la definición de las imágenes”, explica.
Arnal utiliza una comparación para explicar la función de un radiotelescopio: “Con la vista se ve la figura del cuerpo humano, el color del pelo, la altura y otros datos más. Con una radiografía se ven los huesos, que no se ven con los ojos. Lo mismo sucede con los telescopios. Se obtiene información del mismo objeto pero en distintas frecuencias que se pueden relacionar para comprenderlo mejor”, explica Arnal.
Invertir en ciencia
Los astrónomos justifican que sus países inviertan en telescopios. “Son instrumentos muy complejos que requieren tecnología de punta, la cual puede aplicarse en otras áreas. Hay posibilidad de realizar transferencia tecnológica en telecomunicaciones, en particular, en los receptores criogénicos, a temperaturas bajo cero, que hace que los instrumentos sean muy precisos”, detalla Arnal.
En tanto Lépine agrega: “Hacer buena ciencia es una manera de ayudar a un país para desarrollarse. Por ejemplo, con este proyecto estamos planeando un laboratorio para investigar muchas otras aplicaciones de las ondas de radio. Además, la buena ciencia es algo que atrae a los jóvenes y hace que el país se sienta orgulloso de sus resultados científicos”.
Sobre el desarrollo científico de América Latina, Arnal entiende que los políticos locales se están dando cuenta de la importancia de dominar la tecnología de punta. “Entienden que no es perder dinero, sino garantizar un mejor estándar de vida en el mediano plazo”, asegura.
Fuente: scientificamerican.com




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