Mendoza, meca de los alfajores más ricos del país
Las fábricas más importantes de la provincia lograron ese mérito tras un concurso nacional. Testimonio de los emprendedores locales que se iniciaron en el mercado por una necesidad económica y, con el tiempo, lograron imponer su empresa familiar a nivel nacional e internacional.
Por Natalia Mantineo

Mendoza se caracteriza por ser la tierra del sol y del buen vino. Sin embargo, también se ha consolidado en la industria del chocolate y de los alfajores, conquistando el paladar de los mendocinos y de los turistas. Así se estableció luego de que las principales fábricas locales se consagraran en un concurso nacional como los mejores del país.
Hoy es normal ver a chilenos, brasileños, europeos, así como visitantes de Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe, transitar las calles céntricas con bolsas de diversos colores en sus manos; la mayoría, con chocolates y alfajores. La tendencia no es nueva, pero se impone cada vez más.
Los responsables de que esto suceda tienen nombre y apellido: son empresarios que empezaron tímidamente, algunos en sus hogares o un pequeño salón, y con los años lograron trascender. En ciertos casos, están hace más de 40 años en el mercado; otros ya llevan veinte, pero todos han logrado mantenerse entre los vaivenes de la economía hasta consolidar una marca.
"Entre dos", todo es más fácil
El camino recorrido por Entre Dos, el emprendimiento de Ariel Fabrizio y su esposa Constanza, data del 2008 pero recién hace dos años la marca logró el auge esperado.
La marca de la empresa surgió porque siempre quisieron hacer algo juntos. Así fue como Constanza elaboraba los alfajores por la mañana en su casa y luego, por la tarde, Ariel los distribuía en diferentes almacenes de barrios, estaciones de servicio y kioscos.
"Recuerdo que si bien iban envasados con el nombre de la marca no teníamos cajas en ese entonces y los ponía todos sueltos en un tupper y así los transportaba. Fue difícil entrar en el mercado porque la competencia era muy fuerte. A las marcas conocidas es difícil hacerles frente pero no imposible", comentó Ariel.

En el 2011, la producción comenzó a crecer y Ariel decidió dejar su trabajo estable para dedicarse de lleno a este emprendimiento familiar. "Lo que primero hicimos fue poner en alquiler nuestra casa y alquilar otra más grande para elaborar los alfajores, luego alquilamos un local en Dorrego hasta que decidimos, en el 2013, construir la fábrica en Blanco Encalada, donde actualmente trabajan más de 30 empleados", manifestó el empresario.
Fabrizio contó que llegaron primero a los turistas, ya que ellos llevaban alfajores a Uspallata y Penitentes y así se fueron expandiendo a nivel nacional, fue con el de boca en boca. "Ese público nos recibió muy bien porque no había una marca referente en esos espacios y ahí sí nos posicionamos. El mendocino recién nos vino a descubrir hace dos años", expresó.
La marca hoy posee 14 sabores y, en Mendoza, se comercializa en diferentes puntos de venta, además, la familia cuenta con cinco locales comerciales fijos y, en octubre, abrirán dos más, uno de ellos, estará instalado en un hotel de 5 estrellas de la provincia.

Se ha consagrado en dos oportunidades en el Festival Nacional del Alfajor, en La Falda, Córdoba, como el alfajor de chocolate más rico del país. Esto fue en el 2017 y repitió en el 2018.
"Estamos felices con los logros alcanzados y sentimos que cumplimos con los objetivos planteados que fue trabajar juntos para disfrutarnos más tiempo como matrimonio", concluyó Ariel.
De vender en locales chicos a tener su planta modelo
Otra empresa que irrumpió en el mercado a fines de los ´70 fue Chocolezza. La misma surgió por iniciativa de Rubén Juárez y su padre, quienes por una necesidad económica comenzaron a hacer alfajores y a venderlos en pequeños comercios. El emprendimiento tuvo gran aceptación y lograron instalar su propio local en Ciudad.
"Mi padre y abuelo fueron muy visionarios en ese entonces y al ver que en la zona sólo habían comercios que vendían productos regionales y, en chocolatería, sólo estaba La Cabaña, decidieron ambientar el espacio como una casa regional comestible en la que el turista además de encontrar ricos chocolates y alfajores también se encontraba con aceite de oliva, vinos, productos en escabeche y mucho más. El turista nos comenzó a elegir porque en un lugar encontraba todo", comentó Marcos, uno de los hijos de Rubén, actualmente, uno de los que coordina toda la empresa familiar.
La conquista de la empresa empezó siendo con los turistas, a tal punto que el local les quedó chico y tuvieron que abrir una planta modelo. Allí todos los días cientos de visitantes llegan para saborear las delicias de la marca y luego adquirir el producto.
| A diario cientos de turistas recorren la planta modelo de Chocolezza donde realizan una rica degustación. |
"Hicimos convenio con varias agencias de turismo que nos traen los pasajeros a la fábrica y se quedan encantados con los productos. Tenemos compradores de diversas procedencias: chilenos, brasileños, japoneses, chinos y también turistas nacionales. Hoy la marca está en vinotecas, kioscos y almacenes y nos hemos expandido notoriamente", comentó Marcos.
El empresario también aseguró que con sus productos lograron expandirse a nivel nacional, algo impensado. Hoy es posible encontrar alfajores y chocolates de Chocolezza en Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero (Termas de Río Hondo) y Rosario. Además, están exportando a Chile y Brasil.
| Marcos junto a su hermana, los herederos del proyecto. |
Tanto ha sido la expansión de la empresa que hace dos años alcanzaron el 1er puesto en la Fiesta Nacional del Alfajor, en La Falda, Córdoba, como Mejor empresa participante. "El reconocimiento fue por la excelente calidad de todos nuestros productos. Nos llenó de orgullo porque nos demostró que estamos haciendo las cosas bien, que vamos por el buen camino", refirió.
Portal del Viento: de la crisis al resurgimiento
Portal del Viento es un emprendimiento familiar que se inició en el mercado hace diez años tras afrontar una de las tantas crisis financieras del país.
"Empezamos como la mayoría de nuestros colegas, para hacer frente a una crisis económica. Comenzamos tímidamente vendiendo en kioscos y almacenes de barrio y logramos imponer la marca con el tiempo. Hoy, el 90% de nuestros clientes son nacionales e internacionales. Todos llegan a la fábrica en busca de nuestros alfajores, nuestro producto más fuerte en el mercado, y también por los chocolates", contó Rodrigo Sitta, uno de los dueños del emprendimiento.
El empresario confesó que la fábrica ha sufrido varios vaivenes, ha tenido altas y bajas, sin embargo, fue en el 2018 cuando decidió apostar a todo o nada.
"Decidimos participar en la XXI edición del Festival Nacional del Alfajor que se realiza en La Falda, Córdoba, no teníamos muchas expectativas ni esperanzas, al contrario, pensábamos en cerrar la empresa y dedicarnos a otra cosa, pero alcanzar el 2do puesto en la categoría Alfajores originales del concurso "El alfajor más rico" nos impulsó a continuar y ahora seguimos con más fuerza que nunca, a tal punto que contamos con casi 20 variedades de sabores, entre ellos, Malbec, con el que conquistamos al jurado", comentó Rodrigo.
![]() |
| Éste fue el alfajor que hizo consagrar a la empresa local en Córdoba. |
Entre las elaboraciones más gourmet, la empresa sobresale con sabores como: café mokka, baileys, cereza marraschino y tiramisú; y entre los gustos más recientes elaboraron el sabor Calafate, una fruta tipo berry, el de Banana Split y Mojito.
Pero el logro en Córdoba no fue el único, este año, Portal del Viento, se convirtió en el alfajor oficial de la Fiesta Nacional de la Vendimia, fue degustado por 1800 personas invitadas al palco oficial.

Lo cierto es que ahora no sólo se están preparando para participar de la nueva edición del certamen que se realiza en octubre sino que, además, se han consolidado con sus productos a nivel nacional: "Tenemos distribuidores en Buenos Aires, Córdoba, Bahía Blanca, Santa Fe, en fin, nos está yendo bastante bien y hoy seguimos más fuertes que nunca en el mercado. La competencia está y es buena pero te obliga a ser cada vez mejor", aseguró Sitta.
Pioneros en el mercado
El primero que arribó al mercado con su fábrica de chocolates La Cabaña fue Carlos Smovir, fundador de la empresa. Comenzó con el emprendimiento en su casa. A mediados de los ´70 incursionó en el mundo del chocolate artesanal y en 1978, en pleno Mundial, decidió inaugurar su primer local comercial, en San Martín y San Luis, de Ciudad.
"En ese entonces no sólo se dedicaba a la venta al público sino también a los mayoristas. El trabajo comenzó a crecer, el salón ya quedaba chico para la cantidad de gente que solicitaba el producto y se abrieron otras sucursales, una de ellas, en pleno centro, en la que se ofrece no sólo chocolates sino también helados, productos regionales, incurtidos, aceite de oliva y, desde hace un año, se instaló una fábrica a la vista artesanal, con dos maestros chocolateros, entre ellos, mi hijo, Tomás Gutiérrez Smovir", dijo Sandra, una de las hijas y herederas de la empresa familiar junto con Diego y Carlos.
La creación de la fábrica a la vista de todos fue con la finalidad de acercar al público el detrás de escena.

A la hora de hablar sobre la permanencia en el mercado, la empresaria expresó que la calidad y excelencia de sus productos marcan la diferencia. "Trabajamos con materia prima de Bélgica, donde se encuentra el mejor cacao del mundo. Nosotros no escatimamos en gastos y siempre buscamos lo mejor para nuestros clientes. Impusimos los alfajores, luego los chocolates y seguimos más vigentes que nunca. Primeros nos eligieron los mendocinos y luego los turistas", sostuvo.

La empresa también cuenta con una planta modelo que es visitada por cientos de turistas. "Esa es manejada por mi otro hermano Carlos y también fuimos los primeros en llegar al mercado con un salón de esa magnitud: mil metros cuadrados, para que mendocinos y turistas lo recorran y conozcan cómo se elaboran nuestros productos", acotó la contadora de la empresa familiar.
Fuente: elsol.com.ar



No hay comentarios:
Publicar un comentario