La avalancha de los pequeños cohetes privados chinos
por Daniel Marín
Desde hace años varias empresas privadas chinas están desarrollando pequeños lanzadores propios para acceder al espacio. Muchos críticos pensaban que la mayoría se trataba de simples «proyectos powerpoint» y, sin embargo, recientemente hemos visto dos lanzamientos suborbitales de cohetes chinos en menos de dos días. Está claro que algo se mueve en el sector. Estas dos misiones se suman a otras dos que se han llevado a cabo este año. El 4 de abril la empresa iSpace lanzó un cohete Hyperbola-1S (SQX-1S) desde la isla de Hainán en una misión suborbital de prueba. Aunque no está claro que la misión fuese un éxito, el vehículo alcanzó un apogeo de 108 kilómetros y, por tanto, superó la subjetiva barrera del espacio. Apenas un mes después, el 16 de mayo, la empresa OneSpace, una de las más prometedoras del sector, lanzó el pequeño cohete OS-X1, también conocido como «Estrella de Chongqing Liangjiang» (重庆两江之星; el nombre hace referencia a una región china). El pequeño lanzador de combustible sólido de una etapa apenas alcanzó un apogeo de 40 kilómetros y una distancia horizontal de 273 kilómetros en los 265 segundos que duró su misión, pero fue un primer paso.
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Lanzamiento del Hyperbola-1Z (SQX-1Z) desde Jiuquan el 5 de septiembre de 2018 (Xinhua).
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El Hyperbola-1Z en la rampa (Xinhua).
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Hyperbola-1S.
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El 7 de septiembre a las 4:10 UTC, apenas dos días después del lanzamiento del Hyperbola-1Z, OneSpace lanzó por segunda vez su pequeño cohete OS-X1 desde Jiuquan. El pequeñín alcanzó un apogeo de solo 35 kilómetros, así que este no fue un vuelo espacial propiamente dicho. Pese a todo recorrió 169 kilómetros en unos 200 segundos de vuelo y una velocidad máxima de Mach 5. A bordo iba una carga útil que no ha sido hecha pública. El OS-X1 tiene una altura de 10,2 metros, un diámetro de 0,85 metros y una masa de 8,1 toneladas. Debido a su similitud externa con el Hyperbola-1, todo apunta a que su diseño también está basado en el misil DF-11 o el DF-15.
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El OS-X1 de OneSpace, también conocido como Estrella de Chongqing Liangjiang, que es lo que aparece escrito en el fuselaje (Xinhua).
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El lanzamiento del OS-X1 visto desde la órbita por el Jilin 1.
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OneSpace quiere usar el OS-X1 como banco de pruebas para su vector orbital, el OS-M1, un cohete comercial de cuatro etapas y 19 metros de longitud capaz unos 200 kg en órbita baja (o 75 kg en una órbita heliosíncrona). A su vez, el OS-M1 deberá ser la base de una nueva familia de lanzadores. iSpace también está investigando un lanzador orbital que usaría el Hyperbola-1 como segundo etapa. Pero OneSpace e iSpace no son las únicas empresas chinas que quieren alcanzar el espacio. Linkspace está desarrollando el New Line 1 (新干线一号 o Xin Gan Xian 1), un lanzador dotado con una primera etapa recuperable a lo Falcon 9. El New Line 1 tendrá dos etapas, 33 toneladas al lanzamiento y unas dimensiones de 20,1 x 1,8 metros. Será capaz de situar entre 150 y 200 kg en órbita baja. Su primer lanzamiento está previsto para 2020. Tampoco debemos olvidarnos de Expace y Landspace (sí, es evidente que las empresas espaciales chinas tienen un serio problema de creatividad con sus nombres). Expace es realmente una subsidiaria de la empresa estatal CASIC y se encarga de comercializar una versión del lanzador de combustible sólido Kuaizhou 1A (KZ-1A o快舟一号甲), basado en el misil de alcance medio DF-21, así que técnicamente no es una empresa privada independiente.
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Lanzadores de OneSpace, OS-M1, OS-M2 y OS-M4 (chinaspaceflight.com). |
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Lanzador New Line 1 de la empresa LinkSpace, similar al Falcon 9 de SpaceX (chinaspaceflight.com).
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El Zhuque 1 de Landspace (Xinhua).
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Con esta avalancha de empresas China pretende dominar el incipiente mercado de minilanzadores, pero tiene ante sí un formidable enemigo: las regulaciones ITAR que prohiben de facto el lanzamiento de satélites estadounidenses —o con tecnología de EEUU— a bordo de cohetes chinos. Y, teniendo en cuenta que el principal objetivo de estos vectores es lanzar y reponer las numerosas constelaciones de cientos y miles de satélites que se planean lanzar en las próximas décadas, van a tener muy difícil conseguir una cuota de mercado adecuado sin tener acceso al mercado occidental.
Fuente: danielmarin.naukas.com
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