martes, 9 de marzo de 2021

Para The Guardian y The Washington Post la pandemia en Brasil no tiene control: El gobierno de Jair Bolsonaro, una amenaza planetaria
El diario británico y el norteamericano publicaron artículos en los que Brasil es descripto como una "amenaza global" dada la velocidad con que se ha diseminado la cepa descubierta en la Amazonia.
Por Dario Pignotti


La falta de gestión de la pandemia de Bolsonaro amenaza a toda la región Imagen: EFE


Desde Brasilia.

Bolsonaro desembarcará en Buenos Aires dentro de tres semanas, el 26 de marzo, cuando Brasil bordeará las dos mil o hasta tres mil muertes diarias causadas por el coronavirus según la previsión que realizó el profesor Miguel Nicolellis, de la Universidad de San Pablo, en entrevista dada al The Guardian. Ese diario británico y el norteamericano The Washington Post publicaron este viernes artículos en los que Brasil es descripto como una "amenaza global" dada la velocidad con que se ha diseminado la cepa descubierta en la Amazonia hace dos meses (la detectaron científicos japoneses) y la inoperancia del gobierno para frenarla.

La falta de controles en los límites interestaduales y los pocos tests realizados (el gobierno llegó a esconder cinco millones en un depósito del aeropuerto de San Pablo) facilitaron que el virus infecte a personas en prácticamente todas las provincias, desde las populosas San Pablo y Rio de Janeiro, hasta las sureñas y ricas Rio Grande do Sul y Santa Catarina, cuyos hospitales están desbordados.

Brasil finaliza la semana con un promedio de 1.300 víctimas fatales por día, mientras acumula 263 mil muertos y 10,8 millones de infectados desde el inicio de la pandemia en febrero del año pasado.

La cepa amazónica, o P1, probablemente mutará en otras aún más contagiosas y eventualmente más letales haciendo que el gigante latinoamericano se convierta en "el mayor reservorio biológico del coronavirus del mundo" prevé Nicolellis, que también es profesor de la estadounidense Universidad de Duke, cuya credibilidad nadie pone en duda: prácticamente todas las proyecciones realizadas por este científico se cumplieron.

El mundo comienza a caer en cuenta de que el jefe del Estado militarizado brasileño (cuyos principales ministerios fueron confiados a generales, incluso el de Salud, comandado por el no médico Eduardo Pazuello) llevará a su país a un pandemónium bacteriológico que puede atravesar sus 17 mil kilómetros de fronteras con países sudamericanos, de los cuales poco menos de 1.300 son compartidos con Argentina. Y al igual que ocurrió con el virus originario detectado en China, las potenciales superbacterias brasileñas podrían esparcirse por el resto del mundo. Surge aquí un posible debate: ¿puede un presidente, alegando razones de soberanía nacional, adoptar medidas que atenten contra la salud pública global? Este interrogante es similar al que cuestiona si la comunidad internacional debe permanecer inmutable cuando Bolsonaro incita a devastar la Amazonia como si ésta fuera suya, y las consecuencias no afectaran al planeta.

Los discursos incendiarios del exmilitar ante Naciones Unidas sobre la Amazonia en 2019 y 2020, prendieron una alerta sobre un posible "ecocidio" de impacto global. Los tres discursos que Bolsonaro pronunció el jueves sobre la pandemia, lo situaron otra vez en la agenda noticiosa internacional, repercutiendo tanto en la agencia rusa Suptnik y como en la red británica BBC.

El estilo alevoso de este émulo de Donald Trump y nostálgico de Augusto Pinochet, fue puesto de manifiesto el jueves en dos discursos pronunciados en las provincias de Minas Gerais y Goias durante el día, y luego durante la comunicación nocturna a través de las redes sociales desde el Palacio de Alvorada, la residencia oficial en Brasilia.

Bolsonaro preguntó "¿hasta cuando van a seguir llorando?" los que defienden el aislamiento social como instrumento para poner una barrera a los contagios y mitigar las muertes. "¿ A donde irá Brasil si paramos?"

Su argumento es que cualquier tipo de confinamiento afecta la actividad económica y esto hace que los desocupados se suiciden o caigan en depresión. Oculta que para remediar la situación de la población más humilde su obligación es pagar un subsidio o un ingreso universal como lo hacen otros países. El año pasado el gobierno brasileño distribuyó un auxilio emergencial de poco más de 100 dólares que dejó de pagarase en diciembre.

En el sumun de la demagogia, y haciendo las veces de pastor, sermoneó, "la propia Biblia dice en 365 pasajes que no hay que temer" por lo cual, infirió, hay que salir a las calles sin dejarse llevar por el "pánico" al Covid-19. En uno de los momentos de más descontrol, emocional o psiquiátrico, comenzó a gritar junto a grupo de seguidores, "hay idiotas que (me) dicen que vaya a comprar vacunas. Vayan a comprar vacunas a lo de tu madre".

Suele ocurrir que Bolsonaro grita más alto, simulando vehemencia o seguridad, para referirse a los temas que más lo incomodan. La vacuna es uno de los aspectos más indefendibles de su gestión ya que hasta la fecha fueron inmunizados unos 7,7 millones de brasileños, menos del 4 % de la población, y el grueso lo hizo con el inmunizante chino, Coronavac, importado y fabricado por el estado de San Pablo.

El gobernador paulista Joao Doria, del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasileña, recibió esta semana un embarque con 8,2 mil litros de Insumo Farmacológico Activo de China para fabricar 14 millones de dosis de Coronavac que entegará al gobierno nacional a fines de marzo. Doria, un exbolsonarista, encabeza la oposición integrada por gobernadores que decidieron intensificar los aislamientos sociales a fin de impedir la debacle de su hospitales.

Este sábado a la 0 horas todo el estado de San Pablo ingresa en la "fase roja" del distanciamiento que contempla cierre de comercios, bares y restaurantes y la prohibición de circular entre las 20 y las 6 horas. Medidas similares adoptaron los gobernadores de Brasilia, Bahia y Rio Grande do Sul, y la intendencia de Rio de Janeiro. Al anunciar el virtual "toque de queda" nocturno que comienza este sábado, Doria declaró, "es una tragedia tener un presidente negacionista que desprecia la vida".

Con o sin mascarilla

Bolsonaro llegará a Buenos Aires para participar en una cumbre conmemorativa por los 30 años de la firma de las Actas de Asunción del Paraguay, documento fundacional del Mercosur. En la cumbre también estarán el presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle Pou y su colega paraguayo, Mario Abdo Benítez.

Será la primera vez que el brasileño mantendrá un encuentro personal con su colega Alberto Fernández, al cual agravia frecuentemente y contra quien militó en la campaña presidencial de 2019 cuando manifestó su apoyo a la reelección de Mauricio Macri. Una apuesta tan fallida como la de respaldar la candidatura de Trump en noviembre del año pasado.

Habrá que aguardar para saber si en Buenos Aires hará igual que en Brasilia donde no se coloca la mascarilla y presiona a sus ministros para que tampoco lo hagan en los actos oficicales. La semana pasada aseguró que el tapabocas causa efectos colaterales como perjudicar "la percepción de la felicidad".

Esa obsesión lo llevó a vetar una ley sobre la obligatoriedad del mismo y el mes pasado se enojó al ver que el presidente de Petrobras, Roberto Castelho Branco, se presentó a una reunión en el Palacio del Planalto cubriéndose con el barbijo. Claro que en Buenos Aires, el mandatario brasileño, no podrá imponer sus caprichos a los demás jefes de Estado.


El ex presidente recupera sus derechos políticos y podría ser candidato en 2022: Otro Brasil, con las causas contra Lula anuladas
El juez Fachin, un partidario de la causa del Lava Jato, sorprendió a todos anulando el fallo armado por el ex juez y ex ministro Sergio Moro. La furia de Bolsonaro, el vuelco en las encuestas y la opinión de la derecha expresada con una caída de la Bolsa.
Por Dario Pignotti




Lula de regreso. El Supremo Tribunal Federal brasileño anuló todas las causas contra Luiz Inácio Lula da Silva, que de ese modo recuperó los derechos políticos que perdió debido a las condenas mañosas del Lava Jato y podría enfrentar a Jair Bolsonaro en los comicios del año próximo. El magistrado Luiz Edson Fachin, del Supremo, dejó sin efecto las sentencias contra el expresidente debido a que no corresponde sustanciar el Lava Jato en la sala 13 del juzgado federal de primera instancia de Curitiba, que fuera el feudo del exjuez Sergio Moro. Las causas serán tramitadas de aquí en más en la justicia federal de Brasilia. Quedaron sin efecto las condenas viciadas de intenciones políticas y carentes de pruebas consistentes, por las que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) debió purgar 580 días en una celda solitaria del cuarto piso de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, entre abril de 2018 y marzo de 2019.

"Recibimos con serenidad la decisión del ministro Fachin que acogió el habeas corpus que presentamos en noviembre de 2020", dijo el abogado defensor, Cristiano Zanin Martins a través de una nota.

No se descarta que la decisión de Fachin sea apelada por la Procuraduría General de la República, sumisa a la voluntad de Jair Bolsonaro, y elevada al Plenario del Supremo compuesto por once miembros, divididos en dos alas: lavajatistas y antilavajatistas. O, si se prefiere, simpatizantes y adversarios de la lawfare y Sergio Moro.

Fachin, considerado un juez lavajatista, sorprendió a políticos y magistrados con esta decisión que, como casi todas las del STF, están inspiradas en motivos más políticos que judiciales.

Lo real es que con la recuperación de sus derechos el jefe petista logró la más importante victoria después de cinco años de encarnizada batalla contra el Lawfare en los que siempre aseguró ser inocente. Y renunció, incluso, a convites para dejar el país o asilarse en alguna embajada.

A pesar de sus años de encarcelamiento y haber sido condenado al silencio por parte de las empresas periodísticas dominantes, conserva una resilente popularidad, como lo demostró un sondeo publicado el domingo en el diario conservador O Estado donde su potencial de votos se ubica en torno al cincuenta por ciento, contra el 38 por ciento de Bolsonaro con vistas a las presidenciales de 2022.

Con Lula en el campo no hay otro candidato más fuerte para derrotar al régimen bolsonarista entre las fuerzas democráticas y populares. Es prematuro asegurar que será candidato por sexta vez (lo fue en 1989, 1994, 1998, 2002 y 2006). Pero nadie pone en duda que esta decisión del STF lo robustece sea como aspirante presidencial, sea como avalista de algún candidato petista o de un eventual frente electoral.

La titular del PT, Gleisi Hoffmann, sostuvo que "la anulación de las condenas responde a un pedido de justicia de la sociedad brasileña y la comunidad internacional, de la lucha de nuestra militancia y los que creyeron en la inocencia de Lula (..) a pesar de las barbaridades cometidas por Moro".

Bolsonaro y mercado, contrariados

A poco de conocida la noticia sobre el restablecimiento de los derechos políticos de Lula, el presidente Bolsonaro acusó al juez Fachin de mantener "fuertes vínculos con el PT" y retomó parte de su discurso proselitista de 2018, al asegurar que el "pueblo" no querrá volver a tener un gobierno de izquierda.

Se trata de un discurso remanido, que fue exitoso cuando el antipetismo estaba en su apogeo, pero de dudosa eficacia en los tiempos que corren cuando el público vive en carne propia las peripecias de este gobierno militar-cívico.

Tener de vuelta en el ruedo a Lula significa un revés para el Ejército cuya presión, a través de su excomandante el general Eduardo Villas Boas, influyó para que el jefe petista fuera proscripto tres años atrás.

Un ministro militar le dijo el lunes por la noche a la CNN Brasil, ocultando su identidad, que el retorno del petista al poder "no sería bueno para el país".

Tampoco el mercado se alegró con el regreso del extornero mécanico, decepción expresada en la pronunciada baja del 3,9 por ciento de la Bolsa de Valores de San Pablo y una suba del 1, 6 por ciento del dólar. Vale precisar que la Bolsa ya operaba en baja desde primera horas de la tarde y será necesario aguardar los próximos días para calibrar mejor su comportamiento ante el nuevo escenario político.

Dos golpes

Surgida en 2014, la causa del Lava Jato vertebró una coalición de fuerzas del campo conservador unidas en pos de acabar con el ciclo de gobiernos del PT.

Las maniobras de Moro, amplificadas por el multimedios Globo, contribuyeron a intoxicar el ambiente político y el ánimo popular hasta desembocar en el golpe que derrocó a Dilma Rousseff en mayo de 2016.

Ese conato era sólo el primer paso de un plan mayor: cuyo objetivo último era impedir la candidatura en 2018 y el posible tercer mandato de Lula, procesado con base en pruebas inconsistentes, testimonios de arrepentidos que fueron coaccionados y maniobras articuladas con los procuradores de Curitiba.

Esta asociación ilítica, conocida como "Grupo de Tareas de Curitiba", quedó al desnudo a partir de julio de 2019 cuando el sitio The Intercept comenzó a publicar las transcripciones y los audios de las conversaciones de Moro con el jefe de los fiscales, Deltan Dallagnol. No quedan dudas de que cada movimiento apuntó a que el político permaneciara en prisión y quedara fuera de la carrera hacia el Planalto. Finalmente Bolsonaro fue electo gracias a unos comicios anómalos, a una operación que fue la continudad del golpe de 2016 o un golpe en sí mismo. Moro cobró a buen precio su papel en la conjura siendo nombrado por Bolsonaro como ministro de Justicia y Seguridad.



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