lunes, 11 de mayo de 2020

Cómo las iglesias evangélicas han logrado ganar tanto peso en la política de América Latina
por Nathalia Passarinho


"La Biblia vuelve a palacio", declaró la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez.


"La Biblia vuelve a palacio", declaró la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, al tomar posesión el pasado 12 de noviembre. Unos días antes, Fernando Camacho, una de las principales voces en el proceso que llevó a la renuncia de Evo Morales, entró Biblia en mano al mismo edificio declarando que "Dios" volvería al "gobierno".

Los dos son católicos y contaron con el apoyo de sectores conservadores de la Iglesia y de líderes evangélicos para debilitar a Morales.

En los últimos años, menciones a Dios y de pasajes bíblicos parecen haberse multiplicado en los discursos políticos, y el apoyo evangélico fue instrumental en el ascenso de los líderes de derecha en América Latina y Estados Unidos.

En Brasil, los evangélicos son la principal base electoral del presidente Jair Bolsonaro. En Estados Unidos no es muy diferente: Donald Trump contó con el apoyo de las iglesias pentecostales para salir elegido.

Para el historiador estadounidense Andrew Chesnut, autor de decenas de libros y artículos sobre el crecimiento de las iglesias pentecostales, la fuerte influencia de los evangélicos en el ascenso y caída de líderes es una de las principales "tendencias" de la política actual en el continente americano.


¿Qué explica esa influencia creciente de la religión en la política de los países del continente?

"Hasta en México, donde la población pentecostal es pequeña, de apenas un 8%, un partido político fundado por un pastor pentecostal ayudó al actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, a llegar al poder", le dijo Chesnut a BBC News Brasil.

"La influencia política evangélica es una de las tendencias políticas más importantes de las últimas cuatro décadas en el continente americano", agrega el profesor de la Virginia Commonwealth University.

Pero, ¿qué explica esa influencia creciente de la religión en la política de países del continente? ¿Y por qué las iglesias evangélicas han conseguido cada vez más adeptos entre los latinoamericanos?

En entrevista con BBC News Brasil, Chesnut enlistó 5 factores que ayudan a responder a esas cuestiones:


  • La cohesión ideológica de los evangélicos, que facilita articulaciones políticas.
  • El hecho de que los ritos de las iglesias evangélicas son más "consistentes" con aspectos de la cultura latinoamericana.
  • La adopción de reglas menos rígidas para la formación de sacerdotes, lo que permite una mayor inserción en las capas más pobres.
  • La creación de redes de apoyo en comunidades marginadas.
  • La capacidad de hacer eco de pensamientos compartidos por sectores conservadores de clase media y alta.

El crecimiento de las iglesias evangélicas y su entrada en política

El continente americano ha vivido una acentuada caída en el número de católicos, al mismo tiempo que se registró un gran aumento en la población evangélica.

Según el Pew Research Center, principal centro de investigación sobre religiones, de 1900 a 1960, los católicos conformaban el 94% de la población de América Latina.

Pero ese porcentaje cayó drásticamente. Un estudio del mismo centro de 2014 mostró que 84% de los entrevistados crecieron como católicos, pero apenas un 69% aún se identificaba como tal.

En contraste, solo 9% de los latinoamericanos crecieron como evangélicos, pero el 19% dice seguir esa religión actualmente.


En Brasil, los sectores evangélicos forman una de las principales bases de apoyo de Jair Bolsonaro.

Para Andrew Chesnut, quien estudia el movimiento pentecostal desde hace 25 años, una característica importante acompaña al crecimiento del número de evangélicos en el continente americano: el compromiso político de líderes e integrantes de esa religión.

El investigador destaca que los católicos son un grupo más "heterogéneo", con segmentos ligados a la izquierda y otros a la derecha. Esa pluralidad, en la práctica, dificultaría una movilización política coordinada.

"Dentro del catolicismo, tienes sectores conservadores, ligados al Opus Dei, por ejemplo, y otros más progresistas, como los miembros de la Teología de la liberación. Entonces, hay más diversidad y eso hace más difícil la tarea de lograr una alianza católica", explica.

"Y los evangélicos son más homogéneos políticamente. Eso facilita la unión y las alianzas para elegir determinados políticos".

Bolsonaro, Camacho y... Trump

Los ejemplos más recientes y evidentes de la fuerza evangélica en política son la elección de Jair Bolsonaro en Brasil y la caída de Evo Morales en Bolivia. Los dos episodios contaron con el apoyo crucial de sectores evangélicos.

En la caída de Morales, fue una figura ligada al ala más conservadora de la Iglesia católica y a los líderes evangélicos la que ganó protagonismo: Luis Fernando Camacho.

Camacho ejerce como presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, una entidad que reúne a cerca de 200 instituciones, entre asociaciones de residentes, trabajadores de derecha y empresarios. El comité funciona en la ciudad más poblada de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra, y se le llama "gobierno moral".

Sus constantes menciones al "poder de Dios" y su costumbre de citar fragmentos de la Biblia han hecho que la prensa internacional se refiera a él como el "Bolsonaro boliviano".

Él fue el principal articulador de las protestas en las calles que culminaron en la retirada de apoyo de la policía y las fuerzas armadas al gobierno de Morales. Camacho suele iniciar sus discursos con una oración y, al entrar en el antiguo Palacio de Gobierno, en La Paz, pocas horas antes de la renuncia del expresidente, depositó una Biblia junto a la bandera boliviana.

Para Chesnut, Camacho y Bolsonaro tienen características en común.

"Bolivia es interesante, porque es un país más predominantemente católico que Brasil. El 70% de los bolivianos son católicos. Pero, en la salida de Morales del poder, vimos una fuerte influencia evangélica", analiza.

"Camacho es más o menos como Bolsonaro. Él es católico, pero tiene una gran influencia pentecostal y tiene a los pentecostales como grandes aliados. Su discurso es 100% pentecostal".


Camacho es católico y contó con el apoyo de sectores conservadores de la Iglesia y de líderes evangélicos para derribar a Morales, dice Chestnut.

La senadora Jeanine Áñez, quien se proclamó presidenta interina de Bolivia tras la salida de Evo Morales, sigue la misma línea. Ella entró al Palacio de Gobierno, en La Paz, con una enorme Biblia, y juró detrás de un altar montado con velas y la imagen de Jesús crucificado.

"Un aspecto importante del papel que la religión ha ejercido en los gobiernos latinoamericanos es la existencia de una convergencia entre los evangélicos y los católicos conservadores", dice Andrew Chesnut.

Aunque los ejemplos brasileño y boliviano son contundentes, el profesor estadounidense dice que la tendencia de crecimiento de la influencia evangélica en los gobiernos no es característica solo de América Latina.

Para él, el fenómeno se inició en Estados Unidos, comenzó a ganar fuerza en América Latina en la década de los 80, con el ascenso de un pastor evangélico como presidente de Guatemala -José Efraín Ríos Montt-, y puede ser visto claramente hoy en el gobierno de Donald Trump.

Según un reportaje del periódico Washington Post, el 61% de los pastores evangélicos de Estados Unidos manifestaron su intención de votar por Trump en la elección de 2016. Y el presidente estadounidense mantiene relaciones cercanas con varios líderes evangélicos famosos en el país.

"En EE.UU., los evangélicos son una de las principales bases electorales de Trump", dice Chesnut. Según el investigador, esa relación cercana del mandatario con sectores religiosos se refleja en la decisión de transferir la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.


El presidente Donald Trump mantiene una relación cercana con sectores evangélicos de EE.UU.

Bolsonaro llegó a anunciar que haría lo mismo, para atender la petición de los grupos evangélicos que se basan en interpretaciones bíblicas para defender que Jerusalén debe ser "protegida" y habitada por los judíos.

No obstante, el presidente brasileño optó finalmente por abrir una oficina comercial en la ciudad, después de una fuerte presión de los países árabes y del sector exportador de productos básicos brasileño, que temía represalias comerciales.

"Una de las agendas importantes actuales para los evangélicos es el apoyo a Israel", afirma el profesor Andrew Chesnut.

¿Por qué las iglesias evangélicas son tan atractivas para el público?

Más allá de la cohesión ideológica, que facilita la articulación política de los evangélicos, Chesnut enlista otros cuatro factores que contribuyen al éxito del movimiento pentecostal entre los latinoamericanos. Uno de ellos es el hecho de que las iglesias evangélicas adoptaron ritos "más consistentes con la cultura de los pueblos de la región".

En ese sentido, las canciones de alabanza y la forma más informal y directa para que los pastores hablen sobre partes de la Biblia jugarían un papel importante.

Otro aspecto enlistado por el investigador son las redes de apoyo creadas por las iglesias evangélicas para intervenir en los problemas de las comunidades, como casos de alcoholismo, criminalidad y drogadicción.

El tercer factor sería el criterio flexible para la formación de sacerdotes (los obispos y pastores).

"Una gran ventaja que tienen las iglesias pentecostales es que los pastores se pueden casar y no tienen los mismos requisitos educacionales. Un sacerdote católico forma parte de la élite latinoamericana en lo referente al nivel educacional", dice.


Andrew Chestnut enlista tres elementos que contribuyeron al éxito de las iglesias evangélicas en América Latina en los últimos años.

"Esa facilidad de no exigir una extensa formación académica ni celibato permitió una mayor entrada de las iglesias pentecostales en las capas más pobres".

Más allá de eso, el investigador destaca que sectores conservadores de la clase media y alta de Estados Unidos y América Latina vieron que sus posiciones tenían eco en las nuevas iglesias evangélicas. Entre esas agendas están la preocupación por la educación sexual en las escuelas, el temor a lo que llaman "ideología de género", y la posición firmemente contraria a la flexibilización de leyes relacionadas con el aborto.

"Había una población que compartía esos valores: defendía una agenda anti-LGBT, el antifeminismo y era contraria a la legalización del aborto. Esas personas no tenían líderes que representaran esas perspectivas de la manera deseada", dice Chesnut.

¿Cuál es el impacto de esa influencia religiosa en la política?

Para el profesor estadounidense, el principal temor relacionado con el aumento de la injerencia evangélica en la política es que los líderes electos con el apoyo de esos sectores acaben aprobando políticas públicas que, en la práctica, discriminen a otros credos religiosos o que signifiquen retrocesos en las conquistas sociales de las minorías.

"En el caso de Bolivia, ya vimos comentarios racistas por parte de la presidenta interina. Allí, algunos sectores pentecostales ven a las religiosidades indígenas como satánicas o paganas", dice Chesnut.


En Bolivia, los principales líderes de oposición a Evo Morales, Fernando Camacho y Jeanine Áñez, contaron con el apoyo de sectores católicos y evangélicos.

En Brasil, el investigador percibe el riesgo del surgimiento de una atmósfera de intolerancia contra las religiones de matriz africana.

"Hay una preocupación de que las religiones indígenas y afrobrasileñas puedan sufrir persecución con los pentecostales en el poder. Grupos violentos pueden sentirse impunes o alentados a actuar así", dice Chesnut.

Pero el historiador destaca que el fenómeno del crecimiento de las iglesias evangélicas está acompañado de un movimiento muy diferente y que también puede influir en el escenario político del continente: el aumento en el número de personas que dicen no tener ninguna religión.

"Más allá del crecimiento de las iglesias evangélicas, en varios estados de EE.UU. y en varios países de América Latina, hay un crecimiento rápido de las personas que no tienen ninguna filiación religiosa", dice.

Y las características de ese grupo son opuestas a las que definen a los sectores evangélicos y católicos conservadores. "Son más jóvenes, sabemos que la tendencia es que son de izquierda y más liberales en las costumbres. Y están creciendo casi tan rápidamente como los pentecostales".

Falta saber cuál de los dos sectores tendrá más influencia electoral en los próximos años.


Los evangélicos y el coronavirus: los grupos religiosos que resisten las restricciones contra el covid-19 en algunos países de América
por Gerardo Lissardy


Grupos evangélicos a lo largo de América se las han ingeniado para mantener cultos en persona pese a la pandemia.

En Chile, un líder evangélico con coronavirus murió tras ir a un evento masivo. En Perú o Colombia sorprendieron a pastores reunidos con fieles pese al confinamiento. Y en Brasil o Estados Unidos, muchos evangélicos relativizan la amenaza del covid-19.

Del sur al norte de América, distintos grupos evangélicos se han puesto al frente de la resistencia al distanciamiento social instaurado para combatir una pandemia que causa estragos en el continente.

Esa actitud provocó grietas dentro de la propia comunidad evangélica, donde otros advierten sobre la peligrosidad del nuevo virus y optaron por ofrecer apenas servicios en línea.

Pero el fenómeno también colocó un foco especial en esa religión y el fuerte respaldo de sus devotos a presidentes como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro, que buscan el regreso a la normalidad pese a la creciente pandemia en sus países.

Detrás de esas posturas hay desde motivos de fe hasta intereses económicos de algunas iglesias que temen que la crisis disminuya la prosperidad y las contribuciones que reciben de sus adeptos, según expertos.

"Si paras de trabajar, disminuye tu diezmo", explicó Cecília Mariz, una profesora de sociología de la religión en la Universidad del Estado de Río de Janeiro, a BBC Mundo.

Una prueba especial


Aunque son minoría, los evangélicos crecieron como fuerza religiosa en Latinoamérica en las últimas décadas, mientras el porcentaje de católicos cayó.

La evangélica es la religión que más ha crecido en años recientes en América Latina: uno de cada cinco personas en la región (19%) se definía como tal en 2017, según una encuesta de Latinobarómetro en 18 países.

Esto ocurrió a costa de una pérdida de apoyo a la Iglesia Católica, cuyos fieles pasaron a ser 59% de los latinoamericanos según la misma encuesta.

El cambio dio más influencia en el debate político a las iglesias evangélicas en temas como su rechazo al aborto o al reconocimiento de derechos de homosexuales.

Pero esos grupos están lejos de actuar de forma monolítica y la pandemia del coronavirus se volvió ahora una peculiar prueba de fuerza para ellos.

En Argentina, un pastor evangélico y senador de la provincia de Mendoza causó polémica la semana pasada al criticar las medidas de aislamiento por la pandemia impuestas por el gobierno nacional.

"Hay más muertes por abortos que por el covid, entonces tendríamos que estar encerrados para que no haya abortos", comparó Héctor Bonarrico durante una sesión virtual de su legislatura y reclamó subsidios para las iglesias evangélicas.

Su propuesta naufragó en una votación dividida. Y su comparación levantó varios repudios.

"Dios provee"

En Brasil, donde el coronavirus avanza de forma alarmante y ya causó más de 10.000 muertes según la Universidad Johns Hopkins, el presidente Bolsonaro enfrenta crecientes críticas por oponerse al confinamiento y haber calificado al covid-19 de "gripecita".

Pero los evangélicos mantienen un apoyo fuerte a Bolsonaro.


Criticado por su respuesta al coronavirus, el presidente brasileño Jair Bolsonaro recibió el respaldo de líderes evangélicos.

Según una encuesta de la firma Datafolha realizada en abril, en Brasil los evangélicos evalúan de manera más positiva la gestión del presidente y son más contrarios al confinamiento que la población general.

Influyentes líderes evangélicos como Edir Macedo, de la Iglesia Universal del Reino de Dios, y Silas Malafaia, de la Iglesia Asamblea de Dios Victoria en Cristo, son grandes críticos al aislamiento social en Brasil, alineados con Bolsonaro.

En distintas iglesias evangélicas brasileños continúan los cultos en persona donde, pese a medidas adoptadas para guardar distancia entre los fieles y darles gel desinfectante a la entrada, se observan hasta 3.000 asistentes a un mismo templo en plena cuarentena.

"Creen que Dios puede resolverlo", señaló Mariz. "La idea es que 'Dios provee todo' y no precisas hacer aislamiento".


Silas Malafaia es uno de los líderes evanéglicos brasileños que apoya a Bolsonaro.

Esto contrasta con la actitud que han asumido otros pastores de diversas denominaciones en defensa de la suspensión de cultos en persona y ofreciendo servicios por internet.

"Pero es una minoría", sostuvo el teólogo Kenner Terra, que enfrentó una ola de críticas por defender el aislamiento social.

"El hecho de que consideres las recomendaciones de la OMS es casi como un 'acto de resistencia'", dijo Terra a BBC Brasil.

"El llamado de Dios"

Distintos tipos de iglesias en Latinoamérica han cerrado sus puertas temporalmente ante la pandemia y han buscado adaptarse ofreciendo de servicios religiosos por redes sociales.

Pero otros optaron y mantuvieron reuniones en persona.


Un culto evangélico celebrado en persona en Santo Domingo durante la reciente Semana Santa.

Grupos evangélicos en Nicaragua han participado de actividades públicas, algunas de ellas promovidas por el gobierno de Daniel Ortega, criticado desde el exterior por evitar adoptar medidas contra el covid-19 recomendadas por especialistas en salud.

Desde la Iglesia católica, el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes advirtió el domingo que salir a la calle "es riesgoso".

En zonas de Colombia y Perú alejadas de las capitales se han reportado intervenciones de la policía para detener algún encuentro evangélico en curso que se salteaba las restricciones.

En Chile hubo casos donde los propios pastores estaban contagiados de covid-19 y celebraron de todas formas cultos con sus fieles.

Mario Salfate, un pastor chileno, asistió a una reunión religiosa con unas 300 personas el 16 de marzo, cuando en su país ya había advertencias y medidas por la peligrosidad del virus.

Unos días después, Salfate dio positivo de covid-19 junto a otros tres participantes del encuentro. Murió a mediados de abril.


Como en algunas partes de América Latina, la apertura de ciertas iglesias en EE.UU. pese a la pandemia generó diferencias en la comunidad cristiana.

En EE.UU. falleció el mismo mes, tras contraer el covid-19, el pastor evangélico Gerald Glenn, quien había desafiado los avisos sobre el riesgo de infección al afirmar que "Dios es más grande" y seguiría predicando en su iglesia de Virginia.

Los evangélicos blancos figuraron como el grupo religioso de EE.UU. menos propenso a creer que el covid-19 supone un riesgo para la salud pública en una encuesta de marzo del Centro Pew de Investigación.

Y, pese a las controversias que provocó Trump con el coronavirus, tres de cada cuatro evangélicos protestantes blancos indicaron en el mismo sondeo que Trump respondía bien al brote de infecciones.

"Eso fue mucho más alto de lo que vimos entre otros grupos religiosos", dijo Greg Smith, director asociado de investigación del Pew, a BBC Mundo.

Con el argumento de que las medidas contra la pandemia van contra sus libertades, algunos evangélicos conservadores en EE.UU. se han unido a protestas alentadas por el propio Trump en reclamo de la reapertura de actividades.


Donald Trump recibió un amplio respaldo evangélico en las elecciones de 2016 y lo mantiene en buena medida.

Una gran mayoría (82%) de los estadounidenses que asisten regularmente a iglesias disponen ahora de esos servicios religiosos por TV o internet, según otra encuesta de Pew a fines de abril.

Pero algunos pastores mantienen las reuniones colectivas, como Rich Vera, que el domingo lideró una ceremonia en Florida llamando a los asistentes a sentarse más cerca de él: "No hay coronavirus aquí", sostuvo, sin prueba científica posible.

"El llamado que Dios puso en mi vida es predicar el evangelio, poner las manos sobre los enfermos para que él pueda sanarlos", respondió Vera cuando la BBC le preguntó recientemente si es responsable que mantenga contacto físico con sus fieles. "Ese es mi llamado".



Fuente: BBC Mundo

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