lunes, 18 de noviembre de 2019

Después del misterio del metano marciano llega el misterio del oxígeno marciano
Por Daniel Marín



Por si fuera poco con el metano, ahora sabemos que en Marte también otra sustancia que aparece y desaparece: el oxígeno. El sensible instrumento SAM a bordo del rover Curiosity lleva más de cinco años terrestres —unos tres años marcianos— midiendo con detalle la composición atmosférica de la atmósfera en el cráter Gale. Como el periodo de análisis abarca varias vueltas del planeta rojo alrededor del Sol, esto permite identificar claramente patrones estacionales. La primera de estas variaciones, detectada con anterioridad por otras sondas de forma poco clara, fue la del metano. Efectivamente, Curiosity ha descubierto metano y, además, que varía estacionalmente. Lo malo es que el metano solo lo ha sido detectado de forma concluyente por Curiosity, mientras que la sonda europea ExoMars TGO ha sido incapaz de «olerlo» desde la órbita. ¿Por qué? Pues todavía no estamos seguros, aunque hay muchas hipótesis.


El rover Curiosity (MSL) (NASA).

El caso del oxígeno es distinto. Para empezar, ya sabíamos que podía existir esta sustancia en el planeta rojo. Las dos sondas Viking determinaron en los años 70 la composición atmosférica de Marte con una precisión muy alta e incluso habían detectado oxígeno, aunque la incertidumbre de los datos con respecto a esta última sustancia era enorme. El instrumento SAM ha medido con mucha mayor precisión la tenue atmósfera marciana y ha confirmado que está formada en un 95,1% —en porcentaje de volumen, no de masa— por dióxido de carbono (las sondas Viking midieron un 95,3% de CO2). El 5% restante se divide entre un 2,59% de nitrógeno molecular, un 1,94% de argón, un 0,058% de monóxido de carbono… y un 0,161% de oxígeno molecular. Obviamente, la presencia de oxígeno es llamativa porque todos lo consideramos un biomarcador, es decir, que se trata de una sustancia relacionada con la vida. Pero antes de invocar a hombrecillos verdes —o, más bien, a microorganismos verdes—, debemos ser precavidos.


Variación de la concentración de oxígeno en la atmósfera de Marte entre 2012 y 2017 medida por Curiosity en el cráter Gale (NASA).

Y es que existen muchos mecanismos químicos abióticos que pueden generar pequeñas cantidades de oxígeno en Marte. No en vano, la superficie del planeta rojo es rica en sustancias oxidantes —como es el caso de los percloratos— capaces de liberar oxígeno mediante determinadas reacciones químicas sin necesidad de meter seres vivos en la ecuación. Y, como vemos, la cantidad de oxígeno en la atmósfera marciana es ciertamente despreciable (aunque muy superior a la de metano, que es del 0,00000004%). Sea como sea, antes de olvidarnos del asunto lo primero que deberíamos hacer es identificar esas causas abióticas para descartar que no estamos ante algún fenómeno interesante. El misterio del oxígeno marciano no radica en la presencia de esta sustancia, sino en cómo varía su concentración a lo largo de un año marciano. Curiosity ha detectado que los niveles de oxígeno suben hasta un 30% en primavera y en verano, un patrón que se ha repetido estos tres últimos años marcianos.


Cambios en la presión atmosférica marciana a lo largo de tres años (Trainer et al.).

Para entender este asunto, recordemos que la atmósfera marciana sufre cambios estacionales de presión muy fuertes debido al ciclo de sublimación del dióxido de carbono en los casquetes polares. Estos casquetes tienen tanto hielo de dióxido de carbono que la presión de la atmósfera disminuye cuando se forman. Uno podría pensar que la aparición del casquete boreal compensaría la sublimación de dióxido de carbono del casquete austral y viceversa, manteniendo constante la presión. Pero no es el caso, porque en Marte las estaciones no son simétricas por culpa de la relativamente alta excentricidad de su órbita, lo que provoca que los veranos del hemisferio sur sean más calurosos que los del hemisferio norte. Este efecto se traduce en una variación estacional de la presión de hasta el 30%. A este ciclo hay que añadir cambios en la presión de hasta el 10% entre el día y la noche , aunque esta variación no nos interesa a la hora de entender el oxígeno marciano (como comparación, la presión atmosférica terrestre global es básicamente constante).


Cambios en los niveles de argón, nitrógeno y oxígeno a lo largo de un año marciano. Se aprecia que el oxígeno no sigue exactamente los cambios de los otros dos gases (Trainer et al.).

Como era de esperar, Curiosity ha comprobado que el nitrógeno y el argón siguen el patrón estacional de cambio del dióxido de carbono, por lo que la variación en el porcentaje de la atmósfera de estos gases está relacionada con la formación de los casquetes polares, algo que ya midieron en su momento las sondas Viking de forma menos precisa. O, expresado con otras palabras, la cantidad total de estos dos gases no cambia, solo la de dióxido de carbono. A diferencia del nitrógeno y el argón, el oxígeno es una sustancia muy reactiva que tiende a desaparecer rápidamente si no hay ninguna fuente que se encargue de generarlo continuamente. La concentración del oxígeno marciano cambia de forma diferente a la del argón y el nitrógeno —en concreto, la abundancia de oxígeno varía entre las 1300 y las 2200 ppmv (partes por millón en volumen)—, lo que ya de por sí es tremendamente llamativo, pero lo más significativo es que la cantidad total de oxígeno varía, así que debe existir algún mecanismo que está creando y destruyendo oxígeno muy rápidamente.


Concentración de oxígeno y metano en el cráter Gale (NASA).

¿Y de dónde viene este oxigeno? No lo sabemos. Lo que sí han descartado los investigadores es que provenga de la fotodisociación del agua: debería haber cinco veces más agua en la atmósfera marciana de la que hay para explicar la aparición de tanto oxígeno. Muchas de las hipótesis sobre la creación de oxígeno no pueden explicar los cambios drásticos en su concentración. Por ejemplo, la rapidez de las fluctuaciones de oxígeno descarta al dióxido de carbono como posible fuente. Del mismo modo, los percloratos del regolito marciano siguen siendo buenos candidatos para explicar el origen del oxígeno, pero los mecanismos propuestos —como la radiación ultravioleta— no son lo suficientemente veloces. Curiosamente, los datos sugieren una posible relación entre los mecanismos que están creando el oxígeno y el metano. De confirmarse esta relación —que podría no ser real, cuidado—, estaríamos ante un fenómeno mucho más interesante. Ahora bien, no olvidemos que los datos de Curiosity son muy precisos, pero al mismo tiempo muy locales. Habrá que ver qué resultados obtienen otras sondas —empezando por la TGO— para comenzar a resolver este doble misterio.



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