Simbología oculta, y romántica, de la ‘Glorieta de Bécquer’
Si hay un lugar que destaca por su belleza en la ciudad de Sevilla ese es, sin dudas, el Parque de María Luisa dentro de él quiero llevarles a un lugar muy especial que exhala magia, misterio y simbología.
por José Manuel García Bautista

Este rincón al que les quiero llevar se encuentra muy cercano a la popular Plaza de España, un bello proyecto construido por el arquitecto sevillano Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929. En sus cercanía de encuentra la Glorieta de Bécquer, un conjunto en el que destacan tres bellas jóvenes mujeres y un busto de Gustavo Adolfo junto a otras estatuas de bronce no menos singulares.
Es una obra de Lorenzo Coullaut-Valera, con la colaboración del arquitecto Juan Talavera Heredia y del escultor Federico Bechini realizada en 1911, con un gran árbol como centro de la escena, “untaxodio”, y junto a él, un busto de Gustavo Adolfo Bécquer que posiblemente les recuerde al Bécquer que aparecía en los antiguos billetes de cien pesetas, pintado por su hermano Valeriano y que parece cobrar vida observándonos desde tan perfecto “atril”.
Junto al poeta, en este hermoso lugar, un enorme Cupido hace de las suyas en los corazones de tres damas esculpidas en mármol. El conjunto lo hubiera soñado el propio escritor donde destacan las tres enamoradas muchachas sentadas al pie de este hermoso árbol, esas tres jóvenes esconden toda una simbología secreta y romámtica: el amor perdido de la mano de la joven triste que mira hacia abajo, con las flores marchitas en la falda; el amor pleno nos llega de la joven que mira al reino celeste y, por último, el amor soñado representado por la joven con mantilla que se lleva sus manos al rostro.
Pero volvamos al Cupido. Fijaos bien, tiene un ala rota y un puñal en la espalda: simboliza el desengaño o la agonía del amor.
Como curiosidad os diré que el nombre completo de Bécquer era el de Gustavo Adolfo Domínguez Bastida. Nació y vivió en el barrio de San Lorenzo de Sevilla, y más concretamente, en la calle conde de Ybarra, aquel José María Ibarra que junto a Narciso Bonaplata idearon la Feria de Abril como feria ganadera allá por el siglo XIX.
Fuente: cadizdirecto.com
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