La República Argentina podría participar de la próxima misión de la NASA para regresar a la Luna
La agencia espacial estadounidense invitó a la Conae a sumarse a una alianza de países para que el ser humano pueda volver al satélite en 2024 y desde allí explorar otros planetas.
por Cecilia Farré
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REUNIÓN. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, invitó a Raúl Kulichevsky, director de la Conae, a sumarse a Artemisa. FOTO: NASA.
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Después de cincuenta años de la primera llegada del hombre a la Luna, Estados Unidos y China tienen planes de regresar al satélite, aunque ambos países encaran estrategias diferentes para lograr ese objetivo. En ese sentido, la agencia espacial estadounidense invitó a su par de Argentina, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), a ser parte del programa Artemisa.
“El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, comentó que ven el regreso como un esfuerzo a ser llevado adelante por un consorcio de naciones más que como un esfuerzo individual solo y propio de Estados Unidos”, explicó a PERFIL el director ejecutivo y técnico de la Conae, Raúl Kulichevsky, sobre la reunión que mantuvo con Bridenstine a fines de marzo. Además, agregó que la NASA le propuso a la agencia espacial argentina participar de la misión, que “tiene un objetivo mucho más amplio que volver a la Luna, ya que plantea establecerse para después ir a otros planetas, y por eso entienden que es muy difícil hacerlo solos y están intentando generar una alianza entre distintas agencias”.
El ingeniero adelantó que están evaluando cuál podría ser el formato de esa participación. “Estamos en charlas muy preliminares, pero existen muchas posibilidades a partir del desarrollo y el prestigio que la Conae ha ganado durante todos estos años. Sabemos –y también ellos saben– que podemos contribuir”. El ingeniero explicó que la Conae cuenta con distintas alternativas de colaboración con la NASA, “por lo cual estamos atentos a ver de qué manera podríamos colaborar en ese concierto de agencias espaciales, obviamente desde capacidades más limitadas si se la compara con las de la NASA y otras agencias”.
Según lo planificado por el programa Artemisa, el año que viene se lanzarán el cohete Space Launch System y la nave espacial Orión sin tripulación. La nave está construida por la NASA, y la Agencia Espacial Europea (ESA) colabora con el módulo de servicio encargado de suministrar aire, electricidad y propulsión. También empresas privadas de origen estadounidense como Boeing y SpaceX se asociarán a la misión. Luego, en 2022 Artemisa 2 realizará un vuelo tripulado alrededor de la Luna, y en 2024 se espera que astronautas hombres y mujeres caminen sobre la superficie lunar.
Repercusiones
“Estas misiones son emprendimientos de toda la humanidad, no de un país solo. La NASA está interesada en sumar países con intereses comunes, como lo es la exploración pacífica del espacio, con lo cual no dudo de que habría mucho interés en sumar a la Argentina en el proyecto”, indicó desde Estados Unidos el argentino Pablo de León, director del Laboratorio de Vuelos Espaciales Tripulados y profesor de Estudios Espaciales de la Universidad de Dakota del Norte, quien está trabajando en los prototipos de las bases que la NASA planea instalar en la Luna.
“Así como tuvimos en su momento la oportunidad de participar en la Estación Espacial Internacional y la rechazamos –agregó De León–, ahora tenemos la oportunidad de participar en esa nueva aventura de exploración humana del cosmos y no la podemos perder. Los argentinos tenemos mucho que aportar para un proyecto así, desde el diseño de instrumentos hasta el desarrollo de experimentos”.
Por su parte, el director del Planetario Ciudad de La Plata, Diego Bagú, consideró que “sería fundamental participar y no dejar pasar la chance de haber recibido semejante invitación”. Además, el astrónomo destacó la actividad espacial argentina a lo largo de los años y la calidad intelectual del recurso humano que podría contribuir a la misión. “Ojalá la dirigencia política esté a la altura de semejante propuesta y Argentina pueda sumarse”, indicó.
Para el 20 de julio de 1969, momento en que la NASA lograba por primera vez que seres humanos caminaran por la Luna, Argentina ya contaba desde 1960 con la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (antecesora de la Conae), que trabajaba con cohetes sondas e instaló una antena en la localidad bonaerense de Mar Chiquita para recibir información de los satélites Landsat de Estados Unidos. Además, en 1967 Argentina logró ser el cuarto país en enviar a un ser vivo en un cohete, con el viaje del ratón Belisario, que alcanzó una altura de 25 kilómetros. “El respeto que hoy se tiene hacia las capacidades de la industria espacial argentina es algo que se ha logrado a partir de muchos años de trabajo”, concluyó Kulichevsky.
Lo que dejó la exploración espacial
“La llegada del hombre a la Luna fue una inspiración para los distintos países al ver que se podía llegar y tener logros tecnológicos impensados. Fue un desarrollo de superavanzada, como el de los soviéticos al poner el primer hombre en el espacio y lanzar el primer satélite artificial, el Sputnik”, definió el director ejecutivo de la Conae, Raúl Kulichevsky, al cumplirse los cincuenta años de la llegada del hombre a la Luna.
El ingeniero enumeró algunos elementos hoy comunes en la vida cotidiana que fueron desarrolladas para la industria espacial, como el velcro, que fue diseñado por primera vez para los trajes espaciales; el teflón que se utiliza en sartenes como superficie antiadherente, los sistemas de posicionamiento global como el GPS, y el electrocardiograma. “Hay un impacto de muchos desarrollos del área espacial en cosas que usamos todos los días”, señaló. También, la invención de herramientas que funcionan a batería, sin cables, los sistemas de purificación de agua y los alimentos liofilizados, que pueden conservarse durante mucho tiempo.
Hacia el sueño de la Agencia Espacial Regional
por Conrado Varotto
Poner un hombre en la Luna es una clara demostración de lo que se podría denominar un “gran proyecto unificador”. Proyectos que, si bien requieren de grandes inversiones, movilizan el corazón y la mente de sociedades en su conjunto, acarreando simultáneamente beneficios socio-económicos de gran magnitud. Y eso ocurrió particularmente con la sociedad americana, en aquella época muy dividida en otras cuestiones.
Nuestra agencia espacial (Conae) desarrolla el Programa 2Mp, destinado a educar en temas espaciales a chicos y jóvenes entre los 8 y 16 años. Siempre los más inquietos resultan los pequeños, son los que ante eventos como las misiones a los planetas preguntan: “¿Y nosotros?”. La respuesta sencilla sería que esos proyectos son de mucha envergadura, para países con grandes recursos, o parecida. Por supuesto, tienen esas características. Pero qué pasaría si lográramos concretar la Agencia Espacial Regional, un símil de la Agencia Espacial Europea, que uniera a los países de nuestra región en un proyecto espacial de gran magnitud. Un proyecto cuyos requerimientos científico-tecnológicos fueran desafiantes, en el límite del conocimiento. China, en ingreso per cápita, está en el valor promedio de los países de nuestra región e India bastante por debajo y, sin embargo, encaran este tipo de proyectos. ¿Por qué lo hacen? Por la simple razón de que son conscientes de que, como decía Bernardo Houssay: “Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico. Y los países pobres lo siguen siendo si no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”.
Fuente: perfil.com y perfil.com
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