Los exoplanetas y la evolución del Universo ganan el Nobel de Física
Los suizos Michel Mayor y Didier Queloz comparten el galardón con el canadiense James Peebles.
por Josep Corbella
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James Peebles, Michel Mayor y Didier Queloz obtienen el premio Nobel de Física 2019 (LV)
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Los astrofísicos suizos Michel Mayor y Didier Queloz, que demostraron que el Sol no es la única estrella con un sistema planetario, han sido galardonados con el premio Nobel de Física de 2019, un reconocimiento esperado desde hace años por la comunidad científica. Comparten el galardón con el canadiense James Peebles, una figura mayor de la cosmología, cuyas investigaciones teóricas sobre la radiación de fondo cósmica han cambiado nuestra visión del Universo.
Los tres reciben el premio por sus “contribuciones a nuestra comprensión de la evolución del Universo y el lugar de la Tierra en el cosmos”, según el veredicto de la Real Academia de Ciencias Sueca.
La primera mitad de la frase -la comprensión de la evolución del Universo- se refiere a los trabajos de James Peebles, que ha desarrollado toda su carrera en la Universidad de Princeton en EE.UU., adonde llegó en 1958 con 23 años y donde es actualmente profesor emérito. Peebles recibe la mitad del premio, dotado con nueve millones de coronas suecas (830.000 euros), “por descubrimientos teóricos en cosmología física”.
La otra mitad se otorga a Mayor y Queloz, de la Universidad de Ginebra en Suiza, a los que se refiere la mención al “lugar de la Tierra en el cosmos”. Reciben el premio “por el descubrimiento de un exoplaneta orbitando una estrella de tipo solar”.
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Imagen virtual de un exoplaneta (EFE)
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La radiación de fondo cósmica, popularmente llamada el eco del big bang, se refiere a una radiación emitida unos 400.000 años después del big bang en el momento en que el Universo se volvió transparente y la luz pudo viajar por primera vez a través del espacio. Hoy día esta radiación llega a la Tierra desde todas las regiones del cielo y, aunque es imperceptible para los sentidos humanos, se puede registrar con telescopios.
James Peebles
Sus trabajos son “la base de nuestras ideas contemporáneas sobre el Universo”, destaca la academia sueca
Un análisis detallado de la radiación de fondo cósmica permite interpretar la información que contiene y deducir cómo era el Universo en su infancia y cómo ha evolucionado a lo largo de su historia.
Son los trabajos de James Peebles los que han permitido interpretar esta radiación y descubrir que el Universo observable sólo representa el 5% de toda la materia y energía existentes. El 95% restante está formado por materia oscura, que tiene masa pero no es visible, y por una enigmática energía oscura para la que los astrofísicos no tienen explicación.
Peebles “estableció los fundamentos para la transformación de la cosmología desde la especulación hasta la ciencia a lo largo de los últimos cincuenta años”, destaca la academia sueca en el comunicado en que anuncia el premio. Su teoría “es la base de nuestras ideas contemporáneas sobre el Universo”.
Pese a estos avances, Peebles cree que “nunca llegaremos a comprender completamente el Universo”, según declaró en una entrevista con La Vanguardia en 2015.
Por su parte, Michel Mayor y Didier Queloz inauguraron el campo de investigación de los exoplanetas. Introdujeron una nueva técnica para detectarlos y descubrieron con ella 51 Pegasi b, el primer exoplaneta confirmado alrededor de una estrella de tipo solar -lo que se conoce como una estrella de la secuencia principal-. Didier Queloz, que tenía 29 años cuando se publicó en 1995 el avance por el que ha recibido el Nobel, era entonces estudiante de doctorado en la Universidad de Ginebra. Michel Mayor, que tuvo en papel clave en el descubrimiento, le dirigía la investigación.
“Fue una revelación que cambió para siempre nuestra visión sobre el lugar de la Tierra en el Universo”, ha valorado Mats Larson, presidente del Comité Nobel. Aunque 51 Pegasi b es un gigante gaseoso como Júpiter, “desde entonces se han encontrado más de 4.000 exoplanetas y recientemente se han descubierto planetas similares a la Tierra con el potencial de albergar vida”.
Michel Mayor y Didier Queloz
Su descubrimiento “cambió para siempre nuestra visión sobre el lugar de la Tierra en el Universo”
La técnica que desarrollaron Mayor y Queloz, llamada de velocidad radial, consiste en medir cómo una estrella se acerca y se aleja de la Tierra a medida que un planeta orbita a su alrededor y la atrae con su gravedad. Esta técnica ha sido utilizada después con éxito por numerosos grupos de investigación, entre ellos el del Institut de Ciències de l’Espai que presentó hace dos semanas un planeta gigante alrededor de una estrella enana o el que detectó un planeta potencialmente habitable junto a Proxima Centauri, la estrella más cercana al sistema solar.
Posteriormente se ha desarrollado otra técnica, llamada de tránsitos, que ha permitido descubrir un gran número de exoplanetas. Consiste en observar si el brillo de una estrella se reduce periódicamente a medida que algún planeta gira a su alrededor y se interpone entre ella y la Tierra, tapando así una parte de su luz.
Pero el descubrimiento de Mayor y Queloz (que compagina su plaza en la Universidad de Ginebra con otra en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido) “inició una revolución en la astronomía”, destaca la academia sueca. “Extraños nuevos mundos están siendo descubiertos con una riqueza increíble de tamaños formas y órbitas. Desafían nuestras ideas preconcebidas sobre los sistemas planetarios y obligan a los científicos a revisar sus teorías”.
Que Mayor y Queloz ganarían algún día el Nobel se daba por descontado desde hace años en el mundo de la astronomía dado que inauguraron todo un nuevo campo de investigación. Pero las normas del premio establecen que no se puede conceder a más de tres personas. El hecho de que otros dos astrónomos, los estadounidenses Geoff Marcy y Paul Butler, también participaran desde el principio en el campo de los exoplanetas y fueran considerados candidatos parece haber retrasado el reconocimiento a Mayor y Queloz, hipótesis imposible de comprobar ya que las deliberaciones del jurado son secretas.
El final de la carrera de Marcy en la Universidad de Berkeley en 2015 tras haber sido declarado culpable de acoso sexual parecía haber allanado el camino al Nobel de Mayor y Queloz. Finalmente, la academia sueca ha optado por dejar al margen del premio también a Butler, que realizó gran parte de sus trabajos más importantes junto a Marcy antes de que ambos dejaran de hablarse en el 2005.
Siguiendo la tradición, el Nobel de Física se anuncia el martes de la primera semana de octubre y, como cada año, es el segundo que se hace público. Ayer se concedió el de Medicina a los investigadores que han descubierto cómo las células se adaptan a la falta de oxígeno: los estadounidenses Gregg Semenza y William Kaelin y el británico Peter Ratcliffe. En los próximos días se darán a conocer los de Química (mañana miércoles); Literatura (jueves); Paz (viernes); y Economía (lunes).
Desde que se empezó a conceder el Nobel de Física en 1901, lo han ganado 212 personas, de las que sólo tres son mujeres. El año pasado compartieron el premio la canadiense Donna Strickland, el estadounidense Arthur Ashkin y el francés Gérard Mourou por “invenciones revolucionarias en el campo de la física de los láseres”. El premio a Strickland puso fin a un periodo de 55 años en que ninguna mujer había recibido el galardón.
Los “Detectives del cielo”: quiénes son los astrónomos argentinos que trabajaron con los Premio Nobel de Física
Rodrigo Díaz y Diego García Lambas participaron en investigaciones junto a los galardonados.
por Vanesa López
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El astrónomo Rodrigo Díaz (CONICET/ Verónica Tello).
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"Es un tipo muy macanudo, simpático, accesible". Así define el astrónomo argentino Rodrigo Díaz a -ni más ni menos que- uno de los tres flamantes ganadores del Premio Nobel de Física, el suizo Michel Mayor.
Díaz se desempeña en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) y es investigador del Conicet. Se dedica "de lleno" a estudiar los exoplanetas, que son planetas que orbitan alrededor de una estrella diferente al Sol y, por lo tanto, se encuentran por fuera del Sistema Solar.
A principio de año, Rodrigo ganó "fama" por liderar el equipo internacional que detectó el tercer exoplaneta más cercano al Sistema Solar, denominado Gliese 411 b.
"Lo del Nobel lo recibí con mucha alegría, con emoción, porque es el campo en el que trabajo, gente con la que he trabajado y que conozco personalmente", comenta.
Entre 2013 y 2016, Díaz fue investigador en el equipo de Mayor, en el departamento de Astronomía de la Universidad de Ginebra. "Ahora es un equipo muy grande, posiblemente el más importante de exoplanetas del mundo. Yo participaba en el desarrollo de técnicas para la detección y caracterización de planetas extrasolares", cuenta el argentino.
Sigue en contacto con ellos. El año pasado fue a Ginebra y el año que viene regresa con su equipo para seguir trabajando en conjunto y mantener las colaboraciones. "Es gente muy cercana", asegura.
"Mayor está jubilado. Pero a pesar de eso y de tener una carrera y un reconocimiento gigantescos -porque el Nobel es el último premio, es la frutilla del postre- sigue yendo a la universidad, aparece en todas las discusiones sobre los artículos nuevos que estamos planeando", explica.
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El anuncio del Premio Nobel de Física 2019 es llevado a cabo en Estocolmo, Suecia (Xinhua)
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"Es un tipo muy apasionado, que sigue muy metido, que sabe muy bien lo que está pasando en el campo. Así que es un modelo a seguir", celebra Díaz.
También conoce a Didier Queloz, otro de los ganadores del Nobel de Física, quien se formó y trabajó en Ginebra, pero ahora tiene una línea propia en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Se mantiene como parte del equipo suizo, pero en forma parcial.
"Es un galardón merecido. El descubrimiento de Mayor abrió un campo de la astrofísica que no existía, un campo de los más activos y que más interés atrae. La contribución de este primer descubrimiento es enorme en la astrofísica, en la comprensión de la naturaleza y de los procesos físicos que se relacionan, en particular con la formación de la Tierra, así que está muy vinculado con nuestra vida", concluye.

Díaz no es el único argentino que estuvo vinculado a un Nobel de Física. El astrónomo sanjuanino y radicado en Córdoba Diego García Lambas trabajó con el estadounidense James Peebles, quien recibirá la mitad del premio Nobel "por descubrimientos teóricos en la cosmología física".
"Todo el mundo le dice Jim", arranca en tono amistoso. "Yo trabajé con él en la Universidad de Princeton (Estados Unidos). Fui con una beca postdoctoral externa del Conicet en el 86 y 87. Era una persona súper amable, era generoso, excelente como ser humano", lo define.
"Fui a trabajar con él en la estructura en gran escala del Universo. Trabajamos con alineamientos primordiales o generados por la evolución de las galaxias. Publicamos trabajos juntos y después yo me volví a Córdoba", sigue.
Hoy en día, García Lambas es director del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (Iate) del Observatorio Astronómico de Córdoba, docente de la Universidad Nacional de Córdoba, e investigador principal del Conicet.
"A Peebles lo trajimos a Córdoba en el 96, tuvo acá una estadía hermosa, y tuvo un 'honoris causa' de la Universidad de Córdoba", comenta el astrónomo.
"Es una de las personas más importantes en la ciencia moderna en cuanto a establecer el modelo cosmológico actual", subraya el experto.
"Se dio un Premio Nobel por la expansión acelerada del Universo, que es un descubrimiento puntal. Pero en sus estudios, Peebles aportó a toda la teoría de la materia oscura, a la teoría de la radiación de fondo y la relación con la materia. Fue muy amplio lo que hizo. Este es un reconocimiento a una mente brillante dedicada a la investigación", sigue el argentino.
Ya no estén en contacto, "porque yo asumí el rol de liderar un grupo, llevarlo adelante, y eso me inhibió de hacer viajes al exterior con frecuencia", cuenta García Lambas. Sin embargo, los descubrimientos de Peebles permanecen vigentes en su trabajo diario.
"Ahora hubo como un revival de eso. La gente está trabajando en cuanto a la primordialidad o no de los lineamientos que nosotros encontramos en aquella época. Han como vuelto a estar de moda últimamente. Estamos retomando esos temas, que eran muy lindos. Los voy a retomar, y más con este aliciente histórico que es un premio Nobel", concluye.
Fuentes: lavanguardia.com y clarin.com






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