viernes, 11 de mayo de 2018

Cuando la ISS pudo tener un módulo ucraniano
por Daniel Marín



Como parte de la Unión Soviética, Ucrania fue una de las regiones más desarrolladas del país y, por tanto, de las que más contribuyó al esfuerzo espacial —y militar— soviético. La oficina de diseño KB Yuzhnoe, creada por Mijaíl Yangel, fue la encargada de construir multitud de misiles, satélites y lanzadores espaciales de la URSS. Tras la desaparición de la URSS en 1991 Ucrania no pudo hacer frente al tremendo coste de mantener un programa espacial propio, un problema agravado por la falta de un centro de lanzamiento en su territorio. La industria aeroespacial ucraniana se vio entonces supeditada a depender de Rusia, a la que siguió suministrando repuestos y componentes para sistemas claves, además de continuar con la construcción de lanzadores como el Zenit.


Módulo ucraniano para la ISS diseñado por RKK Energía en 1998 (RKK Energía).

Paradójicamente, desde principios de los 90 Rusia ha buscado una independencia total de la contribución de Ucrania y no lo ha conseguido. El cohete Angará fue introducido en esa época para sustituir al veterano Protón y, de paso, al Zenit, objetivo que tampoco ha logrado. Solo ha sido a raíz del conflicto directo con Ucrania iniciado en 2014 cuando Moscú ha decidido crear una versión totalmente rusa del Zenit, el cohete Soyuz 5 (también conocido como Féniks). Precisamente el Zenit ha podido mantenerse en servicio gracias a que no solo podía despegar desde el cosmódromo de Baikonur, sino que también podía hacerlo desde el océano usando la plataforma de la empresa Sea Launch. De hecho, Sea Launch fue creada como un proyecto internacional impulsado por la administración Clinton para mantener a flote a KB Yuzhnoe tras la caída de la URSS y evitar que sus ingenieros se fueran a otros países a construir misiles.


La ISS a principios de abril de 2018 (TsUP).

Aparte de la iniciativa Sea Launch el programa espacial ucraniano ha intentado buscar otros horizontes gracias a la colaboración internacional. En algunos casos con éxito (como es el caso de la primera etapa del cohete Antares de Orbital ATK o la etapa superior del Vega europeo) y en otros sin él (el proyecto Tsiklon 4 con Brasil). Desgraciadamente, los intentos por mantener un programa tripulado ucraniano no han fructificado. La única misión tripulada ucraniana hasta la fecha ha sido la participación del recientemente fallecido Leonid Kadeniuk en la misión STS-87 Columbia en 1997. Las iniciativas para reforzar la colaboración en este ámbito con la NASA o Rusia terminaron todas en fracaso, principalmente por la falta de recursos que ha sufrido el programa espacial ucraniano desde la caída de la URSS.


Leonid Kadeniuk ha sido oficialmente el único cosmonauta ucraniano (NASA).

Pero poca gente sabe que esto pudo cambiar a finales de los años 90. Además del vuelo de Kadeniuk en el shuttle la agencia espacial ucraniana NKAU propuso en 1998 a la NASA y a Roscosmos (por entonces RKA) la posibilidad de incluir un módulo propio en la Estación Espacial Internacional (ISS), un módulo que sería financiado totalmente por Ucrania. Sin embargo, puesto que Ucrania carecía de experiencia en construir módulos de estaciones espaciales, decidió subcontratar el diseño del módulo a la empresa rusa Khrúnichev, fabricante del módulo Zaryá de la ISS y los cohetes Protón, o a la empresa RKK Energía, fabricante de las naves Soyuz. La propuesta de Khrúnichev estaba basada en los módulos FGB del antiguo programa soviético Almaz que habían sido lanzados posteriormente a la Mir y a la ISS (Zaryá), mientras que el módulo de Energía era más pequeño y se basaba en el proyecto de nave de carga pesada Progress M2 que debía haber sido lanzada con un Zenit. La agencia espacial rusa debía haber sido la encargada de elegir el contratista del módulo entre estas dos compañías.


Segmento ruso de la ISS (RKK Energía).


El módulo ucraniano tenía que haber sido acoplado con el segmento ruso de la ISS antes de 2004. Tanto la propuesta de Energía como la de Khrúnichev contemplaban la posibilidad de lanzar el módulo mediante un cohete Zenit desde Baikonur. Un cosmonauta ucraniano se sumaría a la tripulación permanente de la ISS de tanto en cuanto para trabajar en el interior del módulo y para ello viajaría a bordo de una nave rusa Soyuz o del shuttle estadounidense. El módulo dispondría de una esclusa y un pequeño brazo robot para exponer cargas útiles al vacío, de forma parecida al módulo japonés Kibo. Huelga decir que ninguno de estos planes vio la luz. La brutal crisis económica rusa de 1998 y el desastroso estado de la economía ucraniana dieron al traste con la que casi con total seguridad fue la última posibilidad de mantener a flote un programa tripulado ucraniano.



Fuente:  danielmarin.naukas.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario