lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Qué futuro planea para el cosmódromo marítimo el entusiasta ruso del espacio?
En septiembre pasado, la aerolínea rusa S7 Group finalizó el acuerdo sobre la compra del cosmódromo flotante Sea Launch. El contrato causó revuelo en Rusia: algunos elogiaron la audaz visión del director de la S7 mientras otros criticaron la compra de unos activos 'congelados'. Pero nadie acertó totalmente, asegura Popmech.


© AP Photo/ Sea Launch


Primero, los amigos y socios de Vladislav Filiov, jefe y coproprietario del S7 Group, le describen como un empresario meticuloso que siempre calcula sus riesgos, escribe la revista rusa.

Segundo, el nuevo propietario no es nada ajeno a la industria espacial: se graduó de la famosa Academia Militar Espacial Mozhaiski y sirvió ocho años en las Tropas de Misiles de Designación Estratégica como ingeniero militar.

"Un cosmódromo flotante es una idea genial para Rusia ya que no tenemos tierras en el ecuador para construirlo allá", explica Filiov.

El empresario hace referencia a las ventajas de los lanzamientos desde la línea ecuatorial: usando la rotación de la Tierra a su beneficio, desde el ecuador geodésico los cohetes portadores pueden llevar cargas más pesadas.
La historia del Sea Launch

La creación del cosmódromo flotante en sí mismo es casi una maravilla, y además un testimonio de superación de varios problemas de carácter tanto tecnológico como político.

Todas las partes fundadoras del proyecto —Rusia, EEUU, Ucrania y Noruega— tenían sus intereses en el éxito, todos eran indispensables, recuerda Popmech.

El nivel de cooperación fue extremadamente alto e interdependiente, algo que se recuerda con una cierta nostalgia en la actualidad:

  • La empresa ucraniana Yuzhnoe diseñó y suministró el cohete portador Zenit-3SL, en aquel entonces el más sofisticado y perfeccionado del mundo. Tenía un nivel de automatización sin parangón, aprovechando la herencia militar de la oficina de diseño que fue un prominente creador de los misiles intercontinentales en los tiempos de la URSS.
  • La empresa noruega Aker Kvaerner proporcionó la infraestructura marítima: el navío de ensamblaje y de mando Sea Launch Commander y la plataforma de lanzamiento autopropulsada única en su clase Odyssey.
  • La empresa rusa Energia diseñó el módulo de aceleración para el Zenit e instaló la infraestructura de despegue en la plataforma marítima. Además, Rusia proporcionaba un 70% de los componentes para el cohete, incluido el motor RD-171, en aquel entonces fuera de competencia en el mundo.
  • La compañía estadounidense Boeing se ocupaba de la promoción y gestión de pedidos, así que diseñó el cono de la nariz del cohete que albergaba la carga útil.

Las inversiones en el proyecto alcanzaron unos 3.500 millones de dólares. Sin embargo, el proyecto falló en rentabilidad y entró en quiebra en 2009. La empresa rusa Energia se hizo con la mayor parte de los valores del cosmódromo, y en 2016-2017 vendió las instalaciones al S7 de Filiov.

Los desafíos actuales

El mayor problema del cosmódromo ya no es la promoción sino el cohete. Es imposible sustituir rápidamente el Zenit-3SL que cabe en la plataforma de despegue 'como una llave en una cerradura'. Y las tensiones actuales entre Rusia y Ucrania obstaculizan enormemente la procuración de los cohetes.

Pero para Filiov, la situación actual resultó ser una oportunidad: apenas le habrían vendido el cosmódromo si todo estuviera bien, y ahora su S7 Group es la punta de lanza en el negocio espacial por un coste asequible.

"Soy de una generación que construía cohetes y enormes instalaciones espaciales. Me frustraría dejar a nuestros descendientes solo algún iPhone", asevera el ingeniero empresario.

Filiov enumera tres oportunidades a considerar para el Sea Launch. Primero, su plataforma de despegue sigue siendo muy moderna incluso según los estándares actuales. Segundo, ya se ha hecho mucho trabajo para alcanzar el éxito. Tercero, Rusia necesita un cohete pesado al estilo del Zenit para ofrecer servicios de lanzamiento civiles a precio asequible.

El futuro de los cohetes

La discordia entre Rusia y Ucrania complica la construcción de los Zenit, pero Filiov se muestra optimista.

En todas las épocas, el tema espacial se ha desarrollado a pesar de las discrepancias políticas, evidenciado por las relaciones entre la URSS y EEUU.

"El espacio puede resultar en un lacito que seguirá vinculando a Rusia y a Ucrania. Espero que se convierta en una área de cooperación", afirma.

Otro as en la manga es el motor RD-171, el 'hermano' del impecable RD-180 que EEUU busca sustituir a toda máquina para no depender de las tecnologías rusas. Con el tiempo, progresarán en este ámbito.

Pero tras la disolución de la URSS, Rusia no tiene cohetes desarrollados para este motor. Para el fabricante Energomash 'resucitar' el Zenit puede ser la única salida para mantener la producción de estos aparatos. Para la empresa ucraniana Yuzhnoe tampoco hay alternativas.



Fuente: mundo.sputniknews.com

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