Fallo en el lanzamiento de la Soyuz MS-10 y regreso de emergencia de la tripulación
por Daniel Marín
La dos cosmonautas de la nave Soyuz MS-10 han sobrevivido a un fallo de su lanzador y han podido aterrizar sanos y salvos en la estepa de Kazajistán pocos minutos después del despegue. Es el primer accidente de un vuelo tripulado en la historia de la Estación Espacial Internacional (ISS). El cohete Soyuz-FG despegó con la nave Soyuz MS-10 (Nº 740 o 56S para la NASA) el 11 de octubre de 2018 a las 08:40 UTC desde la Rampa Número 5 (PU-5, también conocida como Gagarinski Start o ‘Rampa de Gagarin’) del Área 1 del Cosmódromo de Baikonur. A bordo viajaban Alexéi Ovchinin (Roscosmos) y Tyler ‘Nick’ Hague (NASA), una tripulación de tan solo dos cosmonautas en vez de los tres habituales, que debían haberse sumado a la Expedición 57 de la estación espacial internacional (ISS). El lanzador se elevó correctamente hasta la separación de los cuatro bloques que forman la primera etapa del cohete Soyuz-FG unos 118 segundos tras el despegue. Todavía no está claro qué ocurrió exactamente, pero las imágenes revelan algún problema en la separación de los mismos, probablemente por culpa del sistema pirotécnico. Además de la «cruz de Koroliov» formada por los cuatro bloques de la primera etapa se pueden apreciar claramente más objetos. Posteriormente los cosmonautas informaron que estaban en ingravidez a pesar de que debían estar bajo aceleración. Uno o cinco segundos —la cifra varía según la fuente— después de la separación de la primera etapa, y después de que se hubiese separado la «torre de escape», el sistema de emergencia SAS se activó y ordenó la separación de la Soyuz del lanzador a unos 50 kilómetros de altura y una velocidad de 1,8 km/s.
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La cápsula Soyuz MS-10 tras el aterrizaje de emergencia en Kazajistán. Llama la atención ver la cápsula sin las quemaduras características de una reentrada atmosférica (TASS).
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El sistema SAS no solo está formado por los dos conjuntos principales de cohetes de combustible sólido que forman la torre de escape, sino que también incluye propulsores sólidos en la cofia. Cuando el sistema se activó la cofia no se había separado aún y los cuatro propulsores RDG del SAS se encargaron de alejar el conjunto formado por la nave y la cofia. Los cosmonautas vieron como se encendió la señal de “авария” (fallo) en la consola de mando. Luego la cápsula pasó a alimentación interna —se desconectó de las baterías del módulo de servicio (PAO)— y se separó del módulo del PAO mediante mecanismos pirotécnicos. Una décima de segundo después se encendieron dos de los cuatro motores RDG y a los 0,32 segundos le tocó el turno a los otros dos para alejar la cofia con la nave dentro del lanzador Soyuz-FG. Unos 13 segundos más tarde el periscopio (VSK) fue eyectado y la cápsula (SA) se separó del módulo orbital (BO), que quedó dentro de la cofia, y cayó libremente. Los dos cosmonautas realizaron un descenso balístico y sufrieron una deceleración de unos 7 g, una cifra relativamente aceptable. Media hora tras el despegue aterrizaron a unos 380 kilómetros de Baikonur y 20 kilómetros de la ciudad de Zhezkazgan, paradójicamente la misma localidad a la que se dirigen las tripulaciones de las Soyuz después de regresar de una misión en órbita. Allí tuvieron que esperar más de una hora para que llegasen los equipos de rescate. Hasta que se pudo comprobar que la tripulación estaba en buen estado de salud se vivieron algunos minutos de incertidumbre. Posteriormente fueron trasladados hasta Baikonur, donde pasarán una noche en el hospital.
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Momento de la anomalía (NASA). |
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La tripulación de la Soyuz MS-10 abraza a sus familias tras regresar a Baikonur (NASA).
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Ovchinin (izquierda) y Hague con su nave antes del lanzamiento (RKK Energía). |
Ahora la cuestión es cómo va a afectar este fallo a las operaciones de la ISS. Los tres cosmonautas a bordo de la ISS deben regresar a la Tierra antes de principios de enero de 2019, ya que para entonces expirará la vida útil de la Soyuz MS-09 en órbita (por cierto, esta es la nave donde se descubrió un pequeño agujero el mes pasado). Si no se identifica y se soluciona la causa del problema los tripulantes podrían verse obligados a regresar dejando la ISS sin tripulación. No olvidemos que la Soyuz sigue siendo el único vehículo capaz de transportar personas hasta la ISS, ya que la puesta en servicio de la Dragon 2 y la Starliner no se espera hasta bien entrado 2019. La siguiente Soyuz, la Soyuz MS-11, debía despegar el próximo 20 de diciembre mediante un Soyuz-FG. Estaba previsto que la MS-11 fuese la última Soyuz tripulada en usar un cohete Soyuz-FG, ya que a partir de la Soyuz MS-12 se usaría el Soyuz-2.1a, más moderno. Ahora habrá que averiguar si el problema es específico de la variante Soyuz-FG o es común a toda la familia de lanzadores Soyuz. Si el fallo se limita al Soyuz-FG la siguiente misión podría usar el Soyuz-2.1a, pero de no ser así el retraso podría ser mayor.
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Partes del sistema SAS (RKK Energía). |
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Otra vista del SAS (NASA).
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En esta imagen de la cofia de la Soyuz MS-05 se aprecian los cuatro motores de combustible sólido RDG del sistema SAS que salvaron la vida de la tripulación de la Soyuz MS-10 (los cilindros del fondo)(RKK Energía).
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Distintas fases de activación del SAS en función de la altura y velocidad (RKK Energía).
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Es la primera vez desde el incidente de la Soyuz T-10-1 en septiembre de 1983 que se produce un fallo en el lanzamiento de una nave Soyuz tripulada y la segunda vez que el SAS salva una tripulación. En aquella ocasión, también con solo dos cosmonautas, el SAS fue activado remotamente en la rampa debido a un incendio en el lanzador. El SAS no puede ser activado por los cosmonautas y solo funciona automáticamente, salvo en las primeras fases del vuelo y en la rampa, que se puede accionar de forma remota por el control de tierra. También es la segunda vez que una Soyuz realiza un descenso balístico de emergencia tras el lanzamiento fallido desde la misión Soyuz 18-1 de 1975 (en aquella ocasión el fallo se produjo por una separación incorrecta de la segunda etapa cuando la cofia ya se había separado a una altura y velocidad mucho mayor, motivo por el que los cosmonautas llegaron a sufrir 26 g). Por lo tanto es el segundo vuelo suborbital de una Soyuz —y de cualquier nave tripulada rusa o soviética—, a pesar de que la Soyuz no superó los 80 kilómetros de altura en su apogeo. Además este ha sido el 55º lanzamiento de un Soyuz-FG desde su debut en 2001 y su primer fallo. Este vuelo era también el 139º de una nave Soyuz y el 56º de una Soyuz con destino a la ISS.
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Introducción de la Soyuz MS-10 en la cofia. Se aprecian las agarraderas metálicas que sujetan la cápsula dentro de la cofia (RKK Energía).
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El cohete Soyuz-FG de la Soyuz MS-10 camino a la rampa (RKK Energía).
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Lanzamiento de la Soyuz MS-10 (NASA).
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El lanzamiento visto desde la ISS (NASA).
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Comparativa de la separación de la primera etapa de un vuelo normal de un Soyuz (arriba) con el de la MS-10 (https://twitter.com/DutraWeather).
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Fases del lanzamiento de un Soyuz-FG (Roscomos).
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Zonas de caída de las fases del Soyuz (Roscosmos).
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Este fallo se suma a una lista de problemas con los lanzadores Soyuz cada vez más frecuentes en los últimos años. En 2011 y 2016 se produjeron dos fallos del cohete Soyuz-U que se saldaron con la pérdida de las naves de carga Progress M-12M y Progress MS-04, mientras que en 2015 una avería en un Soyuz-2.1a provocó que la Progress M-27M no alcanzase la ISS. Pero esta es la primera vez que falla un vector Soyuz-FG con una Soyuz tripulada. Recordemos que, a pesar de llevar el mismo nombre, los cohetes Soyuz y las naves Soyuz están a cargo de empresas distintas. El cohete es obra de la empresa RKTs Progress de Samara, mientras que las naves son fabricadas por RKK Energía de Moscú (ambas empresas nacieron como parte de la oficina de diseño OKB-1 de Serguéi Koroliov).
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La tripulación en Zhezkazgan (Roscosmos).
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La tripulación de la MS-10 en el hospital de Baikonur (Roscosmos).
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A partir de ahora nos movemos en terra incognita. Este accidente tendrá implicaciones políticas y técnicas muy graves, pero lo importante hoy es que la Soyuz ha demostrado una vez más su fiabilidad. Un accidente que fácilmente podía haberse saldado con dos víctimas mortales se ha quedado en un susto. La estampa de los tripulantes abrazando a sus familiares tras su regreso a Baikonur es el mejor resumen de esta corta y dramática misión.
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Emblema de la misión (NASA).
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Nave Soyuz TMA (ESA).
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Vistas de la cápsula tras el aterrizaje:
Fuente: danielmarin.naukas.com
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