Descartan dos pistas sobre el submarino y lanzan un operativo inédito de búsqueda
Se confirmó que las siete llamadas no eran del submarino y descartaron que un ruido que provenía del fondo del mar fuera de la nave.
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Operativo del equipo de rescate la armada EE.UU. El equipamiento que llegó en aviones a base Cro. Rivadavia es cargado buque Skandi Patagonia puerto misma ciudad. Foto: Andrés D’Elia
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"El ruido no corresponde a un submarino". Esas palabras de Enrique Balbi, vocero de la Armada, fueron las que, por segunda vez en el día, descartaron alguna pista que permitiera dar con la ubicación del submarino ARA San Juan, que se comunicó con su base de operaciones por última vez el miércoles a la mañana y que había sido abordado por 44 tripulantes. Más temprano, la Armada había confirmado que ninguno de los siete intentos de llamada satelital que la propia fuerza había difundido en días anteriores provenían de la nave.
En medio de las malas noticias, se anunció que desde hoy se desplegará un operativo inédito con cuatro vehículos sumergibles a control remoto, pertenecientes a la Marina de Estados Unidos, que empezarán a buscar al submarino por abajo del agua.
La versión de que un ruido escuchado en el mar podía provenir del ARA San Juan fue difundida inicialmente ayer por la cadena de noticias estadounidense CNN, que publicó que los sonidos detectados "podrían ser herramientas golpeando el casco del submarino, según un funcionario de la Armada estadounidense familiarizado con la asistencia de Estados Unidos en la búsqueda". Ante esa versión, la Armada tuvo que salir a ratificar que se había detectado "un ruido en el mar". Su vocero informó que la corbeta Rosales, que pertenece a la fuerza, fue la que ayer mismo escuchó inicialmente ese sonido a la altura de la Península Valdés y a 360 kilómetros del continente, una ubicación que, según el propio Balbi, "coincide con el camino de ida que el submarino ARA San Juan hubiese tomado para ir a Mar del Plata". El ruido fue también captado por un destructor de la misma fuerza, y un avión P8 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos sobrevoló dos veces la zona para grabar esas ondas sonoras. En ese momento, según fuentes navales, tanto las dos embarcaciones de la Armada como dos buques científicos aportados por el Conicet para la búsqueda fueron replegados para que los ruidos de sus motores no interfirieran con el registro tomado por el avión. Un software que la Armada opera en su base de Puerto Belgrano determinó que el sonido no era compatible con el de un submarino. Las mismas fuentes navales explicaron a Clarín que ese software cuenta con grabaciones de submarinos sumergidos en situación de emergencia, y que se comparó ese registro con el obtenido por el P8. "Puede ser un ruido biológico", dijo Balbi en el último parte oficial de la fuerza, tras descartar enfáticamente que se tratara de un sonido compatible con el de un submarino.
"Si un submarino tiene problemas para comunicarse a través de los equipos tecnológicos, el comandante puede ordenar que uno o varios tripulantes se turnen para golpear el casco de la nave con un martillo: eso emite un ruido que puede hacer que los buques tomen la ubicación del submarino desde la superficie", explicó a Clarín Antonio Mozzarelli, cuando aún no se había descartado que los sonidos provinieran del ARA San Juan. Según describió, se trata de un recurso "que incluso se enseña formalmente en las escuelas" ante la posible falla de los recursos tecnológicos: un golpe de martillo equivale a un punto y dos golpes seguidos equivalen a una raya. "Hay llamadas de socorro internacionales que se rigen por código Morse", dijo.
La noticia de que el ruido no provenía del ARA San Juan llegó después de que la Armada confirmara que ninguno de los siete intentos de llamada satelital provenían del submarino cuya ubicación se desconoce desde el miércoles a la mañana, cuando se comunicó por última vez a la altura del Golfo de San Jorge y a 432 kilómetros del continente. Se trató de dos posibles indicios de la ubicación de la nave que finalmente tuvieron que ser descartados, luego de generar esperanza en los familiares y amigos de los 44 tripulantes.
Las condiciones meteorológicas, que hasta ahora han implicado fuertes vientos y oleajes de hasta ocho metros de altura, mejorarían hoy según los encargados del operativo de búsqueda. "Que las embarcaciones no deban capear el temporal mejora las posibilidades de barrido del fondo marítimo a través de sondas multihaz, y también mejora la visibilidad desde las aeronaves", dijo Balbi, que señaló que "la búsqueda durará hasta que se localice fehacientemente el submarino".
Según explicaron desde la Armada, "la situación más crítica se da cuando el submarino se encuentra en inmersión y no puede hacer snorkel, lo que le impide renovar el oxígeno disponible: en esa situación, el oxígeno alcanza para siete días". Hoy es el sexto desde la última comunicación.
Cinco días de cortocircuitos y ruidos en el manejo de la crisis
Las informaciones difundidas desde la desaparición del submarino generaron roces entre el Ministerio de Defensa y la Armada.
por Pablo Sigal
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Buenos Aires. El vocero de la Armada Argentina, Enrique Balbi.
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El episodio de las supuestas llamadas satelitales que, se esperaba, hubiera realizado el ARA San Juan, quedará en esta historia como un cortocircuito más de los muchos que ocurrieron en los últimos cinco días. Los cables pelados cruzan al Ministerio de Defensa con la Armada. Desde que se desató esta crisis se le achaca a la fuerza el hecho de haberse movido de manera (como mínimo) independiente y hermética.
Desde el Ministerio que conduce Oscar Aguad confiesan que se enteraron de que el submarino estaba desaparecido por la filtración del telegrama de un marino. El ministro entonces regresó de Vancouver, donde participaba de un encuentro de Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz. Llegó a Mar del Plata, saludó a los familiares y se trasladó a Buenos Aires. Algunos dicen que la Armada lo quiso mantener lejos. Otros aseguran que el verdadero control de la situación está en Buenos Aires y que es allí donde debe permanecer este abogado cordobés, de 67 años, con antecedentes en el Ministerio de Comunicaciones y en la presidencia del bloque de la UCR en Diputados, entre otros cargos.
Unas horas después del arribo de Aguad al país, el sábado a la noche, echaron a rodar las versiones de que se habían producido siete intentos de llamadas y que éstas podrían haber sido realizadas por el ARA San Juan.
Desde Defensa aseguran que los primeros en enterarse, en realidad, fueron los familiares de la tripulación del submarino -que esperan novedades en la Base Naval de Mar del Plata- a través de los militares que se encuentran allí. Fue algo que no le cayó bien al Gobierno. Aseguran que esa situación los forzó a difundir un comunicado porque la noticia ya había empezado a circular. Pero entonces la Armada, o una parte de ésta, no los acompañó. Así fue que se le empezó a bajar el tono a la información hasta que el dato ayer se descartó.
Al día siguiente, el jefe de esa base de Mar del Plata, Gabriel González, dejó de ser el vocero oficial para ser reemplazado por Gabriel Galeazzi. Una de sus primeras comunicaciones desató otro cimbronazo: el submarino había reportado una avería en las baterías y recién ayer, en el quinto día de la búsqueda, la información fue dada a conocer oficialmente. Desde el Ministerio de Defensa aseguran que tampoco sabían sobre esta avería, lo que sumó motivos de disgusto en medio de la tormenta. Pero pasado este punto, la fuerza y el Ministerio cerraron filas sobre las consecuencias que podría haber ocasionado el desperfecto: por ambos lados afirman que el daño reportado en las baterías nada tuvo que ver con la desaparición del submarino.
Ayer, se agregó el supuesto ruido que se creyó provenía del ARA San Juan y que terminó siendo sólo de la naturaleza, lo que sumó confusión. En este caso el dato había surgido de la Marina de Estados Unidos. Acá tuvieron que salir otra vez a contar una decepción.
Fuente: Clarin.com
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