sábado, 5 de marzo de 2016

Un censo de exoplanetas sugiere que, después de todo, la Tierra sí es especial
Un nuevo recuento propone que probablemente existen unos 700 trillones de planetas extrasolares en todo el universo observable, la mayoría muy distintos a la Tierra.

Por Shannon Hall 

NASA/ESA/ESO

Hace más de 400 años el científico renacentista Nicolás Copérnico nos redujo a casi nada, al demostrar que nuestro planeta no es el centro del sistema solar. Con cada revolución científica posterior, la mayor parte de las posiciones privilegiadas en el universo que los humanos podían tener como preciadas se han degradado, revelando la fría verdad de que nuestra especie es una pequeña mancha en un planeta que es tan solo una pequeña mancha, cosmológicamente hablando. Un nuevo cálculo de exoplanetas sugiere que la Tierra es solo uno de los 700 trillones de planetas terrestres probables en todo el universo observable. Sin embargo, la edad media de estos planetas, muy por encima de la edad de la Tierra, y los lugares donde típicamente se encuentran, en galaxias muy distintas de la Vía Láctea, podría dar la vuelta al principio copernicano.

El astrónomo Erik Zackrisson, de la Universidad de Uppsala, y sus colegas crearon un compendio cósmico de los exoplanetas terrestres que pueden existir en todo el universo observable, basado en los mundos rocosos que los astrónomos han encontrado hasta ahora. En una potente simulación hecha en computadora, primero crearon su propio mini universo, que contiene modelos de las primeras galaxias. Entonces desataron las leyes de la física – lo más cercano a como los científicos las comprenden–, que describen cómo crecen las galaxias, cómo evolucionan las estrellas y cómo llegan a formarse los planetas. Finalmente, avanzaron rápidamente a través de 13.800 millones de años de historia cósmica. Sus resultados, publicados en el servidor arXiv (pdf) y presentados a la revista The Astrophysical Journal, proporcionan un seductor tesoro de estadísticas probables de exoplanetas que ayuda a los astrónomos a comprender nuestro lugar en el universo. "Es algo alucinante que de hecho estemos en el punto en el que podemos empezar a hacer esto", dice el coautor del estudio Andrew Benson de los Observatorios Carnegie, en California. Hasta hace poco, dice, se conocían tan pocos exoplanetas que era imposible realizar extrapolaciones razonables para el resto del universo. Aún así, los hallazgos de su equipo son una conjetura preliminar de lo que el cosmos puede albergar. "Ciertamente se da el caso de que hay una gran cantidad de incertidumbres en un cálculo como este. Nuestro conocimiento de todas estas piezas es imperfecto", añade.

Los exoplanetas son un buen ejemplo de eso. El telescopio espacial Kepler de la NASA es sin duda uno de los mejores cazadores de planetas del mundo, pero utiliza un método tan difícil que a menudo se compara con mirar a través de miles de kilómetros para ver volar una luciérnaga alrededor de un reflector brillante. Debido a que el telescopio busca el sutil oscurecimiento de la luz de una estrella debido a los planetas que cruzan frente a ella, es más fácil para Kepler detectar planetas masivos que orbitan cerca de sus estrellas. Por lo tanto, la lista de planetas que Kepler ha encontrado está fuertemente desviada hacia esos tipos, y los planetas más pequeños, más lejanos están subrepresentados, dejando incompleto nuestro conocimiento de los sistemas planetarios. Los astrónomos utilizan otras técnicas para la búsqueda de planetas más pequeños que orbitan a distancias más lejanas, pero estos métodos son todavía relativamente nuevos y aún no han encontrado ni de lejos tantos mundos como Kepler. Además, "todo lo que sabemos acerca de los exoplanetas proviene de una muy pequeña porción de nuestra galaxia", dice Zackrisson, dentro de la cual la mayoría de estrellas son bastante similares entre sí en cuanto a la cantidad de elementos pesados ​​que contienen y otras características. El equipo tuvo que hacer extrapolaciones a fin de adivinar cómo se podrían formar planetas alrededor de estrellas con un menor número de elementos pesados, tales como las que se encuentran en galaxias pequeñas o en el universo temprano.

Los científicos también tienen preocupaciones similares sobre los registros galácticos y cosmológicos de su modelo, pero sin embargo sospechan que sus resultados finales son precisos dentro de un orden de magnitud. Tomando en cuenta los errores estimados, los investigadores concluyen que la Tierra se erige como una violación leve del principio copernicano. Después de todo, nuestro punto azul pálido podría ser especial. "No es un gran golpe de suerte que pudiéramos surgir en una galaxia como la Vía Láctea, pero sin embargo, es lo suficiente como para que uno se lo piense dos veces", dice Jay Olson de la Universidad Estatal de Boise, quien no participó en el estudio. Tanto él como Zackrisson creen que el principio de Copérnico se podría salvar por algún factor hasta ahora desconocido de las averiguaciones. "Cada vez que se encuentra algo que sobresale ..." dice Zackrisson, "... eso significa que, o somos el resultado de una muy improbable lotería o que no entendemos cómo funciona la lotería".

Pero Max Tegmark del Instituto de Tecnología de Massachusetts, quien tampoco formó parte de la investigación, cree que la Tierra es una violación colosal del principio copernicano, no debido a su ubicación, sino debido a su corta edad. "Si usted tiene estas civilizaciones que nos llevan una ventaja de 3.500 millones de años, ¿por qué no han colonizado nuestra galaxia?", se pregunta Tegmark. "Para mí, la explicación más probable es que si los planetas [como la Tierra] son muy comunes, entonces es la vida altamente inteligente la que solo evoluciona en raras ocasiones". Así que ¿deberíamos sentirnos insignificantes? ¿Deberíamos estar reducidos a cerca de la nada? En absoluto, dice. "Podría ser que algún día en un futuro lejano gran parte de nuestro universo esté lleno de vida debido a lo que hicimos aquí". 



Fuente:  scientificamerican.com

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