viernes, 1 de mayo de 2020

Las empresas finalistas para construir el módulo lunar del programa Artemisa de la NASA
Por Daniel Marín


Oficialmente, la NASA continúa su intención para poner un ser humano en la Luna en 2024 dentro del marco del programa Artemisa. Uno de los puntos débiles de todo el programa, más allá de la falta de financiación y los retrasos del SLS y sus diferentes versiones, siempre ha sido el módulo lunar, conocido oficialmente como HLS (Human Landing System). Más que nada porque, a día de hoy, no existe. Y, claro, alunizar sin un módulo lunar es un poco difícil. El pasado 7 de octubre de 2019 la NASA abrió el plazo para que la iniciativa privada presentase sus propuestas sobre el HLS y, hoy día 30 de abril de 2020, el administrador de la NASA Jim Bridenstine ha anunciado los ganadores. Y el Óscar de Artemisa va para… (redoble de tambores)… ¡Blue Origin, SpaceX y Dynetics!


Las tres propuestas finalistas para construir el módulo lunar de Artemisa (NASA).

Antes de nada, un detalle importante: ¿por qué tres empresas? Pues porque la NASA no ha asignado todavía un contrato definitivo de desarrollo del HLS. Lo que va a hacer es financiar las propuestas de estas empresas con unas sumas de de dinero relativamente bajas para que así puedan madurar sus proyectos. Dentro de diez meses, en febrero de 2021, la NASA decidirá qué diseño, o diseños, merecen continuar con la financiación y el programa HLS entrará en una nueva fase. Es posible que se elija a un único ganador, pero también cabe la posibilidad de que la NASA seleccione una empresa para el primer alunizaje en la misión Artemisa 3 de 2024 y otra para las misiones posteriores. Blue Origin es la empresa que más dinero recibirá, 579 millones de dólares, con el objeto de perfeccionar su módulo lunar ILV (Integrated Lander Vehicle). Le sigue Dynetics, que dispondrá de 253 millones para poner a punto su concepto de módulo lunar DHLS (Dynetics Human Landing System). Por último, SpaceX obtendrá 135 millones para sacar adelante una versión de su famosa Starship.


Módulo lunar ILV de Blue Origin (contratista principal), Lockheed-Martin y Northrop-Grumman (NASA).

El ILV de Blue Origin se basa en la tecnología desarrollada por la empresa para el módulo lunar Blue Moon. El ILV emplea un diseño tradicional de dos etapas, con un módulo de descenso y otro de ascenso, además de un elemento de transferencia de Northrop-Grumman que llevará el módulo lunar desde la estación Gateway —o, si finalmente no se construye esta estación, desde una órbita NRHO alrededor de la Luna— hasta una órbita lunar baja. La etapa de descenso, la etapa de ascenso y el elemento de transferencia hacen uso del motor criogénico BE-7 de Blue Origin. La etapa de descenso estará a cargo de Blue Origin, mientras que la de ascenso será reutilizable y, en realidad, estará subcontratada a Lockheed-Martin —fabricante de la nave Orión—. Esta arquitectura que divide el módulo lunar en tres elementos sigue las recomendaciones de la NASA para diseñar el HLS (el elemento de transferencia es necesario porque la nave Orión no es capaz de situarse en una órbita lunar baja por sí misma, solo en una órbita elíptica). Por supuesto, el ILV será lanzado mediante el futuro cohete pesado New Glenn de Blue Origin, un vector que todavía no ha sido construido ni ha realizado misión alguna. No obstante, el Vulcan también podría usarse como lanzador para determinados elementos.


El módulo lunar ILV con el elemento de transferencia de Northrop-Grumman a la izquierda (Blue Origin).

En cuanto a Dynetics, propone su módulo lunar DHLS, que cuenta con un diseño más revolucionario que el del ILV. DHLS dispone de dos depósitos de combustible desechables, por lo que una misma etapa es capaz de aterrizar y despegar desde nuestro satélite, simplificando el diseño. Al mismo tiempo, la cabina presurizada quedaría a poca altura sobre la superficie, facilitando así el acceso de la tripulación. DHLS puede ser lanzado en partes mediante el futuro cohete Vulcan de ULA o, si la NASA lo estima oportuno, en un solo lanzamiento con el SLS Block 1B. El Elemento de Transferencia de DHLS estaría a cargo de Northrop Grumman y la empresa Sierra Nevada, fabricante de la nave de carga DreamChaser, también participaría en el proyecto como subcontratista.


El DHLS siendo lanzado por el SLS Block 1B (Dynetics).

La nave Orión se acopla al DHLS (Dynetics).

El módulo lunar de Dynetics en la superficie lunar (Dynetics).

Por último, la propuesta de SpaceX se basa, obviamente, en la Starship, aunque con una configuración ligeramente distinta de las últimas propuestas de Elon Musk. Para empezar, sería lanzada sin tripulación hacia la Luna con la primera fase Super Heavy. Al no estar tripulada, la Starship no tendrá que reentrar en la atmósfera terrestre y llevar a cabo el aterrizaje propulsado con la maniobra de frenado en el último momento, una maniobra que pone los pelos de punta (o, mejor dicho, en caso de hacerlo, lo hará sin tripulación y por cuenta y riesgo de SpaceX). Eso no quita para que la Starship no pueda ser reutilizada en más de una misión Artemisa, pero en todas ellas los astronautas viajarán a la Luna y volverán a la Tierra a bordo de la nave Orión. Esta Starship lunar necesitaría cargar combustible mediante otras dos Starship de carga con combustible, así que se necesitarían tres lanzamientos del sistema Starship/Super Heavy.


La Starship aluniza sin usar sus motores Raptor principales (SpaceX).

No cabe duda de que la apuesta de SpaceX es la más llamativa: de salir adelante tendríamos una fusión de facto de los programas SLS/Orión de la NASA y el Starship de la empresa de Musk. Por un lado, el programa Starship saldría reforzado, pero, por otro lado, SpaceX se vería obligada a colaborar, en vez de competir, con su «programa rival». ¿Podría ser una forma de «domar» las aspiraciones de SpaceX por parte de la NASA? O, por el contrario, ¿corre el riesgo el programa Artemisa de ser fagocitado por la Starship? Sea como sea, lo que está claro es que este es el primer apoyo serio de la NASA —o sea, con bastantes billetes sobre la mesa— a la controvertida y famosa Starship de SpaceX.


La Starship en la superficie lunar. Atención a los motores de frenado lunares (SpaceX).

La otra cara son los perdedores. Varias empresas han visto rechazadas sus propuestas de módulos lunares para el programa Artemisa, pero el rechazo más llamativo ha sido el sufrido por Boeing. El gigante aeroespacial, que también es el contratista principal del SLS, había publicitado a bombo y platillo el año pasado un plan para desarrollar un módulo lunar de dos o tres elementos que podría ser lanzado mediante un SLS Block 1B. Es más que probable que las enormes dificultades por las que está pasando esta empresa en la actualidad hayan jugado en su contra. En cualquier caso, tampoco parece muy buena idea otorgar dos de los tres elementos del programa Artemisa —cohete SLS, nave Orión y módulo lunar— a la misma empresa.


El módulo lunar de Boeing siendo lanzado de una pieza por un SLS Block 1B (Boeing).

La arquitectura final del programa Artemisa todavía no ha sido decidida. Aún no sabemos si se construirá la estación Gateway en primer lugar o no. O si, finalmente, se usará el SLS Block 1B para la misión Artemisa 3, entre otras incógnitas. Dependiendo de las decisiones que se tomen en los próximos meses, será más probable que gane una u otra de las tres empresas que hoy han recibido estos contratos preliminares. De las tres propuestas, la más tradicional —y, por tanto, la más parecida al concepto de módulo lunar sugerido por la NASA para el programa Artemisa— es la de Blue Origin. La más radical es, obviamente, la Starship de SpaceX. Dynetics y su módulo DHLS están en una posición intermedia y, quizás por eso mismo, puede que sea la propuesta más floja. Ahora toca esperar casi un año para saber cuál de los tres será el primer módulo lunar que pondrá una mujer en la superficie de la Luna. Si es que el programa Artemisa sigue adelante para entonces, claro está.


En 2024 dos astronautas de la NASA, entre ellos al menos una mujer, deben caminar por el polo sur de la Luna (NASA).


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